6 C
Madrid
lunes 22 diciembre 2025
Inicio Blog Página 1016

Italia, como siempre

0

"veduta de Venecia, oleo de Canaletto, siglo XVIII". ITALIA, COMO SIEMPRE Gabriel Albiac Es intemporal. Italia. Los Berlusconi o Prodi. Los Cossiga o los Berlinguer, los Craxi, o incluso los Andreotti, viven en un país aparte. Lo saben. Ciudadanos, como políticos. Se soportan. Y tratan de interferirse poco. Llevan así, como mínimo seis siglos. Es difícil imaginar a Italia de otro modo.   Cuando, hace un par de meses, a Prodi le dio por disolver las cámaras y convocar elecciones, yo andaba deambulando por Nápoles entre clase y clase. La estupenda retórica de la prensa –arcaica e ilegible, en contenido como en diseño, pero bastante boyante en clientela– y la perfecta indiferencia de la gente me llamaron un tanto la atención. Lo comenté con un amigo, brillante novelista joven y una de las cabezas más notables  de la Italia actual. Se me quedó mirando como se mira a un niño de pecho. “Pero, hombre, aquí a los políticos nadie les hace ni jodido caso”.   Como me dio la impresión de que perder el tiempo en tamaña chorrada no era lo más propicio para entusiasmarle, me pareció poco cortés insistir demasiado.   En lo personal, mantengo idéntico criterio hacia los políticos. Que se resume en cierta secuencia muy conocida del Casablanca de Michael Curtiz: para despreciarlos tendría que pensar en ellos; y ando demasiado ocupado últimamente. Me fascinaba, sin embargo, hasta qué punto en Italia esa rareza mía era poco menos que una certeza universal del ciudadano. Yo, que acababa de publicar la semana anterior mi Contra los políticos, me encontraba allá hasta a la pescadera hablando de “antipolítica”. No soy tan vanidoso como para atribuirlo a mi fantástica resonancia.   Luego, han venido las elecciones. Porcentajes envidiables de abstencionismo. El voto aquí no sirve para nada. Ni los políticos. Cada cual por su lado. Como siempre. Volví a llamar ayer a mis amigos napolitanos. “Supongo que lo de Berlusconi os traerá al fresco, ¿no?” “Sí, claro. ¿Por qué lo preguntas?” “No, nada. Tontas cosas mías”.   En el año 1512, el Maquiavelo que, exiliado en San Casiano, escribe El príncipe y los Discorsi,  sabe que esa es la extraña condición de la Italia moderna. La que la diferencia irreversiblemente de la Francia y la España, a las que toma como contraejemplo: aquí no hay –ni parece que vaya a haber– Estado.   Para lo malo como para lo bueno, no lo ha habido en los quinientos años posteriores. Con una sola excepción: la extravagante idea, que abrigó Benito Mussolini, de inventarse tal cosa bajo la atronadora palabrería del Estado fascista. Menos mal que no destruyó la Italia eterna, la del arte.   Las mafias –respetable término que designa a los Estados dentro del Estado, que son los únicos que de verdad funcionan– se han hecho cargo de todo cuanto es atribuido al papel del Estado nacional en los países modernos. Y el delito organizado es la única fuerza de seguridad que merezca tal nombre.   Tras la segunda guerra mundial, y borrada la irregularidad fascista, todo retornó a su curso. Merced, entre otras cosas, al sincero apoyo que alguna de las familias –los Luciano, por ejemplo– prestaron a la normalización aliada del sur. Entraron nuevas familias en el reparto. El PCI, que se apropiaba de amplios territorios del norte. La DC, que daba etiqueta piadosa a denominaciones locales menos pulcras. Craxi que se inventó una cosa socialista con la cual embolsarse lo que fuera. La máquina, bien engrasada, funcionó como una seda durante tres decenios.   Los años setenta marcaron irregularidades: terrorismo izquierdista en el norte y variantes delictivas sin control en las viejas familias sureñas. La primera fue exterminada en dos patadas. Con las segundas se llegó a un apaño. Fueron recicladas en negocios a caballo entre dinero blanco y negro. Lo de siempre. Los partidos posteriores al 45 desaparecieron. Los suplieron pintorescas cosas con marca vegetal, hortícola o deportiva. ¿Prodi? ¿Berlusconi? ¿Y eso que le importa a nadie?

