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Putin, mayo del 2014

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En mayo del 2014 los ucranianos rusófilos de las repúblicas hoy reconocidas por Rusia no fueron apoyados por Putin, quien les pidió que votaran en las elecciones convocadas por Kiev.

Antonio García-Trevijano, 9 de mayo del 2014.

Fuente RLC: https://www.ivoox.com/rlc-09-05-2014-referendum-ucrania-elecciones-europeas-audios-mp3_rf_3101037_1.html

Música: Allegro vivace. Sinfonía en do mayor de Bizet.
https://www.ivoox.com/sinfonia-do-mayor-3-allegro-vivace-audios-mp3_rf_1248918_1.html

Hace veinticinco años

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El despacho del abogado. Marinus van Reymerswaele. 1545. Museo de Arte de Nueva Orleans.

Días atrás, ocupado en mi despacho en los quehaceres de la profesión, recibí un correo del Colegio de Abogados de Madrid para recordarme que me hago viejo. Me comunicaban el próximo cumplimiento de los veinticinco años de ejercicio invitándome al acto conmemorativo de entrega de diplomas por estas bodas de plata con la abogacía. Seguramente acuda, pero no por fervor colegial, sino por curiosidad insana de ver como pasa el tiempo por los demás y por supuesto por el placer, éste sí sano, de saludar a compañeros de mi antigüedad dedicados a esta labor de pedir justicia, e intercambiar experiencias.

Hace veinticinco años todavía no existía la Ley sobre el acceso a las profesiones de la Abogacía y la Procura que hoy en día obliga a cursar estudios de postgrado, someterse a un practicum y pasar un examen de capacitación para colegiarse y, por ende, para ejercer. Una norma que, en lugar de introducir una mejora formativa en la enseñanza universitaria, puso en manos de colegios y grandes despachos colectivos la llave de la habilitación profesional.

Hace veinticinco años, el carácter vocacional del ejercicio profesional de la jurispericia articulaba espontáneamente los mecanismos para obtener el conocimiento práctico preciso en toda arte de ejercicio liberal. La pasantía, sin ir más lejos, y la formación voluntaria en el derecho han producido en España grandes abogados y procuradores sin necesidad de que nadie regule su acceso a unas profesiones especialmente crueles e implacables con la desidia y la formación deficiente. Se creaban artesanos de la justicia.

Hace veinticinco años la progresiva burocratización de la justicia que padecemos no había dado esta vuelta de tuerca que confirió más poder a los colegios en demérito de la autonomía profesional. La Ley sobre el acceso a las profesiones de la Abogacía y la Procura puso en manos de aquellos la capacitación profesional gestionando y otorgando licencias de ejercicio con un sistema de cursos y prácticas en despachos cuya homologación corresponde a la misma administración corporativa.  No es de extrañar que macrodespachos multimillonarios y personajes incombustibles acostumbrados a medrar al calor del poder político intenten copar Decanatos de Colegios, sabedores del poder que ello supone y del importante presupuesto público a manejar.

Hace veinticinco años, sin embargo, la auténtica clave de la cuestión colegial seguía siendo la misma: La obligatoriedad de la integración de abogados y procuradores en colegios profesionales configurados como órganos administrativos cuyo presupuesto y medios dependen en su mayor parte de asignaciones presupuestarias, lo que coarta la imprescindible independencia en el ejercicio de la profesión al atribuir a esta administración corporativa facultades reguladoras y disciplinarias.

Hace veinticinco años, al igual que hoy, la imprescindible independencia profesional del abogado exigía que éste no sea tan solo colaborador de la justicia, sino miembro de pleno derecho de la jurisdicción. Y ello se consigue por dos medios imprescindibles: el primero, que sean parte activa en el cuerpo electoral que elija un auténtico órgano de gobierno de la vida judicial en concurrencia con todo el mundo jurídico. El segundo, que se suprima la obligatoriedad de la colegiación atribuyendo a los Tribunales Superiores de Justicia (TSJ) las facultades de censo, control del cumplimiento de las condiciones académicas de acceso a la profesión y deontológico, de la actividad profesional. De la misma forma, la provisión de los medios y fondos necesarios para la digna existencia de una justicia gratuita para aquellos que no puedan asumir los costes de una asistencia jurídica de pago debe corresponder a los propios TSJ, organizando y sufragando el correspondiente turno de oficio con el presupuesto propio de una facultad jurisdiccional separada en origen.

Hace veinticinco años, no existía independencia de la justicia. Como hoy.

Violencia institucional

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Rapto de las sabinas. Anónimo. Siglo XVII.

Y que no hay manera de defenderse, ¿eh? Que ante ella estamos completamente vendidos. Que un día te ponen una multa de aparcamiento de esas injustas, que es ver el papelito de lejos y pensar «no tiene pinta de propaganda esto, no…», y lo coges con manos temblorosas y efectivamente, menuda multa que te han clavado. Pero es que además no tenían por qué. Y haces un barrido calle arriba, calle abajo a ver si encuentras al controlador de turno que, por muy uniformado que vaya, ni es autoridad ni nada, pero ojo, que potestad para imponer sanciones administrativas en base a su criterio parece que sí que tiene. Y te acercas a él sonriente y educada e intentas explicarle las válidas razones por las que tiene que retirar la multa. Pero nada; sin mirarte siquiera, mientras continúa su ronda poniendo multas bajo los limpiaparabrisas (qué arte tienen, eso sí; que no sabes si a final de mes le pagan en función del papel gastado o trabajó antes para una empresa de ésas de «compramos tu coche», que te empapelan un barrio entero en un visto y no visto) te contesta, a regañadientes ante tu insistencia, que la multa ya está puesta y que si quieres la anules por un módico precio.

