La comunicación instantánea a todos los rincones del mundo de las noticias sobre decisiones de política económica adoptadas en los EE.UU., constituye un potente factor de globalización de sus efectos. Factor que no existía en los tiempos manufactureros y coloniales de la Gran Depresión. Este solo hecho hace incomparable nuestra situación con la de los años treinta, y borra del horizonte cualquier atisbo de que la crisis actual ha de recorrer el mismo camino trágico que la de entonces. Lo que es nuevo, la extrema velocidad en la extensión de la crisis a todos los sectores de la economía mundial, también producirá la rápida propagación de las medidas políticas para su restauración o remedio. Lo cual no quiere decir que esté asegurado su éxito. Pues en la mentalidad de los gobiernos, ya está prevaleciendo el momento sobre la situación, la eficacia a corto plazo sobre la pertinencia a largo, la coyuntura sobre la estructura del sistema económico. La excepcionalidad del momento norteamericano, en delicado tránsito de Presidencias, ha dado oportunidad a la medida excepcional de introducir en la circulación monetaria 800 mil millones de dólares-billetes, sin riesgo aparente de inmediata inflación, si fuera cierto que allí no sólo se ha creado una iliquidez crediticia, por la deflación de los activos bancarios, sino otra falta de liquidez estrictamente monetaria, causada por la ficción dineraria y fraudulenta de poner en circulación bursátil gran cantidad de instrumentos financieros sin cobertura de valores reales en el mercado. El aumento de una masa de dinero puesta a disposición directa de deudores y compradores, con la emisión de nuevo billetaje, crea una innovación del pragmatismo americano que no podría ser exportada a Europa, sin que se alterase el equilibrio monetario, incluso sin la hipótesis de pleno empleo, como en la ecuación de Fisher. Además, ese recurso inédito está prohibido en los Estados europeos que traspasaron sus potestades de emitir moneda a la competencia exclusiva del BC de la UE. Por eso aquí, la realidad depresiva de la economía ha obligado a derogar el Pacto de Estabilidad, de modo provisional se dice de momento, para dar a los Gobiernos europeos la facultad de recurrir al déficit presupuestario, contra el catecismo de Maastricht, a fin de promover el empleo, sin necesidad de devaluar la moneda, como sucedió en los años treinta. Pronto veremos cual de los remedios, el americano o el europeo, billetes o déficit, era el adecuado. florilegio "La economía mundialmente globalizada produce en su seno un tipo de interacción tan universal como el de los fenómenos de la Naturaleza."
Política mercantil
Alan Greenspan (foto: ptufts) En las últimas décadas, los discípulos de Milton Friedman han dirigido la economía mundial, arrumbando los cánones de la vieja economía de ahorros por los de la “nueva economía de deudas”, patrocinada por Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal, y sustentada en los fondos de cobertura de riesgo (“hedge funds”) o las inversiones alternativas, y la contabilidad invisible de los paraísos fiscales. Este capitalismo de la desregulación y el flujo ilimitado del crédito, empantanado en el barro de la quiebra y la recesión, se bate en retirada. Asombra la clarividencia de Rudolf Hilferding al divisar una fase moderna de nuestro sistema económico caracterizada por la abolición de la competencia en la que se produciría una creciente dominación del capital financiero sobre el industrial. La organización crediticia que nace de un capitalismo desarrollado tendría como consecuencia inevitable la dependencia de la industria respecto a un “Gran Cartel Bancario” que “ejercería el control sobre toda la producción social”. Este teórico del austromarxismo señaló que el carácter anárquico de la economía mercantil es uno de los factores que desencadenan unas crisis que estarían asociadas a la caída de la tasa de ganancia y al exceso de capital invertido, de tal manera “que sus condiciones de explotación contradicen las de su realización” y “la venta de los productos no rinde ya el beneficio que hace posible una expansión y acumulación ulteriores”. Hilferding, socialdemócrata alemán, fue un pésimo ministro de Finanzas en la República de Weimar. En ninguna época el poder del capital financiero ha sido tan abrumador y devastador como en la nuestra. Detrás de los bastidores, los magnates del dinero, con la anuencia de las oligarquías políticas, han determinado las coordenadas del acontecer histórico en el que estamos inmersos. Y en España, lejos de cualquier teoría consistente pero cerca de toda práctica oportunista, Zapatero (en estrecha relación con el capital financiero o abrazado a Botín), después de un plan de salvamento bancario cuyo objetivo era reactivar la economía, anuncia la concesión de un crédito público de 11.000 millones destinado fundamentalmente a la creación de un Fondo Extraordinario de Inversión para la realización de obras locales, que desahogue a unos ayuntamientos estrangulados.
