A finales del 2006 Sacyr Vallehermoso se convirtió en el principal accionista de Repsol YPF; dos años antes, unas privilegiadas relaciones con el PSOE y la ambición del presidente de ese grupo constructor, Luis del Rivero, llevaron a éste, a intentar hacerse con el control del BBVA. Ahora, cuando el desplome inmobiliario, el cierre crediticio, y una gigantesca deuda amenazan con hundirla, esa empresa se aferra a la posible venta de su participación en la petrolera española como único salvavidas.   En los últimos días Sacyr y La Caixa están negociando con la primera petrolera rusa, Lukoil, venderle cerca de un 30% de Repsol; pero los que actúan como verdaderos propietarios del porcentaje accionarial de la constructora son sus acreedores, liderados por el Banco Santander, que está dispuesto a financiar a la compañía rusa si ésta mantiene su oferta de 28 euros por acción, el doble de su valor actual en Bolsa.   Al tratarse de una compañía privada por obra liberalizadora de José María Aznar, el Gobierno arguye que no puede hacer nada para evitar su compra por Lukoil, salvo solicitar a ésta que la dirección de Repsol siga en manos españolas. Sin embargo, el jefe del PP desestima en esta ocasión la libertad de comercio internacional, y exige al Ejecutivo que impida la entrada rusa en el capital de la petrolera por “razones de seguridad estratégica nacional” y para no convertir a España en un país de “quinta división”: “nadie en Europa ha vendido su suministro y se ha puesto en manos de una empresa rusa”. Esta operación “inmoral e inaceptable” pretende, según Rajoy, “arreglar los problemas personales” de una promotora inmobiliaria apoyada por el Gobierno español.   El Financial Times no toma en serio esos escarceos entre una Sacyr “sobreapalancada” y Lukoil, cuyo presidente no es más que un oligarca a la sombra del poder putinesco. Todo esto es calificado por esa publicación de “ópera bufa”: Repsol seguirá siendo una empresa nacional porque “la política española hace difícil que esta operación se ejecute”. En efecto, si entre oligarcas anda el negocio petrolero, seguro que los hay en España dispuestos a comprar el 20% de la constructora en apuros, con el beneplácito de los partidos estatales.   hechos significativos   Zapatero afirma que la elección de Obama significa que ahora la bandera americana ondeará en países donde antes se quemaba. A Rajoy le parece muy bien que ayuden a los bancos, pero sin olvidarse de los demás, que “también son de Dios”.

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