Prosigue el cruce de acusaciones de espionaje político en la Comunidad de Madrid y las informaciones y contrainformaciones que confirman o desmienten esta supuesta trama. El País desempolva una carta de un miembro de UGT en la que se denuncia el malestar de los funcionarios que se ocupan de la Seguridad de dicha autonomía, a causa de los encargos de seguimientos que se les han hecho desde la Consejería de Interior, que suponen una "extralimitación de sus funciones" y que además "rayan la ilegalidad": los trabajadores que se han negado a realizarlos han sufrido "acoso y hostigamiento". Sin embargo, en El Confidencial leemos que UGT, en un comunicado de prensa, niega "la interpretación" que hace El País de esa carta, cuyo autor se refiere, en realidad, a épocas anteriores en las que se ofreció al "colectivo de seguridad escoltar a altos cargos de la Comunidad fuera de los edificios oficiales". Este sindicato, por tanto, no acusa a la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior de realizar "misiones ilegales". Por su parte, El Mundo publicó que es el alcalde de Madrid quien dispone de una "unidad parapolicial". Un cuerpo de élite que, según el sindicato Unión de Polícia Municipal, actúa al margen de la estructura orgánica y no se somete al control del inspector jefe. Mariano Rajoy comunicó a Esperanza Aguirre que poseía datos comprometedores (suministrados por el entonces tesorero del partido, señor Lapuerta) de sus estrechos colaboradores Ignacio González y Francisco Granados. El ex tesorero llegó a decir al vicepresidente y número dos de Aguirre, que parte de su patrimonio no tenía justificación. La "lideresa" ha admitido que estaba al corriente de la existencia de esos "dossiers" pero que "se demostró que todo era falso y calumnioso". Esperanza Aguirre se ha presentado como una "víctima" de la trama de espionaje, y ha indicado que "esto se aclarará y saldrán a la luz los responsables de este asunto y quienes hemos sido falsamente acusados de cosas que no hemos cometido en absoluto": "políticamente van a por mí"; lo que ha sido corroborado por López Viejo, otro de sus consejeros, al afirmar que asistimos a "una conjura de los poderosos" contra su jefa. hechos significativos Bancos y Cajas de Ahorro se niegan a conceder moratorias hipotecarias a los parados (aplazar el pago de la mitad de la hipoteca durante dos años) puesto que el ICO no les avala "al cien por cien". La ministra de Fomento, extrañada de las pocas denuncias que se presentan, anima a los pasajeros a exigir a las compañías aéreas que cumplan con sus obligaciones.
Deseable feminidad
Kim Novak (foto: carbonated) Deseable feminidad Un cine y una televisión procaces, burdos reclamos publicitarios, y la fuente incesante de pornografía que mana de internet, han estimulado una rijosidad propia de adolescentes o de Berlusconi. La sexualidad que sólo es inmediato deseo, lo convierte todo en objeto de su acción, nivelándolo, haciéndolo igual. Cómo sobrecogerse, entonces, ante la sublime belleza de una mujer. Así como la música nace en el oído del que la escucha, la belleza femenina se ha creado en los ojos del hombre. La fábrica de sueños ha modelado el deseo de varias generaciones de espectadores. No es extraño que Eva Mendes, una actriz del star system, sea la mujer más deseada en el mundo virtual. El universo de Hollywwod creó un imaginario femenino inspirado en la mitología griega: Pandora, la figura que seduce y destruye a los hombres, la femme fatale, o las devastadoras Gene Tierney ("Que el cielo la juzgue") y Jean Simmons con su cara de ángel; Atenea, encarnada en la combativa y orgullosa sureña de "Lo que el viento se llevó"; Démeter o la maternal y benefactora Olivia de Havilland, que ofrece el refugio de su hogar; el legado de Perséfone lo recogen vírgenes apasionadas como Rebeca o Maureen O´Hara en "El hombre tranquilo"; y de entre los muertos, Eurídice, o el vértigo que provoca Kim Novak. La antigua creencia en la superioridad del amor ideal o divino respecto del amor natural o carnal, no tiene en cuenta que la vida humana es animal en su procedencia y espiritual en sus creaciones. Ha de preservarse la unidad del acto de Afrodita, con sus tres elementos: deseo, placer y conjunción.
