Todos los programas de los partidos con representación parlamentaria tienen dos cosas en común: más gasto y más impuestos. Unos 3,2 millones de autónomos verán incrementadas brutalmente sus cotizaciones sociales, y no soo eso: los partidos mantienen íntegro el caos autonómico, el modelo de Estado más ineficiente, despilfarrador y corruptor de Occidente. Es patético que la medida estrella que C’s ha impuesto al PSOE sea suprimir las diputaciones, una tradición en nuestra historia para coordinar la actuación de los municipios, cuando lo que hay que hacer es acabar con el sistema autonómico que representa un despilfarro anual de 100.000 millones de euros, y no ‘ahorrar’ 5.000 millones, que son el chocolate del loro. Y es que tenemos la clase política más ignorante, ayuna de la patria y amoral de Europa.

Defienden la destrucción política y económica de España, que supone un modelo de Estado incontrolable, y desconocen las cifras y los hechos más básicos. PSOE y C´s dicen que si Bruselas les obliga a recortar gasto en 8.000 millones, tendrán que subir los impuestos a los ‘ricos’. ¿Es que de un presupuesto de gasto de 450.000 millones plagado de duplicidades, de entes innecesarios, con 3.000 empresas inútiles y con cientos de miles de enchufados no hay un solo sitio de donde recortar 8.000 millones? ¿Cómo van a arreglar España unos politiquillos que cuando De Guindos dice que hemos crecido un 3,2% en 2015, en lugar de demostrar que es falso lo dan por bueno? El desplome del crecimiento del empleo en la EPA 4T y otros indicadores recientes (1) muestran que el crecimiento del PIB se ha desacelerado al 1,2/1,6% en tasa anual.

Rajoy, en la asamblea general de la ONU. (EFE)

¿Se han olvidado de Rajoy en Nueva York en octubre pasado cuando afirmó que desde que empezó a gobernar ha “cumplido siempre el déficit”, a pesar de que no han cumplido ni un solo año? ¿O de De Guindos diciendo que en 2014 fuimos “líderes del crecimiento europeo”, cuando hubo 12 países que crecieron por encima, desde Letonia a Bulgaria, o desde Reino Unido a Polonia? Y la prueba del nueve: el INE ha ‘actualizado’ los PIB de 2012 y 2013, y la tasa de crecimiento oficial fue un 24% menor en 2012 y ¡un 42% en 2013! O sea, que cuando se ‘actualice’ el 3,2% actual, quedará entre el 1,9 y el 2,4%. Pero, sobre todo, ni siquiera conocen lo mas importante: la verdadera riqueza de la nación, y como consecuencia ignoran el peso real de la deuda y la presión fiscal.

¿Cuándo Eurostat va a auditar la contabilidad?

Eurostat, como oficina estadística de la UE, tiene la obligación de comprobar la veracidad de las cifras que son enviadas por los distintos estados miembros, y no limitarse a ser una oficina de correos que recibe la cifras sin comprobar nada, para eso sobra la legión de estadísticos mejor pagados del mundo, que nos cuestan un ojo de la cara. Eurostat dio por válidas durante años las cifras que enviaba el Gobierno griego, aunque eran manifiestamente falsas, y luego pasó lo que pasó. Si Eurostat hubiese cumplido con su obligación, el tema griego se hubiera cortado desde el principio y el desastre no hubiera llegado tan lejos.

Y el caso de España es exactamente igual, solo que seis veces más grave. ¿Acaso no saben en Bruselas cómo se elaboran las cifras oficiales de crecimiento por el Banco de España sin registro contable alguno? ¿Acaso no saben cómo después el INE hace cuadrar esas mismas cifras oficiales a martillazos en un procedimiento inverso al que emplea la contabilidad de verdad? Desde 2008, la contabilidad nacional en España ha sido manipulada año tras año hasta encontrarnos a día de hoy que la cifra más importante de nuestra economía, el PIB, está sobrevalorada del orden de un 20%. La riqueza nacional asciende a unos 855.000 millones de euros y no a los 1,08 billones oficiales.

