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miércoles 24 diciembre 2025
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Perogrulladas

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El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) se está convirtiendo en un auténtico filón de ejemplos de todos los males que aquejan a la Injusticia de este estado de poderes inseparados. Si la semana pasada en estas mismas páginas analizábamos su aberrante posición para evitar entrar a valorar la antijuricidad del Plan Ibarrtexe, en ésta nos ofrece otra muestra de la burocratización judicial inherente a su dependencia organizativa.   Como en la creación del mundo del Génesis bíblico, el Presidente del TSJPV, D. Fernando Ruiz Piñeiro, ha dictado una prevención para corregir “las disfunciones que comportan los retrasos, demoras y suspensiones de los señalamientos” de los juicios y restantes actuaciones judiciales. Para los legos, las prevenciones son instrucciones carentes de contenido coactivo que los órganos de gobierno judiciales remiten a sus dependientes, es decir, recomendaciones o directivas de funcionamiento.   Precisamente el contenido de tal prevención pone de manifiesto la ausencia de las más elementales pautas de actuación eficaz en el funcionamiento de la de la Justicia, pues solicitar su implantación significa reconocer explícitamente su actual carencia. Ordenar prácticas como que el primer señalamiento del día “comience con la máxima puntualidad posible”, que cuando se suspenda un juicio se den “las explicaciones oportunas”, o que no se señalen dos juicios a la misma hora o “con intervalos de tiempo que deforma evidente provocarán retrasos”, no son sino el reconocimiento de que en nuestros Tribunales está ocurriendo precisamente lo contrario.   Justicia amontonada (foto: Nutria69) La cuestión trasciende del funcionamiento interno de los Órganos Judiciales y tiene su origen en la dependencia organizativa y falta de autonomía del Poder Judicial. La prevención de TSJPV convierte el voluntarismo político en perogrullada judicial. Así lo asume cuando para justificar tal verdadero “parto de los montes” justifica su razón de ser en la Carta de Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia, aprobada por proposición no de Ley por el Pleno del Congreso el 16 de abril de 2.002.   Tal norma, que no deja de ser una declaración de intenciones, es ajena al Poder Judicial y regula el funcionamiento de éste desde el legislativo, ejemplificando así la ausencia de separación de poderes. No en vano la prevención del TSJPV se autojustifica en su preceptiva aplicación recordándonos que se aprobó “por unanimidad de todos los grupos parlamentarios”.

Crisis, ¿qué crisis?

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(*) el Paro Registrado no tiene en cuenta otros demandantes no ocupados (273.951) (Gráfico del Servicio Público de Empleo Estatal, anterior INEM)   Los principales indicadores de la economía (el crecimiento del PIB trimestral, el nivel de precios, el índice de confianza de los consumidores, la recaudación de los principales tributos estatales y locales, el número de demandantes de empleo no ocupados (parados), las necesidades de financiación exterior, el precio de las materias primas (sobre todo el petróleo y dentro de muy poco el gas natural) muestran que las cosas no van tan bien como nos habían predicado.   El Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE-INEM) acaba de publicar el paro registrado en junio de 2008. Según dicho Servicio hay 2.664.375 demandantes de empleo no ocupados, cerca del 12% de la población activa (22.572.500 en la Encuesta de Población Activa del 1º trimestre de 2008). El número de parados sigue creciendo (*).   Muchos economistas y escritores de este diario, a través de sus análisis sectoriales, han venido advirtiendo de la profundidad de la crisis. Pero sus reflexiones o caen en saco roto o son tachadas de catastrofistas o fruto de mentes lunáticas. Pero la realidad está siendo más contundente que sus conclusiones y las autoridades con competencia en la materia (Gobierno estatal, Banco de España, Gobiernos autonómicos) se han limitado a descalificar a los que preveían el batacazo y a rectificar cada poco tiempo sus descabelladas previsiones. Lo más grave del asunto es que ellas y sus técnicos conocían la magnitud del problema manteniéndola oculta a los ciudadanos para no intimidarlos en plena campaña electoral.   Las explicaciones dadas la semana pasada en el Congreso de los Diputados se limitaron a echar a otros la culpa de los males de nuestra economía, a repetir las recetas social- demócratas que están aplicando (como si fueran de ideología progresista), y a recordarnos que existen “mentiras, grandes mentiras y estadísticas” (Benjamín Disraeli).   Las recetas dadas por estas “Autoridades” son meros parches con escasos efectos temporales (como los 400 euros), operaciones cosméticas de dudosa calificación (como la congelación de los sueldos de los altos cargos estatales o la reducción de consejerías en la Comunidad de Madrid). Todas ellas tienen el mismo efecto que un cóctel de  aspirinas y “nolotil” en la curación de un cáncer.