Y tú miras la multa y resulta que no es anulable. Por lo menos eso te salva del dilema moral; ¿Anulas sabiendo que la multa es injusta y te quitas de líos o te resistes ahora y siempre? Pero que no es el caso, porque no puedes anularla. De qué depende, no lo sé. ¿El color del coche, matrícula par o impar, soleado o nublado, café solo o con leche?

Para leches la mala que se te queda después del encuentro. Pero no pasa nada. ¡La multa es injusta! Recurrámosla. Y al final lo consigues, claro, después de pelearte con la web de turno que, por supuesto, al ser una página relacionada con el sector público, está en manos de subcontratas privadas que no sé yo de dónde sacan a los informáticos, o el poquito empeño que le ponen, o si se trata de alguna broma muy privada y muy retorcida, pero el caso es que falla más que una escopeta de feria. Mucha paciencia, numerosos intentos y algunas palabras malsonantes después, consigues mandar el recurso. Respiras satisfecha. Por fin se hace el silencio…

Para silencios, el administrativo. Que un par de meses después ya ni te acordabas del periplo, que parece que no, pero una tiene otras cosas en las que pensar. Y un día abriendo el buzón te encuentras con una carta, y así, en grande, por si acaso no te has puesto las gafas, te informan de que tienes que pagar. Y luego en pequeñito la posibilidad de recurso de alzada. Te alzas indignada y vuelves a armarte de paciencia para poner el recurso. Que presentas argumentos, documentación (vigila el formato y el tamaño, que no todo vale), razones de peso, lenguaje jurídico…, que te faltan la fe de bautismo y sangre de virgen, pero como tampoco se lo vas a mandar a San José, pues eso te lo saltas. Y lo mandas un par de días después con tu ordenador nuevo, ya que el otro te lo has cargado en un arranque de desesperación. Satisfacción. Recursos peor sustentados, argumentados y presentados he visto yo en el Tribunal Constitucional.

Y vuelta a tu vida, y a olvidar casi por completo el incidente. La fuerza de la razón, la justicia, la sensatez, están contigo y lo has demostrado con creces. Y vuelta a mirar en el buzón un día cualquiera meses más tarde para toparte con otra carta, en la que te rechazan el recurso así porque sí, sin justificación alguna. ¿Pero por qué? ¿Cómo es posible? ¡Si tengo razón! ¡Si el recurso era impecable! Lo argumenté, lo documenté, no dejé nada al azar.

Para azarosa la empresa en la que te has embarcado. Porque a estas alturas esto es ya una cruzada personal, de tal calibre que ríase usted de los templarios en Tierra Santa. Ni el Capitán Trueno, vamos.

Y tronando te vas al ayuntamiento, porque ya no te queda otra, porque si la montaña no va a Mahoma… es eso o meter tu dinero bajo el colchón y declararte en quiebra para que no te lo saquen de la cuenta, que hemos entrado en vía de apremio y encima te cobran intereses por robarte. Y en el ayuntamiento ni caso; claro que para cuando te toca el turno…, ¡bueno el turno!; para cuando te atiende la única auxiliar administrativo que queda en medio de la larga fila de mostradores vacíos (menos mal que me entrené buscando a Wally) resulta que tienes que coger número como en la pescadería para que te atiendan. Así que vuelta a empezar. Que digo yo, tantas opciones en función de cuál vaya a ser tu gestión para que luego sólo haya una ventanilla operativa. Que parece que la pandemia sólo les afecta del lado del administrado, que aquí hay más gente que en la guerra, unos se han hecho novios y todo esperando turno, ahora veo que cambian el que tenían para pedir licencia matrimonial. No sé si aconsejarles que pidan también para la partida de nacimiento ya que están, que si no cuando les atiendan tienen que ponerse a la cola otra vez, con el crío que les va a dar tiempo a tener.

Y está muy bien lo del teletrabajo, claro, pero siempre que las gestiones las puedas realizar de forma telemática. Porque si no, se forma allí un cuello de botella que ni la M-30 los lunes por la mañana.

Para botella, la que tiene pinta de querer beberse la pobre administrativa que sacó la pajita más corta y le tocó presencialidad. Que para cuando te llega el turno ya no sabes para qué te sirve el número, si es que casi ni se ve, descolorido como está por el sudor, que lo has tenido aferrado en la mano tanto tiempo que ya no sabes si era la entrada del cine o vas a pedir cuarto y mitad de merluza.

