Doña Esperanza Aguirre (Chesi-fotos CC) El País ha destapado la privatización secreta en 2006, de la asistencia sanitaria de unas 200.000 personas en Madrid por parte del Sr. Lamela, por entonces, consejero de Sanidad y todavía mano derecha de la "lideresa" del PP doña Esperanza Aguirre, ahora como consejero de transportes y presidente de una nueva empresa para la gestión y construcción de dos nuevos aeropuertos en Madrid. El Sr. Lamela saltó a la palestra tras el escándalo de las sedaciones a enfermos terminales, por parte del servicio de cuidados paliativos del hospital Severo Ochoa. Corría el año 2005 y el Sr. Lamela, basándose en una denuncia anónima, acusó a dicho servicio de 400 homicidios, destituyendo al responsable del mismo, el Dr. Montes, quien posteriormente quedó sin cargos tras la investigación judicial. Tan solo un año más tarde, el Sr. Lamela autorizaba la firma de un contrato secreto con la empresa Capio, mediante el cual, ésta pasaría a ser responsable de la asistencia especializada de unos 400.000 madrileños. ¿Por qué dicha adjudicación no fue debatida en los órganos de representación de la comunidad de Madrid y ni siquiera fue publicada en el Boletín Oficial de esta comunidad? Si el titular de la sanidad madrileña lo consideró en su momento, un acto justo que proporcionaba una mejor asistencia a sus ciudadanos ¿qué sentido político tenia su ocultación? Si por el contrario pensó que era una medida justa pero impopular, ¿qué derecho tiene el Sr. Lamela a gobernar mediante el engaño? la ocultación de esta privatización no mejora la asistencia sanitaria ni su gestión, y sólo responde a intereses económicos particulares, el Sr. Lamela podría haber incurrido en un delito de prevaricación. Ya que el pueblo madrileño esta lamentablemente privado del derecho a deponer a sus gobernantes cuando éstos les son desleales, sólo cabe que una justicia independiente esclarezca los hechos punibles, salvaguardando la presunción de inocencia y el honor del Sr. Lamela, y que éste y la Sra. Aguirre asuman las responsabilidades políticas con la misma diligencia con la que se destituyó al Dr. Montes, puesto que los madrileños no pueden permitir semejante conducta conspiratoria en un representante público.
Aldo Moro (I)
A Leonardo Sciascia Tras treinta años del secuestro y asesinato de Aldo Moro, no se ha despejado la oscura trama que le costó la vida. La sensación de transitar por un territorio selvático en el que nada es lo que parece, invadirá al que se adentre en el tortuoso campo de la lucha terrorista, los servicios secretos, los intereses partidistas, la legalidad, la razón de Estado, la piedad hacia un condenado a muerte, la impotencia para salvaguardar la vida de la víctima por las autoridades competentes: todo entremezclado en un magma del cual, es terriblemente difícil aislar conclusiones, pues sus componentes se hallan mutuamente condicionados. Una investigación modesta pero rigurosa, puede empezar por la aparente superficialidad de las declaraciones de la clase política y de los titulares periodísticos. Plagadas de retórica: pero ésta dice, con frecuencia, la verdad. Tal es el objetivo de Leonardo Sciascia en su investigación sobre “El Caso Moro”, la cual, más sintomática que etiológica, se conforma con examinar la forma sin tratar de buscar más fondo que el inmediatamente perceptible en la propia forma. Este modus operandi, que las mentalidades conspiratorias desecharán por “superficial”· es, sin embargo, el mejor procedimiento para descubrir la ideología imperante, cuya primera manifestación la aporta la facultad humana por excelencia, es decir, el lenguaje. Por eso el caso de Aldo Moro es una referencia insustituible para los que pretendan valorar críticamente las posturas y actitudes que tienden a adoptar tanto políticos como periodistas, ante el fenómeno del terrorismo. Sobre todo aquí, muestra la ideología del “consenso” su faz más deplorable, la estigmatización de lo novedoso, de la discrepancia, en nombre, como viene siendo habitual, de la “unidad de todos los demócratas contra el terrorismo”: unidad que nada tiene que ver con la democracia. Por eso no es ocioso observar algunas de las reacciones que produjo el secuestro de Aldo Moro en Roma el 16 de marzo de 1978: El mismo día en que Aldo Moro fue secuestrado, el onorevole Ugo La Malfa, jefe del Partido Republicano Italiano, miembro de la coalición gubernamental, señalaba: “Este es un desafío al Estado democrático. Hay que reaccionar aceptándolo”. Se diría que la primera víctima del secuestro no era el propio Moro, sino el sistema político. Algo que sucede en cualquier régimen: malamente un Estado tolera ser desafiado, no importa si es democrático o no. Todavía recientemente hemos leído al presidente Rodríguez Zapatero sostener algo tan ridículo como “Sabemos que ETA está ya vencida con la democracia, repudiada y aislada por el conjunto de los españoles”. Lo decía poco después de la ejecución de Isaias Carrasco, al cual, la “victoria” de los “demócratas”, de un “Estado de Derecho” que afronta el “desafío” con valentía, no pudo salvarle.