Fatalismos

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De aquella intimidad en la que se resolvían los asuntos domésticos de los partidos políticos a esta obscenidad con la que se airean sus manejos internos, media la transubstanciación estatal de esas organizaciones. Aunque algunos dan tanto crédito a lo que opinan como otros a los que saben, jamás, en la historia de un partido de masas, se han observado procedimientos democráticos: pactos oligárquicos en los partidos liberales y socialistas, o jefaturas carismáticas en los fascistas y comunistas, o bien una síntesis partidocrática de esos métodos tradicionales. Resulta tan ilusorio buscar vida democrática en ciertos sitios, como agua en la Luna; y lo de reclamarla, apelando a la Constitución, no es más que el oportunismo o cinismo característicos de las primarias mentes periodísticas e intelectuales del oligopolio editorial.   Un mal régimen daña más a lo que es excelente por su condición que a lo que no es más que mediano. Por eso, en el seno del PSOE, crecen figuras como las de Leire Pajín -cogió su carnet con quince años-, secretaria de Organización, José Blanco, vicesecretario general, o Manuel Chaves, reelegido presidente del partido.  El hábito de seguir las consignas y esperar las prebendas no es sino una larga práctica, que acaba en los funcionarios de la pseudoizquierda estatal, por ser su propia naturaleza: la nueva Ejecutiva ha obtenido el respaldo del 98,92 por ciento de los votos.   En el discurso de clausura del 37º Congreso Federal, el señor Rodríguez Zapatero ha soslayado cómo piensa afrontar la crisis económica, pero no ha dejado de acusar a “quienes se regodean en las dificultades”.  El presidente no alberga dudas sobre nuestras posibilidades, y con “desafíos” tan perentorios como el aborto, la eutanasia y el laicismo, acometerá “la transformación” de España, para que “los valores humanos prevalezcan sobre el dinero y el poder”. Francamente irrisorio, si no padeciéramos la Monarquía de partidos donde ejerce su mandarinismo este Mr. Chance sin el talento interpretativo de Peter Sellers.   Zapatero ha concluido que no debemos abandonarnos al “fatalismo histórico de este país”. En efecto, frente a la instituida sociedad limitada de partidos estatales, ha de emerger la libertad instituyente de la sociedad civil para arribar a la democracia con esa prudencia que, según Castoriadis, es la “facultad de orientarse en la historia”.   Congreso del PSOE (foto: anaconcejo)

