Antonio García-Trevijano.

Se es repúblico a fuer de republicano. Si no se mira a la república constitucional como objetivo en todas las fases de la acción por la libertad política colectiva, desde el principio, cualquier intento de conseguir que España sea una democracia será vano.

La ceremonia de la confusión con la amputación de la teoría de la acción republicana legada por García-Trevijano del conjunto de su construcción política es un peligro cierto para el triunfo de sus ideas. Clamar por libertad constituyente o elección de forma de Estado y Gobierno sin saber hacia dónde ir, o aun sin tomar partido decididamente desde el comienzo por la república constitucional no sólo es temerario sino pernicioso.

Naturalmente que los gobernados deben elegir libremente su forma de Estado y de Gobierno llegado el momento decisivo de la libertad constituyente, pero con la vista puesta claramente y desde el principio en la consecución de república constitucional como acción humana y garantía de la libertad política.

A tal punto es así, que ese camino de la libertad constituyente como medio para el cambio y la ruptura pacífica con la monarquía de los partidos nace como patrimonio intelectual de los partidarios de la república constitucional y de su acción política, de modo que el mero hecho de llegar a emprenderlo se ha de corresponder inequívocamente con el triunfo de la hegemonía cultural imprescindible para su consecución.

Sólo así se asegura que al final de ese camino se encuentra la república constitucional y con ésta la libertad política que institucionalmente construye y garantiza.

Lo contrario, clamar por libertad constituyente sin saber a dónde se quiere llegar ni apuntalar tal acción política decisiva prescindiendo del decidido horizonte de la república, no es emprender el camino de la acción sino precipitarse a la incertidumbre. Solo activismo loco e irresponsable.

Ojo pues con la ceremonia de la confusión creada en el afán de atraer partidarios a un incierto periodo de libertad constituyente en el que no se haya asegurado previamente la hegemonía de la república constitucional como construcción institucional de la democracia.

1 COMENTARIO

  1. Es cierto. Debemos tener un objetivo claro y claros los conceptos, porque en cualquier momento vamos a recibir el testigo de esta partitocracia para hacer con ella lo que nos parezca oportuno. Por eso creo que tiene razón Pedro cuando dice que no hay que limitarse a caminar sin saber hacia donde podemos ir, pues luego va a ser muy tarde y podemos caer en la ceremonia de la confusión.
    Saludos repúblicos.

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