«La acción política debe consistir en señalar a los estúpidos, denunciar sus continuas estupideces e incluso alentarlas para que el régimen se suicide»

Esta entrevista, por primera vez publicada, fue realizada a finales de junio de 2020. Dalmacio Negro es catedrático de Ciencias Políticas, autor de numerosos artículos y libros, como La ley de hierro de las oligarquías (2015), Historia de las formas del Estado (2010) y El mito del hombre nuevo (2008).

1.- En la portada del diario El País del 13 de junio de 2020 apareció este titular: «El PSOE pide la eliminación gradual del dinero en efectivo». ¿A qué ideología obedece la eliminación gradual del dinero en efectivo? ¿De dónde viene esta idea?

El dinero, que da libertad de movimiento —el «moverse a voluntad» de Aristóteles—, es un instrumento de la civilización (vid., por ejemplo, La Filosofía del dinero de Georg Simmel). Su supresión es un viejo ideal del pensamiento totalitario, un pensamiento tribalista. El progreso tecnológico (las tarjetas de crédito) ha liberado de la necesidad de portar grandes cantidades de dinero. Pero el mismo progreso facilita que los gobiernos puedan controlar mediante la legislación adecuada las transferencias dinerarias y, de esta manera, controlar a las personas. Lo avisaba Hilaire Belloc en 1910 en El Estado servil, un libro profético, donde decía que controlar la economía es controlar a las personas.  El problema es ideológico.

El marxismo leninista utiliza el método de la expropiación forzosa para conseguir la verdadera democracia y la sociedad feliz igualitarias (capitalismo de Estado). Por su parte, el socialdemócrata, más «liberal», utiliza el de los impuestos, que es más rentable. Sus mejores expresiones son el de la plusvalía y el de la renta: el primero controla la propiedad, este último a las personas (capitalismo de Estado más moderado o liberal).

Suecia es el gran modelo de los Estados socialdemócratas desde 1932. El economista sueco Gunnar Myrdal recomendó a su gobierno, antes de darle el premio Nobel, que su tarea principal  debería consistir en «proteger a las personas de sí mismas». En Suecia casi no existe ya el dinero en efectivo. Además, facilita la tarea de la burocracia en el paraíso sueco, donde la libertad más importante es la libertad sexual.

2.- En la portada del diario El País del 24 de junio de 2020 apareció la siguiente noticia: «España ensayará la “app” de rastreo con un simulacro en La Gomera». En la página 25 dice que la empresa Indra creó una aplicación de rastreo para detectar posibles infecciones de Coronavirus. En La Gomera 3000 personas tienen que descargarse dicha aplicación y la empresa Indra generará 300 falsos positivos de esos 3000 para comprobar cuántos de los que tienen descargada la aplicación y que entren en contacto con esos 300 llaman a las autoridades sanitarias para confirmar que han estado con una persona que ha dado positivo en Coronavirus. ¿Qué comentario puede realizar al respecto?

La «app» no sé muy bien en qué consiste. ¿Se trata de experimentar con seres humanos? Si es así, no es nada nuevo desde el nacionalsocialismo, que ha dejado muchas semillas. Es una consecuencia también del darwinismo social (de origen anglosajón) y del nihilismo anunciado por Nietzsche.

3.- ¿Qué le parece que el Gobierno regule, mediante reglamentos, la vida de la sociedad civil?

Es el método de la socialdemocracia, que instrumentaliza el Derecho, cuya finalidad es garantizar las libertades, para determinar la conducta. Es lo propio de los Estados totalitarios y hoy, como decía Robert Spaemann poco antes de morir, por lo menos los Estados Europeos son Estados Totalitarios «liberales».  El Derecho casi no existe ya. Existe más bien la política jurídica igual que en la URSS. Las «Culture Wars» actuales son como guerras civiles en torno a la definición de la naturaleza humana, cuya realidad niegan. Los soviéticos no llegaron a ir tan lejos. La ideología de género les dejaría no menos asombrados que la animalista o la LGTBI. Son producto de la mezcolanza del modo de pensamiento ideológico, el resentimiento, la estupidez.