Teletalento
Tres días hace que obtuvieron el premio. Pío García y José Blanco recibieron de manos de la Academia de la Artes y las Ciencias de la Televisión el Talento por su labor en la negociación que condujo a emitir debates entre los candidatos del PSOE y el PP durante la última campaña electoral. En su momento este diario analizó convenientemente el cómo y por qué de aquella kafkiana hazaña, de manera que no insistiremos sobre ello. Es hora de fijar la atención en la vinculación del gremio periodístico con el poder político. La prueba de que la corrupción necesita de lazos institucionales con las corporaciones de opinión son estas academias pseudoestatales que se crean a imagen y semejanza del establishment político. En ellas, los cargos están tan consensuadamente repartidos como los premios otorgados. Premio a la iluminación en esta cadena, a la producción en la otra, la dirección para la de más allá; el recorrido por los nombres de los galardonados recuerda al de los Nobel de Literatura. Pura geopolítica. El disimulo de la irrepresentación necesita de amañada presentación institucional en todas las instancias de la sociedad civil porque la ausencia de libertad se esconde en la presencia ubicua de quienes mentirosamente dicen encarnarla. Ocurrió en el comunismo, en el fascismo y ocurre en la partidocracia. Al efecto, las expectativas de reconocimiento social y acaparación de riquezas de los propietarios de las empresas informativas, les hace constituir un grupúsculo advenedizo del poder. En Europa esta razón de la mecánica administrativo-corporativa tiene más peso en la propaganda que nos atosiga que la opinión dominante entre los gobernantes y sus compinches mediáticos de que las masas son peligrosamente estúpidas. Hasta la Edad Media no se extendió el significado de habilidad, disposición o aptitud de “talento”. Antes había denotado medida de mercancías y monedas, pues en la Antigüedad la palabra refería el peso y la balanza. Pero en el primitivo indoeuropeo, la raíz tel expresaba acción de acarrear, llevar, soportar. Y a eso volvemos; el premio Talento es el reconocimiento del acarreo de informaciones a cambio de sumisión, de material listo para consumir a cambio de crítica contenida. Es el premio a seres capaces de, sin permiso de la ciudadanía, campar todos los días, a todas horas, por las pantallas y los papeles entre montañas de lucrativa publicidad. Periodismo y Política alimentan mutuamente su estatus social, la sociedad civil es el castigado Atlas que soporta el peso de ese pacto. Eso sí es talento. Entrega de Talento (foto: Partido Socialista)
Policía fiscal
Durante la celebración de XVIII Congreso Nacional de Inspectores de Hacienda, celebrado este último fin de semana en Valencia, el Secretario de la organización que aglutina a estos funcionarios, D. Francisco de la Torre, se descolgó con dos propuestas sintomáticas de la utilización al margen de criterios de legalidad de la potestad inspectora de las Agencias y Organismos dependientes del ejecutivo, reconociendo implícitamente su simple valor instrumental. Es la ausencia de contrapesos en el ejercicio del poder estatal la que llevó al Sr. De la Torre a “reformular” la actuación inspectora proponiendo excluir de la inspección a las empresas en concurso de acreedores porque, dada su situación de quiebra técnica, es prácticamente imposible cobrar después las deudas liquidadas. Tal afirmación equivale a excluir cualquier principio de legalidad en la actuación inspectora, para asumir el simplemente recaudatorio. La labor de la inspección deja de ser el de verificación del cumplimiento de la Ley en materia tributaria, para convertirse en “brazo armado” de los órganos de recaudación. Si es grave reconocer la inacción inspectora por criterios crematísticos, repugna al buen sentido jurídico la propuesta de creación de un cuerpo de Policía Fiscal que seguidamente expuso el jefe del