Si es que te da pena la mujer, qué culpa tendrá. Le toca ser el punching ball de una caterva de injuriados ciudadanos que no tienen otra cara visible en la administración. Su única defensa ante tanta concentración de energía negativa es entrar en modo zen, pasar de todo y de todos para lograr salir incólume una jornada más. Si es que hasta empatizas, llevas tantas horas que el bedel te conoce por tu nombre. A pesar de que sabes que es una empresa perdida, lo intentas. Te sientes hasta agradecida de poder hablar con un ser humano por fin. Explicas, sueltas un chascarrillo, te pones de los nervios, amenazas, luego suplicas…, pero ni por esas. Tratas con la esfinge. Lo único que hace es echar balones fuera. Que parece que estás viendo un partido de tenis, qué juego de muñeca que tienen para pasarse la pelota unos a otros. Tráfico, la Administración, un tío que tengo en Alcalá…

Parece que ni ellos me entienden a mí, ni yo les entiendo a ellos; estamos en paz. Este partido queda en tablas. Aún me queda la opción de meterme en otro berenjenal y denunciar por enriquecimiento injusto a la Administración. O no. Porque cuando la montaña se desploma sobre Mahoma, al pobre infeliz no le queda más remedio que apartarse, o perecer sepultado.

Consenso sin vergüenza

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Sala de plenos del Tribunal de Cuentas de España.

El Tribunal de Cuentas ha cambiado de criterio tras renovarse su composición por acuerdo entre PP y PSOE. Ahora entiende conforme a derecho que la Generalidad de Cataluña avale con dinero público a sus treinta y cuatro altos cargos implicados en el desvío de fondos para organizar un referéndum ilegal y promocionar el llamado «procés».

La cuantía de estos avales asciende a 9 millones y medio de euros, que Puigdemont, Mas y compañía ya no tendrán que soltar de su bolsillo, sino que saldrá del de los contribuyentes. Todo gracias al PSOE y sí, también al PP, que sabía las consecuencias del cambio de cromos.

Es sabido que la corrupción de las instituciones y del lenguaje corren paralelamente. De igual modo que se sigue llamando Justicia a lo que no lo es, hace tiempo que estamos acostumbrados a llamar jueces a quienes no lo son, como ocurre con los magistrados del Tribunal Constitucional, o tribunal, a órganos simplemente administrativos y sin poder jurisdiccional alguno dirigidos por la partidocracia.

Lo peor de todo es que si ya ahora resulta una hipérbole legal llamar tribunales al de Cuentas, al para la Defensa de la Competencia o a los Económico-Administrativos, cuando son simples órganos administrativos fiscalizadores de la actividad pública o privada que carecen de potestad jurisdiccional alguna, vamos camino de que los órganos dependientes del Consejo del Poder Judicial (CGPJ) sufran la misma consideración meramente nominal ante la pasividad de sus burócratas integrantes.

La legislación social franquista llamaba Magistratura de Trabajo al ejercicio por el sindicato vertical de la «Justicia Social», bajo la dependencia del Ministerio de Trabajo, valedor último del Fuero de los Trabajadores. De la misma forma se llama hoy Tribunal Constitucional a la reunión de la élite leguleya de los partidos para servir de filtro de conveniencia a la legalidad vigente. Ya se sabe, de la ley a la ley.

La administrativización de la forma y de los procesos de impartir justicia es nota característica de la ausencia de separación de poderes, a causa de la natural tendencia expansiva del poder político. Sin instituciones inteligentes que delimiten claramente su esfera de actuación y se garantice la independencia judicial, esa tendencia expansiva del criterio de oportunidad político en detrimento del derecho, es inevitable.

La fagocitación de lo judicial por la política desemboca en su administrativización.  La orgánica de la Justicia se dirige así no a garantizar su independencia, sino a un simple problema de eficiencia en la asignación de recursos en función de lo que convenga a los consensos políticos del momento.

El descaro del consenso

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Pedro Manuel González, autor del libro «La Justicia en el Estado de partidos», en el capítulo nº 97 de «La lucha por el derecho», analiza el cambio de criterio del Tribunal de Cuentas acerca de la condena de los independentistas catalanes por defraudar dinero público.

Se ha comentado la siguiente noticia:

El Tribunal de Cuentas rectifica y permite que la Generalitat avale con dinero público a sus 34 ex altos cargos del ‘procés’ | Nacional | EL PAÍS

https://elpais.com/espana/2022-02-28/el-tribunal-de-cuentas-rectifica-y-permite-que-la-generalitat-avale-con-dinero-publico-a-sus-34-ex-altos-cargos-del-proces.html

Revista de medios. Febrero de 2022

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Alfred Stieglitz (Spencer Alley blog).

Luis Escribano señala que «El Gobierno andaluz (PP y Ciudadanos) actuó en contra de los intereses de los españoles, al no solicitar su Letrado la responsabilidad civil (tres millones de euros) a los responsables de uno de los casos ERE enjuiciados, que, menos mal, sí solicitó la Fiscalía. El rapapolvo del Tribunal al gobierno andaluz del PP y C’s es colosal. Una vez más queda probado que, al igual que ocurría con el PSOE, al PP y C’s les importa una mierda luchar contra la corrupción y defender los intereses de los ciudadanos, lo que viene siendo habitual en esta partidocracia. Pido a los votantes que lean la noticia y nos den espléndidas explicaciones, a los que no votamos en esta partidocracia tóxica, sobre lo maravillosos que son esos políticos a los que adoran».

Alberto Iturralde y Emilio Triviño analizan con el policía y sindicalista Mariano Vicente la posible reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, y señalan aquellos aspectos más perjudiciales para los ciudadanos —perdón, súbditos—, y que responden a razones de cálculo político del partido ahora en el poder y sus aliados.