Los hechos que lo demuestran son incontestables, como se vio en el estudio publicado hace unos años en el ‘Financial Times‘, por el que el Gobierno de Rajoy montó en cólera pero no fue capaz de refutar. (A todos los que lo hemos denunciado nos ha vetado de todas las tertulias). El economista Juan Carlos Barba lo explica así: “En 2008 se rompió la correlación entre actividad y PIB, siendo la brecha cada vez mayor. La contabilidad nacional no se corresponde con la realidad”. Todos economistas independientes más competentes, como Francisco J. Maneiro, Juan Laborda o Jesús Sánchez Quiñones explican lo mismo. “Mientras la demanda interna ha caído un 16,7% entre 2009 y 2014, el PIB apenas lo ha hecho en un 7,7%”, denuncia Quiñones. Veamos los hechos.

En primer lugar, está la presión fiscal. En 2007 era del 38% del PIB, en 2015, después de la mayor subida de impuestos de nuestra historia, resulta que ha caído al 34%, algo imposible porque la recaudación sigue siempre una evolución similar al PIB y aquí el PIB oficial apenas ha bajado. Además, se ha producido la mayor subida de impuestos de Europa. Esto no ha sucedido en ningún otro país. En segundo lugar, está la comparación con los indicadores sintéticos de actividad que por definición -son las partes en que está dividido el PIB- tienen que coincidir casi al milímetro, y así lo hicieron hasta 2008.

Juan Carlos Barba emplea los tres principales. El de la construcción -comparando el consumo de cemento con el indicador sintético de la construcción-, en industria el índice de producción industrial -que ha caído casi un 30%- con el indicador sintético de la industria, y el más importante, que a su vez arroja las mayores diferencias: el índice de actividad de los servicios de mercado, con el indicador sintético de servicios. Todas estas comparaciones llevan a que el PIB real es en estos momentos un 21% inferior al oficial, es decir, el PIB sería de 855.000 millones de euros en lugar de los 1,08 billones de la cifra oficial.

La tercera sería la correlación con el desempleo, que no concuerda para nada con el PIB. En Grecia o Irlanda, un incremento del paro similar ha hecho caer el PIB un 13% frente a cero en España, el PIB 2015 es igual al PIB 2007. Y en cuarto lugar, la relación entre PIB y consumo de gasóleo automoción o de electricidad. Fuertemente correlacionados, ambos muestran diferencias de más del 20%. Otros parámetros como las ventas del comercio minorista o las ventas en grandes superficies, ninguno coincide con la cifra de PIB oficial. ¿Cómo es posible que Eurostat pase por alto hechos indiscutibles y no realice una auditoría?

Las consecuencias son enormes. La presión fiscal es del 43% del PIB, nueve puntos más alta que la oficial; el gasto público, un 53% del PIB (el más alto de la UE); la deuda computable, del 125% (26 puntos más), y la deuda total, del 178%, algo imposible de devolver. España está quebrada y necesita un rescate. Cuando los mercados sean conscientes del engaño, como ocurrió con Grecia, nos podemos llevar por delante al euro porque la economía española es seis veces mayor que la griega. El problema es que un rescate de esa dimensión es casi imposible, razón por la que Merkel convenció a Rajoy en 2012 de no pedirlo, ofreciéndole a cambio dinero sin límite del BCE, y este insensato nos endeudaría en 500.000 millones.

Reunión en Chicago de Angela Merkel y Mariano Rajoy en 2012. (EFE)

Gasto sin control

Lo primero que debería saber nuestra clase política es que, excluyendo la Seguridad Social, el gasto total descentralizado -es decir, el correspondiente a CCAA y entidades locales- representa el 69% del gasto total, que es del orden de 230.000 millones de euros. Esta cifra es inversa a la de los estados federales, donde no más del 40% del gasto es descentralizado. Una fragmentación suicida del Estado, donde cada parte actúa como un Estado independiente pero con un descontrol total y práctica desaparición del Estado, justo lo contrario que en un Estado federal. “Bajo esta bandera, se ha dado y se da patente de corso a todo tipo de desmanes, despilfarros, desigualdades salariales y disfuncionalidades administrativas” (2), con un coste inasumible para los ciudadanos –164.000 millones– y mucho peores servicios. Son 17 estados en manos de irresponsables, incompetentes y corruptos, sin obligación de dar cuenta a nadie de sus actos.

