Paco Corraliza

PACO CORRALIZA.

Cuando en 1978 se instauró en España la oligárquica tiranía del monárquico «Estado-(de)-Partidos», hacía muchos decenios que era conocida su condición anti-democrática. Sin embargo, decenas de millones de personas engañadas saludaron con júbilo la nueva gran patraña idolátrica. Los Partidos estadolátricos, por naturaleza anti-democráticos [«XVIII»], al redactar «su» Constitución-78 consensuados entre sí, se auto-constituyeron en «Partidos-(del)-Estado». Una calumniadora falsedad impuesta fue recibida con ilusionados aplausos de esperanza prefabricada. ¿Cómo fue esto posible? Mediante la ocultación culpable de la verdad histórica; la miedosa y dirigida renuncia a la Libertad Política; la ambición de Poder desaforada; la impostora sucesión de actos imperativos previamente planeados y, en fin, mediante una demoledora propaganda manipuladora e ilusionista, por los propios Partidos prepotentes propagada y secundada por unos medios de comunicación «Partido-dependientes».

En España se implantó la corruptora enredadera anti-democrática del fracasado «Estado-(de)-Partidos» (prefigurado en la alemana República pre-nazi y pro-nazi de Weimar, 1919-1933) como si fuera árbol de Vida democrática y Libertad Política, cuando mucho antes de concluir la Dictadura se conocía, como gran mentira, la enorme farsa socialdemócrata de la Partidocracia estatista. Las viejas verdades conocidas se hicieron desconocidas para España; fueron sustituidas por mentirosas contraverdades y, así, una hechicera patraña entusiasmó como si fuera una hazaña.

Siguiendo el hilo de artículos anteriores [«XXIV»; «XXV»], centrados en la manipulación psíquica por la vía de hechos consumados, incesante propaganda y demagógicos discursos interesados, traemos ahora testimonios que nos destapen la luz tapada en las sentinas del «Poder-hacer» manipulador del Estado y sus apadrinados Partidos paniaguados.

Si los propios medios de comunicación se convierten en eco servil de los Partidos en el nuevo régimen impostor, hasta la libertad de prensa que invocaba Heinrich Heine (“para la formación política del pueblo alemán”(1a)) se convierte en inservible; en una negra sombra a la sombra del negro Estado, ese «Gran Hermano» del Dinero «Malasombra». Escribía entonces Heine (1831): “Tiene que ser nuestro deseo angustioso que a través de la libertad de prensa se extienda mucha luz antes de que llegue la hora en que la oscuridad provoque más maleficio que pasión, y en que las impresiones y las opiniones, cuanto menos discutidas y debatidas sean antes, impactarán tanto más de manera espeluznantemente tumultuosa sobre la muchedumbre ciega, y serán utilizadas por los Partidos como consignas(1a).

Ante un pueblo español ciego y cegado por un Poder que lo domina mientras lo adula con la comedia y el bálsamo tranquilizante del socialdemocrático «Estado-(de)-Bienestar» reglamentario, se cumplieron en España las advertencias de Alexis de Tocqueville (1840): “Hasta los más pequeños Partidos pueden tener esperanza de convertirse en dueños y señores de los asuntos públicos cuando la masa de los ciudadanos no quiere ocuparse más que de sus intereses privados. Entonces no es raro ver, en el vasto escenario del mundo, al igual que en nuestros teatros, una multitud representada por un grupito de personas, que son las únicas que hablan en nombre de la masa ausente o distraída; sólo ellos actúan en nombre de la inmovilidad universal; disponen según su capricho de todas las cosas, cambian las leyes y tiranizan las costumbres a su antojo; y causa asombro ver en qué pocas e indignas manos puede caer un gran pueblo(2). Recordemos aquí lo que reseñamos en [«VII»], citando a Gustavo Bueno: “los valores políticos son esencialmente públicos, pero los valores sociales tienen contenidos que son privados por esencia(3) (es decir, son estrictamente extra-políticos).

De los Partidos también escribió Víctor Hugo (1862): “Dios entrega a los hombres voluntades visibles en los acontecimientos, texto oscuro, escrito en una lengua misteriosa. Los hombres hacen en seguida traducciones; traducciones apresuradas, incorrectas, llenas de faltas, de lagunas y de contrasentidos. Muy pocos espíritus comprenden la lengua divina. Los más sagaces, los más tranquilos, los más profundos, descifran lentamente y, cuando llegan con su texto, la tarea está realizada desde largo tiempo; hay ya veinte traducciones sobre la plaza pública. De cada traducción nace un Partido y de cada contrasentido una facción; y cada Partido cree poseer el único texto verdadero; y cada facción cree poseer la luz. A menudo el mismo Poder es una facción.(4) Y así fue en 1978, cuando los Partidos social-burocráticos, aunados en traidor consenso frente a toda la Comunidad Política española, apoderándose del Estado, lo convirtieron en totalitaria facción. 

