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lunes 22 diciembre 2025
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Currículos de fantasía

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He aquí una nueva manifestación del esperpento partitocrático: el político curriculador, esa criatura mitológica que, como el unicornio o la honestidad parlamentaria, habita en los márgenes de la realidad, entre lo que fue, lo que quiso ser, y lo que conviene decir. Convive con el escritor de tesis y libros redactados por tercero.

No contentos con prostituir la representación política y colonizar el Estado con la furia de un ejército de termitas, nuestros dirigentes se entregan con deleite al arte de la ficción curricular. Ya no basta con medrar en la ignorancia, ahora hay que ornarla de títulos, másteres y experiencias que sólo existen en la nebulosa del powerpoint electoral.

Nos encontramos con licenciaturas que no aparecen en ninguna universidad, doctorados que ni el rector conoce, idiomas que se hablan como se promete una reforma electoral: con entusiasmo, pero sin verbo. ¿Y qué decir de los cursos en Harvard, Oxford o la Sorbona? Claro está, se trataba de un rato en la cafetería del campus mientras el Excel de un workshop pasaba por delante de sus narices sin dejar rastro alguno en la neurona.

Y sin embargo, la sociedad, educada en la servidumbre voluntaria, lo ratifica cuando vota sin representación. Porque, en el fondo, el mentiroso profesional tiene éxito cuando el votante ha renunciado a la verdad pasando por el timo de las listas de partido. En esta monarquía donde el poder se hereda por esas mismas listas y se perpetúa por aplauso mediático, mentir en el currículum es casi un rito de iniciación. Es como decir: «Estoy preparado para gobernar; he empezado falsificando mi hoja de vida. Lo siguiente será falsificar la vuestra».

Se me ocurre, para ahorrar tiempo y papel, proponer que en el BOE se publique una plantilla única para todos los políticos:

  • Nombre: Preferiblemente anodino.
  • Estudios: Algo en alguna parte (si no cuela, «en trámite»).
  • Idiomas: Todos, excepto el de la verdad.
  • Experiencia: Mucha, aunque toda ella imaginaria.
  • Aficiones: Esquivar responsabilidades, amasar dietas, viajar en coche oficial.

Así, al menos, igualarían la farsa y nos ahorrarían el bochorno. Porque mientras el currículum se convierte en novela fantástica, la política sigue siendo la más cruda de las tragedias: la del pueblo gobernado por su propia ceguera.

Cómo arrumbar el régimen de partidos

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Sin cambiar el sistema proporcional de listas de partido ni la financiación a los partidos es imposible abrir un período de libertad constituyente y derrocar la oligarquía de partidos estatales.

Fuentes del audio:

Radio libertad constituyente: https://www.ivoox.com/rlc-2013-31-01-crisis-estado-crisis-la-audios-mp3_rf_1752434_1.html

Música: Andante. Allegro. BWV 1052. J.S.Bach.

Especial Oriente Medio

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Hoy publicamos un programa especial presentado y conducido por Marcelino Merino, donde Fulgencio Del Hierro analiza las diferentes capacidades de los países del Golfo Pérsico y la guerra de los 12 días entre Irán e Israel. También se analiza el papel de la OTAN y la aportación -excesiva- de España.

La corrupción del consenso alcanza al Tribunal Supremo

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Pedro Manuel González, autor del libro «La Justicia en el Estado de partidos», en el capítulo nº 274 de «La lucha por el derecho» nos habla de cómo el consenso afecta negativamente a la Justicia.

Cambio de cromos y destrucción institucional: cuando la corrupción del consenso alcanza al Tribunal Supremo

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La partitocracia española, degeneración institucional del Estado de partidos surgido del fraude constituyente del 78, no cesa en su obra de disolución de toda apariencia de separación de poderes e independencia judicial. Esta vez el teatro de operaciones se traslada al Tribunal Supremo. Los titulares recientes nos hablan de la retirada repentina de las candidaturas de magistrados progresistas, allanando así el camino para que Pablo Lucas y Andrés Martínez Arrieta, presidan las Salas Segunda y Tercera correspondientes a lo Penal y a lo Contencioso-Administrativo, respectivamente. ¿Casualidad? ¿Juego interno de méritos? ¡Nada de eso! Estamos ante un nuevo episodio del intercambio de favores, el canje partidista de cromos, con implicaciones que trascienden lo meramente judicial.