Las ministras

0

De los diecisiete titulares que han tomado posesión de sus carteras, nueve son mujeres. Además de la vicepresidenta primera del Gobierno, permanecen en el Consejo de Ministros, Magdalena Álvarez en Fomento, Mercedes Cabrera en Educación, Elena Espinosa, Elena Salgado en Administraciones Públicas y Carme Chacón que pasa a ocupar el Ministerio de Defensa. Las incorporaciones se producen en Vivienda con Beatriz Corredor, y en los dos ministerios de nueva creación: Cristina Garmendia en Ciencia e Innovación y Bibiana Aído en el de Igualdad.   El Sr. Zapatero ha sobrepasado la composición paritaria de su nuevo Gobierno, “para dar ejemplo a los españoles de la capacidad de las mujeres para actuar en cualquier esfera de la vida pública”. Sin embargo, Magdalena Álvarez fue acusada de incompetencia desde diversos medios por la gestión de las infraestructuras, especialmente en el desarrollo de las nuevas líneas de trenes de alta velocidad y en la suspensión de trenes de cercanías que colapsó Barcelona, llegando incluso el Congreso a votar una propuesta de reprobación de la ministra que no fue aceptada por sólo tres votos.   Carme Chacón que ha publicado obras como “Diversidad y Federalismo en Cánada” o el “Dictamen sobre la Secesión de Quebec: un Comentario”, tras pasar revista a las tropas, ha destacado que “Nunca como ahora las Fuerzas Armadas habían sido más capaces de cumplir el papel que les asigna la Constitución”, es decir, garantizar la unidad e indivisibilidad de la Nación española.   Si el principio de igualdad entre varones y mujeres es uno de los ejes de la política gubernamental, ésta se aproxima a la “democracia paritaria” de la teoría feminista, que llama la atención sobre una profunda e injusta contradicción de nuestras sociedades: las mujeres apenas tienen poder de decisión en las instituciones políticas. Ahora disponen de la autoridad que les conceden los jefes de los partidos al incluirlas en sus listas y en sus preferencias ministeriales. hechos significativos El tribunal supremo de Zimbawe desestima la demanda interpuesta por la oposición para obligar a la comisión electoral a hacer públicos los resultados de las elecciones celebradas hace ya dos semanas. El Consejo de Seguridad Nuclear ha pedido comparecer en el Congreso de los Diputados para dar cuenta de los detalles disponibles sobre la fuga radiactiva del pasado noviembre en la central de Ascó. El Parlamento Pakistaní pide a la ONU que investigue el asesinato de Benazir Bhutto.

Hijos de la libertad

0

(foto: dafnu) Hijos de la libertad Para persuadir locomotoras y descalzar amaneceres. Saludar el canto del mirlo prendido de aulagas, el alma caldeada a fuerza de aguaceros, frases favorables y fecundas aldeas. Para olfatear el humus de las buenas palabras con el afán aspirador de un vórtice de semillas. Rescatar abrazos sumergidos de lluvia y de madréporas, catasterismos ancorados al firmamento submarino que habrán de ascender como dirigibles, hacia el oxígeno atmosférico de la libertad.   Alentar la pureza como si fuera ojos que buscan otros ojos habitados. Vivificar el pensamiento con un fuelle discretísimo de verdad, insuflador de alas, proverbios solidarios, lágrimas portuarias, porvenires ciertos. Desabrochar la indefensión con la presencia de aciertos posibles, con el pulso de manos liberadas. Auxiliar la valentía y también la poesía. Para ensombrecer la servidumbre, la transitoriedad, las predicciones, las garantías, el amor cotejado; para rehuir el asilo tentador de la analgesia social, la salvaguardia de acentos y atolones seguros. Para repudiar homenajes, juramentos y  cálculos,  desmembrar encantamientos, verdugos que transgreden -con un leve sudor, una tierna hipocondría, un fácil conjuro- nuestros cuerpos germinados de franqueza.   Para arrojar sombras, ídolos y vértigos por los acantilados, derruir espigones como si nuestro empuje de libertad fuera oleaje. Ahuyentar simulacros de incendios, salvamentos ensayados, sirenas enojadas. Suscribir los principios elementales de la verdad y la lealtad cual ramajes estrechando nuestras sienes, inoculando savia elaborada en nuestras venas, transfundiendo concordia, alianzas pronunciando ecos de hijos de la libertad.

