Hoy quiero analizar el pensamiento del PSOE o, lo que es mejor en este caso, lo que han hecho cuando han gobernado. Ha ocurrido en tres ocasiones: 1931, 1982 y 2004, así como el programa que presentan en esta ocasión. Todas las encuestas pronostican un desastre por la insólita decisión de Sánchez -cuya estupidez solo es superada por su ambición- de someterse a una investidura que no podía ganar, mientras Iglesias se partía de risa al ver cómo había caído en su burda trampa. Que un tonto quiera ser presidente del Gobierno en lugar de pasar a la irrelevancia política y social, se puede entender. Que los barones socialistas se lo hayan permitido antes y reincidan ahora es incomprensible. Han puesto en riesgo cierto el futuro del PSOE, una ceguera que se convertirá en error histórico.

Pero antes, dado que la propuesta central de los cuatro grandes partidos es subir impuestos -tres explícitamente y otro mintiendo como bellacos diciendo que no-, incrementar gasto y contratar cientos de miles de enchufados públicos -200.000 el PSOE y dos millones IU-, tengo que volver a subrayar la canallada histórica que esto supone para el cuarto país de la OCDE con mayor presión sobre las familias y sobre el trabajo, porque esto no afecta a un partido, nos afecta a todos. Pero es mucho peor aún, porque la carga fiscal que soportan las familias más pobres en España es mayor que la que soportan las familias más ricas, y solo ligeramente inferior a las muy ricas, lo que no sucede en ningún otro país del planeta.

Es lo que demuestra un nuevo estudio de FEDEA (1), según el cual las rentas más bajas, los mileuristas (hasta 11.584 euros de renta bruta), pagan de media el 28,1%, la cifra mas alta del mundo desarrollado, básicamente por el IVA, que es el impuesto más regresivo del sistema fiscal. Los tramos de renta siguiente pagan algo menos y hay que subir hasta el tramo entre 62.447 y 133.721 euros para llegar a una carga fiscal similar a la de los más humildes, ¡un 29,9 %! Solo las rentas realmente altas, entre 133.721 y 438.728, pagan algo más, un 33,1%. Decir que la izquierda representa el progreso y los intereses de los trabajadores es un dislate total: cuando esta gobierna, solo hay dos cosas que aumentan: la incompetencia y la miseria, en las tres ocasiones que han gobernado España la han llevado al desastre.

La experiencia histórica

Solo el hecho de que los españoles seamos un pueblo tan ignorante como desinformado, víctima ideal de la demagogia y de la mentira, puede explicar su persistencia en el error cuando vota algo que será su propia ruina. De nada le sirve la mala experiencia del pasado. Vuelve a repetirla. En 1931, cuando se proclama la República y el PSOE se hace con el poder, España había alcanzado un grado de prosperidad como jamás en el pasado. Lo lógico en cualquier Gobierno sensato habría sido conservar todo lo bueno y cambiar al menos bastante de lo malo. No harían nada semejante, lo primero fue derogar todo lo anterior paralizando en seco el crecimiento, lo segundo, nombrar a unos necios al frente de los ministerios económicos, lo que les daría la puntilla.

En palabras del profesor Velarde, uno de los grandes economistas españoles, “la II República fue un auténtico desastre en lo económico. España era entonces un país eminentemente agrícola, una importación disparatada de trigo de Argentina -decidida por Marcelino Domingo, ministro de Agricultura del que Alcalá-Zamora decía que estaba tan ayuno de preparación que no sabía distinguir el maíz de las algarrobas- y la puesta en marcha de una reforma agraria demencial, hundió el poder de compra de parte esencial de nuestra población”. Otro irresponsable: “Álvaro de Albornoz, ministro de Fomento, paralizó la política de obras públicas, lo que produjo una crisis masiva en la siderurgia y demás industrias básicas, lo que remató el desbarajuste económico”.

