“No se puede gastar mas de lo que se ingresa” fue uno de los grandes eslóganes con los que Rajoy engañó a sus votantes durante la campaña de 2011. Una afirmación que siendo cierta para una familia no lo es para un Gobierno emisor de moneda -aunque reduciría el valor de la misma-, pero al no tener España soberanía monetaria, solo puede gastar más de lo que ingresa dentro de unas reglas que Zapatero ignoró, gastándose 448.000 millones de euros más de lo que había ingresado desde 2007. Algo que, en contra de lo que prometen los demagogos de Podemos-IU a los ignorantes y los ilusos -“vamos a gastar sin límite, exigiremos que nos den el dinero necesario, y además no lo vamos a devolver”-, solo lleva al desastre, por lo que había que empezar a recortar despilfarro masivamente. Ese era el mensaje.

Sin embargo, Rajoy, que ha mentido en todo y a todos, hizo justo lo contrario: gastaría más que Zapatero y en lugar de reducir la deuda la incrementó en 550.000 millones. Y es que, desde el aciago día en que tomó el poder, hizo justo lo contario de lo que había prometido. Ni un solo año cumpliría los objetivos de déficit. Pero lo peor es que los españoles no hemos vivido mejor acumulando deuda y enviando la factura al futuro para que la paguen nuestros hijos. La mayoría ha perdido renta, la clase media ha perdido tres millones de personas, 2,5 millones de parados están tirados en la cuneta sin ayuda ni prestación alguna, uno de cada tres niños vive por debajo del umbral de la pobreza y los trabajos creados son en su mayor parte trabajos basura y/o temporales propios de un país tercermundista.  

Y no ha cumplido a pesar de que su primera medida fue aumentar la fiscalidad sobre las familias al mayor nivel de nuestra historia. “No había otro remedio”, diría este farsante, es decir, no se podía eliminar el despilfarro de los 36.000 millones anuales en duplicidades entre AAPP, ni cerrar las más de 3.000 empresas públicas inútiles, ni reducir las decenas de miles de ‘asesores’, ni  los cientos de miles de enchufados públicos, absolutamente de nada. Meses después, cuando rechazó el rescate porque según este mentiroso compulsivo ello supondría reducir pensiones, prestaciones a los parados, sanidad etc., al ser preguntado por qué no se reducía el despilfarro autonómico, Rajoy sería rotundo: “Eso ni se toca”.

El escritor, periodista y académico Arturo Pérez Reverte, maestro de precisión con la palabra, lo ha definido magistralmente: “No ha querido tocar un pelo de este monstruoso e inviable derroche autonómico. Tiene miedo de que se le rebelen los sicarios. Así que Rajoy lo exprimirá todo y a todos antes que tocarles el negocio a los compadres y desmantelar este disparate burocrático. Ni cinco millones de parados han convencido aún a estas ratas de alcantarilla estatal de reformar la Administración que asfixia a España trincando lo que el Estado nos expolia. Aún no hemos visto dimitir a ningún ministro, y eso significa que están de acuerdo con la infamia que su jefe impone. La desvergüenza, la cobardía moral y el cinismo político se lo reparten entre todos, sin inocentes”. Y concluye: “Zapatero era un imbécil pero Rajoy es un sinvergüenza”.

Déficits cíclico, estructural y primario

Los déficits fiscales o diferencia entre ingresos y gastos públicos impulsan el crecimiento a corto plazo, como en 2015, pero destruyen el futuro de la economía porque absorben la vitalidad del país a través del efecto expulsión. “Cuando las AAPP gastan 100 euros, la inversión privada y otros gastos sensibles a los tipos de interés disminuyen en 100 euros, con lo que el ‘stock’ de capital privado del país es desplazado por la deuda pública”, el déficit y la deuda son “gravemente perjudiciales para el crecimiento económico a largo plazo” (1) y “en la medida que pidamos préstamos para consumir, nuestros hijos tendrán que reducir su nivel de vida para pagar sus intereses y devolverlos”, es decir, no solo es que la burbuja de deuda arruinará el futuro de nuestros hijos, es que además la destrucción del tejido productivo nos lleva a  una economía de camareros

Los déficits fiscales se dividen en estructurales y cíclicos. Los primeros derivan de las políticas de ingresos y gastos discrecionales por parte de las AAPP, mientras que los segundos dependen de la situación en el ciclo económico, es decir, de si la economía crece o decrece. Existe otra tercera definición, los denominados déficits primarios, que son los obtenidos descontando la parte correspondiente a los pagos de intereses por deuda. En 2015, tendríamos que haber restado del déficit total estimado en 55.000 millones los 35.000 millones que pagamos de intereses de la deuda, con lo que el déficit primario habría sido de 20.000 millones o el 1,86% si hacemos como que nos creemos el PIB oficial. 