Demencia italiana

0

La influencia del Estado de Partidos, instalado como expediente provisional tras la derrota del fascismo y mantenido por las exigencias extramorales de la guerra fría, ha sido nefasta para la posibilidad de verdad y libertad en la vida pública. La partitocracia no es una modalidad de la democracia, ni una manifestación institucional de la libertad politica, sino la negación formal de ambas.   La conversión de los partidos en órganos estatales, en sustitución del  Partido Único, su condición de agentes exclusivos de un Estado sin separación de poderes, ni representación de los electores, han provocado la degeneración politica de la autoridad estatal y la destrucción moral de la sociedad civil. Aunque el modelo italiano sea más infame que su copia española, en ésta se inscribieron los mismos genes originarios de la anticonstitucionalidad del poder político y de la constitucionalidad de la corrupción cultural.      En estas elecciones italianas -el voto, además de ser obligatorio y de ocupar el tiempo de dos días, es susceptible de compra por las mafias del sur-, se ha visto hasta donde puede llegar la podredumbre mental de los intelectuales de la partitocracia. Uno de los más miserables, el famoso Giovanni Sartori, premio Príncipe de Asturias, cuyos textos se enseñan en las Universidades españolas, pidió seriamente a los electores, en Il Corriere della Sera,  que ejercieran el “voto disjunto”. Es decir, que un mismo elector votara a un partido para la Cámara  y al partido contrario para el Senado. Como ambos órganos tienen los mismos poderes legislativos, esa esquizofrenia del voto dispar llevaría a un empate que obligaría a legislar y gobernar por consenso. El demencial voto disjunto no solo atenta a la indivisibilidad del voto, uno de los  pilares de la representatividad, sino a la integridad de la propia conciencia ciudadana del elector.   La propuesta demencial de Sartori no hizo más que traducir en términos de lógica racional  la patología moral de los gobernados italianos, obligados a elegir, por una monstruosa ley electoral -su propio autor la ha calificado de “porquería”-,  entre la roca Scylla de la corrupción derechista, Berlusconi, y el torbellino Carybdis de la impotencia izquierdosa, Veltroni. Nada tiene de extraño que ante esta imposible alternativa moral, haya triunfado en las urnas el dueño de los medios de comunicación que conducen a ellas.   florilegio "Los intelectuales europeos son subproductos del poder estatal de partido. No hay un solo pensador de la libertad y la democracia, ni un pueblo entero decidido a conquistarlas. Y, sin embargo, es posible pensarlas y realizarlas."

Influencia menor

0

Los componentes del nuevo Gobierno han sido presentados por su jefe como personas capaces de resolver los grandes problemas a los que se enfrenta la sociedad española. Ha glosado sus trayectorias y, en varios casos, el sexo de cada uno de ellos; y explicado las funciones que van a realizar para conseguir los objetivos de su programa electoral.   Palacio de la Moncloa Zapatero, con su aureola de utópico “buenismo”, no repara en que una parte importante de las competencias del Gobierno nacional, que nos llegan a través de programas y directivas, han sido trasferidas, por arriba, a la Unión Europea; y, por abajo, a las Comunidades Autónomas, que las ejercen a través de leyes, reglamentos o actos propios. La gestión de competencias tales como la política monetaria, el comercio y la industria; la sanidad, la educación, la cultura y la vivienda; las infraestructuras, la agricultura y los servicios sociales, no dependen exclusivamente de él.   Resulta  muy entretenido ver, como estampas de otra época, a los nuevos ministros jurar o prometer sus cargos, pero, ¿hasta dónde llegará la influencia de su gestión? ¿Qué impacto tendrán sus decisiones en la sociedad? ¿Con qué medios van a realizar las gestas prometidas?   En realidad, la mayor parte de los gastos consignados en los Presupuestos Generales del Estado para 2008, por valor de 349.415 millones de euros, cantidad considerable para influir en la marcha de la economía nacional (un 35% del PIB previsto para este año), no es susceptible de cambios. Los grandes apartados, es decir, el mantenimiento de las instituciones y servicios públicos básicos del Estado (6,3%), las pensiones públicas (31,3%), las transferencias a otras Administraciones Públicas (18,8%) y los créditos destinados a pagar los intereses y el capital de la deuda pública en circulación (14,6%), apenas pueden variar . El peso de la acción gubernamental se va reduciendo, y sólo conserva la gestión de los impuestos no cedidos.   Así que el nuevo Gobierno únicamente tendrá la capacidad de maniobra que le otorga el 29% de los gastos, un poco más de 100.000 millones de euros, bastante menos que el total de gastos presupuestados por las CCAA para este mismo año, 173.593 millones de euros.