La pregunta
TVE seleccionó un centenar de personas que reflejara la distribución de la población -por segmentos de edad, sexo, credo, profesión, empleo, paro, jubilación- para hacer del grupo una muestra representativa de la sociedad civil, tan justa y completa que hasta la deficiencia genética, una pobre niña mongólica, tuviera la misma oportunidad que la inteligencia crítica o el sentido común, para preguntar al Presidente sobre sus errores o mentiras. Contra las intenciones laudatorias del director de la orquesta, la música de cada elemento comenzó a concertarse y a sonar como angélico cornetín de llamada a filas de un providencial ejército de salvación que lo apartara cuanto antes del Gobierno. Una sola pregunta bastó para hacer patente, ante millones de telespectadores, no solo el estado de indigencia política de los votantes de listas de partido, sino sobre todo el agudo contraste entre la inocente mentalidad de la preguntadora y la nerviosa respuesta del cínico contestador automático. En lugar de indicarle la barbarie que entraña el solo hecho de formular esa inverosímil pregunta, la asume con naturalidad como si no fuera un sin sentido que John Ford habría llamado homérico. Una camionera, María Alba, le pregunta con una lógica aplastante por qué no resuelve los dos problemas más acuciantes, aumento del paro y escasez creciente de jueces, contratando entre los parados, mediante sueldo -añade para ser justa-, los puestos de trabajo que se necesitan en los juzgados. Sin signo de sorpresa ni de humor, el Presidente empieza a “enrrollarse” con el tópico de la falta de medios en la administración de justicia. La camionera lo interrumpe para repetir su pregunta concreta. El contrariado Presidente, para calmar la impaciencia de la curiosidad ante tan inesperada sugerencia, y seguir en su rollo, le dice: “NO EXCLUIMOS ESA POSIBILIDAD”. O sea, no excluye que los nuevos jueces y fiscales sean elegidos entre la masa de parados. Hasta ese punto llega la irresponsabilidad de su demagogia. No porque creyera o le importara lo que decía, sino porque la estúpida salida de su retórica hacía creer a millones de votantes, similares a la camionera, que tal locura popular era realizable desde luego por un gobierno socialista. A pesar de que el tamaño descomunal de ese disparate de Zapatero exime de la necesidad de explicarlo, la autocensura de la prensa más difundida lo considera tan inoportuno que, sin respeto a la verdad, lo borra por completo del texto transcrito como si fuera literal. Se puede comprobar en la página 15 de “El País”, 27 de enero, pregunta penúltima. florilegio "Para un jefe legal es imprudente meditar antes de responder a un inferior."