La Unión Europea mira para otro lado ante los incumplimientos del déficit por parte de Rajoy. (EFE)

Pues bien, en los tres déficits, y esto es lo que nos arrastra camino del abismo, España se encuentra a la cabeza de Europa y del mundo desarrollado, en dos, y en el segundo puesto en uno, algo sencillamente insostenible  En el déficit total, únicamente Grecia está por encima, pero ocupamos el lugar 141º del mundo, es decir, solo 39 países tuvieron un mayor déficit. Sin embargo, en déficit estructural tenemos el mayor de la UE y de la OCDE, consecuencia del modelo de Estado más disparatado del mundo civilizado. La cifra es del 2,5%, lo que multiplica por cinco el límite de déficit estructural fijado por Bruselas, y subirá al 2,7 este año. Finalmente, respecto al déficit primario, España es el único país de la UE que lo tiene, todos los demás, incluido Grecia, tienen superávits primarios.  

Grecia, el ‘más torpe’ de la clase, tiene superávit primario desde 2011, y es que desde 2007 a 2014 Grecia ha reducido su gasto corriente en un 19%, España lo ha incrementado en un 10%. ¿Cómo es posible que en Grecia, donde el PIB ha caído casi un 25%, los ingresos fiscales han subido un 2,5%, y en España, cuyo PIB es ya el mismo de 2007, los ingresos fiscales han caído un 3,7% después de la mayor subida impositiva de la historia? ¿Cómo es que Bruselas se traga las cifras de una Contabilidad Nacional que no coinciden con nada? La respuesta es sencilla: desde que Rajoy se comprometió con la señora Merkel a devolver a las cajas alemanas, francesas y holandesas hasta el último euro, España ha venido gozando sistemáticamente de bula y Bruselas mira para otro lado.

La pasividad de Bruselas ante incumplimientos de Rajoy que clamaban al cielo resulta inaudita. Claro que si consideramos que la mitad era para pagar a sus cajas, el tema se entiende mejor. Fíjense: en 2011, el déficit que Zapatero había afirmado que sería del 6% terminaría en un 9,6, algo que se sabía desde julio, y que Montoro y Rajoy sabían de sobra, pero Rajoy mentiría como un bellaco y lo utilizaría como excusa para subirnos los impuestos. Después anunciaría que el objetivo de déficit 2012 marcado por Bruselas en el 4,4% era inalcanzable, pero se comprometió a cumplirlo si se lo ampliaban al 5,8%, lo que Bruselas aceptó. Al final, ni el 5,8 ni el 9,6, sino el 10,6%, incluidas, ¡cómo no!, las ayudas a la banca: el país europeo con mayor déficit, que es exactamente lo que va a suceder este año. 

En 2013, más de lo mismo. Objetivo de déficit: 4%, Rajoy dice que vale y luego que no, que necesita el 6,5. Bruselas se lo concede a cambio de una serie de recortes que Rajoy incumple. Al final es el 7,1% y en Bruselas de nuevo miran para otro lado y siguen con la barra libre del BCE abierta. Además, el BCE decide blindar nuestra prima de riesgo, que así baja a mínimos. ¡Qué maravillosa la política económica de Rajoy que había conseguido tamaño milagro! Entretanto, como la droga del BCE seguía llegando a carretadas, Rajoy la repartía a los drogadictos de las CCAA con total profusión, sin condiciones, sin intereses y sin control. Eso es saber gobernar una nación y lo demás ignorancia y amateurismo.

En 2014, el objetivo había sido ampliado al 5,7%, al 4,2% en 2015 y al 2,8% en 2016. A cambio se habían pedido más recortes y sobre todo la regulación del factor de sostenibilidad en el sistema de pensiones. De recortes de gasto nada, y del factor de sostenibilidad de las pensiones nada, porque entrábamos en tiempo electoral. En todo caso, 2014 sería el único de la legislatura en que Rajoy cumpliría el objetivo de déficit, eso sí, fuertemente ampliado por la generosa Bruselas. Pero de nuevo en 2015, ni eso. Frente al objetivo ampliado del 4,2%, se cerró con una estimación del 5,18% a resultas de que conozcamos el cierre de la Seguridad Social. Y Bruselas, no solo mirando para otro lado, ayudando a la expansión fiscal electoralista. 