Economía apócrifa

0

La economía es política. Y no existe un análisis global de lo que el Régimen de la Transición ha supuesto al respecto. Mas desde el punto de vista socioeconómico, si hay algo que llama la atención es que, durante los últimos treinta años, la renta de las familias españolas de clase media se ha reducido a la mitad. Lo atestigua el hecho de que antes sólo trabajaba el cabeza de familia, y ahora se necesitan dos salarios. Éstos son bajos y tienden a serlo más. El precio de la vivienda se ha disparado. La entrada en el euro llevó a un ajuste inflacionario que no se ha registrado y del que todavía no nos hemos recuperado. El consumo es posible a costa del endeudamiento. Además, ahora apenas se tienen hijos y, en la mayoría de los casos, se hace precisa la asistencia  no remunerada de los abuelos para cuidar a los niños. Todo ello a pesar de un continuo crecimiento del PIB.   Una situación como la descrita haría prever una elevada conflictividad social. Sin embargo, los españoles de clase media se toman la situación con inusitado estoicismo, que con la propaganda estatal y el secular dirigismo al que están acostumbrados, hace que no sean ni siquiera capaces de percibir su empobrecimiento. Así, la entrada de España en la CEE y todo su corolario, las transformaciones sociales, como la incorporación de la mujer al mundo laboral, o las “ampliaciones de derechos”, como el matrimonio de los homosexuales, son celebrados como logros de la calificada “mejor etapa de nuestra historia”, lo que oculta la realidad del inmoral enriquecimiento de unos pocos.   Lo anterior no se puede achacar a un solo partido, puesto que se han alternado derecha e izquierda, gobernando ésta más años, sino que es consecuencia de la antidemocrática Monarquía de Partidos, reflejo institucional de los intereses de la oligarquía financiera, cuya política económica ha sacrificado los sectores productivos nacionales. El sistema electoral proporcional con listas de partido, que impone la Constitución del 78, no es representativo, lo que supone una barrera infranqueable para que los intereses de esa mayoría social, que constituyen las clases medias asalariadas, sean debidamente atendidos. Aunque los negocios odian la incertidumbre,  la solución radica en un auténtico proceso constituyente que nos conduzca a una república verdaderamente democrática.   “Money”  (foto: Haltenhof)

Por las buenas …

0

Finalizado el periodo electoral, la renovación de los miembros de CGPJ y del Tribunal Constitucional resulta inaplazable. La adaptación de la justicia dependiente e inseparada al nuevo escenario de mayorías políticas debe acometerse sin falta. Para ello el recién autoinvestido Presidente Zapatero ofrece dos soluciones, que demuestran la total sumisión del Poder Judicial al político.   La primera consiste en el manido consenso con el partido de la oposición y nacionalistas mediante otro “Pacto por la Justicia”, como si ésta fuera objeto de transacción y voluntades políticas. Las soluciones negociadas en materia de Justicia sólo son posibles en los conflictos judiciales concretos de los particulares, por cuanto presuponen el litigio de índole privado entre dos partes que pueden encauzarlo voluntariamente.   Por ello, la aplicación del consenso al gobierno de la propia Justicia y a la composición de sus más altas instancias, no sólo constituye el más descarado reconocimiento de su sometimiento al poder político, sino que evidencia su carácter de materia disponible entre partidos.   “Justicia” (foto: ojo espejo) La segunda opción solucionaría el problema por las bravas. Ya ha anunciado el Sr. Presidente que de no llegarse a tal consenso, legislará sobre la materia “de forma excepcional” cambiando las reglas de elección de Vocales y Magistrados para desbloquear la situación. Siempre claro está, a su conveniencia. Tal solución sólo encuentra parangón en la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1.985. Si aquélla, en palabras de D. Alfonso Guerra, mataba a Montesquieu, ésta lo remata.   El anuncio del jefe del ejecutivo tiene un efecto sorprendente en la oposición, que lejos de sublevarse contra la medida por antidemocrática, la asume como un órdago cuya finalidad última es atraerla al consenso bajo la amenaza de quedar fuera del juego político-judicial. Sabedor de que algún día llegará su turno, el PP toma la amenaza como un elemento más de la negociación consensual y así lo acepta, como simple coste de su posición actual y de sus expectativas. Parece que el cambio de nombres de los delegados de los partidos en la Justicia resulta inevitable. No es una renovación, es un recambio. Por las buenas o por las malas.