Paula Fraga afirma en una tribuna en El español que «una nueva religión recorre los países occidentales, el fundamentalismo queer, en manos de un lobby que persigue, acosa, agrede y silencia a las mujeres feministas que denuncian las tesis acientíficas y misóginas de las leyes de identidad de género». Denuncia la persecución que sufren algunas mujeres feministas (en un caso, incluso, instigado por la Junta de Andalucía). «Y -concluye-todo ello por cuestionar el dogma acientífico y sexista de la identidad de género. Por criticar su asunción en la norma jurídica. Y por rechazar la creencia transgenerista de que los varones pueden ser mujeres. A pesar de todo, seguiremos oponiéndonos a las creencias irracionales del fundamentalismo queer. Seguiremos enfrentándonos a su feligresía sectaria e inquisitoria. Y siendo críticas. Porque la crítica no es odio ni pecado de fobia. Sabemos, como decía Nawal Al Sadawi, que decir la verdad en un mundo que miente es peligroso. Asumimos el riesgo. El feminismo y la razón aplastarán a esta Santísima Inqueersición». Estas ideologías biologicistas e identitarias son un perfecto instrumento en manos de las partidocracias para crear miedo dentro de la sociedad civil, censura «virtuosa», clientelas y división social al servicio de los intereses de los partidos del régimen.

El economista Juan Ramón Rallo realiza uno de los mejores análisis sobre la calificación que da la revista The Economist a España como «democracia defectuosa». Revisa, pues, los indicadores y señala que aquellos en los que estamos peor son los que atañen al funcionamiento del Estado: 1. La insuficiencia de separación de poderes y control externo sobre el poder ejecutivo. 2. La corrupción generalizada. 3. Consecuente desconfianza de la sociedad hacia los partidos políticos, que instrumentalizan unas instituciones insuficientemente controladas. No cabe, pues, —concluye—, que la solución venga desde dentro (léase «reformismo»).

Alberto Iturralde y Emilio Triviño entrevistan al economista y escritor Guillermo Rocafort, con quien analizan la desastrosa gestión del Sareb (conocido como «banco malo») comparada con su equivalente irlandés, (que aumentará la deuda del Estado, sin que nadie pague por sus responsabilidades) y la función de los llamados «fondos buitres» (entidades financieras sin regulación dedicadas a la compra y reventa de activos) —de los que los bancos españoles actúan a menudo como pantalla— en la depredación de España, en alianza con el poder partidocrático, que no funciona como gestor, sino como liquidador de los bienes del Estado.

Con motivo de la gala de los premios Goya, Víctor Lenore expone el detrimento artístico sufrido en el cine español por su acomodamiento a las directrices del poder político: «El caso es que el enfoque artístico del cine español también recibe sólidas críticas desde la izquierda. Mi preferida son dos columnas publicadas en la web CTXT, firmadas por Luis E. Carrasco y Luis Parés, bajo el título de Confort y conflicto. La tesis es que el cine español se volvió acomodaticio tras la Ley Miró – en realidad, un decreto de 1983- y que nunca nos hemos recuperado del todo. Un fragmento muy explícito: “La mayor pérdida que sufrió el cine de esa década fue la de dejar de relacionarse críticamente con la sociedad a la que pertenecía, cosa que no había pasado ni durante el franquismo -piénsese en el cine de los cincuenta, con películas como Surcos, Esa pareja feliz o El inquilino-. El cine español de los ochenta pasó a ser un cine acrítico, más centrado en un esteticismo consensuado (las prácticas de vanguardia fueron desterradas) o en la accesibilidad de las narrativas antes que en contar su propio tiempo o el pasado reciente”, lamentan los autores. Esta noche veremos a un montón de personas satisfechas y acomodadas, envueltas en trajes carísimos, dándonos lecciones blandas de moral tipo Mr. Progreful. Hace más de treinta años, en plena apoteosis cultural del PSOE, la mayoría del gremio decidió que prefería el confort a cualquier conflicto artístico sustancial. Siempre es más sencillo escribir una fábula sobre malos patrones ficticios que plantarse ante empresarios ‘progres’ de carne y hueso que se llenan la boca de trotkismo pero guardan sus millones en paraísos fiscales y tratan a sus empleados igual o peor que unos marqueses de toda la vida».

Ignacio Ruiz Quintano comenta la ocurrencia de un diputado de la oposición de llamar “déspota” al presidente Sánchez: «¿Sánchez, déspota? Sánchez es soberano, cuya soberanía nada tiene que ver con la Nación. Rajoy, su predecesor, para defender la soberanía española, envió al puerto de Barcelona la nao “Piolín”, señal de que nada iba en serio, igual que ahora Sánchez envía al Mar Negro la nao “Meteoro” en defensa de una soberanía ucraniana que al parecer también sería española, aunque todos sabemos que en España no hay más soberanía que la de Sánchez, que mueve barcos que ningún español ha pedido para hacer méritos ante Sleepy Joe y ser mejor tratado en la cumbre de la Otan en Madrid para celebrar los cuarenta años de la adhesión, ratificada por el pucherazo felipista del 86 que sirvió para encumbrar a Sabina, que lo apoyó, y “ostraconear” a Krahe, que tuvo la juguetona idea de cantar “Cuervo ingenuo” en TV. Sánchez (y quien ocupe ese puesto en un Estado de Partidos) es un soberano déspota y usurpador, en el moderno lenguaje con que Benjamin Constant juzga a Bonaparte (viene en la Wikipedia, Bolaños). Constant entiende por despotismo “un gobierno donde la voluntad del amo es la única ley, donde las corporaciones, si es que existen, no son más que instrumentos suyos”. –Para establecer la tiranía, dice Maquiavelo, hay que cambiarlo todo; también podría decirse que para cambiar todo es necesaria la tiranía. Déspota, y además, usurpador, “aquél que, estando investido de un poder limitado, traspasa los límites que le han sido prescritos”. Pero, de todas las calamidades políticas, la más temible para Constant es una asamblea que se limite a ser el instrumento de un solo hombre. El Senado de Tiberio, el Parlamento de Enrique VIII… y el Congreso de Sánchez. O del que venga».