4.- En la página 5 del diario El País del 25 de junio de 2020 se puede leer lo siguiente: «Activistas antirracistas atacan un monumento a Colbert, ministro de Luis XIV y regulador del esclavismo». Debajo podemos leer el titular de la noticia: «La lucha de las estatuas llega a Francia». En el cuerpo de la noticia se recogen las palabras del presidente del Consejo Representativo de las Asociaciones Negras de Francia que dice: «¿Cómo podemos construir Francia cuando vuestros héroes son nuestros verdugos?». ¿Qué reflexión le merece todo esto?

Antonio García-Trevijano decía que la actualidad está determinada en gran medida por la Revolución Francesa. Este asunto es un eco de esa revolución: los jacobinos proclamaron el año 1789 el Año Cero de la humanidad liberada de sus cadenas, etc. (de hecho, como eran muy legalistas, los trámites decidieron que fuese 1792). Apareció la idea del hombre nuevo, el modo de pensamiento ideológico que apoyado por el cientificismo sustituye a la religión, comenzaron la destrucción del sentido común,  la idealización del Estado, la Legislación que sustituye al Derecho, se impuso el moralismo sobre la política, etc.

La revolución soviética, que aspiraba a controlar la historia para que fuera verdaderamente humana, divulgó y radicalizó muchas de esas ideas. Muchas de ellas las desarrolló por cierto el nacionalsocialismo, que suele pasarse por salto —el motivo es obvio— que era marxista y leninista-estalinista. Derrotado en 1945, como todo se pega, comenzó o se intensificó la sovietización intelectual de Europa a lo largo de la guerra fría  (estoy tratando de sintetizar prescindiendo de matices) y lo que es quizá peor, la penetración de las ideas soviéticas y nazis en las Universidades y la enseñanza norteamericanas, en Hollywood, etc. (la escuela de Frankfurt influyó mucho en EEUU), donde el marxismo-leninismo —que no es exactamente el marxismo de Marx— fue reelaborado principalmente por Saul David Alinsky, muy influyente en el partido demócrata (Hillary Clinton hizo una tesis sobre él, y Obama le leía y creo que le citaba). Este partido, que apoya a los «Black Lives Matter», un marxismo racista como el nacionalsocialista, es hoy casi un relevo «liberal» del Partido Comunista de la Unión Soviética. Que haya repercutido en Europa —especialmente en Francia e Inglaterra—, es natural. En Europa hace tiempo que no hay nada original y lo nuevo negativo, no lo positivo, suele venir de EEUU.

Esa dependencia tampoco es reciente en España. Al igual que prácticamente en toda Europa, se ha adoptado el inglés como idioma «Ersatz», sustitutorio. En cambio, antes en España, bajo la sádica tiranía nazi-estalinista-franquista, se obligaba a estudiar, por supuesto además del español, el latín durante siete años, el griego clásico (dos años), una lengua germánica (alemán o inglés) y una latina (francés o italiano). Un horror, aunque los estudiantes de entonces no debíamos ser tan tontos como se supone que son los de ahora, que pueden pasar curso con no sé cuántos suspensos e incluso conseguir becas. Quizá para igualarles con el Dr. Sánchez. En la transición/transacción a la monarquía juancarlista —no por cierto a la democracia— se fomentó la sovietización más o menos modernizada por la socialdemocracia y el socialismo juancarlista se había anticipado con la ley de la memoria «histérica». Y, en cierto momento, apareció el socialismo del siglo XXI «made in» Sao Paulo y La Habana, del que estamos empezando  a disfrutar protegidos al parecer por Soros. En fin, todas las ideologías y bioideologías actuales son antihistóricas. Es el nihilismo de Nietzsche, evidente en España como seguramente en ninguna otra nación europea. En cuanto a Marx, que, con todo, era un hombre civilizado, seguramente rechazaría el marxismo cultural, en parte por ser un prodigio de incultura y en parte por su versión de la «historia humana». Él mismo dijo, «je ne suis pas marxiste».

5.- ¿Por qué sostiene usted que la ciencia no busca la verdad, sino la certeza?

La verdad es lo mismo que la realidad: sólo es verdadero lo que es real y viceversa. La filosofía, el arte y la teología buscan —investigan— la verdad, pues, como decía Xavier Zubiri, la verdad no se posee, se es poseído por ella; es decir, se es poseído por la realidad, con la que no es posible experimentar: se es poseído por ella o no. En cambio, lo que le interesa a la ciencia son los fenómenos, apariencias y manifestaciones de la realidad. Lo importante para la ciencia es que las teorías científicas funcionen. Por decirlo rápidamente, basta que la causa produzca el efecto, para lo que es fundamental la experimentación. Con la verdad no se puede experimentar.

6.- ¿Cuál piensa usted que puede ser el «katechon» o dique que detenga el cientificismo y el tecnicismo imperantes?

La vuelta a la realidad, cuyo sentido se ha perdido, debido en gran parte al predominio del modo de pensamiento ideológico y al imperio de modo morfotécnico de pensar, según el cual, decía Karl Larenz, todo lo que puede hacerse debe ser hecho.

7.- ¿Cómo ve hoy la situación de las facultades universitarias de humanidades?

Contesto con una pregunta: ¿existen?

8.- ¿Qué podemos esperar hoy de la filosofía? ¿Y cuál ha de ser la aportación de la filosofía?

Lo dicho antes: recuperar el sentido de la realidad debiera ser su aportación.

9.- ¿Cómo ve el porvenir de Europa y de Occidente?

Para dar respuesta a ello traigo a colación lo que dicen un  libro de un historiador alemán y una bonita canción alemana: en la historia «Jedes Ende ist ein Anfang», es decir, todo final es un comienzo. Está comenzando quizás un nuevo tiempo-eje. La historia está empezando a girar en torno a grandes espacios: Estados Unidos, Rusia, China, India, Brasil… que son formas imperiales, no Estados. Y la Europa sovietizada, como decía Vladimir Bukovski, no puede ser un gran espacio. Basta pensar en la crisis demográfica, la desindustrialización, etc.

10.- En los países de habla española, y en los países de tradición católica en general, ¿se podría decir que la acción constituyente para conseguir una república constitucional implica cierta recepción del mundo anglosajón protestante?

La tradición europea de la política es republicana. Los países anglosajones, dond e no hay Estado, la continuaron y donde se conserva mejor es en Estados Unidos. Antonio García-Trevijano lo ha explicado muy bien. Bastaría —es un decir para abreviar— con suprimir el Estado.

11.- ¿Tiene algún proyecto personal entre manos o en mente?

Estoy liado con una revisión muy amplia de la «Historia de las formas del Estado». El Estado, que creo se está disolviendo, es el gran problema de nuestro tiempo. El artificialismo dominante —todo puede ser hecho y deshecho, nada es verdad ni mentira, etc.— lo fomenta el Estado, cuyo tiempo histórico ha pasado.

12.- Si tuviera que escoger en estos momentos uno de los libros de Antonio García-Trevijano, ¿cuál elegiría? Y ¿por qué?

El más oportuno, en este momento, sería Del hecho nacional a la conciencia de España o El discurso de la República. El título explica por qué.

13.- Le hemos escuchado decir que el principal cometido del Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional (MCRC) es la lucha contra la estupidez. ¿Qué mensaje le gustaría trasladar a los repúblicos?

Es un hecho bastante corriente que la gente se vuelve estúpida cuando sus civilizaciones están en el ocaso. Pasa lo mismo con los regímenes políticos. El implantado en España tras la muerte de Franco está en manos de idiotas. Eso no significa que sea fácil derrocarlo pues está muy bien instalado. Para conseguirlo, creo que la acción política debe consistir en señalar a los estúpidos, denunciar sus continuas estupideces e incluso alentarlas para que el régimen se suicide.

3 COMENTARIOS

  1. En alguna ocasión he escuchado que la realidad se impone, pero parece que hay que darle un empujoncito. No sé si hay algo tan devastador como la estupidez. Si, que la estupidez se suicide, es posible que esté en ello, sobreviviremos a los efectos secundarios de ese suicidio. Luego ya vemos como salimos. Muchas gracias por la entrevista. Enhorabuena.

  2. Buenos días. Me gustaría preguntar al Sr. Dalmacio Negro en primer lugar qué ve más peligroso, el dogmatismo religioso o el ideológico. Y en segundo lugar como analiza la relación entre masonería y Revolución Francesa. Gracias.

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