Prejuicio de libertad

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Don José Ortega y Gasset Desde nuestro encuentro con el fuego, hay una cierta enfermiza fatalidad en la búsqueda del ser humano de aquello que no está, una metataxia animal, un procastinar de la experiencia. No está la herramienta, no la verdad; Dios no estuvo o se marchó en el entreacto por la puerta de atrás y nada de libertad política. Pero seguimos aquí, siendo en lo que no está pero existiendo en lo que sí, asistiendo a acontecimientos multitudinarios que se celebran dentro de otro mayor que es la sociedad completa, considerada casi siempre más un espectáculo que un ambiente; quizá por eso nos empeñamos en admitir de mejor grado maestros de ceremonias impuestos desde arriba que representantes nombrados desde abajo. La obediencia política es una actividad que no tiene trascendencia en la acción propia, así que obedecer por obedecer forzosamente nos ausenta de ser. En cierto modo, si comer es sólo comer, amar amar y vivir junto a los otros, sencillamente hacerlo, nosotros mismos dejamos de estar.   Ortega y Gasset vio en el triunfo de los gustos vulgares la prueba de que las muchedumbres habían accedido al poder más que nunca desde el Imperio Romano. Creyó que una buena glosa de la soberanía del pueblo sería la rebelión de las masas sin comprender que los hechos indicaban que más bien se trataba de la rebelión de las élites y una soberana demagogia constituiría la vía perfecta para asentarla. Así pues, al hecho de que la sociedad de la aglomeración ya no “presumiera que las minorías de los políticos entendían un poco más de los problemas públicos que ella” lo llamó “hiperdemocracia”, cuando en realidad debía hablar de “hiperdemagogia”. Creía que atravesábamos momentos de participación directa, de muerte de la representación liberal. El tiempo ha demostrado que sólo la segunda proposición era cierta. La única solución al problema de la demagogia es ahora la representación del individuo a través de la elección de una única persona. Don José contempló al individuo clónico eximido del mérito social de manera muy semejante a la del viejo Celine cuando, durante su viaje al fin de la noche, orilló en los -para él- salvajemente infantilizados e inhumanos Estados Unidos. Ambos parecían considerar que la pérdida de la magia autorizante y el prestigio que supone la realización del ideal convertía en indeseable el nuevo apetito de libertad política como si este no fuese la antesala de deseos tiernos, nacientes libertades. Como si llegar a un hermoso valle, borrase todos los mapas.

Rueda de parlamento

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El señor Rodríguez Zapatero explicó el miércoles pasado en la Cámara Baja su posición ante la situación económica que atraviesa el país.   El voto de todos los partidos, excepto el suyo, obligó a don José Luis a presentarse en la Carrera de San Jerónimo; la ausencia de pacto de legislatura con algún grupo concreto, conlleva ciertas incomodidades –que los analistas políticos han llamado "cerco parlamentario"-. Pero, aparte de eso, nada en absoluto cambia. Cada iniciativa legislativa será pactada entre los partidos interesados fuera del Congreso, como lo habría sido el acuerdo general. Sólo aumenta el número de concesiones que se realizarán a los nacionalistas y las migajas para, por ejemplo, evitar alguna futura comparecencia.   Los medios de información y los portavoces de los partidos políticos se llevaron las manos a la cabeza cuando el presidente dudó si debía expresarse en una rueda de prensa o en el Congreso de los Diputados. Posteriormente, antes de entrar a criticar el contenido de la presidencial intervención, todos sin excepción se felicitaron por que finalmente esta se hubiera producido en el lugar propio de una democracia.   No hay ingenuidad capaz de obviar que todos y cada uno de los discursos que nuestros políticos ofrecen son escritos para televisión. Esa ignorancia sólo puede ser producto del interés torticero o la estupidez. El titular, la rueda de prensa, o la entrevista, son definidos conforme se redacta el texto y acordados con los medios de comunicación afines. El resto es secundario y burocrático. Las leyes recorren exactamente el mismo camino mientras el gobierno y la oposición se enfrentan, entre Ferraz y Génova, por teléfono. Por otra parte, todo el ritualismo del consenso ha dado sus frutos. Los hechos económicos, la existencia de medidas gubernamentales y las intenciones de los caudillos políticos se han convertido en motivo de debate teológico y, aunque los ciudadanos no pueden exponer, como en los concilios, sí pueden votar: sí, no, ns/nc. hechos significativos El señor Rajoy convierte la economía en una cuestión de Estado, pretendiendo no perder la capacidad de crítica con ello. La Comisión Nacional de la Competencia aprecia concertación de precios entre Movistar, Orange y Vodafone. El Ratón Pérez recibe por fin reconocimiento oficial en forma de museo dedicado a su figura. Ayer fue inaugurado en Madrid.