sindicato de inspectores. Si no fuera bastante la inexistencia de una auténtica Policía Judicial, dependiente tanto económica como orgánicamente tan sólo de jueces y magistrados como necesario contrapeso a la actuación de la única policía administrativa ahora existente, se viene a proponer la creación de un cuerpo policial bajo mando directo y exclusivo de los inspectores tributarios. Teniendo en cuenta que la elección y destino de los inspectores tras el ingreso en el cuerpo es decisión de orden político del departamento ministerial correspondiente a través de la integración en la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, la creación del cuerpo policial referido constituiría un valiosísimo instrumento persuasivo, cuando no directamente intimidatorio, para acabar con el enemigo político o con el simple disidente librepensador. Si a ello añadimos los reconocidos principios rectores de la actuación inspectora en función de criterios de rentabilidad de su resultado, la arbitrariedad administrativa adquiere carta de naturaleza como forma represiva de la libertad tanto individual como colectiva. Cuando los poderes del Estado no están separados, la creación de nuevos cuerpos policiales no es sino simple especialización en la forma represiva ya que la efectiva separación de poderes exige la dependencia exclusiva y directa de cada cuerpo policial de aquel poder del Estado, también separado, del que depende.
Intervencionismo
En el año 2006 el presidente de Repsol, Antonio Brufau, estaba a punto de cerrar la venta del 10% de la petrolera española a Lukoil a cambio de una parte de sus pozos de petróleo. Javier de Paz y Miguel Sebastián, hombres de confianza de Zapatero, advirtieron a Brufau que desde la Moncloa no se apoyaría esa operación, mientras que la participación de Sacyr era una alternativa que contaría con todas las bendiciones presidenciales. Ahora, al borde de la quiebra, Sacyr-Vallehermoso ha puesto a la venta su paquete accionarial en Repsol, siendo Lukoil la única dispuesta a pagar el precio que pide, y ya sin el veto de Zapatero, que descarta la intervención del Gobierno o su “visto bueno” a una operación empresarial. El jefe del Ejecutivo afirma que los empresarios españoles pueden tener también interés en asociarse con los rusos y rechaza la posibilidad de que la Sociedad Estatal de Participaciones Empresariales (SEPI) compre el 20% de la constructora, porque “se trata de compañías privadas y si tienen problemas o hay cambios”, la respuesta debe proceder de ese ámbito. Zapatero asevera que “hay que intervenir lo justo para garantizar la seguridad de los agentes económicos” y añade que no cree en el proteccionismo: “un elemento de retroceso para el progreso y el desarrollo de los pueblos”; “España va a seguir siendo un país muy atractivo para la inversión extranjera”, concluye. Rajoy, sin embargo, observa en estos manejos petroleros “falta de transparencia e incluso favoritismo gubernamental”; el jefe del PP recuerda que “Zapatero despejó políticamente el camino para que Sacyr entrase en Repsol” y lo acusa de repetir los mismos vicios de entonces. A don Mariano le escandaliza que una empresa que tiene “vínculos” con un Gobierno que “no es socio económico ni aliado estratégico” de España, pueda hacerse con el control de una compañía que representa el 40% del sector energético nacional. De acuerdo con distintas fuentes citadas por El Confidencial, desde la Zarzuela habrían logrado variar la posición de Zapatero, inicialmente reacio a la candidatura rusa, ya que el Rey “posibilita unas buenas relaciones y en definitiva abre las puertas, para que detrás vengan las empresas y se aprovechen para hacer sus negocios”. hechos significativos Inminente expropiación de Aerolíneas a Marsans, que se niega a venderla al Estado argentino por “un valor simbólico“. Zapatero pide a Rouco que se respeten las exhumaciones tanto como las canonizaciones.