La madrastra
Hugo Chávez en Aló Presidente (foto: ¡Qué comunismo!) El romanticismo europeo sustituyó el mito del buen salvaje por el del buen patriota de naciones empeñadas en liberarse del yugo imperialista. La idealización de estas luchas condenadas al fracaso en un mundo perverso, confería a los oprimidos una virtud que desaparecía en cuanto conquistaban la independencia nacional. Los griegos no defraudaron a Lord Byron, porque éste murió antes de que pudieran hacerlo. La emancipación de los pueblos colonizados fecundó el mito con extrañas creencias sobre sabidurías orientales o emociones negras que se oponían a la razón helénica. Hugo Chávez ha adquirido conciencia de la tierra de la negritud. En su programa televisivo “¡Aló Presidente!”, transmitido desde Chuao, en el litoral central del país, donde la mayoría de la población tiene ascendencia africana, ha declarado que la verdadera “madre-patria” de los venezolanos no es España, sino la tierra americana, seguida por África. Este locuaz mandatario acusa a los europeos de someterles a un lavado de cerebro que incluye una maternidad inexistente. Sin embargo, la Historia, esa irrenunciable madrastra, enseña que los españoles emprendieron su descubrimiento y conquista según los principios del Nuevo Testamento, mientras los puritanos ingleses conquistaron el norte de América según principios del Antiguo Testamento. Los españoles respetaron la vida de los indígenas infieles conforme a un espíritu misionero: querían sojuzgarlos para convertirlos al cristianismo, y no para exterminarlos, mientras los puritanos, imitando el estilo de un “pueblo elegido” se comportaron en América igual que los israelitas en la Tierra Prometida, acabando con los filisteos. El proceso histórico mediante el cual España introdujo y mantuvo en América el modelo humano que su historia había forjado y con el que se identificaba, responde al nombre de “Imperio”. Defender la ya imposible pureza de las costumbres indígenas, arremetiendo contra la rocosa montaña de la Historia, es una burda manera de disimular la situaciones actuales de servidumbre, no las que atañen a la evidente y envolvente potencia estadounidense, sino aquéllas que permiten perpetuarse en el poder a los propios dirigentes, con la vitola de salvadores de la patria.
Malas cuentas : I + D
El peso de la construcción en el PIB alcanza el 17,9% y supone el 13% del empleo total del país, lo que unido a la industria y los servicios relacionados con el “ladrillo”, representa cerca del 40% del PIB español. El sector inmobiliario se ha convertido desde el comienzo del boom, a finales de los años 90, en una inagotable y creciente fuente de ingresos para las administraciones públicas. Ya se está manifestando la vulnerabilidad del sistema fiscal por su dependencia de la construcción (los promotores aseguran que la compraventa de viviendas ha bajado un 60% desde septiembre) y el anejo consumo de las familias: la imposición indirecta ha caído un 3,5% en el primer trimestre del año con respecto al mismo periodo del año anterior. En el caso del IVA, el descenso es del 5,7%. Y como los pagos siguen creciendo en tasas altas (un 12,8% en términos de Contabilidad Nacional), en apenas tres meses el superávit que tenía el Estado se ha reducido a la mitad. De los 6.747 millones que había el año pasado por estas fechas se ha pasado a 3.276 millones de euros. Si se mantiene la actual tendencia, las cuentas del Estado (sin tener en cuenta la Seguridad Social) volverán a los números rojos en el 2008. La situación de las comunidades autónomas y los ayuntamientos es mucho más difícil puesto que no han sido capaces de generar superávit en un contexto de fuerte crecimiento económico, incumpliendo la ley de Estabilidad, que obliga a tener excedentes cuando el PIB aumenta por encima del 3%. Desde hace casi cincuenta años, España cuenta con el turismo y la construcción como motores del crecimiento. Cuando España ocupa los puestos de cola en la UE, tanto en el ámbito tecnológico como en productividad, el Gobierno aspira a “cambiar el patrón de crecimiento” de la economía nacional, atendiendo a los productos y servicios de alto valor añadido y al avance de las tecnologías. Hasta ahora nos hemos caracterizado por el I+D: Imprevisión más Despilfarro. hechos significativos El alcalde de Madrid no ha querido pronunciarse sobre unas primarias en el PP, porque sería “una anticipación”. Y como argumento de autoridad Gallardón ha recurrido a lo que Felipe González le dijo: hay veces que se “hipotiza el futurible”. Carme Chacón prohíbe a los militares acceder a páginas de internet deportivas o de entretenimiento, lo que ha sido calificado por una asociación militar (AUME) como inadmisible censura. Ha sido detenido en Ceuta el traficante de hachis que hace unas semanas publicó en Internet una de sus entregas clandestinas.