Microcirugía

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h de c Microcirugía No nos tientan los libertadores Que emparedan la verdad política Con argamasa de sapo, intelectualmente hablando. Porque sabemos Cómo saben tapiar las consonancias del mundo, Cómo lapidan la versificación del pensamiento Y la cadencia de humedales terrestres Con cantos de mortero. No nos persuaden Los que torturan hombres con sed de hierro y desierto, Con manos de arena, con labios acedos.   Los mismos Que murifican la lealtad con palabras-ladrillo, Alba-añil, Y Colombia Es nuestra España mentida.   Y qué importante es tener un adversario colosal, Para alimentar calumnias y disuadir a los ojos Del verdadero cautiverio de las Colombias: El saqueo de la libertad política. (¡que vivan las FARC! -corean el presidente y sus aliados-)   Y cómo se me nubla un paisaje dentro Cuando oigo a una amiga de ese Pacífico llorar. Al enterarse de los elogios a la astucia canalla de los demagogos. Mientras leen acuáticamente sus ojos -que tanto aman la verdad- La contingencia a la par De la redención de rehenes Abanderada en el rostro de una mártir -magnético efecto- Con el periodo más emponzoñado y corrupto del gobierno de Uribe.   Perfecto.  No hubo sangre en la selva. Perfecto.  Una trenza en su pelo saludaba el ejército. Perfección. Con sincrónico beneficio Los países comunicantes Puestos a merced de la falacia Ensalzaban la microcirugía del Presidente.

Factor polaco

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El Presidente de Polonia no ratificará el Tratado de Lisboa: “no tendría sentido mientras no lo apruebe Irlanda”. El presidente de la UE,  Sarkozy, falta a la verdad al decir que Kaczynski reniega de su firma y de sí mismo, pues su visto bueno al Tratado estuvo sometido a la regla de la unanimidad. Rompen este compromiso los que quieren continuar el proceso como si el NO irlandés fuera intrascendente. Los eurócratas se quedan sin argumentos frente a Polonia, cuya historia y cultura la funden con el europeismo.      La universidad de Cracovia rivalizaba con la Sorbona cuando las de Salamanca y Alcalá de Henares no habían sido fundadas. Durante la Monarquía electiva, la Dieta polaco-lituana era el Parlamento más libre de Europa. La doctrina de que el rey reina pero no gobierna fue creada, contra Segismundo III, por el príncipe Zamoyski. Antes de que ningún pueblo tuviera una Constitución, los patriotas polacos pidieron a Rousseau, durante la tregua de una guerra con Rusia (1772), el proyecto de “Gobierno de Polonia”, donde el filósofo expresó ideas más modernas que las del Contrato Social. Ideas que no se aplicaron porque al año siguiente tuvo lugar la enésima perdición de Polonia. Napoleón restauró la nación polaca, con el Gran Ducado de Varsovia, tras  siglo y medio de repartos entre Rusia, Suecia, Prusia, Hungría y Austria, hasta que el Congreso de Viena la volvió a repartir.  Rosa Luxemburgo está unida a la historia del socialismo humanista El tratado de Versalles le dio salida al Báltico por el pasillo de Danzig, cuya ocupación por Hitler motivó la guerra mundial. Científicos y filósofos, arquitectos y escultores, sindicalistas y eclesiásticos poloneses dieron espíritu occidental a las creaciones culturales soviéticas. Pero Varsovia no es la Ciudad Santa que reclaman los católicos, a causa de su espantosa historia antisemita.   En “El Libro de los peregrinos poloneses” de Mickievicz,  un clásico en la literatura de las revoluciones de 1848, la Libertad juzgó a las Naciones, con palabras de actualidad frente a los eurócratas: “Cuando yo era atacada, te he gritado, nación, para tener un trozo de hierro por defensa y un puñado de pólvora, y tú me has dado un artículo de gaceta. Cuando estaba en la pena y la miseria te he pedido, nación, la protección de tus leyes y socorros, y tú me has dado ordenanzas. He venido a ti bajo el hábito de estos peregrinos y tú me has despreciado”.   florilegio "El enemigo de la unidad politica de Europa está en el Tratado de Lisboa, no en la rebelión de la libertad ciudadana contra la eurocracia estatal."