Corrupción tántrica
Esculturas de Khajuraho (foto: fossilmike) Corrupción tántrica La corrupción institucional necesita tanto de una administración deshumanizada, fría, como del secretismo en el quién y el porqué de las decisiones de gobierno, pues la lejanía transmite sensación de irresponsabilidad en cascada. En la corrupción, el nepotismo es inevitable porque la familia, los amigos, unidos al poder sin control crean en la clase política una necesaria ilusión de naturalidad. Para la corrupción es precisa la connivencia de los medios de información que se plasma en una ristra de escándalos cuyo descubrimiento conduce, una y otra vez, a la misma situación. Dónde quede finalmente la gestión mercantil de la energía a consumir por los españoles y quién sea el testaferro designado para dirigirla, al igual que la propaganda absurda de la operación, es cuestión exclusiva de la oligarquía de turno. Villalonga, Fernández de la Vega… qué más da. Edmundo Burke creía que el orden, al cual consideraba un valor civil, producía libertad. Por ese motivo tuvo que legitimar su crítica de la revolución francesa en la honorable veneración de la Antigüedad y la Tradición. Quiso establecer un vínculo entre las buenas maneras del caballero y su herencia cultural que, según parece, incluía la propia libertad. Lo que fue la temerosa posición política de un hombre culto y honesto se ha transformado en el credo de las corruptocracias europeas. Felipe González, por ejemplo, será siempre adorado y exculpado como si de un venerable estadista se tratara porque en esta composición de la Historia está la legitimación de los comportamientos presentes y venideros. Burke, el poder y los negocios tenían que conducir al sexo. Parte de la filosofía india interpretó que la energía sexual permitiría al individuo trascender su pequeño ser e integrarse en una hermosa corriente universal. Al igual que el conservador pensador británico, los filósofos indios quisieron verse a sí mismos como portadores de un mandato anterior, superior y más sabio; pero estos decidieron revivirlo no a través de la Política, sino en la Sexualidad. En sentido anticultural, pues la ausencia efectiva de libertad degenera la cultura, los prebostes de la partidocracia están inmersos en las mismas técnicas de refinamiento, profundización y represión de apetitos que requiere la mística tántrica, pero la corriente de leche que los lleva es muy distinta.
Sin teoría
Del mismo modo que la primera víctima en todas las guerras, incluso en las defensivas, es la verdad informativa de los hechos que las justifican, en las grandes crisis económicas lo primero que desaparece del panorama mental, sin que nadie lo planifique, es el valor de todas las teorías que pretenden dar categoría científica y dimensión ética al conocimiento de la economía. Hasta tal punto es cierta la observación de esta constante, en los fenómenos de cambio de mentalidad ante la acción económica, que ha hecho veraz la idea de que toda teoría económica no ha sido más que la respuesta estructural del pensamiento lógico -derivado siempre de una concepción prototípica del “homus economicus”-, a una determinada coyuntura critica de la economía real. Dicho con otras palabras, las grandes crisis dejan obsoletas las pretensiones preventivas, predictivas o normativas de la teoría económica. La crisis actual ha resucitado a Roosevelt y Keynes. Dos hombres de genio auténtico que, por caminos paralelos, encontraron la respuesta del sentido común al doctrinarismo liberal que anteponía su credo a las soluciones prácticas del paro y de la atonía de la inversión privada. Se cree que el hombre de Estado siguió los consejos del sabio. Pero está probado que Roosevelt nunca leyó la carta que Keynes le dirigió en 1933, recomendando el déficit presupuestario para un programa de vastas obras públicas que hiciera frente al desempleo. Este economista y matemático, patrón de los gobiernos europeos durante la década de reconstrucción que siguió a la guerra mundial, fue injustamente condenado al ostracismo cuando se creyó que la gran inflación era debida a la aplicación de su teoría, y no a la incompetencia de aquellos gobiernos partidistas que aumentaban la circulación monetaria, sin un paralelo aumento de la producción de mercancías, y no supieron prevenir las causas políticas que determinaron el alza repentina del precio del petróleo a comienzos de los años setenta. El Tratado de Maastricht conmutó la pena de ostracismo keynesiano por la de muerte, al prohibir el déficit presupuestario en los Estados de la Comunidad europea. Una prohibición, paliada con la tolerancia de un tres por ciento, que hoy atormenta a todos los Gobiernos de la UE. Recién aprobado aquel funesto Tratado, tuve la oportunidad de denunciarlo, en una conferencia ante economistas, por dejar maniatados a los gobernantes, en épocas de depresión, para reactivar el empleo de los recursos humanos. florilegio "Cuanto más incierto es el porvenir, más necesario parece encontrar socorro en el pasado. Y cuanto más se repite éste, más hace fracasar el presente."