Bruselas impulsa la expansión fiscal hasta el 26-J

Según la cifra de ejecución del presupuesto del Estado en términos de Contabilidad Nacional, el déficit del 1T 2016 asciende a 8.760 millones de euros, solo un 0,8% por debajo del déficit en el mismo periodo del año anterior. Por otro lado, el BdE en su ‘Informe de estabilidad financiera’ publicado el pasado miércoles avisa de que los riesgos a la baja del crecimiento económico para este año y el próximo que había situado en el 2,7% y el 2,3, “se han intensificado de manera apreciable durante los últimos meses”. Las razones que aduce el BdE incluyen la incertidumbre política y las más que seguras medidas presupuestarias para reducir el déficit, empezando por una brutal subida de impuestos, que “podían alterar el perfil de crecimiento”. 

El BCE de Draghi 'traga' con los incumplimientos para evitar un Gobierno populista. (EFE)

Pero eso será después del 26-J, porque hasta entonces Bruselas está impulsando la expansión fiscal hasta esa fecha para favorecer a Rajoy. El martes pasado, en el programa ‘Economía directo’ del colectivo Burbuja, Juan Laborda, Juan Carlos Bermejo (x2) y un servidor, con los datos en la mano, cuantificamos la misma: España está recibiendo un increíble trato de favor en las inyecciones del BCE (83.000 millones en 2015 que compara con un crecimiento del PIB de solo 32.000, lo que significa que por cada 2,6 euros del BCE, hemos crecido solo uno); y Bruselas mira para otro lado ante los flagrantes incrementos del gasto de Rajoy, devolución de la paga extra, subida de salarios públicos y más que doblar el margen de déficit a las CCAA. Todo para evitar un Gobierno populista radical que sería la ruina de España y crearía un problema mayor a la eurozona. 

Pero pasado el 26-J, Bruselas no tendrá más remedio que sancionarnos por los incumplimientos reiterados del déficit -seremos el primer país de la eurozona en ser sancionado, y aunque la multa sea simbólica, el daño a nuestra credibilidad será muy serio- y por supuesto imponer recortes drásticos de gasto. La cifra de recorte que ha señalado el Gobierno de 4.000 millones resulta irrisoria. Tendrá que ser del orden de 23.000 millones de los que 7.000 pueden venir de crecimiento siendo optimistas, si es que quiere reducirse el déficit al 3,6%, porque a día de hoy la cifra de déficit 2016 más probable es del orden del 5,8% -2,8% el Estado, 1%, CCAA donde cinco cerrarán con el 1,7%, y del 2% la Seguridad Social, cuya velocidad de deterioro resulta asombrosa-. La Autoridad Fiscal Independiente (AIReF) acusa al Gobierno de “falta de realismo continuado en los presupuestos”.

El problema con todo no será solo Bruselas, que también, sino los mercados, que pueden empezar a darse cuenta de la realidad: que por muy blindada que el BCE tenga nuestra prima de riesgo, esto no se sostiene. No se pueden mantener sistemáticamente los peores déficits del mundo desarrollado en todas sus clases, y que para arreglarlo las propuestas de todos los partidos sean más déficit y más deuda sin que los mercados reaccionen, y que en el caso de Podemos es tan disparatada que nos sacaría directamente de Europa aunque eso puede ser lo que quieren aunque afirmen lo contrario. Hay que estar locos para proponer tamaños dislates, pero más locos hay que estar aún para votarles. 

(1) Paul Samuelson, ‘Economía’. El texto de enseñanza de economía más conocido y extendido en el mundo. Está traducido a más de 80 idiomas.  

NOTA: el BBVA ha encontrado la solución de nuestros problemas: reducir la prestación de desempleo y reformar del mercado laboral. ¿Y qué tal acabar antes con las duplicidades entre AAPP, cerrar los miles de empresas públicas inútiles, reducir a la mitad los municipios o eliminar a los 20.000 asesores que no asesoran y que cobran de media 80.000 euros? Ponen su servicio de estudios a disposición del Gobierno para ahorrar 1.000 millones y no dedican ni una línea para acabar con el despilfarro de 50.000. El mercado laboral es ineficiente, cierto, pero comparado con el Gobierno de España, y no digamos de las CCAA y ayuntamientos, es el no va más de la eficacia. Así no se arregla España, señores del BBVA, solo se empobrece en las cifras aterradoras que ustedes mismos acaban de publicar.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí