No hay dos generaciones iguales. Si la historia las vio desenvolverse en cobardes y audaces, el presente sin pasado en el que vivimos las distingue entre estúpidas y más estúpidas.

La cobarde, no podía heredar el valor de sus progenitores. La audaz, se atrevió a salirse de la huella tibia de sus padres apoyándose en la tradición. La generación cobarde, que nunca fue libre, no supo discernir el momento exacto en que pudo conquistar su libertad. A cada generación se le presenta un momento exacto en la vida para conquistar su libertad. Es su libertad porque no podrá dejarla en herencia a la siguiente.  La generación cobarde siempre se sube a muchos trenes, pero todos en dirección equivocada. Suele ser la más ruidosa, las más colorista, la más frívola, la que sale a las calles en manifestación, la que cree que vivió una revolución cultural que llamó «Movida». Muchos trenes. A ningún lugar. Hoy, están en vías muertas. Oxidados. Olvidados. Lamentados.

El camino a la libertad se hace más liviano si como generación tenemos nuestra mirada puesta en quienes nos precedieron en su conquista. No heredamos su virtud ni su valor, pero sus huellas pueden servirnos de pisada en la nieve virgen que debemos recorrer. Pero el camino debe recorrerlo nuevamente cada generación. No hay inercia de libertad. En diálogo permanente con los muertos de pensamiento viviente. Sólo así se avanza. Una suerte de bípedo con un pie en la tradición y el otro con el paso hacia el porvenir.

En aquellas brumosas mañanas de la Navidad del 78, España se echó a correr hacia adelante sin mirar lo mejor de su pasado. Tres generaciones culturales cabalgando a horcajadas la yegua mentirosa de «la Transición». A galope, hacia un futuro sin pasado. Tres generaciones culturales huyendo hacia la nada. Sin mirar atrás, cada una fue peor que la anterior. Esclavos guiando esclavos. Tres generaciones perdidas, el drama generacional español.

Se diría que la estupidez sí se heredó. Bastó con no esquivarla. La idiocia entró de la mano de la mentira en aquella España del 78. Y ha bastado que cada generación posterior no hiciera nada.

España perdió todos sus trenes. Paradójicamente, se subió a la alta velocidad para terminar en la vía muerta de la historia.

2 COMENTARIOS

  1. Muy bien descrito. Pero es un hecho que ningún régimen ha sido eterno y el régimen del 78 también caerá, también desaparecerá. Y tengo la convicción de que alguna generación disfrutará de su desaparición. De ahí que haya que seguir en la acción. Muchas gracias por el artículo. DIOS les bendiga

  2. La gran ocasión histórica de que los españoles accedieran por fin a una conciencia nacional democrática,al final de la dictadura franquista,es la que ha sido desperdiciada por la impostura de la transacción.Esta forzó desde arriba,un régimen de poder estatal a la sociedad,en vez de abrir un proceso constituyente de la sociedad política en la sociedad civil.El mal motivado por este engañabobos a la unidad nacional y a la democracia en España a la vista está.

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