El fraude inocente
Estación de servicio en EEUU (foto: dwwebber) Como la subordinación a un Estado de partidos donde la soberanía residiría en el pueblo, la creencia en una economía de mercado en la que el consumidor es soberano constituye uno de los mayores fraudes de nuestra época. La gran corporación, con su tecnoestructura, es la institución dominante del capitalismo global. Los jefes de los ejecutivos y los presidentes de las grandes empresas, con sus respectivos aparatos directivos forman el club donde se toman las decisiones principales respecto al reparto de las ganancias. Los consejos de administración y las juntas de accionistas representan el mismo papel ceremonial que los diputados de lista y los votantes. Las corporaciones, con la complicidad del poder político, recurren al monopolio o al oligopolio para fijar los precios y forzar la demanda; las técnicas de diseño y diferenciación del producto así como una publicidad invasiva promueven las ventas. La especulación no es accidental, sino que forma parte de este sistema corporativo, convirtiéndose en un fenómeno regular que sufre una generación tras otra en la carne de los pequeños inversores, sin la información de los grandes. Y cuando el cuerno de la abundancia deja de manar réditos, se aplica con mano de hierro la cirugía reductora de plantillas, dejando en sus puestos a los que tienen mayor responsabilidad en los malos resultados. A pesar de su presentación científica, no existen leyes naturales de la economía, sino construcciones ideológicas que redundan en beneficio o perjuicio de una u otra parte de la sociedad. Sin embargo, lo más grave del sistema corporativo es su imbricación con el régimen político. El discurso de liberales y socialdemócratas en esta oligarquía de partidos, se nos muestra, algunas veces (véase Repsol-Lukoil), al unísono, en toda su vacuidad y necedad. Unos hablan de sectores públicos que están penetrados de bastardos intereses privados y otros de mercados libres que necesitan el favor estatal. Esta es la verdad de nuestro tiempo, como diría John Kenneth Galbraith; o “la economía del fraude inocente” que no tiene que ver con las irregularidades legales sin coste que se cometen, sino con la justificación a toda costa de los involucrados en semejante proceso “productivo”.
