LORENZO ALONSO.

En este “I Congreso de Economía y Libertad”, que he tenido lugar en Ávila a finales de noviembre, bajo el título de “La Gran Recesión y sus salidas”, entre las muchas Conferencias y Mesas Redondas que hubo, hoy merece nuestra atención aquélla que pronunció el profesor Dalmacio Negro en la clausura de este Congreso a cerca de uno de los paradigmas1 actuales: el consenso socialdemócrata.

El profesor Dalmacio Negro explicó que la recesión económica es una consecuencia directa de la crisis política inseparable de una gigantesca crisis moral, que, al afectar al orden social entero, quizá sea el preludio de un gran cambo histórico del que la globalización es solo una concausa. Lo más probable es que esté terminandopara una época histórica.

Según este profesor la clave es la crisis del parlamentarismo consustancial al Estado de Derecho. Los Parlamentos sustituyeron a los reyes como representantes de las naciones y heredaron de ellos la soberanía absoluta. Pero su originaria composición burguesa, de clase, justificó el socialismo y el capitalismo de Estado prosperó a medida que entraba en ellos la demagogia igualitaria.

Los miembros de estos Parlamentos pusieron en la primera plana de sus objetivos el reparto de la riqueza nacional en lugar de fomentar su consecución. Forzaron la intervención del Estado en la economía y el desarrollo de los sistemas tributarios progresivos para conseguirlo. Éste era uno de los lemas principales de los grupos políticos calificados de izquierda. Pero, poco a poco, todas las ideologías políticas fueron participando de esta idea hasta convertir la economía mixta2 en el instrumento primordial del paradigma socialdemócrata. Hoy día nadie cuestiona este método, solamente exhiben pequeños matices.

Los Gobiernos salidos de esos Parlamentos (en casi todos los países europeos tiene ese origen, al no existir separación de los poderes del Estado), a través de sus innumerables terminales, penetraron en todo el tejido social e hicieron soñar a la gente que casi todos los bienes y servicios podían ser producidos y ofrecidos por el Estado y financiados con un sistema tributario progresivo. Pero esta idea fue su propia carcoma: las clases medias soportaron la carga fiscal y los grupos dominantes compensaron las pérdidas causadas por aquellos tributos convirtiendo al Estado en un gran centro de negocios.

Nuestra realidad nacional es un Estado con cientos de ramificaciones territoriales y miles de funcionarios y otros empleados públicos para poner ese sueño en funcionamiento. Miles de ciudadanos viven de los presupuestos públicos (pensionistas, parados, etc.). Miles de empresas de todos los sectores productivos de la economía e instituciones de variado pelaje sobreviven gracias a las subvenciones y a los contratos públicos. Masivos recursos monetarios son inyectados en instituciones financieras “quebradas” a costa de endeudamientos insoportables. Innumerables compañías son creadas para producir bienes y servicios públicos (eso dicen), para hospitalizar aquellas empresas que están en situación terminal y de paso para colocar a miles de simpatizantes, amigos o familiares. Y en esta época de crisis, los grupos privilegiados esperan su privatización para sacar suculentos beneficios de todos esos desastres.

Este circulo infernal se cierra cuando el Estado necesita mucha más financiación que la conseguida a través del sistema tributario para mantener este tinglado. Entonces realiza masivas emisiones de deuda pública que son compradas, en su mayoría, por esas instituciones financieras. Éstas, a su vez, lo piden prestado al banco emisor (BCE, que posee el monopolio público de la moneda). Al final de este recorrido, hay más dinero pero con menos poder adquisitivo y más intereses a pagar.

Así que los ciudadanos lo pagarán por partida triple: a través de más impuestos, más inflación (un impuesto silencioso) y dejando una herencia envenenada (la deuda viva) a sus hijos. Creyeron alcanzar la eterna prosperidad y encontraron más pobreza y menos libertad.

 


1.- Paradigma es esa serie de ideas y prácticas que trazan las líneas fundamentales de una disciplina científica a lo largo de un periodo de tiempo, ese modelo que todo el mundo sigue, las cosas y fenómenos que se deben observar, cómo se deben observar, cómo se deben interpretar los resultados. Es el entorno en el que todos basan sus razonamientos (de acuerdo con el filósofo y científico Thomas Kuhn).
2.- La economía mixta es un concepto económico indeterminado: en algunos casos hay grupos políticos que ponen como límite máximo el 25% del PIB (USA), en otros casos su participación en el PIB ronda el 50% (España), incluso llega al 56% del PIB (Francia) o acapara casi toda la economía, dejando a la iniciativa privada ciertas migajas (la antigua Unión Soviética, Cuba o Corea del Norte).

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