La palabra capitalismo ha perdido el sentido original del concepto y de la denotación social que antes la distinguía de lo expresado con la voz socialismo. La inadecuación de una palabra tan genérica para designar, frente al mundo obrero, a la clase propietaria de los medios de producción, obligó a excluir de la categoría capitalista a profesionales autónomos y artesanos, y a distinguir varios tipos de capitalismo, según fuera la preponderancia que tuvieran, en el sistema económico, el factor agrícola, el industrial, el estatal y el de servicios de intermediación entre producción y consumo, desde el comercio y el transporte hasta la comunicación y la tecnología, pasando por el servicio común del factor financiero. Los neomarxistas llamaron clase dominante a la regente de la economía; clase gobernante a la directora de la política; y clase reinante al sector de la dominante que, en momentos de crisis, toma las riendas del gobierno. Sucedió con el gobierno de banqueros al inicio de la revolución francesa, la burguesa de Luis Felipe, la guerra de los bancos regionales contra el Banco de emisión, bajo la presidencia de Jackson (1830) y el primer gobierno tras la abdicación del Zar. Es lo que está sucediendo hoy en EEUU y Europa, ante la catástrofe financiera. El papel de Necker (1789) y Laffite (1830), lo desempeña en EEUU, el Secretario del Tesoro, ex-presidente de Goldman Sachs y, en España, el Sr. Zapatero, por comisión del Banco Santander. Los banqueros piden al BCE que les inyecte liquidez a largo plazo. Y las cuatro primeras potencias de la UE les responden, en Paris, que les darán el dinero que necesiten, si tienen solvencia patrimonial, porque el Estado no permite que puedan caer en bancarrota. El concurso de acreedores exige que la masa patrimonial del activo supere la del pasivo, a fin de que un acuerdo con el deudor evite la quiebra. Los Estados europeos asumen la posición de los acreedores, con su beneplácito, institucionalizando la competencia desleal con los bancos solventes, pero medianos y pequeños, y ante las empresas industriales y de comercio, que seguirán expuestas al riesgo de quiebra. Los grandes bancos absorberán toda la banca, que pasará a ser negocio sin riesgo, con las pérdidas nacionalizadas. Y en tanto que clase reinante, liberada de preocupaciones de liquidez, acumulará riqueza patrimonial ilimitada, dominará el mundo de las comunicaciones y formará los gobiernos del Estado partidista. El paraíso del capital financiero. florilegio "Partidos y bancos. El ladrón conoce a los ladrones. Lo que se parece se une. El vestido robado solo viste sin peligro a ladrones de guante blanco."