“Para comprobar en la práctica lo que supone un Gobierno progresista, nada como analizar lo que ocurrió a partir del 14 de abril de 1931”. El paro y el hundimiento de la renta per cápita fueron las consecuencias mas visible. “Después de haberse logrado el pleno empleo -3,9 millones de asalariados- en la dictadura de Primo de Rivera, en diciembre de 1935 el paro llegaba al 14,8%, para una renta per cápita de 100. El último año de Primo de Rivera, 1930, esta era de 90, el fin del binomio azañista-socialista” . De ellos escribiría Azaña: “Realizaron una política tabernaria, incompetente, de amigachos y de botín, sin ninguna idea noble. La primera experiencia de gobierno socialista hundió económicamente a la nación y políticamente intentaron el aplastamiento de la media España que no pensaba como ellos, lo que llevó a la Guerra Civil”.

De nuevo, en 1982, después de que ese desastre llamado Suárez pusiera en marcha la desintegración y el saqueo de España con el “todos café” y el Estado de las autonomías, el golpe frustrado del 23-F llevó en volandas a González, financiado por la socialdemocracia alemana, a La Moncloa. Un colaborador de ‘El País’ se asombraba el lunes pasado ante la desafección masiva (92%) de los españoles hacía el régimen político, porque “si echamos la vista atrás, vemos los enormes esfuerzos para modernizar España que venía de 40 años de dictadura”. ¡Realmente inaudito! Es el auténtico imperio de la mentira. ¿De qué modernización habla? Y no es una opinión aislada, es la gigantesca patraña construida por la oligarquía política y mediática, y cuando alguien pretende contar la verdad, se le tacha de franquista y se le proscribe sin más de los medios.

En 1975, España era la octava economía del mundo, tenía un renta per cápita equivalente al 81,6% de la de los nueve países centrales de Europa que entonces constituían la CEE, la producción industrial era el 36% del PIB, el sistema de enseñanza público, el tercero mejor de Europa, y la cualificación de la Administración, gracias a un sistema riguroso y transparente de oposiciones y a los cuerpos de élite, la mejor que había tenido España en toda su historia. Todo esto sería literalmente destruido por el Gobierno socialista de Felipe González.

Sus “enormes esfuerzos para modernizar España” nos harían retroceder seis puestos en potencial económico hasta el lugar 14º, hundirían el PIB per cápita 10 puntos respecto a la media de los nueve centrales de la CEE, destruirían la industria con la llamada ‘reconversión industrial’ para entrar en la UE como fuera, hasta reducirla al 15% del PIB, y aniquilarían el sistema público de enseñanza, que ha dejado de ser el ascensor social que fue en el pasado. Sustituyeron las oposiciones por la endogamia y la militancia de izquierdas, el conocimiento dejó de importar. A día de hoy, el 80% del profesorado universitario no está capacitado para enseñar las asignaturas a su cargo. Esto es modernizar España y lo demás, puro franquismo.

El expresidente del Gobierno, Felipe González. (EFE)

El segundo Gobierno socialista se saldó con un desastre económico. González, que había prometido crear 800.000 empleos, destruiría 1,4 millones, pero como las CCAA contratarían a 1,3 millones de enchufados, la destrucción de empleos privados sería de 2,7 millones. La reforma educativa aniquiló la cultura del esfuerzo, del respeto a los profesores y del trabajo bien hecho, convirtiendo muchas universidades públicas en gigantescas fábricas de parados. Y la herencia económica fue penosa: el paro ascendía a 3,7 millones de personas, el 23% de la población activa (desde el 3 % en 1975). El déficit público, el 6,7 % del PIB;la deuda, el 70% (7% en 1975); la inflación, del 4,3%, y los tipos a largo plazo, al 11%. El socialismo volvía a batir récords de ruina para los españoles.