Indigenismo constitucional
Salar de Uyuni, Bolivia (foto: Tomas Rawski) En lo que a la condición política de sus ciudadanos se refiere, Bolivia es España. Es decir, una monarquía indigenista. La negación institucionalizada de la sociedad civil, la parcelación del Estado y la demagogia son los efectos más visibles de estos regímenes. El gobierno del señor Morales ha tratado de integrar aquello que considera fuente y legitimación de su poder -la multiplicidad étnica y la justicia social- en el texto constitucional como si el Verbo Constituyente pudiera llevar a los pueblos o las virtudes hasta el Cielo estatal. Los padrinos de la patria española incluyeron de la misma manera aquello que era su fuerza, el partidismo, y su legítima perpetuación en el poder prorrateado, las autonomías. Cabe anotar que estos últimos sí consiguieron llevar a las facciones firmantes hasta el Paraíso del Poder. En este paralelismo medio satírico, medio científico, el señor Morales representa la parte menos insana. Al menos, su izquierdismo canónico ha permitido, entre el interminable chaparrón de buenos deseos, que ideas de presidencialismo y sistema uninominal de elección de candidatos asomen tímidamente en el texto. En cambio, el adefesio ibérico del setenta y ocho, blinda la partidocracia. Pero por mucho que lo repita la Constitución boliviana, mencionar a las naciones no es integrarlas en el Estado y, en caso de que así fuera, esto nada tiene que ver con garantizar la libertad política de la ciudadanía. Cualquier constitución que obligue a revisar todo un cartapacio de leyes y reglamentos para conocer hasta dónde consagra la libertad, es malnacida. Y es que las Constituciones que no conducen a la República y la Democracia, no constituyen nada. Intentan imponer, desde la perspectiva del poder pre-establecido que las inspira, una cohesión social que niegan de hecho. Por ese motivo necesitan unir al sencillo esquema de constitución política, el farragoso ladrillo de humanismo normativo y fantasía que suele acompañarlas. Así visto, el porcentaje de síes en los resultados del referendo del pasado domingo no es en absoluto tranquilizador para Bolivia. Si, como parece, indígena proviene del indoeuropeo producir, el indigenismo de las Constituciones que dejan a sus respectivos Estados inconstituidos, hace honor a su tronco semántico: producen servidumbre.
Autoregulación
El ADN porta la información necesaria para que una célula pueda funcionar. Codifica las proteínas que actuarán como agentes estructurales pasivos o como agentes enzimáticos activos. Dichas proteínas se sintetizan por medio de los procesos de transcripción y traducción, que suelen estar regulados en función del ambiente y las condiciones que rodean a la célula. Cualquier cambio que afecte a las condiciones de la célula, provocará una respuesta a nivel de transcripción y traducción del ADN. Lo sorprendente de todo esto, es la recursividad de estos procesos: el ADN es capaz de modificarse a sí mismo si es necesario. Es decir, el ADN posee la información necesaria para modificar esa misma información, por medio de la síntesis de enzimas específicas como nucleasas y ligasas. El sistema funciona y se mantiene de una generación de células a otras, permitiendo que éstas se agrupen en supraestructuras para dar lugar a tejidos, órganos, y seres complejos. Pero sólo mientras no haya algo que altere la información. La presencia de agentes extraños que modifiquen la información del ADN puede dar lugar a mutaciones y cambios en la función de los genes. Es el caso, por ejemplo, de los virus. Éstos pueden introducir información errónea en el ADN de la célula para utilizarla en su propio beneficio. O los priones, que modifican el producto de los genes, las proteínas. Para que una sociedad funcione y no se autodestruya, debe dotarse de mecanismos de regulación que le permitan funcionar como un todo. Las instituciones que conforman el Estado son las encargadas de llevar a cabo esa regulación, y el código que determina la génesis y formación de las mismas, la constitución. Cuando la constitución es algo ajeno a la sociedad civil, las instituciones estatales también lo son, y el código constitucional sólo porta la información necesaria para el mantenimiento de la clase o estamento que lo introdujo en esa sociedad. Igual que un virus introduce información perniciosa en el ADN de una célula. El código que dé origen a las instituciones del Estado debe provenir de la sociedad civil, para que, de forma recursiva, ésta última se regule a sí misma. Sin un período constituyente que permita a la sociedad civil generar las estructuras necesarias para su autorregulación, la maquinaria estatal permanecerá al servicio de unos pocos, convirtiéndose en un uróboros que se devora a sí mismo. Nucleasa actuando sobre el ADN (fuente: Wikimedia Commons)
Inseparación endogámica
