Antonio García-Trevijano
Antonio García-Trevijano (1927-2018).

En España, pocos términos políticos se han visto más desprestigiados que la palabra república. No sólo las experiencias fracasadas pasadas, sino sus supuestos defensores que ideologizan el concepto tienen la culpa. La conceptuación de la república simplemente por lo que no es, como  mera oposición a la monarquía y su patrimonialización partidista asociada a aspiraciones de igualdad material, explican que se arrastre por el suelo del pensamiento político.

Mientras que las pasadas experiencias republicanas sucumbieron por no ser democráticas, el espectáculo de quienes se dicen republicanos, hozando en el presupuesto de la monarquía juancarlista de los partidos estatales, da argumentos fundados al descrédito.

Precisamente por eso es labor de los repúblicos, que lo son a fuer de republicanos, limpiar y defender el honor de la república en un movimiento de ciudadanos que la presente como lo que es: una construcción institucional positiva diseñada por Antonio García-Trevijano que establece por primera vez en nuestra patria la separación de poderes en origen y el principio representativo. En suma, la garantía institucional de la democracia formal que a su vez garantice la libertad política controlando por fin al poder.

Esa construcción teórica que el pensador español cierra con su Teoría pura de la república está destinada a ser acreedora intelectual de todo el que se reclame demócrata y de quien, como único medio posible de alcanzar una democracia, se haga llamar con coherencia republicano.

No es ideológico describir cómo la monarquía española ligó su destino al de la partidocracia en la Transición. La traición de Juan Carlos I a su padre y su patronato político a la continuación de la relación de poder entre gobernantes y gobernados en el año 1978 sepultó para siempre la compatibilidad de la Corona con la democracia formal. El régimen de partidos nacido tras la muerte de Franco se coaligó con la dinastía para funcionar simbióticamente. De hecho, el tan injustamente alabado consenso de los que estaban en el poder y no querían abandonarlo con los que ansiándolo entraron plácidamente en sus salones para repartírselo sería imposible sin la monarquía.

Como reiteraba García-Trevijano a cada ocasión que tenía oportunidad, salvo en el idealismo de Platón, las ideas no proceden de las ideas, sino de la experiencia fáctica.  Y esa experiencia histórica refleja el papel imprescindible de la monarquía en la confabulación contra la libertad política de los españoles. Considerar como opción novedosa o rupturista la monarquía en cualquiera de sus variantes es ridículo. Aun cuando se considerara un adorno de la tradición, sin ostentar la jefatura del Estado. Su mera existencia es un insulto a las ansias de libertad de la nación. Puro realismo político.

Sólo la identificación intelectual de la república con la libertad política y la democracia formal, desprovista de ropajes ideológicos, restituirá el honor de la república.

1 COMENTARIO

  1. Denunciar al régimen y proponer opciones reales es imprescindible en nuestros días. Por eso es una labor imprescindible. Todo lo que se haga en esa línea es poco. Así que muchas gracias. DIOS les bendiga.

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