Coincide, cómo no, esta retirada de aspirantes con la admisión del recurso del ministro Félix Bolaños contra su imputación en la causa seguida por el juez Peinado. Y el lector avisado no puede dejar de preguntarse: ¿cómo es posible que las piezas de este rompecabezas encajen con tanta precisión en beneficio de la clase política? La respuesta es la misma de siempre: el Estado de partidos controla todo órgano jurisdiccional superior mediante cuotas, afinidades y silencios pactados.

Este reparto del Supremo, donde las ideologías aparentes se supeditan a la razón de Estado, enmascara un pacto tácito: tú retiras tu candidatura, yo garantizo tu promoción futura o te reservo una posición más segura, y a cambio cerramos el paso a jueces incómodos que puedan dar curso a causas que comprometan al ejecutivo. El nombramiento de afines no responde a criterios de justicia, sino de oportunidad política.

Y si esto no bastara, la imputación del exministro Cristóbal Montoro por malversación, sumada al despiece progresivo de la Agencia Tributaria, revela otra línea del mismo patrón: el desmantelamiento controlado de los instrumentos de unidad de actuación fiscal como moneda de cambio para los pactos con el separatismo catalán. A Montoro se le sacrifica ahora en el altar del consenso —años después de su nefasta amnistía fiscal y su ingeniería de favores a comunidades díscolas— para desprestigio de la AEAT en la gran operación de desarme del Estado ante las exigencias de ERC y Junts.

Nada en el Estado de partidos es espontáneo. Todo responde a equilibrios de poder, a negociaciones ocultas y a silencios institucionales comprados. Se negocia con las plazas en la Justicia como se negocia con los presupuestos, los indultos o las competencias transferidas. Lo que estamos viendo no es una serie de hechos aislados, sino la manifestación estructural de un régimen corrupto, carente de control y sin representación política.

El motor de la corrupción

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El factor de gobierno con el régimen del 78 es la corrupción. España sufre las consecuencias de no haber roto con el franquismo.

Fuentes:

Radio libertad constituyente: http://www.ivoox.com/rlc-2016-09-28-hoy-pagamos-precio-no-audios-mp3_rf_13092645_1.html

Música: Andante. Allegro. BWV 1034. J.S.Bach.

Partidocracia y financiación autonómica

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Allá por el año 1993 (aproximadamente) asistí en la Universidad de Navarra a una conferencia de Marcelino Camacho, fundador de CCOO, amigo de don Antonio García-Trevijano, al cual le debía el impagable favor de organizarle (y financiarle) en la clandestinidad el primer congreso del sindicato. En esa conferencia me quedaron grabadas las siguientes palabras: «El mundo siempre se ha separado entre poseedores y desposeídos. Y yo opté por defender siempre a estos últimos». Quisiera saber en qué posición se encuentran ahora los secuestradores del legado de esas palabras de Marcelino Camacho.

Podría dedicarle este artículo a los diputados y senadores del PSOE presentados por las listas cerradas de Asturias. También a los militantes y votantes de ese partido en Asturias. Pero no les voy a conceder ese honor, pues por mero sentimiento de pena, empatizo con la vergüenza que debieran llevar sintiendo meses y, también, porque la profundidad de este artículo trasciende a un partido, para dar de lleno en la línea de flotación de un régimen político como el actual. Y ello incluso aunque el diputado de Vox de la Junta General del Principado ha aparecido en una rueda de prensa con las fotografías de los tres diputados (dos del PSOE y uno de Sumar) que, gracias a la disciplina de partido van a votar a favor de la nueva financiación para Cataluña y así los ciudadanos, cuando los vean en las colas de los supermercados o en los chigres o sidrerías este verano les reprochen «pacíficamente y con respeto y educación» el atropello a Asturias que ello supondrá… Como si los ciudadanos vieran las noticias… Como si en las televisiones fueran a emitir esas imágenes.

La excusa para redactar el artículo viene por el pacto entre el PSOE de Pedro Sánchez y el amnistiado ERC por el tema de la financiación de Cataluña; todo sea (también) por desviar el foco de la corrupción, porque haya presupuestos en Cataluña (y con mil velas a Santa Rita, en España) o porque en el manual de resistencia sanchista toca ahora este tema, que en 10 días el país cierra por vacaciones y todo se olvida.

Pero permítanme centrarme en Asturias (aunque imagino que en Castilla-La Mancha estarán igual… o parecido); es cierto que el árbol no nos deja ver el bosque; pero no lo es menos que el diablo se muestra en los pequeños detalles. Y la diabólica partidocracia se ha mostrado en todo su esplendor en la pequeña Asturias, cuna de España, sombra de lo que un día fue y que no aspira a recuperar.

El Gobierno asturiano del PSOE lleva meses señalando que no aceptará privilegios ni tratos discriminatorios en cuanto a la financiación autonómica; y el acuerdo suscrito el 14 de julio de 2025 entre PSOE y ERC ha levantado sarpullidos. Lo curioso son las frases que en rueda de prensa ha dicho el Consejero de Hacienda, Justicia y Asuntos Europeos de Asturias. Pásmense: «lo que afecta a todas las comunidades autónomas debe negociarse entre todas las comunidades autónomas». Y seguía: «la financiación de las comunidades de régimen común no puede ser un contrato de adhesión pactado por una Comunidad con el Estado, en plan ‘lo tomas o lo dejas’ para el resto de autonomías». Contrato de adhesión… Y yo pregunto: ¿Y qué son las listas electorales, más que un lo tomas o lo dejas a las personas que ponen los partidos políticos en ellas? ¿Y qué sino la incapacidad de los ciudadanos de deponer a los diputados y senadores falsarios y mendaces hasta pasados los cuatro años de la legislatura? Pero podría ir más allá en las preguntas. ¿Por qué no han levantado la voz en todos los pactos y cesiones realizadas a los nacionalistas (estatistas de región) en todos estos años? Eso sí, el citado consejero, sobre la posibilidad de que los diputados y senadores asturianos en Madrid votasen en contra del acuerdo, era también meridianamente claro: «los diputados del PSOE en Madrid dependen de la dirección federal del partido y es a ellos a quien deben la dependencia jerárquica». ¿Dependen de los ciudadanos que los votaron? No. Dependen de la dirección federal de Madrid. Es decir, nuevamente eso que denomino «mandato imperativo impropio», proscrito por una Constitución que no se cumple ni se va a cumplir. Es decir, la esquizofrenia de los militantes y asalariados del partido es tal, que dependiendo de en qué institución estén cobrando votarán una cosa o su contraria. Ni asomo de representación ciudadana, ni partícula atómica de voto en conciencia. Es la inmoralidad en estado puro. Solo cabe la adhesión inquebrantable, irracional y sumisa. La obediencia ciega por un plato de lentejas.

Cuando la pantomima de secesión catalana de octubre de 2017, ninguno de estos políticos levantaron la voz con esa contundencia como lo están haciendo ahora. Para ellos es más importante la financiación del Estado que la subsistencia del propio Estado (no hablo de nación, porque el PSOE sanchista posZapatero ya no cree en la nación española —son federalistas, plurinacionalistas, globalistas, europeístas, internacionalistas… pero nada de españoles, que eso es muy franquista—; de hecho, en su fuero interno se puede apreciar una envidia para todo lo que consiguen los partidos nacionalistas, sabiendo que, con el transcurso de los años, les tocarán las migajas de esas competencias. De hecho, para salir del atolladero, en una entrevista que recomiendo vivamente escuchar en la cadena COPE el domingo 20 de julio, Lander Martínez, secretario técnico de Sumar (pero que podría suscribirla el propio Pedro Sánchez), ya señalaba que la singularidad del modelo catalán podría extenderse en el futuro al resto de Comunidades Autónomas del modelo común, con el consiguiente cabreo e hilaridad del periodista, Fernando de Haro.

Pero, en fin, ¿qué se puede pretender de unos políticos educados en el traidor consenso de la Transición, en la corrupción moral, política, económica y social como factor de gobierno? Vivimos en una mentira a la que no nos atrevemos a enfrentarnos, la verdad, sino que permitimos que sigan jugando con nosotros.

No esperen nada tampoco del PP o de Vox si llegasen a gobernar. Incluso con la mayoría absoluta que tuvieran. No puedo olvidar las declaraciones de Esperanza Aguirre cuando la reforma del Estatuto de Cataluña de 2006, cuando señalaba que lo que aprobaran para Cataluña lo llevarían luego ellos (¡el PP!) a la Comunidad de Madrid. De hecho, en 2015 la propia Esperanza Aguirre señaló el error que cometió al oponerse a la reforma del Estatut. O el descabello en la Junta General del consejero de Hacienda, Justicia y Asuntos Europeos, cuando señaló lo que decía el programa del PP en 2012 (financiación singular para Cataluña) o las declaraciones de Feijóo en el Círculo de Economía de Cataluña, cuando reconoció que esa Comunidad Autónoma tendría derecho a un convenio económico igual que el País Vasco.

Los diputados de la Junta General del Principado de Asturias han consensuado (¡cómo no!) un frente común en contra del acuerdo respecto a la financiación de Cataluña, que esconde más mentiras que certezas. Simplemente, si las cúpulas de los partidos en Asturias permitieran la libertad de voto a los diputados, no saldría adelante. Pero sabemos que no lo van a hacer y saben que solo será otra escena más del esperpento del régimen político español.

Disfruten de lo votado y no elegido; disfruten de lo pactado y no en común decidido. Disfruten del mandato imperativo prohibido pero consentido. Disfruten de la mentira del régimen como si fuera verdad divina revelada. En definitiva, disfruten de sus vacaciones partidocráticas. La pregunta que ahora tocaría hacer a los votantes del PSOE y de Sumar es la siguiente: ¿Están ustedes con los poseedores o con los desposeídos? Y a los votantes del PP, la pregunta es la siguiente: ¿Piensan que el PP y Feijóo les está engañando, sabiendo que lo que salga adelante no va a ser modificado, por mucho que ahora griten y enarbolen banderas que saben traicionarán? Y a todos les pregunto: ¿Quieren seguir siendo rehenes de unas ideologías prostituidas en el consenso del régimen partitocrático o prefieren defenderlas en un sistema democrático? Si quieren realmente defender a los desposeídos en una democracia o que no se les mienta, solo cabe el camino de la República Constitucional que propugna en MCRC.

Estado: origen de la forma histórica de lo político (IV)

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Soberano secularizado: Racionalización del «orden»

El Estado, ya soberano político en ciernes jurídico, se construyó por oposición dialéctica a la ecclesia. Afirmado el carácter religioso del soberano de los regnacujus regio, ejus religio—, que no es estatal.

El orden teopolítico —diferente al teocrático— de la Alta Edad Media se basaba en una relación parcialmente jerárquica de «relaciones de mando no transitivas», es decir, de relaciones de mando obediencia directas, pero no continuadas: «del hecho de que el rey pudiera exigir un servicio al vasallo o a la corporación U, éste a V, éste a X y éste a Z, no se deducía que el rey lo pudiera exigir directamente a V, a X, o a Z»[i]. Por tanto, la prevalencia de la auctoritas sobre la potestas[ii].

Era un orden sacral de la realidad por imitación del orden divino y mítico. El rey carecía de un poder efectivo, coactivo y centralizado, pero concebido como un «vicario de Cristo inviolable en tanto que ungido» (noli tangere christos meos). Las «sanciones sacras», sobre todo la excomunión y el interdicto, eran la vía de control social de los subordinados directos del rey en la medida en que a los incumplidores se les aplicaba y solía concluir con «la rebelión de sus súbditos». Además, la creación de órdenes de caballeros «bajo la regla religiosa» conllevaba la vigilancia de caminos y otras misiones para «asegurar la paz» mediante el «empleo de la violencia organizada y sacralizada»[iii].

Este era un orden político que no disponía de «sus propias razones», «que no disponía de más espiritualidad que aquella que le prestara la Iglesia». Esto condujo a fundamentarlo «sobre la naturaleza, sobre la razón de las cosas». Que «el hombre es incapaz de existir fuera de la sociedad» y que la existencia de la sociedad «es imposible sin un poder ordenador». En última instancia un nomos racionalista iusnaturalista[iv].

Por tanto, el «poder ordenador», que exige «objetivamente obediencia» por el mero hecho de estar en su territorio, se transformó en «una exigencia externa de lealtad»[v], impuesta coactivamente y despersonalizada como Derecho.

Nomos: Orden, poder y «artificialidad»

Esa racionalización de la disposición del coexistir humano «desprende un nomos» —como proceso de «apropiación, partición, apacentamiento»[vi] o, en esencia, una cosmovisión del orden humano— que «solo el Estado puede especificar en derecho positivo», «a través de la ley», y que «ofrece la posibilidad de construir un orden previamente proyectado». Sin embargo, la efectividad dependía del «adecuado aparato coactivo para hacerla efectiva», así como de la capacidad para «normalizar y homogeneizar las conductas y asegurar su control»[vii].

Con el Estado soberano jurídico se instituye «un vincolo di necessità» entre derecho y poder político. En el Estado, «tutto il diritto» es «espressione e voce del potere» («expresión y voz del poder»)[viii]. Si bien, opera la transfiguración, discursiva o fáctica, de adecuar el derecho racionalizado al nomos «racionalizador». Un poder único, soberano y desprovisto de intermediación entre mandante y mandado que impone su lógica como «magnitud propia y autónoma»[ix]. Establece su orden.

Las posibilidades del Estado soberano aumentan la extensión y facultad del poder. En la proyección de un orden previamente dado, la «forma artificial» que el Estado organiza, «significa el paso de la ordenación a la organización política»[x]. El «paso» del «monocentrismo» al «policentrismo» interno, en el territorio del Estado, y un «policentrismo externo» de múltiples unidades político-jurídicas soberanas[xi].

El Estado es la forma histórica de lo político, «organizado» y construido «mecánicamente para ponerse a salvo encerrándose en él»[xii], como un «aparato técnico, mecánico, un artefacto calculado para el poder», que lo estabiliza, «consolida» y «aumenta» mediante la «absorción» y «eliminación» de poderes indirectos[xiii].


[i] Manuel García-Pelayo, «Hacia el surgimiento histórico del Estado moderno», 1. B, p. 120, inédito de 1977, publicado en Idea de la política y otros escritos, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales (CEC), 1983, pp. 107-133.

[ii] Dalmacio Negro, Sobre el Estado en España, 2, p. 19, Madrid, Marcial Pons, 2007.

[iii] Manuel García-Pelayo, «Hacia el surgimiento histórico…», Opus cit., 2. F, p. 128.

[iv] Ibid., 2, F, p. 129.

[v] Dalmacio negro, Gobierno y Estado, V, 1-2, pp. 41-42, Madrid, Marcial Pons, 2002.

[vi] Carl Schmitt, «Apropiación, partición, apacentamiento: Un ensayo para fijar las cuestiones fundamentales de todo orden social y económico a partir del NOMOS», II, p. 6, Boletín Informativo del seminario de Derecho político de la Universidad de Salamanca, Fasc. 1, enero-febrero, 1955, pp. 3-14.

[vii] Ibid., 2. F, pp. 129-130.

[viii] Paolo Grossi, «Un diritto senza Stato…», Opus cit., II, p. 272.

[ix] Carl Schmitt, «Coloquio sobre el poder y sobre el acceso al poderoso», 3, p. 7, REP, N.º 78, pp. 3-20.

[x] Manuel García-Pelayo, «Hacia el surgimiento histórico…», Opus cit., 3, pp. 130-131.

[xi] Ibid., 2, p. 117.

El presente escrito tiene como objetivo analizar y exponer la historiografía de la institución Estado en un enfoque, podría decirse, ad intra. En perspectiva ad extra, la formación de unidades organizadoras soberanas implicó la formación del Derecho Internacional Público, Ius Publicum Europaeum, desde finales del siglo XVI. Según Michael Stolleis, «[s]ólo la completa territorialización del dominio hizo que las relaciones exteriores aparecieran como susceptibles de regulación jurídica de modo novedoso» («La idea del Estado soberano», 3, 5, p. 25, en el compendio en español La textura histórica de las formas políticas, pp. 13-35, traducción de Ignacio Gutiérrez Gutiérrez; original en alemán, «Die Idee des souveränen Staates» en R. Mußgnug (ed.), Entstehen und Wandel verfassungsrechtlichen Denkens, Der Staat (Actas del Congreso de la Asociación de Historia Constitucional celebrado en Hofgeismar del 15 al 17 de marzo de 1993), Berlin, Dunker & Humblot, 1997, pp. 63-85). Si bien, su existencia era problemática, en parte por la imposibilidad de un soberano mundial concebido como un Estado, en parte por la configuración como un no derecho —en perspectiva estatal, se identifica derecho y Estado— pues «carece de fuerza propia» (Bartolomé Clavero, «Derecho internacional», p. 47, en Derecho de la sociedad internacional, Madrid, UAM ediciones, 2023, traducción de Julio A. Pardos; original en italiano, Diritto della Società Internazionale, Milán, Jaca Books, 1995).