Las situaciones de conflicto obligan a la toma de posiciones de sus protagonistas. Así, la amenaza de huelga de los Jueces pone de relieve no sólo el carácter burocrático de la llamada Administración de Justicia opuesto a su configuración como auténtico Poder del Estado, sino también la pugna de los resortes del poder político insertos en lo judicial por administrar y encauzar las reivindicaciones. La utilidad de esta huelga no está en la bondad de unos objetivos meramente materiales, dejando de lado la reivindicación de la dignidad que reclama la existencia misma de un auténtico Poder Judicial separado e independiente, sino en la descripción desnuda de su triste realidad institucional, auténtico arcano hasta ahora para la opinión pública. Poco han tardado las llamadas asociaciones judiciales en salir a la palestra para monopolizar la protesta, tratando de controlarla y arrimar el ascua a la facción partidista de la que son reflejo. Reivindicando un papel institucional destapan su grosera pretensión de ser élite sindical del estado y en el estado, arrogándose la exclusividad en la representación de los Jueces para la negociación con el Ministerio. De esta forma han mostrado sus reticencias a la posibilidad de integrar en las reuniones con el Ministro del ramo a jueces no asociados o a Magistrados Decanos de las localidades más críticas que ya se han decantado por acudir a la huelga. “Las asociaciones de jueces, pueda gustar o no, somos interlocutores institucionales que cuentan con un reconocimiento constitucional y a la hora de entablar diálogos entre agentes institucionales sobre las cuestiones atinentes a los derechos profesionales o cuestiones que afectan a la Justicia somos interlocutores a todos los efectos”, aseguró el portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, D. Antonio García en declaraciones a Europa Press. Por su parte, desde la Asociación Jueces por la Democracia, D. Miguel Ángel Jimeno calificó de “poco factible integrar a un ente distinto de las asociaciones”, en el proceso negociador. Es necesario alertar del intento de las Asociaciones Profesionales de abortar la intención de los Jueces decanos de las capitales más conflictivas y de los jueces no adscritos de acudir a la huelga total e inmediata en favor de otorgar un plazo de seis meses al Gobierno para evaluar su etéreo compromiso de mejora de las condiciones de la Justicia, tal y como unánimemente propugnan. Este intento de arrebatar a las Juntas de Jueces su poder decisorio calificándolas poco menos como agentes descontrolados, e institucionalizar su representatividad exclusiva no es sino fraude de ley para evitar la sindicalización judicial prohibida por el artículo 1.4 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical.
Empleo virtual
Miguel Sebastián Algunos ministros del Gobierno proclaman los milagros que se van a producir con sus actuaciones. El ministro de Industria, Comercio y Turismo, D. Miguel Sebastián, nos ha deleitado últimamente con propuestas para paliar parte del desempleo: el pasado mes, 180.000 puestos de trabajo o más en el sector de las nuevas tecnologías en los próximos cuatro años, a razón de 45.000 anuales; la semana pasada volvió a prometer la creación de 120.000 puestos de trabajo si los españoles nos decidiéramos a gastar 150 euros al año en productos “made in spain”. En primer lugar, él sabe muy bien que el incremento de la demanda de uno o varios productos no se traduce de forma automática en creación de empleo, ni que la sustitución de importaciones sea garantía de un desarrollo sostenido que incremente el empleo, ya que a estas alturas del siglo XXI está demostrado por activa y por pasiva que el proteccionismo es ineficaz para reducir el desempleo. En segundo lugar, también sabe muy bien que con el comercio internacional no valen frivolidades ni demagogias baratas pues es beneficioso cuando hay ventajas absolutas y excedentes de producción (Adam Smith) o cuando el país tiene ventajas comparativas en la producción de algunos bienes y servicios (David Ricardo). Además el comercio internacional proporciona materiales indispensables para el desarrollo económico, es vehículo de transmisión de conocimientos técnicos, ideas y capitales, etc. (G. Von Haberler). En tercer lugar, el Estado español no tiene competencias en políticas arancelarias, cedidas a la Unión Europea. ¿Y si Francia, Alemania o el Reino Unido tomasen las mismas medidas publicitarias? Por otro lado la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, ha prometido la creación de 400.000 puestos de trabajo con los proyectos realizados por los municipios con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local (los famosos 8.000 M€). Esta promesa tiene poco margen para la reflexión política y económica, pues la ejecución de miles de proyectos de corta duración solamente generará empleos de corta duración. Sus declaraciones solamente pueden ser analizadas desde la ansiedad que causa el miedo a un futuro incierto, desde la demagogia que trata de convencer a los siervos voluntarios de las bondades de su gobierno o desde la propaganda como forma de resolver expedientes administrativos (“políticas públicas”).