Luis Escribano incide en la corrupción como factor de gobierno en el Estado de partidos, sostenida por los votantes del régimen: «Cualquier ciudadano medio sabe que, si produce algún daño a la Administración pública (impago de impuestos o de una sanción, no justificación de subvenciones, participación en algunos de los delitos contra la Administración Pública previstos en el Código Penal, etcétera), la Administración y, en su caso, la justicia, actuarán contra él, recibiendo el castigo oportuno incluso con recargos e intereses, dada su habitual condición de desigualdad y debilidad que presenta cuando se enfrenta al exorbitante poder del Estado. Pero cuando el daño lo produce un político de cualquier partido, esa condición de desigualdad no tiene ni siquiera la ocasión de aparecer, porque ni la Administración ni la Justicia suelen actuar. Las pocas acciones que llegan a conocerse públicamente son tan sólo una mínima representación de lo que realmente existe de corrupción, dado que las instituciones públicas españolas que deben velar por el cumplimiento de la Ley son los principales vulneradores de la misma, al estar en manos de los partidos gobernantes. […] Pero nadie debería sorprenderse por ello, porque la corrupción sistémica es algo inherente al sistema partidocrático que rige en España, el cual es perpetuado por una mayoría de españoles que sigue refrendando -que no eligiendo a sus representantes- las listas de candidatos que elaboran las oligarquías de los partidos y grupos allegados, beneficiándose de la torpeza de esos votantes españoles que no pueden controlar a los que creen que son sus representantes».

La Hemeroteca del Buitre recoge la crónica mediática de la caída en cinco días del jefe del PP, Pablo Casado —presentada como humillante— tras sacar pecho en su intento por acabar con un rival emergente en su propia formación, Isabel Díaz Ayuso, y la respuesta de ésta. Esta historia ejemplifica, más allá de los lances navajeros propios de la lucha por el poder que caracteriza a la política, el verdadero carácter de los jefes de los partidos de la partidocracia, que no son en absolutos líderes políticos que se nutren de las raíces de la representación popular que los sustente, sino jefes sin principios ni sentido de la responsabilidad hacia la sociedad civil, repartidores de cargos, puestos en listas electorales y prebendas, cuyo clientelismo es su verdadero sustento. Así, la oposición de parte de los medios, el abandono de sus secuaces directos y la movilización de partidarios de la otra parte, puede hacerles, primero, desistir de su «cruzada», y luego, dimitir suplicando al nuevo jefe que se les mantenga una nómina a cuenta del contribuyente.

Pacto por la corrupción

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El lenguaje es un vehículo del pensamiento.

Mientras que los jueces piden medidas contra la corrupción, el poder estatal restringue la instrucción judicial a 6 meses y poder trocear las causas como pasó con el caso de los ERE.

Luis Díez, Pedro M. González y Antonio García-Trevijano, 4 de diciembre del 2014.

Fuente RLC: https://www.ivoox.com/rlc-2014-12-04-corrupcion-libertad-constituyente-etimologias-audios-mp3_rf_3816036_1.html

Música: Allegro vivace. Sinfonía en do mayor de Bizet.
https://www.ivoox.com/sinfonia-do-mayor-3-allegro-vivace-audios-mp3_rf_1248918_1.html

Rusia y Ucrania (2ª parte)

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Hoy publicamos el capítulo nº 20 del programa «Escenario internacional», presentado y conducido por Marcelino Merino, donde Fulgencio del Hierro, Aitor Céspedes Suárez y Gabriel Sánchez Corral nos hablan del papel que juegan los diferentes actores en el tablero del conflicto en el este de Europa.

Homenaje a Trevijano en Benizar

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Burt Munro, un hombre mayor, neozelandés, amante de la velocidad sobre dos ruedas, tenía un sueño: batir el récord de velocidad a lomos de su vieja Indian. Se embarcó en una aventura para viajar a EEUU e intentarlo en el campeonato mundial de velocidad sobre las lagunas saladas de Bonneville Salt Flats, en Utah. Batió el récord mundial de velocidad en 1967. Nunca dejó que se desvanecieran sus sueños de juventud. «Si una persona no está dispuesta a conquistar sus sueños, y a intentar hacerlos realidad, es muy probable que se convierta en un vegetal». Ese era Antonio García-Trevijano, una persona que desde muy joven nunca renunció a la conquista de sus sueños y de sus ideales. Nunca dejó que se desvanecieran sus sueños de juventud. Y trabajó en ello, como también lo hiciera Burt Munro en su vieja Indian, toda la vida.

