Aislado, pero no solo (foto: ????? ???????) Opiáceos laicos No es cierto que, en la sincronía contemporánea, la explicación de las sociedades humanas pueda restringirse exclusivamente a causas materiales. Sin embargo, la evolución diacrónica de aquellas no puede ser continuamente contraria a éstas últimas. Aún así, y utilizando la jerga del materialismo cultural, bien que la estructura dependa de la infraestructura y ambas se encuentren envueltas en la superestructura; en las posmodernas sociedades de masas, con fuerte especialización del trabajo (siempre considerado como un bien escaso), trata de evitarse que los modos de producción y de reproducción —componentes de la referida infraestructura que podrían medirse de forma etic— sean el motor de un cambio en las clases dirigentes. Las consecuencias económicas se presentan sometidas a un grado de imprevisibilidad tal que multiplicarían la incertidumbre en el sistema y podrían poner en peligro la deseada estabilidad. La superestructura resulta entonces mucho más maleable a los intereses de los poderosos, vertebrados institucionalmente en un statu quo político que les mantiene a salvo.   De hecho, la noción de cultura hoy dominante se circunscribe exclusivamente a la citada superestructura. Millones de definiciones emic contradictorias, inverosímiles, notorias o extravagantes, igual da, inundan la vida de los individuos desde la escuela. Han colonizado lo público en la prensa, en la radio, en la televisión, en el cine, en la literatura, en la pintura, en la escultura, en el pensamiento… La multitud de gustos disimula la ausencia de gusto, los saberes fraccionados la deconstrucción de la sabiduría y el tumulto de verdades certifica lo imposible de la verdad. Seres atomizados por la libertina inconsciencia inducida son incapaces de percibir cualquier interés colectivo: ¿para qué aspirar a instituciones políticas que puedan encarnar lo inconcebible? La posición de los poderosos es indemne a pesar de todo. La ruina moral se compadece de la ruina económica a la que nos ha conducido la providencia del Juancarlismo. Siempre en un mundo que parece no existir… ¡Hasta que te toca! Entonces descubres que estás sólo. ¡Y todo es tan real!

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