Para una introducción al origen del Derecho Internacional Público en perspectiva historiográfica y Estatal, vid. Der Nomos der Erde im Völkerrecht des Jus Publicum Europeaum, Colonia, Greven Verlag, 1950 (ed. española, El nomos de la tierra en el Derecho de Gentes del Ius Publicum Europaeum, Madrid, CEC, 1979, trad. de Dora Schilling Thon) y Bartolomé Clavero, Derecho de la sociedad internacional, Opus cit..

[xii] Dalmacio Negro, Gobierno y Estado, Opus cit., II, p. 22.

[xiii] Ibid., IV, pp. 33-34.

Sabiniano y el burdel del 78

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Pedro Manuel González, autor del libro «La Justicia en el Estado de partidos», en el capítulo nº 273 de «La lucha por el derecho» nos habla de la hipocresía de partidos políticos y medios de comunicación en España.

Sabiniano y Juanito: El burdel institucional que todos conocían

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De pronto, como si el estruendo de una conciencia moral se hubiera despertado en esta España de servilismos políticos, aparecen titulares y tertulianos que descubren, con fingido espanto, los tejemanejes empresariales del señor Sabiniano Gómez, a la sazón suegro del presidente del Gobierno.

¡Oh, sorpresa!, exclaman los mismos que hasta hace una semana compartían mantel con él, aplaudían su ingenio, y reían sus chistes de proxeneta ilustrado. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Una revelación divina? ¿Un curso acelerado de ética política? No. Sencillamente, les ha convenido.

Sabiniano, para quien no esté al tanto —es decir, para nadie con un mínimo de curiosidad—, ha sido durante décadas el arquetipo perfecto del hombre hecho a sí mismo del régimen. Un muñidor de acuerdos bajo la mesa, cazador de subvenciones y alquileres favorecidos por la administración, constructor de favores y benefactor de un partido sin ideología pero con necesidad de financiación. Su pecado no ha sido dedicarse a comerciar con la prostitución —eso se da por hecho—, sino haberse muerto justo antes de encontrarse su yerno en un tris del colapso por saturación de corrupción.

Y ahora, cuando el marido de su hija ya huele a cadáver político, los mismos medios que antaño lo normalizaban como si fuera un patriarca del capitalismo ibérico, lo lapidan. Se escandalizan, con lágrimas de cocodrilo, de que haya amasado fortuna con tal feminista actividad.

Lo de Sabiniano no es un caso aislado, sino el reflejo de un constructo que premia la sumisión y penaliza la decencia. Un sistema nacido de una Transición sin ruptura, donde la legalidad franquista se maquilló con urnas. Un sistema donde las instituciones no son el reflejo de la virtud republicana, sino la cloaca del consenso. Y nadie representa mejor esa degeneración que otro hombre del tiempo de Sabiniano, el anciano campechano que ahora vaga entre emiratos, el rey Juan Carlos.

Porque si hablamos de golfos, no olvidemos al Borbón: comisionista, cazador de elefantes y artífice de una fortuna opaca que haría palidecer al mismísimo Sabiniano. ¿Dónde estaban los defensores de la transparencia cuando el monarca era intocable? Callaban, sonreían, se arrodillaban. Y ahora, como si despertaran de un coma ético, descubren que también fue un golfo.

La hipocresía, en esta partidocracia coronada, no es un defecto: es un requisito. Solo se escandaliza el que necesita limpiar su imagen para aspirar a otro cargo. Solo denuncia el que quiere ocupar el puesto del corrupto caído. Y así gira la rueda del Régimen del 78, ese teatrillo pseudoconstitucional donde la justicia es selectiva y la memoria, interesadamente breve.

En definitiva: no se condena a Sabiniano por sus actividades, sino porque conviene ahora al nuevo aspirante a gobernar. Juan Carlos, por su parte, ya no tiene palacio ni micrófonos que le rían las gracias. Ya no sirve. Y eso, en esta partitocracia coronada sin honor, es el mayor de los pecados.

