El refranero español es vasto y sabio y bien dice aquello de «no debes morder la mano que te da de comer», porque de ella dependes para tu subsistencia y sin ella estás condenado a luchar por tu existir.

Los partidos políticos españoles bien se aplican este refrán —ahí hay que reconocerles su inteligencia— y se aseguran de no acometer ninguna reforma, legal o no, en contra del actual Estado de partidos que les permite seguir subsistiendo sin mayores dificultades.

Y es que es el propio régimen el que subvenciona a los partidos, el que les paga, con lo que los sueldos de los miembros de dichos partidos dependen casi en exclusiva de las subvenciones que reciben del propio Estado, porque las aportaciones de los afiliados son mínimas y las donaciones de terceros son escasas y siempre interesadas, como no podía ser de otra manera. Claro, acorde con la idiosincrasia española.

Por tanto, con el régimen de poder actual es totalmente imposible plantearnos el acceso a una democracia, a un sistema de representación real en el que todos los ciudadanos tengamos la capacidad de elegir y derrocar a nuestros gobernantes, y ser así, finalmente, libres como nación.

¿Cómo deberían financiarse los partidos políticos?

Parece evidente que la situación actual en el que la gran parte de los ingresos de un partido provienen de las subvenciones que reciben del propio Estado es una aberración, se mire por donde se mire, porque eso evita que se planteen cambios estructurales de calado que puedan llevar a una mejora de nuestro sistema.

Por otro lado, también parece evidente que las donaciones de terceros conllevan un componente de favores debidos muy proclive a la iniciación de corruptelas varias, con lo que tampoco parece ser la mejor forma de financiación.

Así, sólo nos queda la opción de las cuotas de los afiliados, la cuál sería la variante más justa y equitativa, a la vez que garantizaría la libertad de los propios partidos políticos y, por ende, de la nación española.

En un contexto como el que planteo se conseguiría que los partidos se debieran a sus afiliados, y no al sistema que los mantiene en el poder. Ello conllevaría una auténtica liberación en el actual sistema de partidos y un acercamiento de los mismos a los problemas reales, porque tendrían que atender a los ciudadanos, para conservar a sus afiliados, en lugar de atender a los oligarcas que sostienen, o mejor dicho, se sostienen del régimen.

1 COMENTARIO

  1. Si tanto asco os da la política ¿por qué no empezáis por exigir a vuestro gobierno que se financien ellos con sus afiliados? porque les estáis dando dinero para que os sigan dando por culo, no sé ¿la gente está bien de la cabeza? ¿en qué anda pensando?

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