Comienza la función

0

Congreso de los diputados (foto: Sebúlcor) Si la adscripción de los diputados a sus respectivos partidos determina todos los actos de aquéllos, bastaría con escoger a los cinco o seis programadores del automatismo parlamentario, que es lo que de facto acaece en este régimen que confiere la inexistente soberanía popular a un Congreso de empleados de los partidos políticos.   La parsimonia con la que se acepta la docilidad de los diputados, como si fuese una propiedad innata, indica cuán resistente es la perversión que adopta el cariz del hábito o de la convención: lo lícito es atenerse al orden depravado de la disciplina de voto, lo ilícito, transgredirla. Un diputado que no siga las directrices de su partido, tiene que devolverle el escaño. No es extraño que sus ex compañeros estimen contranatural la figura de Rosa Díez.   Que los partidos quieran dejar intacta y bien engrasada la maquinaria que les proporciona beneficios y fueros sin cuento, entra en la lógica de sus intereses; viven al socaire de un régimen electoral entre cuyos fines se encuentra el de preservar sus amañadas posiciones de ventaja.   Los principales medios de representación política se transmutan en ominosos fines. Los partidos se apartan de su base social nutriente para encastillarse en un Estado que les concede el oligopolio de la propaganda y la financiación. Tan imponentes recursos les permiten reproducir, sin grandes sobresaltos, sus resultados electorales, así como disuadir a competidores advenedizos.   Si bien Robert Michels demostró la fatal ausencia de democracia en el interior de los partidos, no hay ley de hierro que valga para describir adecuadamente el servilismo que impregna el funcionamiento de los partidos estatales. Que los siervos de la disciplina partidista se autoproclamen representantes del pueblo es una delirante deslealtad. El sistema de elección proporcional con sus inherentes listas de partido se convierte en un depurado instrumento de clientelismo.   El parlamento ha vuelto a constituirse y su inanidad es asumida con resignación o burlona indiferencia. Sin embargo, en esa cámara el poder legislativo es sojuzgado; y los miembros de los partidos tienen el gracioso privilegio de llevar a su propio jefe de filas en volandas hasta la cúspide ejecutiva.

La elección presidencial

0

El diario “Minuto Digital” recoge unas enjundiosas declaraciones de Rosa Díez,  que son criticables por lo que no se llega a decir o por la resistencia a sacar las conclusiones que se derivan de la interpretación de sus palabras. Rosa Díez califica justamente de “paripé” la elección parlamentaria del Presidente y desea que los candidatos a la presidencia puedan explicar a la Cámara Baja sus propósitos, para que los diputados puedan elegir “al margen del partido político al que pertenezcan”.   En suma, Rosa Díez propone nada menos, que la cancelación del mandato imperativo de hecho, que rige en el actual régimen, lo que supone un fraude sin paliativos, pues contraviene el espíritu y la letra del artículo 67.2 de la Constitución Española. Pero de tal engaño hay que acusar, en primer lugar, a la propia Constitución, pues tal mandato imperativo es una consecuencia inexcusable de la elección del Poder Ejecutivo por parte del Poder Legislativo, y de la inevitable subsunción del segundo en el primero. La disciplina de voto, de no existir, provocaría la crisis inexorable de nuestra pretendida democracia. Por lo tanto, cuando Rosa Díez sugiere que los diputados puedan elegir libremente “al margen del partido político al que pertenezcan” está ofreciendo una solución cuya mera posibilidad pasa, paradójicamente, por la inexistencia del problema que trata de solventar.   Si todas las organizaciones tienden, por su propia dinámica, a independizarse de los fines para los que fueron fundadas, o si los medios tienen sus propias leyes  al margen de los fines a los que pretendidamente sirven, en los partidos políticos, lo anterior ocurre en grado sumo; como ha señalado Sánchez Ferlosio “si se empieza fundando un partido político porque se tienen ideas bastante parecidas en bastantes cosas y terminan por tenerse las mismas ideas en todas las cosas porque se pertenece al mismo partido político”, o, si la disciplina se vuelve en si misma una motivación suficiente por encima de cualquier contenido al que remitirse, no es difícil imaginar las tenebrosas consecuencias que trae consigo entregar el Estado a esas organizaciones, sin que la llamada “sociedad civil” pueda interponerse. Rosa Díez tiene razón: la elección del presidente del gobierno ha sido una pantomima. Pero el remedio no está en el parlamentarismo, ni en un sistema electoral proporcional que, a la no separación de poderes, añade la conculcación de toda noción de representación.   Doña Rosa Díez (foto: MCRC)

El pedagogo

0

Sr. Rodríguez Zapatero (foto: jmlage) España ha sido un yermo para la acción y el pensamiento de izquierdas. Por eso merecen atención las originalidades del nuevo catecismo de la izquierda española, cuyo predicador da ejemplo a los españoles con insólitos nombramientos ministeriales: Carme Chacón al frente del Ministerio de Defensa y la ministra más joven de la historia dirigiendo el recién nacido Ministerio de Igualdad. Arrumbada la izquierda que atribuía a la propiedad privada la causa de la desigualdad y que se proponía, mediante la conquista gradual del Estado, organizar la economía colectiva, Zapatero sobrepasa la línea de acción de aquella izquierda que, al achacar los males sociales a la ignorancia, se centró en la educación pública, puesto que el jefe del PSOE cree en el valor pedagógico de los actos de Gobierno.   Las buenas leyes lo son para todos los hombres tal como las proposiciones científicas son verdaderas para todo el mundo. El consenso de la clase política y la soberana voluntad del poder ejecutivo pueden conducirnos a una feliz sociedad de iguales, librando al individuo de todas sus ataduras y condicionamientos sociales, salvo los de la propiedad. El predominio de valores igualitarios y la democratización de las costumbres son los imperativos categóricos de un neosocialismo español que los estima moralmente superiores a los mandatos imperativos de los electores.   Sin embargo, esta pedagogía social de la igualdad no puede ocultar una ignorancia política de la libertad que mantiene a los españoles en un estado de minoría de edad. Los artífices de la Constitución del 78 no consideraron al pueblo español lo bastante adulto como para aspirar a designar y controlar a sus gobernantes, e impusieron un régimen de tutelaje oligárquico. No obstante, si los hombres no están preparados para la libertad, ésta no se alcanzaría jamás, “porque no se puede madurar para la libertad si no se ha sido puesto previamente en libertad” (Kant).   El vacío ideológico de una izquierda huérfana de marxismo y ajena a la democracia, se trata de llenar con burbujas demagógicas. Pero su desnudo interés consiste en aferrarse a lo que le proporciona su condición actual: el Estado de partidos. La izquierda estatal imparte lecciones reaccionarias cuya autoridad la sociedad no puede rechazar sin salir del régimen cultural de la partidocracia, que sigue ignorando la democracia política o formal.