Y luego llegó Zapatero, un necio, malo y felón, con quien todo lo que podía ir mal fue mal. Zapatero jamás supo por qué la economía crecía en la primera parte de su mandato y mucho menos por qué se hundía después. Zapatero fue una plaga bíblica para España y para los españoles, el daño producido y luego acentuado por Rajoy -algo que parecía imposible- tardará generaciones en recuperarse. E incluso lo que ha dividido (aceptar el Estatut sin leérselo, la impunidad total el ante incumplimiento de la ley y la violación sistemática de los derechos humanos en Cataluña) puede no recomponerse nunca. Nos ha hecho retroceder varias generaciones en lo económico, en lo moral, en lo social, en la cohesión territorial, en nuestro papel en el concierto internacional y en la unidad de la patria.

El programa del PSOE para el 26-J

Y ahora llega un tal Sánchez, más ayuno en preparación que todos los líderes socialistas anteriores, lo que ya es decir, y afirma sin sonrojarse: “Tenemos proyecto, equipo y líder para gobernar el país inmediatamente después de las elecciones”. Este es el programa: lo primero, como todos los gobiernos socialistas del pasado, derogar lo anterior sin pararse a pensar un segundo si es bueno o si es malo; lo segundo, subir impuestos a la clase media y trabajadora para seguir financiando el despilfarro político, subir el gasto y crear 200.000 nuevos enchufados públicos con un coste de 7.000 millones de euros año.

Pedro Sánchez, junto a Patxi López e Idoia Mendia. (EFE)

A los pensionistas les engañan diciendo que van a garantizar las pensiones con un “impuesto solidario”, un invento de Jordi Sevilla, el que enseñó economía a Zapatero en dos tardes. Según el ‘profesor’, serán 1.500 millones de Sociedades, 1.000 de grandes fortunas y 1.000 de impuestos medioambientales, o sea, IVA camuflado, sobre los más pobres, total 3.500. ¿Pero, hombre, Jordi, es que ya no sabes sumar? El agujero de las pensiones será este año de más de 20.000 millones y en 2017, de más de 25.000; con 3.500 millones no tienes ni para pipas. Eres un tramposillo, Jordi, y piensas que los pensionistas son imbéciles, pero lo que no vas a poder hacer es pagarles las pensiones.

¿Qué tal si probáis mejor acabar con las duplicidades entre AAPP, cerrar los miles de empresas públicas inútiles, acabar con los 20.000 asesores que no asesoran o con los coches oficiales de los que hay mas que en EEUU? Eso son más de 50.000 millones de despilfarro puro y duro, con ello puedes pagar a los pensionistas, bajar impuestos y hasta tomarte una cervecita con gambas. Pero, claro, si tenéis enchufados a cientos de miles de familiares y amigos, no los vais a poner en la calle, así que túu como Rajoy: “Eso ni se toca”. La siguiente gran oferta socialista es el plan contra la explotación laboral, ciertamente un imperativo ético pero un engaño a los explotados. Dicen que esto hará que los trabajadores dispongan de 2.500 millones adicionales de masa salarial, que Hacienda ingrese 1.200 millones y se creen 78.000 empleos. Lo que va a suceder es que los empresarios reducirán actividad; con una situación tan incierta, pensar que va a contratar mas gente es ciencia ficción.

Y lo mas grave de todo. Mientras nuestra ignorante y mentirosa clase política se dedica a engañar a los electores con todos sus medios, el entorno no puede ser más inquietante. El riesgo de un desplome de las bolsas es cada vez mayor, ¿hasta dónde pueden llegar los rendimientos negativos de los bonos sin provocar un colapso financiero? ¿Y el Brexit cada vez más probable? Si sucede, el crecimiento se frenará, la UE perderá su segundo contribuyente neto y tendrá que reducir las ayudas agrícolas y estructurales. España está quebrada, solo los préstamos ilimitados del BCE nos mantienen artificialmente, ¿hasta cuando? Sumen a esto un Gobierno de Frente Popular IU/Podemos, PSOE y separatistas, y la crisis pasada les parecerá una broma. Sufriremos las consecuencias el resto de nuestras vidas y, lo que es peor, sobre todo las sufrirán nuestros hijos.

(1) Fundación de Economía Aplicada. Estudio elaborado por Julio López, Carmen Marín y Jorge Onrubia a partir de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE.

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