Ofrenda mundana
Groucho Lisa (foto: sandrino) Ofrenda mundana La parte contratante de la primera parte de sí mismo encendía puros con ideas ajenas y después se echaba a dormir sobre cualquier disputa, para mostrar al mundo su espíritu irredento. Llevaba casi veinte minutos exhibiéndose por el Gran Hotel, sin resultado: – Entonces, ¿de veras es usted articulista? – Sí, pero con seudónimo. – Quizá por eso no lo he reconocido. – Ya… pues he escrito esto y esto y esto y esto. Mire, le daré una muestra de mi importancia: si insulto a todos menos al primero, ¿qué soy? – El segundo [sonrisa satisfecha del otro]… y el primero en complejo. – [Gesto de contrariedad] Olvidemos lo segundo. – Muy bien, ya está usted olvidado. – Oiga, ¿dice que soy olvidable? – Digo que es el segundo. Usted ha dicho que lo olvide. – En ese caso, no quiero ser el segundo. – Cenutrio, zopenco, memo. – Pero… ¿cómo se atreve? – No es usted el primero y no quiere ser el segundo. Así que es insultable. – ¡Olvídeme! – Será lo primero que haga, ahora que soy el segundo.
Pacto de la justicia
El solo concepto de pacto sobre la justicia es jurídicamente aberrante. Pero responde a la necesidad de propaganda grandilocuente en todos los agentes del infundamentado e inconstitucional Estado de Partidos. La justicia legal, pues solamente de ella se trata, consiste en la aplicación objetiva de la ley por los tribunales. Y eso no es susceptible de pacto alguno. La propuesta del PP al Gobierno no versará sobre la justicia, sino sobre determinados extremos de la Administración de Justicia. Lo cual, no siendo asunto de orden menor, no puede ampararse en la nobleza de la idea de justicia. El pacto partidista para la renovación de los miembros del CGPJ, y la provisión de plazas vacantes en el TC, se ve dificultado por la pretensión del Gobierno de desconcentrar, no meramente descentralizar, el gobierno de los jueces, mediante la creación de “consejos de justicia” en las Autonomías, según la pauta prevista en el art. 98 del Estatuto catalán. Otra vez aquí se emplea una expresión inadecuada a la funcion de control de los jueces, que no consiste en dar consejos ni en sugerir ideas de justicia. De llevarse a cabo, esta desconcentración multiplicaría por diecisiete los problemas y conflictos actuales. Es natural que el PP se oponga, aunque no tiene justificación que subordine la renovación del CGPJ a un acuerdo global que también incluya la promesa electoral del PSOE de reformar el procedimiento penal para encargar a la fiscalía la investigación judicial. La idea de “encargar al fiscal la dirección de la investigación” es, en nuestro ordenamiento jurídico, simplemente monstruosa. Sin una fiscalía independiente del Ministerio de Justicia, entregar a ella la dirección de la policía judicial, y la instrucción de las causas penales, supondría nada menos que dejar en manos del Gobierno la funcion judicial instructora del delito y, en consecuencia, el filtro que no dejara pasar a juicio oral los asuntos delictivos del propio Gobierno, de los partidos estatales y de los oligarcas mediáticos o económicos implicados en la corrupción. Más que un atentado a la separación de poderes, hoy inexistente, tal medida sería la formalización de la dictadura en materia penal. Sin una reforma de la Constitución, la pretendida reforma de la LECr es legalmente imposible. florilegio "El verdadero poder no consiste en la capacidad de obrar o de hacer, según la ley, sino en la libertad de acción sin control. Esta libertad es lo propio de la soberanía. El gobierno que legisla y juzga es el único soberano, sea cual sea la forma legal que, con o sin intervención del pueblo, lo constituya."