Buenos días amigos de Benizar y amigos repúblicos. Antonio García-Trevijano tenía previsto acudir a Murcia para la presentación del «Grupo Independiente de Coordinación Democrática» —lo que más tarde sería La Junta Democrática de España—. Era el 14 de junio de 1976, pero no pudo asistir porque estaba preso en la cárcel de Carabanchel. En su lugar, fue José María de Cossío quien leyera un mensaje escrito por el propio García-Trevijano. En otra ocasión anterior, ya le había sido prohibida la celebración de una conferencia en Murcia.

Sin embargo, este gran abogado, hombre de acción, pensador político, filósofo de la acción, reconocido jurista, demócrata y republicano, visitó Murcia y su provincia durante los años 1998, 2007, 2011, 2012 y 2017. Lorca, Totana, Bullas, Murcia, Lorca, Totana, Puerto de Mazarrón y Murcia; esas han sido las ciudades recorridas por él, algunas de ellas en dos o más ocasiones, para traer la libertad política colectiva, la libertad constituyente, la democracia formal, la separación de poderes en origen y la república constitucional.

Cuarenta y ocho años tenía cuando comenzó su peregrinación por estas tierras. Noventa años tenía cuando nos visitó por última vez, para reunir en el Paraninfo de la Universidad de Murcia, en el Campus de la Merced, a casi seiscientas personas. Sin duda alguna, Benizar habría sido la siguiente elección para un nuevo encuentro. ¡Cuánto habría gozado él conociendo la experiencia de estos ciudadanos en su acción y en su lucha cotidiana al encontrarse con la abstención electoral de la práctica totalidad de sus vecinos!

En mayo de 2019, un año después de su muerte, nos llamó nuestra amiga Tere García desde Madrid para decirnos que en un pueblo de Murcia, Moratalla, en la bella pedanía de Benizar, había unos jóvenes que estaban promoviendo la abstención activa ante las próximas elecciones, y nos propuso acudir a hablar con ellos. Son Sergio el carpintero, Ana Rosa, la panadera, y el médico de Benizar. La Tarde del 5 de mayo, tres repúblicos murcianos viajamos a Benizar (Luis Narros, Alberto Muñoz y yo mismo).

El MCRC se hizo presente en Benizar, y Benizar tocó el alma de la asociación cultural y prepolítica que Trevijano había fundado 13 años antes. Allí estaba, planteada sobre el terreno, la expresión material de la teoría abstencionaria para deslegitimar al Estado de partidos. Aquellos valientes lograron captar la atención de la clase política y de los medios de comunicación; se hicieron presentes, haciendo realidad la teoría expuesta y defendida por Antonio García-Trevijano y por el MCRC.

Pues bien, hoy estamos aquí reunidos para rendir sentido homenaje a quien nos salvó y nos rescató para la verdad, la lealtad y la belleza. Estamos, diría yo, reunidos en torno a su memoria; pues dejadme que os diga aquello de que, donde dos o más se reúnen por alguien, ahí está él. Aquí, en Benizar, está hoy Antonio García-Trevijano, al encuentro con la libertad que viene en nuestra búsqueda.

Bienvenidos, amigas y amigos de alma republicana. Gracias, Sergio y Ana Rosa por recibirnos y acogernos.

Casado y Díaz Ayuso refuerzan nuestras reivindicaciones

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«Symposium». Akseli Gallen-Kallela.1894. Colección privada.

No descubro nada si verbalizo lo que todos estamos pensando sobre la situación que se está dando en estos momentos en uno de los partidos políticos más importantes, si medimos la importancia en términos de votos, de nuestro país.

El esperpento se queda corto, la sátira carece de los elementos necesarios y la caricatura queda enmarcada ya solo en las procelosas aguas de las redes sociales, por lo que solo nos queda la vergüenza ajena para describir lo indescriptible y solidificar, aún más, nuestra más absoluta creencia en el hecho de el Estado de partidos debe desaparecer.

Nos encontramos con dos maneras de entender la política, enfrentados por los conceptos más básicos de su existencia, y con un grupo de observadores incapaces de hacer caso a su propia conciencia, y dar un paso adelante y resolver la situación de una vez por todas.

«El que se mueva no sale en la foto», dijo Alfonso Guerra, y jamás nadie resumió el actual régimen de partidos de una manera más certera, más gráfica.

Ningún peso pesado del Partido Popular se atreve a dar un paso adelante, a criticar abiertamente a su presidente, a Pablo Casado, porque conocen muy bien los entresijos del régimen y su dependencia absoluta de la persona a la que deberían criticar.

Con un sistema electoral uninominal, como abogamos y abogaremos siempre desde estas líneas, los políticos no dependerían de los cargos jerárquicos de sus partidos sino de sus electores, solo rendirían cuentas ante sus electores.

Ello les daría libertad de acción en base a su conciencia, en base a las promesas que realizaron a las personas que les votaron.

Por esta anomalía democrática nos encontramos con una situación como la que se está dando estos días en el Partido Popular. Un presidente en el que nadie confía y al que todos quieren echar de su puesto, y un grupo de políticos de supuesto peso incapaces de decir abiertamente lo que piensan por miedo, pavor a que si su iniciativa no prospera se vean abocados al ostracismo por el aparato del partido.

No vamos a entrar a juzgar quién tiene razón y quién la deja de tener, quién debería presidir y quién quedarse en su región, eso lo dejamos para los votantes, si quieren, y si no, también, pero esta disputa de patio de colegio sirve para demostrar que el régimen actual retroalimenta la mediocridad y el seguidismo.