Afasia
Cuanto mayor es la efectiva nulidad de unos ciudadanos cuya función, en un régimen pretendidamente democrático como este, se ha visto reducida al papel puramente especular y refrendario de los mensajes que la clase política, y de consumo, los medios de comunicación, les envían, tanto mayor es la necesidad de prodigarse en teatralidades que escenifican una relación entre la sociedad política y la sociedad civil que dista de ser la que aparenta. Cuando Felipe González, tras su victoria electoral de 1993, dijo aquella frase vacua de contenido, rebosante de retórica y puramente publicitaria de “He entendido bien el mensaje”, lo que en realidad estaba entendiendo a la perfección era su propio mensaje, el que él mismo creía haber lanzado al electorado, y el que él creía que el electorado le estaba, especularmente, devolviendo. No se sabe cuál era ese mensaje, porque los niveles de afasia alcanzados por el lenguaje de los políticos han sobrepasado ya los límites de la indigencia conceptual, pero el hecho incontestable es que la legislatura que siguió a aquellos comicios precipitó el desastre propio de un poder ejecutivo incontrolado y emancipado de todo control legislativo, como indefectiblemente sucede en aquellos parlamentos cubiertos mediante el sistema de listas. ¿En contexto semejante, con unos partidos políticos que , con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, deciden sin contestación posible la “agenda del día”, qué otro mensaje podrían enviarles los electores, más que aquel que los propios políticos han elaborado para concurrir a las elecciones? ¿Entre qué mensajes podrían escoger más que entre aquellos que la propia clase política les ofrece? Y ello, en el supuesto altamente improbable de que tales mensajes fuesen, de algún modo, inteligibles. Quince años después, el lenguaje de la clase política se ha hundido aún más en la sima de la retórica y la confusión. El actual presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha comparecido en Televisión Española en el programa “Tengo una pregunta para usted”, donde los invitados seleccionados por la casa han podido plantearle una serie de cuestiones ante las que ha podido explayarse en un simulacro de rendición de cuentas que un pueblo tan poco acostumbrado a ese ejercicio no puede dejar de percibir como un magno acontecimiento. Pero lo importante de esta escenificación es el contenido, y a este respecto no ha habido sorpresa alguna. La repetición de tópicos y clichés que, como un insecticida de amplio espectro, ahuyentan las críticas y forman un cascarón retórico sin contenido alguno ha sido, una vez más, la norma: “confianza” y “compromiso” han sido, nuevamente, los grandes “ejes” de su discurso, coronados con la consabida ideología de la “esperanza”, como si ésta significase algo más que un ritual mágico y supersticioso para concitar la presencia de las fuerzas del bien: la “esperanza” no puede ser más que la confesión desesperada de quien ya ha perdido toda confianza en la existencia de un mínimo residuo de libertad que, como tal, permita prever los efectos de una acción encaminada a modificar la realidad imperante.