Enemigo público

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La expresión animal de la naturaleza se ha desarrollado más velozmente que sus propios sillares materiales y ha convertido al ser humano en espiritual, inteligente, civilizado y en Dios. Cada individuo tiende conscientemente a desarrollar durante su corta existencia toda la fuerza de la especie, cuya potencia siente, y esa tensión pre-política entre el rango superior al que se pertenece y el nuevo que se podría empezar a ser, ha ido creciendo alimentada por la sensación de soledad que lleva aparejada. El individualismo, visto así como existencialismo, es egoista. No, claro está, en el sentido que podría tener un interés mezquino, sino en el refinado aspecto que cobra ser negativamente, por tinción de contraste.   Es una obviedad que las consecuencias que el individuo consciente de sí sufre por vivir en sociedad son mucho más graves que las que la comunidad ha sufrido con la alienación evolutiva de sus miembros. Una sola conversación sirve para contemplar el desolado paisaje que deja la comunidad en estos seres que desean ser el númen y se aferran como a tablas arrojadas en mitad del océano a sus creaciones artísticas, intelectuales o políticas; a sus bienes, belleza, o fortaleza física, para resistir el empuje de la nadería que les parece llegar del todo social. La distinción se ha convertido en una extraña obsesión en aquellos que temen desintegrarse en los demás, sin saber hasta qué punto son congéneres en la propia idiosincrasia.   Del otro lado, quienes se entregan voluptuosamente al común son muchos más en número y mucho menos atribulados, parece que la negación de la personalidad supusiera una relajación del sufrimiento apocalíptico que causa, pero a cambio se ven eternamente abocados a la íntima vulgaridad y la renuncia a la originalidad.   Sin la especie, ninguno de los egoísmos del pensamiento y el estómago saldría adelante. La libertad no es la significación del individuo, como el liberalismo pretende; mucho menos la extinción de su ser, como ha necesitado forzar el socialismo hegeliano; es la relación emergente entre ese individuo y la entidad que lo acoge de nuevo, la especie, mientras su conciencia lo sigue alejando de ella. De la misma forma que para el individuo de existencia absoluta y acabada fue necesaria una metafísica a la que acogerse y arribar sin mediaciones, para el ciudadano (permítanme la cruel metonimia) es necesario otra vez el concurso de la instancia pre-individual para existir. Por eso la teoría del gen egoísta comete el error de asumir que la potencia específica contenida en cada gentoipo posee viabilidad óntica. No es así. Ninguno de ellos sería o saldría adelante sin la conexión con la especie.   Prevert tenía razón: los individuos aislados en esa condición, los siervos de cualquiera, como los amantes olvidados, seguirán acumulándose como las hojas secas bajo el rastrillo.