Al final la culpa es de ‘Madrid’, lo cual desgraciadamente es cierto porque el Estado ha hecho dejación total de sus funciones. Y en el caso de Rajoy, que prometería en su campaña “mandar a los hombres de negro” -o intervenir- a todas las CCAA que no cumplieran, hizo justo lo contrario. Crearía un fondo y otros mecanismos de liquidez para entregar dinero sin intereses y sin control alguno. Según Montoro, durante su legislatura se han entregado 185.000 millones de nuestro dinero, un 40% a los sediciosos de Cataluña, y ¡quiere volver a ser presidente! Todo para financiar el despilfarro y la corrupción, y donde se exacerba todo lo que nos desune. Y más de 100.000 leyes y reglamentos, en que trabajan 300.000 personas para inventar, implantar y controlar la desunión. CCAA y entidades locales tienen hoy el 81% del personal, y para seleccionarlo se ha desechado el sistema de oposiciones, sustituido por ‘contratación directa’.

Y eso es lo inventado, pero en todas las actividades transferidas se ha producido un aumento exponencial del gasto. En sanidad y educación, por citar las dos más importantes, se multiplicó el personal para enchufar a miles de parientes y amigos, y se acometieron los programas de inversiones disparatados pero que permitían mordidas ingentes a los políticos locales. Se fragmentó la política de contratación, perdiéndose todas las economías de escala, pero consiguiéndose comisiones millonarias para los responsables de contratar. Los sistemas informáticos son diferentes e incompatibles, en cada sitio se eligió el que más comisiones pagaba. En sanidad, y en pesetas constantes de 1986, el gasto se incrementaría en un 56% después de ser transferido sin mejora asistencial alguna, y en educación, una cifra similar. Todo sin que el Estado haya movido un dedo para evitarlo.

En sanidad se construirían hospitales innecesarios mientras que los existentes, donde están los mejores médicos y material, están infrautilizados. Solo funcionan de mañana, algo que no ocurre en ningún lugar del mundo. Por las tardes, decenas de miles de metros cuadrados de salas de consulta están vacíos y queda material de diagnóstico sin utilizar. Y en lugar de crearse turnos de tarde incrementando solo las camas, se construyen nuevos hospitales y se compra nuevo material -el más caro posible-, todo ello infrautilizado y con un costo 10 veces mayor pero con unas comisiones a juego. En educación se han construido universidades -fábricas de parados, en realidad- como hongos. En la mitad de los casos, sería mucho más barato pagarles la carrera a los alumnos en Harvard o en Oxford que mantenerlas abiertas. Ocho de cada 10 euros de déficit son consecuencia de esta orgía de descontrol, despilfarro y corrupción. Con una deuda total del 178% del PIB, esto es inaceptable, si no se corta de raíz, y no se va a cortar, iremos a la quiebra en esta legislatura.

Y respecto a los impuestos, según el indicador confeccionado por Think Tank Civismo, un español con un sueldo medio de 24.400 euros brutos anuales dedica 102 días de trabajo a pagar las cotizaciones de la Seguridad Social: 38 al IRPF, 25 al IVA, 11,5 a los impuestos especiales y 5,5 a los demás tributos. Es decir, el español medio “trabaja para pagar a Hacienda desde el 1 de enero al 1 de julio”, al mismo nivel que Finlandia y Suecia, pero donde reciben del Estado muchos mas bienes y servicios. Nuestros políticos, que jamás han creado un solo empleo, y son unos ineptos totales, son sin embargo muy creativos expoliando a los ciudadanos. En los últimos años se han creado o subido 85 figuras tributarias, tanto, que España tiene la carga fiscal sobre la familia media más elevada de la OCDE. Los españoles no podemos soportar ya una mayor carga fiscal. Y sin embargo, todos los partidos están en lo mismo: más impuestos y más gasto.

(1) El consumo de energía eléctrica corregido de estacionalidad y temperatura ha caído un -3,2% en enero. El consumo aparente de cemento, un -1,1% en enero. El indicador de confianza industrial, un -2,7% en febrero. El indicador de confianza del consumidor, un -1,4% en febrero.

(2) El coste del Estado autonómico. UPyD

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