(composición: mermadon 1967) Un conjunto de millonarios financieros se reunió recientemente en la Universidad de Duke para analizar las causas de la crisis económica. Entre los invitados, Gao Xiquing, quien es responsable de la gestión de dos cientos mil millones de dólares en activos financieros. Junto a él, John Canning y Stephen Schwarzman, responsables y fundadores de empresas de fondos de inversión. Todos coincidieron en que "la crisis comenzó con la idea de prestarle dinero a los pobres".   Quizás haya cambiado la ética del capital y este se haya olvidado del lucro como principio rector de sus acciones para poder derrochar generosamente sus caudales dando una oportunidad a los pobres. Si fuera así, habríamos asistido a una nueva época de la historia, habríamos sido testigos de un hecho extraordinario y la crisis económica estaría moralmente justificada ya que por primera vez en la historia de la humanidad las condiciones materiales estarían determinadas por la ética de la igualdad y no por la posición del individuo en la cadena de producción, naciendo una ética individual no influenciada por el status social o económico del individuo. El capital hasta ahora había podido ser como mucho filantrópico, en los países donde el capitalismo golpeó más tempranamente con sus ciclos, para poder encontrar nuevas oportunidades de inversión derivadas de las mentes creativas, y anteriormente, en cortes y palacios, por interés político.   Es posible también que la ética del capital no haya cambiado y que los magnates creyeran que prestar dinero a los pobres sería algo lucrativo. En este caso el reclutamiento masivo de doctores de universidades como Cambridge y Oxford en UK, o Harvard y Yale en USA, por parte del capital financiero, con el objetivo de desarrollar nuevos modelos matemáticos y productos financieros, y las innovaciones contables para limpiar los balances del rastro mugriento de los pobres subprime, habría provocado la crisis política del laissez faire reaganita y thatcheriano dándole la estocada mortal a la era del dios mercado. Sea como fuere, los pobres seguiremos apelando a la inexistente democracia como forma de control de los poderosos para que estos sean responsables de los resultados de sus acciones al margen de sus más o menos populistas intenciones.

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