En El Quijote
En el Círculo de Bellas Artes de Madrid una multitud rinde culto a esa religión nacional que es el Quijote. Cada uno de los devotos lee unas líneas de la inmortal obra cervantina. Los duques o poderosos de nuestros días no dejan de acudir a la ceremonia, aunque después, como Rajoy, declaren cometer pecados de lesa literatura: ser ávidos consumidores de productos de la industria cultural, como los de Ruiz Zafón o las novelas históricas o de caballería actuales. Ejemplar de El Quijote (foto: Felipe Miguel) Los regeneracionistas, en su iluso empeño por recuperar las raíces propias para superar los “males de la patria” reivindicaron el quijotismo, y el mismo Ortega afirmaba que en la lucha de Don Quijote se podía observar una parábola de los españoles. Sin embargo, la cascada de interpretaciones que ha generado ese libro único, no apaga el canto a la libertad y la dignidad del hombre que late en sus páginas. El tesón, la voluntad de no dejarse llevar, la máxima renacentista de que los hombres no deben abandonarse nunca a pesar de la fortuna o la aflicción en la que se encuentren, están reflejadas en estas líneas: “Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible”. Lo que nos distingue del resto de animales es la libertad “uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos” y su carencia nos aleja de la condición humana “el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”. La desobediencia a las leyes injustas y la necesidad de rebelarse contra un orden de cosas corrupto o una autoridad ilegítima, se aprecian en las palabras que pronuncia Don Quijote antes de liberar a aquellos galeotes que, a la postre, resultaron tan desagradecidos “y que podría ser el poco ánimo que aquél tuvo en el tormento, la falta de dinero déste, el poco favor del otro, y finalmente, el torcido juicio del juez, hubiese sido causa de vuestra perdición; y de no haber salido con la justicia que de vuestra parte teníades”. Este libro, patrimonio de la humanidad, recoge la lengua, el paisaje, el sentido común, la historia de los españoles. Su protagonista suscita una entrañable piedad, semejante a la que se siente por la tierra de nuestros antepasados. De su lectura emerge la conciencia de la unidad nacional y la inconsciencia de su negación.
A fortiori
Los grandes aceleradores de partículas permiten realizar experimentos en condiciones extremas, base de toda investigación que pretenda desenmarañar la estructura subatómica de la materia. Sin que existan semejantes aparatos para analizar la realidad sociopolítica, no debemos desaprovechar la oportunidad de observarla cuando, como ahora, el partido de la oposición está sometido a un estado de “altas energías”. A pesar de la desastrosa legislatura de Zapatero y del aval explícito de un sector del periodismo, el PP quedó por detrás del PSOE en el reparto del Estado del pasado 9-M. La falacia de apelar a “la defensa de una serie de principios y valores” para justificar un apoyo partidista, cuando, por su propia definición axiológica, aquéllos han de ser universalmente generalizables (no existen valores de partido), y presentar las votaciones como “presidenciales”, han terminado operando contra Mariano Rajoy. El resultado es que los más afamados patrocinadores mediáticos empezaron a censurarle, a la vez que promocionan a Esperanza Aguirre. Del corolario que podría extraerse de este suceso, llama la atención la imbricación de los grandes medios de comunicación en las estructuras partitocráticas. Aparte de estrafalarias teorías sobre el “diálogo social” en la esfera pública y la “democracia deliberativa”, el efectivo cierre constitucional de la sociedad política estatal a la sociedad civil les convierte, no en “médium” bidireccional entre ésta y aquélla, sino en un filtro defensivo de su propio estatus anclado al Régimen. Esta crisis es una clara muestra de ello: como los propios estatutos del PP y el apoyo de los barones regionales para su próximo Congreso hacen inamovible al líder Rajoy, ahora se acuerdan de la inexistente democracia interna del partido. Lo hacen por ser la única oportunidad para “su candidata” Aguirre, aunque dirán que es por dar voz a las bases. No obstante, volverán a demostrar su cobardía y su bajeza moral e intelectual al no exigir, con mayor razón, que todos los ciudadanos podamos elegir democráticamente al jefe del Gobierno en unas presidenciales a doble vuelta; y hacer lo propio con nuestro representante, personalmente, según el sistema uninominal mayoritario, en las legislativas. Lo que, cuando conviene, vale para la militancia del PP, no puede valer para todos los españoles si pone en peligro esta Monarquía. Sede del PP (foto: Pablo Odell)
Asuntos externos