Izquierda democrática

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En Noviembre de 1977, durante la celebración de los 60 años de la revolución rusa en Moscú, Enrico Berlinger declaraba frente a los soviets: “Una sociedad socialista implica una sociedad nueva, que garantice todas las libertades individuales y colectivas, civiles y religiosas, el carácter no ideológico del Estado, la posibilidad de existencia de varios partidos, el pluralismo en la vida social, cultural y en las ideas”. El mismo año, Santiago Carrillo publica el “Eurocomunismo y el Estado” donde renuncia a la dictadura del proletariado con el mismo sentido reformista de conquista del Estado para transformar la sociedad que escribiera Bernstein: “ ¿Hay algún sentido, por ejemplo, en mantener la frase dictadura del proletariado en un tiempo donde en todos los lugares posibles los representantes de la social democracia en todas las áreas de trabajo parlamentario, hayan apostado por la representación proporcional del pueblo y hayan legislado, todo lo cual es inconsistente con la dictadura del proletariado?” (Bernstein, Evolutionary socialism).   Sin embargo,  para Carrillo en aquellos momentos lo primordial era su aceptación dentro de la clase política del Estado franquista, a cambio de ello, no sólo renunció a la doctrina Marxista-Leninista sino que con su pacto con Suárez traicionó a la República y a los principios de la Junta Democrática herederos de la “universalidad democrática” por utilizar la expresión de Berlinger.   Desde entonces, la izquierda ha confundido la partitocracia juancarlista con la Democracia, participando de las subvenciones estatales para ir colocándose en las distintas administraciones de un Estado corrupto e hipertrofiado a base de la utilización del nacionalismo regional como táctica electoralista por una clase política sin escrúpulos.   Durante el congreso de IU celebrado estos días, el carismático y honrado Anguita, quien se reclama deudor de Berlinger, apuesta por la República como idea principal para la izquierda, sin saber que el partido Comunista no goza de la legitimidad para reclamarla más allá de la nostalgia, ni que la República Constitucional supone la culminación de la Democracia formal como regla de juego garante de la libertad política. Algo muy alejado de la suplantación del ciudadano por el partido a través de la llamada representación proporcional.   Anguita (foto: Fundación Pere Ardiaca)

Bondad descarriada

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Sr. Rodríguez Zapatero (foto: Petezin)   El príncipe partidocrático ha de saber que la tarea política tiene exigencias que provienen de la materia en la que actúa, es decir, la naturaleza humana. No se pueden hacer cálculos sobre la buena voluntad de los hombres. El político, si quiere triunfar en sus designios, presupondrá el peor de los casos: todos los hombres son malos y habrán de manifestarle su perversidad en la primera ocasión.   No obstante, el señor Rodríguez Zapatero quiere hacer “profesión de bueno”, y reclama a los “buenos votantes” que confíen en la bondad del gobernante. Desde luego, este régimen, al no ser ilustrado, no corre el riesgo de retornar a un despotismo del que, por otra parte, es una continuación oligárquica; ni parece que vaya a transformarse en una Monarquía Constitucional, como solicitaba Diderot en sus “Observaciones a la instrucción de Su Majestad”; este mismo autor decía que no basta con hacer el bien: hay que hacerlo bien.   “Soy un optimista antropológico”, reza el presidente con “ansia infinita de paz”, quizás sin caer en la cuenta de que la antropología es una ciencia que nace al mismo tiempo que el imperialismo europeo. Junto a las denuncias de los horrores de la conquista se escriben bellas y maravilladas descripciones de las sociedades indígenas: Cortés no deja de ser, también, un etnólogo.   La maldad pervierte la rectitud de los juicios y nos hace actuar erróneamente: es imposible ser prudente sin ser bueno. Pero la bondad puede deleitarse con efímeras y engañosas imágenes de armonía, que contribuyen a resaltar el sufrimiento que imprudentemente niegan. La obcecada negación “optimista” de una realidad crítica, la demagogia igualitarista, la panacea del diálogo, la tolerancia, la solidaridad, las martingalas educacionistas, forman el conglomerado de “amor al bien” y “mejoramiento social de los humildes” que presentó Zapatero en su primer discurso de investidura.   No hacemos el bien porque seamos buenos, sino que somos buenos porque hacemos el bien. Y la mayor irresponsabilidad consiste en tentar a los gobernantes, por muy bondadosos que sean, con la posibilidad de obrar mal. La maldad institucional del Estado de Partidos desmigaja cualquier asomo de buena fe de sus administradores. Sin comprender y querer la libertad política, no hay un discernimiento recto de lo equitativo.

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