María Faustina Kowalska.

Me parece recodar que don Antonio García-Trevijano Forte dijo en alguna ocasión que él era ateo católico. Yo no llego a ser tan sofisticado. Me quedo en ser católico a secas.

Hay una característica fundamental de la fe católica que es la acción. Por ello, me voy a permitir citar los siguientes dos párrafos católicos:

María Faustina Kowalska: “Comienzo el día luchando y lo termino luchando. En cuanto aparto una dificultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque sé muy bien que este es tiempo de lucha y no de paz”.

John Henry Newman: “Diez mil dificultades no hacen una sola duda. Después de todo, el hombre no es solo un animal que piensa; es un animal que ve, que siente, que contempla, que actúa… y las grandes acciones son fruto de la devoción hacia una idea superior”.

Considero que la acción, en cuanto que es permanente, implica un cuestionamiento personal constante. Y eso es todo lo contrario a lo que implica la interiorización de una ideología. Esta conlleva a la inacción.

Don Antonio García-Trevijano Forte cuestionó las ideologías. A su vez, el cuestionamiento de las ideologías y de sus consecuencias, en el ámbito católico, empieza en el siglo XIX, y este cuestionamiento se prolonga hasta nuestros días. Los documentos que lo evidencian son numerosos.

A principios del siglo pasado se origina el distributismo y uno de sus principios es el principio de subsidiariedad. Se entiende por principio de subsidiariedad el principio en virtud del cual el Estado sólo debe ejecutar una labor orientada al bien común cuando advierte que los particulares o los organismos intermedios no la realizan adecuadamente, sea por imposibilidad o sea por cualquier otra razón.

Este principio ha sido tergiversado hasta la saciedad; lo mismo que lo está siendo la ciencia política de don Antonio García-Trevijano Forte. La subsidiariedad está muy ligada a los conceptos de representación y mandato imperativo que tan bien expuso don Antonio. Por dicho motivo encuentro una conexión entre sus conceptos de ciencia política y el planteamiento católico.

Sinceramente, me parece el Sr. Trevijano muchísimo más coherente con lo católico desde su ateísmo que muchos de los que se autoperciben católicos, como en mi caso. De ahí la importancia que le doy a estudio de su obra, la cual me acerca enormemente a lo católico.

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