Morder el polvo
Charles Baudelaire (foto: jadc01) La incomprensión circundante es una de las señas de la creatividad en todas las ramas del saber y la acción. Y aunque la causa principal es siempre la obviedad de que el creador se adelanta a su tiempo, o, mejor dicho, vive plenamente en su tiempo desde la profunda comprensión de lo pasado y con una mirada clara sobre las posibilidades futuras, lo cierto es que no todos los creadores han vivido la falta de estimación ajena de un mismo modo, ni tampoco es siempre inmerecida. Claro que el “merecemiento” acude en este caso, casi sin notarlo, a cierta noción de justicia divina que para nuestros propósitos podemos dejar a un lado. Lo que resulta evidente es que no es igual la miseria, ya clásica, del poeta maldito del XIX que la de un movimiento político cuya verdad se trasluce por los cuatro costados pero que por el momento permanece impermeable a los veneros de la acción societal. El poeta maldito no tenía tiempo para esperar a su reconocimiento, y, además, tampoco se dejaba querer por él. Era como una traición a sí mismo, a la poesía. El movimiento público en pro del establecimiento de una democracia, aunque deseante, no es impaciente, y sin duda aspira a un reconocimiento ajeno diáfano y consciente. La lucha política aspira a un establecimiento concreto de premisas en el poder. La poesía, en cambio, es más libre cuando, al formularse, desaparece. El que lee o escucha un poema soberbio atraviesa los pliegues delicados de un mundo anodino, que pueden marcarle profundamente y por siempre, pero el encanto como tal es un estado, y se va… como vendrá pronto una nueva experiencia, a la que querrá dar forma. En ninguno de los dos casos se apaga la sed. Pues el poeta sigue viviendo y tiene que seguir creando mientras viva. Y el demócrata siempre querrá ver en el Estado el mejor de los funcionamientos posibles. Tanto uno como otro están abocados a la infinitud de un mundo en constante expansión, que a duras penas calibramos. Poeta –maldito o no– y demócrata muerden, sí, el polvo de la ignorancia ajena. Y en uno y otro caso existe la alternativa del patetismo o la sublime dignidad, pero la verdad no cambia en ninguno.
Unidad interna
Álvaro Lapuerta, ex tesorero del Partido Popular, avisó el año pasado a Mariano Rajoy de un posible caso de espionaje político en el seno de su partido, comunicándole que estaba siendo vigilado y que sus sospechas recaían en elementos parapoliciales al servicio de los altos cargos de la Comunidad de Madrid. Lapuerta atribuye la causa de tal seguimiento a que puso en entredicho ciertas adjudicaciones de este gobierno regional, al considerarlas sospechosas. En medio del fuego cruzado que se ha desencadenado en el PP madrileño a raiz de la presunta trama de espionaje, Rajoy apela a la unidad y cohesión interna del partido, porque los españoles les demandan recuperar los viejos valores, como la austeridad y el esfuerzo, abandonados por los socialistas. El jefe del PP se compromete a garantizar, "pase lo que pase", un partido unido que devuelva la ilusión y permita salir cuanto antes de la crisis económica; para ello se ha propuesto forjar un "nuevo patriotismo". La Comunidad de Madrid emprenderá acciones legales contra El País por la fabricación de "noticias falsas". Juan José Güemes, uno de los colaboradores de la señora Aguirre, insinúa que, detrás de estas informaciones, se encuentra el interés de ese periódico por "ablandar" el corazón de alguna entidad financiera que pueda ver con buenos ojos semejante desprestigio, con el fin de superar la gravísima situación económica por la que atraviesa el Grupo Prisa. En una entrevista concedida al ABC, doña Esperanza afirma que esta supuesta trama de espionaje es un montaje que beneficia al PSOE pero que "acabará en nada" ya que no existe prueba alguna; además, ha recordado que un vicepresidente de Felipe González sí tuvo que dimitir por espiar, entre otros, al jefe del Estado. El presidente fundador del PP, Manuel Fraga, confiesa que en todos los partidos "hay dimes y diretes porque la política es también competitiva" y que "cada uno sabrá lo que ha hecho". hechos significativos Ante los recientes casos de violaciones ocurridos en Italia, Berlusconi cree que, para evitarlos, harían falta tantos soldados en las calles como mujeres en ellas. El ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, admite que el Gobierno ha vuelto a quedarse corto en sus previsiones sobre los daños ocasionados por un temporal. Tras semanas de protestas por la crisis financiera que ha dejado a Islandia en bancarota, el Primer Ministro Geir Haarde anuncia adelantar las elecciones de 2011 para mayo de este año.