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Para que la información facilitada esté siempre actualizada y no contenga errores, recuerda comunicarnos las modificaciones que se vayan produciendo de tus datos de carácter personal a través de un correo electrónico a nuestra dirección. Además, cuando navegues por el Diario, podrán instalarse en tu dispositivo distintas cookies y otros dispositivos de seguimiento con el fin de asegurar un correcto funcionamiento de la página web, tal y como te explicamos en la Política de Cookies que puedes consultar en el Diario.

¿De dónde hemos obtenido tus datos?

Como puedes ver en el apartado anterior, los datos personales que necesitamos tratar en relación con el Diario, nos los aportas libremente a través de distintos canales. No obstante, en caso de que aportes datos personales de un tercero, garantizas que le has informado de esta Política de Privacidad y has obtenido su autorización para facilitarnos sus datos con las finalidades indicadas. Igualmente, te haces responsable de cualquier daño o perjuicio, directo o indirecto, que pudiera ocasionarse como consecuencia del incumplimiento de tal obligación. Como Usuario, garantizas que los datos que nos facilites -ya sean tuyos o de un tercero- serán veraces y exactos, debiéndonos comunicar cualquier modificación de los mismos. Nos reservamos el derecho a excluir del Diario a aquellos usuarios que hayan facilitado datos falsos, sin perjuicio de las demás acciones que procedan en Derecho.

¿Cómo funciona el boletín y la lista de difusión de Whatsapp?

El MCRC cuenta con un boletín informativo digital mediante el cual se comunica con sus asociados y suscriptores para mantenerles informados de las últimas publicaciones, novedades, acciones y participaciones. Suscribirte al boletín es muy sencillo, simplemente tienes que indicar tu correo electrónico en el apartado al efecto del Diario. Así mismo, el MCRC dispone de una lista de difusión de Whatsapp mediante la cual realiza avisos informativos con las publicaciones del boletín. Si quisieras recibir los avisos mediante la lista de difusión simplemente tendrás que aportar tu número de teléfono. Todos los datos que nos proporciones serán tratados de conformidad con esta Política de Privacidad.

¿Cómo usaremos tus datos y en base a qué?

Los datos de carácter personal recabados por el MCRC podrán ser utilizados para las siguientes finalidades: (i) Información. (ii) El envío del boletín informativo del MCRC mediante correo electrónico, y para enviarte mensajes informativos por Whatsapp en el caso de haberte suscrito. (iii) El envío de compras realizadas en la Tienda. (iv) La publicación de comentarios en el Diario. Desde el MCRC utilizaremos tus datos con las siguientes finalidades:
  1. Atender tus peticiones de información.
  2. Enviarte el boletín informativo en el case de haberte suscrito.
  3. Enviarte cualquier compra realizada en la Tienda a la dirección que nos proporciones.
  4. Generar facturas relacionadas con las compras realizadas en la Tienda.
  5. Atender cualquier solicitud de ejercicio de tus derechos que nos puedas hacer llegar, en cumplimiento de nuestras obligaciones legales.

¿Durante cuánto tiempo guardamos tus datos?

Sólo mantendremos tus datos durante el tiempo que sea estrictamente necesario para ofrecerte la información que requieras y poder realizar los envíos y realizar un seguimiento de los mismos, y posteriormente durante el periodo que resulte indispensable para poder cubrir eventuales responsabilidades o para la formulación, ejercicio o defensa de reclamaciones. No obstante lo anterior, podrás solicitar la eliminación de tus datos, y en caso de resultar aplicables dichos plazos legales de conservación, se mantendrán bloqueados durante el tiempo que la normativa establezca. En cuanto a nuestro boletín, conservaremos los datos proporcionados en tanto no manifiestes tu voluntad de darte de baja de los servicios.

¿Vamos a comunicar tus datos a terceros?

No cederemos tus datos a terceros excepto cuando se nos requiera por Ley, y en particular, podremos comunicar tus datos a las siguientes entidades, siempre en relación con las finalidades descritas:
  • A los órganos competentes de las Administraciones Públicas en cumplimiento de las obligaciones legales que nos sean de aplicación.
  • A nuestros proveedores de servicios auxiliares, necesarios para el normal funcionamiento de los servicios contratados, incluido el envío de las compras realizadas en el portal. En el caso de que algún proveedor se encuentre en una jurisdicción ajena al ámbito de aplicación del RGPD, te garantizamos que se encontrarán adheridos al Escudo de Privacidad (Privacy Shield) UE - EE. UU. Puedes aprender más haciendo click en este hipervínculo: https://www.aepd.es/sites/default/files/2019-09/guia-acerca-del-escudo-de-privacidad.pdf
    • A nuestros colaboradores, en el seno de prestaciones de servicios, los cuales estarán obligados a su vez a guardar la más estricta confidencialidad.

¿Cuáles son tus derechos y cómo puedes ejercitarlos?