Galería tenebrosa
El Tribunal Supremo exhibe desde el 19 de noviembre una exposición fotográfica que hace un recorrido gráfico de los sucesos judiciales más importantes de la última treintena bajo el rimbombante título de “30 años de Justicia Constitucional”. La muestra fue inaugurada conjuntamente por el presidente del Alto Tribunal, que lo es también del Consejo General del Poder Judicial, D. Carlos Dívar, la ex secretaria de Estado para Justicia, Dña. Margarita Robles y el representante de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España D. Nemesio Rodríguez. Los asistentes destacaban, medio en serio, medio en broma, la ausencia de D. Baltasar Garzón, dado el contenido intrínsecamente mediático del acto en el que la foto era la protagonista. Quien se acerque por el bello palacio de la plaza del Marqués de la Ensenada podrá contemplar la exposición de las miserias del Estado de poderes inseparados. Desde el juicio de los GAL, hasta el procesamiento a Mario Conde y Luis Roldán se escenifican visualmente como éxitos de ese vacuo concepto que es el “Estado de Derecho” la consumación de la corrupción política. No se muestra, sin embargo la fotografía del ex presidente González acudiendo “estigmatizado” a declarar como testigo ante el propio Tribunal Supremo, estampa que costó el reproche y sanción del Tribunal ahora expositor al periodista que plasmó el instante. Tampoco la de los Sres. Barrionuevo y Vera correteando en el escueto patio de su prisión particular, ni aún la fosa de cal viva del crimen de Estado. Mariano Rubio está tan ausente en la exposición como “Los Albertos”, y aún D. Mario Conde retratado en Zarzuela o el propio Sr. Roldán reunido en Moncloa antes de salir para Laos. La esquela de Paesa sería un buen epílogo gráfico. Tras justificar la utilidad de la exposición para mostrar a la ciudadanía la imagen de la Justicia, Dívar reconoció que la ofrecida en su labor diaria “muchas veces no es muy positiva”. Tenemos mucho camino pero los brazos abiertos para que haya una Justicia transparente, cercana al ciudadano y, sobre todo, en libertad, democracia y Estado de Derecho”. Sin embargo sin separación de poderes no existe democracia y la transparencia se pierde en la opacidad de los intereses de partido que la manejan, desde la propia forma en que D. Carlos fue elegido, hasta la progresión en el escalafón del más modesto Juez de instancia. La publicidad institucional se convierte en propaganda de régimen coronada por un título de presentación tan falso como “30 años de Justicia Constitucional”, ya que sin separación de poderes no sólo no hay Constitución, tampoco Justicia.
Más riesgo
Alan Greenspan (foto: trackrecord) Alan Greenspan pronunció vía satélite en 2005 un discurso titulado "Transferencia del riesgo y estabilidad financiera" que merece ser analizado para establecer la responsabilidad de la clase politica financiera en la crisis economica. Greenspan anticipa algunas de las causas de la hecatombe financiera que vivimos pero su fe en la criatura libertaria de la innovación financiera le hace creer que, en su espejo de obsidiana, se refleja la victoria sobre el monstruo de las mil formas inmensurables del riesgo. Greenspan acaba su discurso con la siguiente conclusión: "La gestión del riesgo necesita de juicio y de ciencia, y la ciencia esta basada en el comportamiento pasado de los mercados, lo que no es una guía infalible para el futuro. Sin embargo, la historia del desarrollo de los derivados nos da la confianza de que los nuevos productos serán acogidos por los mercados. A buen seguro, para que ese record sea batido, los mercaderes y los legisladores deben ser conscientes de los retos en el campo de la gestión del riesgo asociados al uso de los derivados de la transferencia de riesgo." Pero, anteriormente, en su discurso, el Sr. Greenspan indica que "algunos observadores creen que la gestión del riesgo seria mejor llevada a cabo por los bancos ya que estos son entidades mejor reguladas que aquellas a las que se ha transferido el riesgo (hedge funds, aseguradoras, fondos de pensiones etc.) pero estas entidades menos reguladas o no reguladas están sujetas a una disciplina de mercado mas eficiente que los bancos" y que "la regulación privada ha sido siempre mas efectiva que la pública” cuando anteriormente había indicado que "las presiones competitivas habían llevado a los hedge funds a una excesiva inversión con dinero prestado" y que "las agencias de rating no podían de ninguna forma posible reflejar todas las dimensiones del riesgo de estos productos tan complejos (derivados de transferencia del riesgo)". En realidad, los mercaderes sin capacidad técnica de medir un riesgo en aumento exponencial, no pudieron percibirlo con mayor intensidad que la presión competitiva a la que estaban sometidos, no debido a las pérdidas, si no a los inmensos beneficios que dejaban de obtener y a los exorbitantes premios obtenidos a corto plazo en forma de bonus. Nosotros pagamos los platos rotos en la fiesta de la innovación financiera.