Friedrich Nietzsche, a esos “traducción” y “contrasentido” facciosos de Víctor Hugo, convertidos en míticas y omniscientes ideologías o «mito-ideologías» del Poder, les llamó “carneros-guía(5). También constató la tendencia del líder o jefe de Partido a convertirse en caudillo y conductor. Escribió Nietzsche (1886): “A la vista de todos los Partidos: un Pastor necesita, además, un carnero-guía; o él mismo tiene que ser ocasionalmente carnero”(5). Y también observó la tendencia dialéctica a la confabulación de los Partidos entre sí, convirtiéndose cada uno en sostén (o contrasostén) «mito-ideológico» de todos los demás. Nos dice Nietzsche (1888): “casi todos los Partidos han comprendido que, para seguir existiendo, les interesa que el Partido opuesto no pierda fuerza(6).

Ya en el siglo XX, y fijándose principalmente en el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Robert Michels observó que los comportamientos e implacables rigideces en las respectivas jerarquías burocráticas de los Partidos y el Estado presentaban palpables analogías. En el «Reich» alemán de 1911, Michels todavía no conocía la bárbara y perniciosa integración posterior de los Partidos en el Estado conformando entre ellos una oligarquía despótica inamovible. Con August Bebel (líder del SPD) como ejemplo representativo, escribió Michels [(1911): “¿Podemos ver alguna otra diferencia que no sea la que distingue a una organización voluntaria (el Partido), a la cual está uno en libertad de ingresar o no ingresar, según le plazca, de una organización coercitiva (el Estado) a la cual todos pertenecen por el hecho de nacer? Quizá quepa decir que no hay un sólo líder que deje de pensar y de actuar y deje de afirmar –si tiene carácter franco y temperamento vivo-, siguiendo el ejemplo de «Le Roi Soleil» [«El Rey Sol»]: «Le Parti c’est moi» El Partido soy yo»].”(7) Hoy, como en la alemana República de Weimar, podemos responder a Robert Michels que, con los «Partidos-(del)-Estado» auto-constituidos en «Estado-(de)-Partidos», esa única diferencia restante ha desaparecido por completo.

Repitamos, amigo lector, esa frase escrita por Michels en 1911: “El Partido soy yo”(7). Porque, tras conquistar el Estado con su nacional-socialista Partido y el 44% de los votos en mayo de 1933, una persona pronunció esta otra frase ante los enardecidos partidarios que le escuchaban:  “El Führer es el Partido; el Partido es el Führer(8). Sí, era Adolf Hitler (“Führer”= “líder, conductor, guía”; o “carnero-guía”, como se prefiera), con sus multimillonarios votos. Friedrich Nietzsche no lo dudaría: al «Estado-(de)-Partidos» lo llamaría «el redil de los carneros -guía». Sí, así creo que, acertadamente, lo definiría.

 

 


(1)  HEINE, Heinrich. “Sobre la historia de la religión y la filosofía en Alemania”. Alianza Editorial, S.A. 2008 [escrito 1834].

(1a)  Anexo 2. Introducción al escrito de «Kahldorf sobre la nobleza, en cartas al conde M. von Moltke». [escrito 1831].

(2) de TOCQUEVILLE, Alexis. “La democracia en América”. Libro 2º. Alianza Editorial. 2002. [Ed. orig. 1840].

(3) BUENO, Gustavo. “El mito de la Izquierda. Las izquierdas y la derecha”.  Ediciones B, S.A.. 2.003.

(4) HUGO, Víctor. “Los Miserables”. Unidad Editorial, S.A. 1999 [ed. original 1862].

(5) NIETZSCHE, Friedrich. “Más allá del bien y del mal”. Ediciones Folio, S.A. 2002. [ed. original 1886].

(6) NIETZSCHE, Friedrich. Obras Selectas. “El ocaso de los ídolos”. Edimat Libros, S.A. 2000. [escrito 1888].

(7)MICHELS, Robert. “Los Partidos Políticos (I y II)”. Amorrortu Editores, S.A. 2008 [Ed. original 1911].

(8)FEST, Joachim; HERRENDOERFER, Christian. “Hitler. Una biografía”. Documental en DVD. Interart Silmbeiteligungs. 1977. [Edición de 2008].

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