Traducir

Política de privacidad

Queremos que leas y comprendas esta Política de Privacidad. Por eso, la hemos redactado en un lenguaje fácil y sencillo. No obstante, si quieres consultar las cuestiones más importantes, puedes dirigirte directamente al final y las verás especificadas de forma concisa en una tabla.

¿Quiénes somos y qué hacemos con tus datos?

En la asociación Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC) (en adelante, “MCRC"), somos responsables del tratamiento de tus datos de carácter personal que llevaremos a cabo desde la página web del Diario Español de la República Constitucional (en adelante, el “Diario”): www.diariorc.com, la cual incluye la tienda de la editorial del MCRC (en adelante, la “Tienda”), cuyo dominio es de nuestra titularidad, según la información recogida en esta política de privacidad. Debes saber que somos una asociación cultural con domicilio social en Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, 28223, Madrid, y nuestro NIF es G-86279259. Si tienes cualquier duda o consulta acerca de cómo tratamos tus datos, puedes escribirnos a [email protected] y estaremos encantados de atenderte. El acceso y/o uso al Diario te atribuye la condición de usuario (en adelante, “Usuario”), e implica la aceptación, desde dicho acceso y/o uso, de la presente Política de Privacidad para las finalidades indicadas en la misma así como el Aviso Legal, que también puedes consultar en el Diario.

¿Qué información recabamos sobre ti?

Recogemos los datos estrictamente necesarios para garantizar el correcto funcionamiento del boletín, la provisión de los servicios de venta ofrecidos en la Tienda, así como para asegurar que cumplimos con lo que nos piden los Usuarios, ya sea mediante la solicitud de información como el envío de compras realizadas a través del Diario. Recabamos información sobre ti cuando:
  • Nos solicitas información, ya sea vía email o a través de nuestro formulario web.
  • Te suscribes a nuestro boletín informativo, y/o solicites el envío las publicaciones por Whatsapp.
  • Nos remites obras para su publicación en el Diario.
  • Realizas una compra en la Tienda.
  • Dejas un comentario en la sección de comentarios de los contenidos del Diario.
Para que la información facilitada esté siempre actualizada y no contenga errores, recuerda comunicarnos las modificaciones que se vayan produciendo de tus datos de carácter personal a través de un correo electrónico a nuestra dirección. Además, cuando navegues por el Diario, podrán instalarse en tu dispositivo distintas cookies y otros dispositivos de seguimiento con el fin de asegurar un correcto funcionamiento de la página web, tal y como te explicamos en la Política de Cookies que puedes consultar en el Diario.

¿De dónde hemos obtenido tus datos?

Como puedes ver en el apartado anterior, los datos personales que necesitamos tratar en relación con el Diario, nos los aportas libremente a través de distintos canales. No obstante, en caso de que aportes datos personales de un tercero, garantizas que le has informado de esta Política de Privacidad y has obtenido su autorización para facilitarnos sus datos con las finalidades indicadas. Igualmente, te haces responsable de cualquier daño o perjuicio, directo o indirecto, que pudiera ocasionarse como consecuencia del incumplimiento de tal obligación. Como Usuario, garantizas que los datos que nos facilites -ya sean tuyos o de un tercero- serán veraces y exactos, debiéndonos comunicar cualquier modificación de los mismos. Nos reservamos el derecho a excluir del Diario a aquellos usuarios que hayan facilitado datos falsos, sin perjuicio de las demás acciones que procedan en Derecho.

¿Cómo funciona el boletín y la lista de difusión de Whatsapp?

