Chicago Sun-Times (Barack Obama) Prosapia moderna José Blanco recorre el norte de España en busca del espectro de la negritud. Tiene frío y los Berluti embarrados. En la cabina telefónica huele a orina. (Ring). Sí. [¿Z?] Sí, dime Pepe. [Nada, en el archivo de la iglesia no hay nada.] Bah, pues tendrás que buscar por los pueblos… [Pero… ¿ahora? Llevo seis horas conduciendo… No puedo…] Ahora, Pepe, ahora. Y no digas nunca más “no puedo”, ¡nunca!, ¿me oyes? Nosotros podemos. Parte de León y, en círculo, hasta donde haga falta… ¿Pepe? (Treinta y seis horas después. Ring.) ¿Sí?… ¿Pepe?… ¡Pepe! [Z…] ¡Pepe!, me tenías preocupado, ¿qué pasa? [Bueno, no me hables, qué odisea… aquí no hay cobertura en ninguna parte. Z, agárrate: El negro de los Ancares.] ¿Cómo?, ¿qué dices? [Que he encontrado a un tipo que tuvo una abuela negra y dice que es primo segundo tuyo. Al parecer…] Pero, ¿se apellida Rodríguez? [De segundo.] Y ¿de dónde era la abuela? [De Mauritania; al parecer el abuelo se la trajo cuando terminó la mili en Tánger… ella trabajaba (voz baja) en un burdel. Cuando llegó, para evitar las habladurías, se marchó a Lugo y así fue como llegaron a conocerlo como el negro de los Ancares. El hijo heredó el mote y ahora lo lleva el nieto.] Y al hombre este… ¿dónde lo has encontrado? [En Villafranca, en un bar. Es un impresentable. Lo menos se ha metido seis vinos entre pecho y espalda mientras hablábamos. Pero podemos utilizarlo.] No sé Pepe… ¿pero en Mauritania no son moros? [Sí, pero hacían batidas en busca de esclavos y la sangre se mezcló, o eso dice el cura. Pero bueno, Z, lo que importa es que lo tenemos. Arreglamos un poco la historia, le pagamos unas buenas vacaciones al tipo este, al negro, y listo. Yo hablo con La Sexta]. ¿Podrás controlarlo? ¿Quieres que le diga a Zerolo que trabaje contigo? [¡No!, Zerolo no. Pues claro que podré controlarlo. Ahora mismo llamo a Emilio; también llamaré al antropólogo ese, el del Consejo de Universidades. Y entonces… ¡Palidece, Zaplana!, ja ja ja…] Sí, eso, ni Zaplana nos va a hacer sombra, ja ja ja… Una bella reportera se acerca al séquito presidencial. -¡Presidente!, ¡Presidente!… ¡ay!… ¿se acuerda de mí?… ¡Ay, por fin!, ¡gracias, señor Presidente! Para La Sexta, ¿es verdad que en su familia hay sangre negra?- El Presidente se inclina sobre el micrófono simulando querer evitar que alguien escuche y susurra. -No se lo digas a nadie, pero a un primo mío lo apodan “El .hmmessage P { margin:0px; padding:0px } body.hmmessage { font-size: 10pt; font-family:Verdana } afroamericano de los Ancares”.