La sociología política que estaba al servicio de la propaganda del Imperio estadounidense ideó una depurada coartada intelectual para almohadillar la mala conciencia del poderoso ante los padecimientos sin cuento de los más débiles, sometidos al vasallaje de la Guerra Fría: solo podrían degustar el postre de la democracia los que estuviesen bien desarrollados; y dado que el atraso educativo, industrial y de servicios básicos del tercer mundo es de varios siglos con respecto al primero, cuán razonable remitir ad calendas graecas la consecuencia democrática del desarrollo social y económico de ese mundo horriblemente empobrecido. ¡Qué espeluznante cinismo! Sede de la ONU (foto: zugaldia) Mientras las naciones ricas y poderosas no dispongan y apliquen un tratamiento de choque para insuflar vida económica propia a las zonas más deprimidas del planeta, éstas seguirán cociéndose en su depauperación y recociéndose en su barbarie dictatorial. En lugar de exigirles la implantación de procedimientos democráticos como condición política de la ayuda material, tecnológica y humana, para que alcancen una posición decorosa, la acción/omisión de Occidente sobre el mundo postcolonial presenta caracteres inicuos: sostenimientos de tiranos, como intermediarios idóneos en la adquisición de materias primas o petróleo; venta de armas en cantidades industriales a los perros de las guerras recurrentes y compra a precios irrisorios, de mercancía humana para la prostitución (fuente primordial de ingresos de algunos países); aprovechamiento de la fuerza de trabajo, rayana en la esclavitud, que les brinda un mundo mendicante, y que encima sirve como elemento de presión contra los estados industrializados para que acometan reformas regresivas de las legislaciones laborales “excesivamente rígidas”; movimientos libérrimos de capitales transnacionales, especialmente dañinos con las monedas débiles. Cae en el idealismo intelectual o el ilusionismo el que se refiere a un Derecho internacional civilizado, que sea efectivo, sin contar con instituciones democráticas que lo produzcan y apliquen: hoy por hoy, una utopía. La garantía institucional del control de los actos políticos internos, es lo que, estando a nuestro alcance, no hemos logrado todavía.
Premio Cervantes
Jurado del Premio Cervantes 2007 (fotografías de Jaime) En virtud de un Real Decreto Ley, es posible que el candidato fuera propuesto por una de las Academias de la Lengua de los países de habla española o por cualquier “institución vinculada”; quizá fue un galardonado anterior quien lo mencionó, o puede que alguno de los miembros del jurado que, a la sazón, estuvo compuesto por: el autor premiado en la edición previa, el Director de la Real Academia Española, el Presidente de la Guatemalteca y ocho personas nombradas por los Ministerios de Cultura, Asuntos Exteriores y Educación y Ciencia. Así que a votar, querido Gobierno et al.; a decidir qué ser de la sociedad civil es nuestra flor más preciada. Dadnos la acreditación para reconocer la Poesía, la Cultura y la Libertad Creadora. Dadnos la belleza reflejada y callad, que el poeta habla: ¿Estás despierto para que sigamos diciendo no? Don Juan Gelman se ha convertido en la sanción estatal del Arte y no hay mejoría en las circunstancias de quienes han sufrido la persecución y la muerte que lo justifique. Ningún regreso del exilio permite consentir el exilio de todos. Como escritor, es consciente de que los versos son ramas de un árbol lingüístico; si soportan demasiados frutos, aunque estos sean los más dulces del pensamiento caliente, se parten. Como disidente político y derrotado revolucionario comunista, debería saber que los mismos poetas son ramas del árbol social, y que su quiebra llega más con el peso de los galones gubernamentales otorgados por Estados sin libertad política que con el dolor. Aunque esos poetas, en su vejez, sigan teniendo el aspecto de un Clark Gable cansado e idealista; aunque se les acaben derritiendo las mejillas hasta el suelo. Si me dieran a elegir, yo elegiría esta inocencia de no ser un inocente, esta pureza en que ando por impuro. (…) Aquí pasa, señores, que me juego la muerte. Juan Gelman es el nuevo fetiche de un régimen corrupto y un partido tiránico. Pero en la página que todavía no se ha escrito, muchos volveremos a estar junto al poeta en una taberna ahumada. Sólo un rato, hasta armar cualquier sensibilidad sin dueño, mientras insultamos bravuconamente a algún fascista reincidente o incomodamos al primer funcionario de la ONU que aparezca. Cuando alguien nos indique con toda amabilidad que debemos abandonar el establecimiento, sonreiremos: ¿Oiste, corazón? Nos vamos con la derrota a otra parte.