El MCRC cuenta con un boletín informativo digital mediante el cual se comunica con sus asociados y suscriptores para mantenerles informados de las últimas publicaciones, novedades, acciones y participaciones. Suscribirte al boletín es muy sencillo, simplemente tienes que indicar tu correo electrónico en el apartado al efecto del Diario. Así mismo, el MCRC dispone de una lista de difusión de Whatsapp mediante la cual realiza avisos informativos con las publicaciones del boletín. Si quisieras recibir los avisos mediante la lista de difusión simplemente tendrás que aportar tu número de teléfono. Todos los datos que nos proporciones serán tratados de conformidad con esta Política de Privacidad.

¿Cómo usaremos tus datos y en base a qué?

Los datos de carácter personal recabados por el MCRC podrán ser utilizados para las siguientes finalidades: (i) Información. (ii) El envío del boletín informativo del MCRC mediante correo electrónico, y para enviarte mensajes informativos por Whatsapp en el caso de haberte suscrito. (iii) El envío de compras realizadas en la Tienda. (iv) La publicación de comentarios en el Diario. Desde el MCRC utilizaremos tus datos con las siguientes finalidades:
  1. Atender tus peticiones de información.
  2. Enviarte el boletín informativo en el case de haberte suscrito.
  3. Enviarte cualquier compra realizada en la Tienda a la dirección que nos proporciones.
  4. Generar facturas relacionadas con las compras realizadas en la Tienda.
  5. Atender cualquier solicitud de ejercicio de tus derechos que nos puedas hacer llegar, en cumplimiento de nuestras obligaciones legales.

¿Durante cuánto tiempo guardamos tus datos?

Sólo mantendremos tus datos durante el tiempo que sea estrictamente necesario para ofrecerte la información que requieras y poder realizar los envíos y realizar un seguimiento de los mismos, y posteriormente durante el periodo que resulte indispensable para poder cubrir eventuales responsabilidades o para la formulación, ejercicio o defensa de reclamaciones. No obstante lo anterior, podrás solicitar la eliminación de tus datos, y en caso de resultar aplicables dichos plazos legales de conservación, se mantendrán bloqueados durante el tiempo que la normativa establezca. En cuanto a nuestro boletín, conservaremos los datos proporcionados en tanto no manifiestes tu voluntad de darte de baja de los servicios.

¿Vamos a comunicar tus datos a terceros?

No cederemos tus datos a terceros excepto cuando se nos requiera por Ley, y en particular, podremos comunicar tus datos a las siguientes entidades, siempre en relación con las finalidades descritas:
  • A los órganos competentes de las Administraciones Públicas en cumplimiento de las obligaciones legales que nos sean de aplicación.
  • A nuestros proveedores de servicios auxiliares, necesarios para el normal funcionamiento de los servicios contratados, incluido el envío de las compras realizadas en el portal. En el caso de que algún proveedor se encuentre en una jurisdicción ajena al ámbito de aplicación del RGPD, te garantizamos que se encontrarán adheridos al Escudo de Privacidad (Privacy Shield) UE - EE. UU. Puedes aprender más haciendo click en este hipervínculo: https://www.aepd.es/sites/default/files/2019-09/guia-acerca-del-escudo-de-privacidad.pdf
    • A nuestros colaboradores, en el seno de prestaciones de servicios, los cuales estarán obligados a su vez a guardar la más estricta confidencialidad.

¿Cuáles son tus derechos y cómo puedes ejercitarlos?

  1. Derecho a acceder a tus datos personales para saber cuáles están siendo objeto de tratamiento y con qué
  2. Derecho a rectificar cualquier dato personal inexacto -por ejemplo, si necesitas actualizar la información o corregirla en caso de que fuera incorrecta-.
  3. Suprimir tus datos personales, cuando esto sea posible. Si la normativa vigente no nos permite eliminar tus datos, los bloquearemos durante el tiempo restante.
  4. Solicitar la limitación del tratamiento de tus datos personales cuando la exactitud, la legalidad o la necesidad del tratamiento de los datos resulte dudosa, en cuyo caso, podremos conservar los datos para el ejercicio o la defensa de reclamaciones.
  5. Oponerte al tratamiento de tus datos personales.
  6. Llevar a cabo la portabilidad de tus datos.
  7. Revocar el consentimiento otorgado -por ejemplo, si te suscribiste al boletín y ya no deseas recibir más información-.
  8. Ejercer tu derecho al olvido.
Podrás ejercitar tus derechos en cualquier momento y sin coste alguno, indicando qué derecho quieres ejercitar, tus datos y aportando copia de tu Documento de Identidad para que podamos identificarte, a través de las siguientes vías:
  1. Dirigiendo un correo electrónico a nuestra dirección: [email protected]
  2. Dirigiendo una solicitud escrita por correo ordinario a la dirección Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, 28223, Madrid.
  3. Además, cuando recibas cualquier comunicación nuestra, clicando en la sección de baja que contendrá esa comunicación, podrás darte de baja de todos envíos de comunicaciones del MCRC previamente aceptados.
  4. Cuando te hayas suscrito a la recepción de mensajes informativos a través de Whatsapp podrás cancelar la suscripción desde el formulario del Diario donde te diste de alta, indicando que deseas darte de baja.
Si consideras que hemos cometido una infracción de la legislación en materia de protección de datos respecto al tratamiento de tus datos personales, consideras que el tratamiento no ha sido adecuado a la normativa o no has visto satisfecho el ejercicio de tus derechos, podrás presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, sin perjuicio de cualquier otro recurso administrativo o acción judicial que proceda en su caso.

