Una de las cosas que suele inducirnos a error es calcular los resultados electorales tomando como base distintos datos.   La abstención se calcula sobre el total del censo electoral, como es lógico, pero el porcentaje de los resultados se nos ofrecen sobre el de los votos escrutados. Con un censo de 34.273.503 electores. Ha participado el 70,59%, y nos hemos abstenido 29,41%.   El total de votos emitidos ascendió a 24.288.551 y los electores que nos abstuvimos fuimos 9.984.952.   Emitieron su voto a favor del PP: 10.830.693, el 31,60% del censo electoral. Lo que supone sólo un 2,19% más de los que nos abstuvimos.   Al PSOE le votaron 6.973.880 electores, el 20,35% del censo, el 9,6% menos electores de los que nos abstuvimos.   Para hacer el cálculo de los resultados electorales quienes promovemos la abstención no podemos fijarnos en los porcentajes de votos emitidos que se asignan a cada partido, sino en el porcentaje del censo electoral. Además la debacle del PSOE altera notablemente la trama porcentual respecto de elecciones pasadas.   Si nos fijamos en otros datos, como la tendencia creciente de la abstención respecto de las elecciones de 2008, vemos que esta se incrementa en un 3,3%.   Mientras que las llamadas a la participación han sido permanentes en todos los medios de comunicación, los promotores de la abstención no hemos tenido oportunidad de expresar nuestro mensaje con idéntica potencia mediática. En el panorama mediático de la campaña, los abstencionistas, y muchos menos los “abstencionarios”, ni estábamos ni se nos esperaba. Sólo este Diario y Radio Libertad Constituyente, han hecho campaña a favor de la abstención activa.   No obstante, el hecho de que la abstención haya pasado del tercer puesto al segundo, y que su crecimiento, a pesar de su silenciamiento y de la angustiosa crisis que vivimos, sea de más de 3%, es todo un éxito para los que promovemos la abstención.   El 44,62% de votos obtenidos por el PP, en realidad suponen el 31,60% del censo, y que el 28,73%, porcentaje de votos obtenidos por el PSOE, son en realidad 20,35% del censo. Esos son los datos que debemos tener en cuenta, no el porcentaje de votos escrutados.   Es curioso comprobar, con los datos electorales en la mano que el PP, con el 31,60% de los votos censales, se adjudica el 53,14% de los escaños y el PSOE el 20,35% se adjudica el 31,42% de los escaños. Lo que representa una de las muchas aberraciones que el sistema proporcional con aplicación de la Ley D´Hont produce.   Por el lado bajo de los porcentajes nos encontramos que Amaiur, que con el 0,97% de los votos del censo obtiene 7 diputados, mientras que UPyD con el 3,33% de los votos censales, obtiene 5 escaños.   Al PP cada diputado le cuesta una media de 58.229,53 votos, pero a Amaiur le han costado 47.645,28, 10.500 votos menos; mientras que a UPyD le cuestan una media de 228.048 votos, y a IU le han costado 92.205 votos.   La quiebra del principio de igualdad política resulta evidente.   La abstención en las elecciones generales de 2008 fue del 26,15%, entonces la crisis no había dejado ver aún sus efectos en la sociedad. En 2011, la abstención ha sido del 29,41%; un incremento de más de 3 puntos, a pesar de la agresiva campaña a favor de la participación y en el fragor de la situación crítica en que nos encontramos, es todo un triunfo para los abstencionistas y, sobre todo, de los “abstencinarios”.   Si atendemos al dato del barómetro de octubre de 2011 publicado por el CIS, en el que el 23.6% los ciudadanos encuestados consideraban como principal problema de los españoles a los partidos políticos y la clase política, nos damos cuenta que existe una cierta similitud entre el porcentaje de los ciudadanos que nos abtuvimos y el de las opiniones recogidas en el barómetro. Ello nos da a entender que existe un cierto correlato o coherencia entre esa forma de pensar – opinar – y la abstención electoral.   Los repúblicos no planteamos un programa electoral, sino un programa constitucional, no otra cosa es nuestra reivindicación de Libertad Constituyente, con la que ofrecemos a nuestros conciudadanos, no un gobierno de un color u otro, sino unas nuevas reglas del juego, la democracia, con las que podamos todos ejercer plenamente nuestros derechos políticos.   Parafraseando a Churchill tras la batalla de Inglaterra en la II Guerra Mundial, el MCRC, los Repúblicos y a su frente Don Antonio García Trevijano debemos sentirnos orgullosos pensando que en España, nunca tantos deberán tanto a tan pocos. Además, nadie ha dicho jamás que nuestra empresa fuera fácil y que los impedimentos que se nos presentaran en el camino iban a ser pequeños.

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