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  2. Dirigiendo una solicitud escrita por correo ordinario a la dirección Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, 28223, Madrid.
  3. Además, cuando recibas cualquier comunicación nuestra, clicando en la sección de baja que contendrá esa comunicación, podrás darte de baja de todos envíos de comunicaciones del MCRC previamente aceptados.
  4. Cuando te hayas suscrito a la recepción de mensajes informativos a través de Whatsapp podrás cancelar la suscripción desde el formulario del Diario donde te diste de alta, indicando que deseas darte de baja.
Si consideras que hemos cometido una infracción de la legislación en materia de protección de datos respecto al tratamiento de tus datos personales, consideras que el tratamiento no ha sido adecuado a la normativa o no has visto satisfecho el ejercicio de tus derechos, podrás presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, sin perjuicio de cualquier otro recurso administrativo o acción judicial que proceda en su caso.

¿Están seguros tus datos?

La protección de tu privacidad es muy importante para nosotros. Por ello, para garantizarte la seguridad de tu información, hacemos nuestros mejores esfuerzos para impedir que se utilice de forma inadecuada, prevenir accesos no autorizados y/o la revelación no autorizada de datos personales. Asimismo, nos comprometemos a cumplir con el deber de secreto y confidencialidad respecto de los datos personales de acuerdo con la legislación aplicable, así como a conferirles un tratamiento seguro en las cesiones y transferencias internacionales de datos que, en su caso, puedan producirse.

¿Cómo actualizamos nuestra Política de Privacidad?

La Política de Privacidad vigente es la que aparece en el Diario en el momento en que accedas al mismo. Nos reservamos el derecho a revisarla en el momento que consideremos oportuno. No obstante, si hacemos cambios, estos serán identificables de forma clara y específica, conforme se permite en la relación que hemos establecido contigo (por ejemplo: te podemos comunicar los cambios por email).

Resumen de Información de nuestra Política de Privacidad.

Responsable del tratamiento MOVIMIENTO DE CIUDADANOS HACIA LA REPÚBLICA CONSTITUCIONAL (MCRC) Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. NIF: G-86279259
Finalidades de tratamiento de tus datos personales - Atender tus solicitudes de información, comentarios, peticiones y/o consultas en el marco de tu relación con el MCRC. - Atender las solicitudes para el ejercicio de tus derechos. - Enviarte todas las comunicaciones a las que te hubieras suscrito, incluido el boletín (si te hubieras suscrito) y comunicaciones por Whatsapp. - Enviar cualquier compra realizada en la Tienda del MCRC.
Origen de los datos tratados - Nos los has facilitado libremente tú mismo o un tercero en tu nombre. - Los hemos recabado a través de nuestro Sitio Web mediante cookies. Puedes obtener más información sobre este tratamiento en nuestra Política de Cookies.
Base de Legitimación para el tratamiento - El tratamiento es necesario para la ofrecerte la información necesaria en atención a tu condición de asociado del MCRC. - Para determinados tratamientos, nos has dado tu consentimiento expreso (ej participación en una acción; boletín…). - Contrato de compra entre las partes.
Cesión de datos a terceros - Cedemos tus datos a proveedores de servicios, incluidos aquellos relativos al envío de las compras realizadas en la Tienda. - En ningún caso se cederán tus datos a personas ajenas a la actividad del MCRC (ya sean asociados o ajenos a la asociación) y los servicios que nos has sido solicitado. - Cedemos tus datos a determinadas autoridades en cumplimiento de obligaciones legales (ej. Administraciones Públicas).
Plazos de conservación - Conservaremos tus datos durante el tiempo que siga vigente tu relación con el MCRC. - Si nos pides expresamente que los eliminemos, así lo haremos salvo que exista una obligación legal que nos lo impida o que, por ejemplo, necesitemos utilizarlos para la formulación, ejercicio y defensa de reclamaciones.
Derechos del interesado Podrás solicitarnos el ejercicio de tus derechos por correo electrónico: [email protected], o por escrito a nuestro domicilio social en Calle Alondra 1, Prado de Somosaguas, 28223, Pozuelo de Alarcón, Madrid. Puedes pedirnos el derecho a acceder a tus datos, a solicitar su rectificación o supresión, a limitar el tratamiento de tus datos, o a oponerte a determinados tratamientos, a retirar el consentimiento que nos hubieras prestado, a la portabilidad de tus datos o a no ser objeto de una decisión basada únicamente en el tratamiento automatizado. Si no estás de acuerdo con el tratamiento que realizamos de tus datos, puedes presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos: www.aepd.es. Si tienes alguna duda sobre esta Política de Privacidad o el tratamiento de tus datos, escríbenos a nuestra dirección de correo electrónico [email protected], y estaremos encantados de atenderte.

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