¿Están seguros tus datos?

La protección de tu privacidad es muy importante para nosotros. Por ello, para garantizarte la seguridad de tu información, hacemos nuestros mejores esfuerzos para impedir que se utilice de forma inadecuada, prevenir accesos no autorizados y/o la revelación no autorizada de datos personales. Asimismo, nos comprometemos a cumplir con el deber de secreto y confidencialidad respecto de los datos personales de acuerdo con la legislación aplicable, así como a conferirles un tratamiento seguro en las cesiones y transferencias internacionales de datos que, en su caso, puedan producirse.

¿Cómo actualizamos nuestra Política de Privacidad?

La Política de Privacidad vigente es la que aparece en el Diario en el momento en que accedas al mismo. Nos reservamos el derecho a revisarla en el momento que consideremos oportuno. No obstante, si hacemos cambios, estos serán identificables de forma clara y específica, conforme se permite en la relación que hemos establecido contigo (por ejemplo: te podemos comunicar los cambios por email).

Resumen de Información de nuestra Política de Privacidad.

Responsable del tratamiento MOVIMIENTO DE CIUDADANOS HACIA LA REPÚBLICA CONSTITUCIONAL (MCRC) Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. NIF: G-86279259
Finalidades de tratamiento de tus datos personales - Atender tus solicitudes de información, comentarios, peticiones y/o consultas en el marco de tu relación con el MCRC. - Atender las solicitudes para el ejercicio de tus derechos. - Enviarte todas las comunicaciones a las que te hubieras suscrito, incluido el boletín (si te hubieras suscrito) y comunicaciones por Whatsapp. - Enviar cualquier compra realizada en la Tienda del MCRC.
Origen de los datos tratados - Nos los has facilitado libremente tú mismo o un tercero en tu nombre. - Los hemos recabado a través de nuestro Sitio Web mediante cookies. Puedes obtener más información sobre este tratamiento en nuestra Política de Cookies.
Base de Legitimación para el tratamiento - El tratamiento es necesario para la ofrecerte la información necesaria en atención a tu condición de asociado del MCRC. - Para determinados tratamientos, nos has dado tu consentimiento expreso (ej participación en una acción; boletín…). - Contrato de compra entre las partes.
Cesión de datos a terceros - Cedemos tus datos a proveedores de servicios, incluidos aquellos relativos al envío de las compras realizadas en la Tienda. - En ningún caso se cederán tus datos a personas ajenas a la actividad del MCRC (ya sean asociados o ajenos a la asociación) y los servicios que nos has sido solicitado. - Cedemos tus datos a determinadas autoridades en cumplimiento de obligaciones legales (ej. Administraciones Públicas).
Plazos de conservación - Conservaremos tus datos durante el tiempo que siga vigente tu relación con el MCRC. - Si nos pides expresamente que los eliminemos, así lo haremos salvo que exista una obligación legal que nos lo impida o que, por ejemplo, necesitemos utilizarlos para la formulación, ejercicio y defensa de reclamaciones.
Derechos del interesado Podrás solicitarnos el ejercicio de tus derechos por correo electrónico: [email protected], o por escrito a nuestro domicilio social en Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. Puedes pedirnos el derecho a acceder a tus datos, a solicitar su rectificación o supresión, a limitar el tratamiento de tus datos, o a oponerte a determinados tratamientos, a retirar el consentimiento que nos hubieras prestado, a la portabilidad de tus datos o a no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamiento automatizado. Si no estás de acuerdo con el tratamiento que realizamos de tus datos, puedes presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos: www.aepd.es. Si tienes alguna duda sobre esta Política de Privacidad o el tratamiento de tus datos, escríbenos a nuestra dirección de correo electrónico [email protected], y estaremos encantados de atenderte.

¡Hola! ¿Quieres recibir todas nuestras novedades al instante?
Envíanos tu número de teléfono y te añadiremos a nuestra lista de
difusión de Whatsapp.