  1. Derecho a acceder a tus datos personales para saber cuáles están siendo objeto de tratamiento y con qué
  2. Derecho a rectificar cualquier dato personal inexacto -por ejemplo, si necesitas actualizar la información o corregirla en caso de que fuera incorrecta-.
  3. Suprimir tus datos personales, cuando esto sea posible. Si la normativa vigente no nos permite eliminar tus datos, los bloquearemos durante el tiempo restante.
  4. Solicitar la limitación del tratamiento de tus datos personales cuando la exactitud, la legalidad o la necesidad del tratamiento de los datos resulte dudosa, en cuyo caso, podremos conservar los datos para el ejercicio o la defensa de reclamaciones.
  5. Oponerte al tratamiento de tus datos personales.
  6. Llevar a cabo la portabilidad de tus datos.
  7. Revocar el consentimiento otorgado -por ejemplo, si te suscribiste al boletín y ya no deseas recibir más información-.
  8. Ejercer tu derecho al olvido.
Podrás ejercitar tus derechos en cualquier momento y sin coste alguno, indicando qué derecho quieres ejercitar, tus datos y aportando copia de tu Documento de Identidad para que podamos identificarte, a través de las siguientes vías:
  1. Dirigiendo un correo electrónico a nuestra dirección: [email protected]
  2. Dirigiendo una solicitud escrita por correo ordinario a la dirección Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, 28223, Madrid.
  3. Además, cuando recibas cualquier comunicación nuestra, clicando en la sección de baja que contendrá esa comunicación, podrás darte de baja de todos envíos de comunicaciones del MCRC previamente aceptados.
  4. Cuando te hayas suscrito a la recepción de mensajes informativos a través de Whatsapp podrás cancelar la suscripción desde el formulario del Diario donde te diste de alta, indicando que deseas darte de baja.
Si consideras que hemos cometido una infracción de la legislación en materia de protección de datos respecto al tratamiento de tus datos personales, consideras que el tratamiento no ha sido adecuado a la normativa o no has visto satisfecho el ejercicio de tus derechos, podrás presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, sin perjuicio de cualquier otro recurso administrativo o acción judicial que proceda en su caso.

¿Están seguros tus datos?

La protección de tu privacidad es muy importante para nosotros. Por ello, para garantizarte la seguridad de tu información, hacemos nuestros mejores esfuerzos para impedir que se utilice de forma inadecuada, prevenir accesos no autorizados y/o la revelación no autorizada de datos personales. Asimismo, nos comprometemos a cumplir con el deber de secreto y confidencialidad respecto de los datos personales de acuerdo con la legislación aplicable, así como a conferirles un tratamiento seguro en las cesiones y transferencias internacionales de datos que, en su caso, puedan producirse.

¿Cómo actualizamos nuestra Política de Privacidad?

La Política de Privacidad vigente es la que aparece en el Diario en el momento en que accedas al mismo. Nos reservamos el derecho a revisarla en el momento que consideremos oportuno. No obstante, si hacemos cambios, estos serán identificables de forma clara y específica, conforme se permite en la relación que hemos establecido contigo (por ejemplo: te podemos comunicar los cambios por email).

Resumen de Información de nuestra Política de Privacidad.

Responsable del tratamiento MOVIMIENTO DE CIUDADANOS HACIA LA REPÚBLICA CONSTITUCIONAL (MCRC) Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. NIF: G-86279259
Finalidades de tratamiento de tus datos personales - Atender tus solicitudes de información, comentarios, peticiones y/o consultas en el marco de tu relación con el MCRC. - Atender las solicitudes para el ejercicio de tus derechos. - Enviarte todas las comunicaciones a las que te hubieras suscrito, incluido el boletín (si te hubieras suscrito) y comunicaciones por Whatsapp. - Enviar cualquier compra realizada en la Tienda del MCRC.
Origen de los datos tratados - Nos los has facilitado libremente tú mismo o un tercero en tu nombre. - Los hemos recabado a través de nuestro Sitio Web mediante cookies. Puedes obtener más información sobre este tratamiento en nuestra Política de Cookies.
Base de Legitimación para el tratamiento - El tratamiento es necesario para la ofrecerte la información necesaria en atención a tu condición de asociado del MCRC. - Para determinados tratamientos, nos has dado tu consentimiento expreso (ej participación en una acción; boletín…). - Contrato de compra entre las partes.
Cesión de datos a terceros - Cedemos tus datos a proveedores de servicios, incluidos aquellos relativos al envío de las compras realizadas en la Tienda. - En ningún caso se cederán tus datos a personas ajenas a la actividad del MCRC (ya sean asociados o ajenos a la asociación) y los servicios que nos has sido solicitado. - Cedemos tus datos a determinadas autoridades en cumplimiento de obligaciones legales (ej. Administraciones Públicas).
Plazos de conservación - Conservaremos tus datos durante el tiempo que siga vigente tu relación con el MCRC. - Si nos pides expresamente que los eliminemos, así lo haremos salvo que exista una obligación legal que nos lo impida o que, por ejemplo, necesitemos utilizarlos para la formulación, ejercicio y defensa de reclamaciones.
Derechos del interesado Podrás solicitarnos el ejercicio de tus derechos por correo electrónico: [email protected], o por escrito a nuestro domicilio social en Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. Puedes pedirnos el derecho a acceder a tus datos, a solicitar su rectificación o supresión, a limitar el tratamiento de tus datos, o a oponerte a determinados tratamientos, a retirar el consentimiento que nos hubieras prestado, a la portabilidad de tus datos o a no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamiento automatizado. Si no estás de acuerdo con el tratamiento que realizamos de tus datos, puedes presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos: www.aepd.es. Si tienes alguna duda sobre esta Política de Privacidad o el tratamiento de tus datos, escríbenos a nuestra dirección de correo electrónico [email protected], y estaremos encantados de atenderte.

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