JAVIER TORROX.

La inminente caída de los partidos estatales y del régimen juancarlista heredero de Franco es un hecho inevitable. El régimen ya no se sostiene. Sólo hay que echar un vistazo a lo que sucede a nuestro alrededor para llegar a esta conclusión. Gobiernos socialistas indultando a banqueros estafadores que desafían los autos del Tribunal Supremo de la Nación. Banqueros que se niegan a cumplir estos autos y la legislación vigente respecto a los requisitos para ejercer la actividad bancaria. El Banco de España inoperante ante tal aberración y desafío de la oligarquía financiera a su autoridad. El presidente de una autonomía amenazando al Gobierno de todos los españoles como un vulgar maleante. Un Gobierno tibio y cobarde incapaz de dar una respuesta contundente a este Gobierno autonómico, que ha llegado a amenazar con utilizar a su Policía Autonómica -como si de su policía política particular se tratara- para hacer frente con las armas al resto de la Nación española, que es indivisible.

Tan cobarde es el Gobierno central que pide ayuda a la UE para que sea la propia UE la encargada de llamar la atención ridícula e infantilmente al Gobierno autonómico catalán. La gravedad de este hecho no puede ni debe pasar desapercibida. El Gobierno de Rajoy reconoce internacionalmente su incapacidad para detener cualesquiera pretensiones -sean éstas de independencia o de cualquier otra disparatada naturaleza- que puedan esgrimir los gobiernos de las autonomías españolas. Esto es lo que en realidad pone de manifiesto la amonestación de la UE al Gobierno catalán y la actitud del Gobierno de España al respecto. Y así es como lo perciben en las cancillerías de toda Europa.

En toda Europa es cosa sabida que en cualquier forma de nacionalismo habita el infeccioso y despreciable germen del fascismo. Esta es la razón de ser del origen de la propia UE tras la trágica experiencia europea de las dos guerras mundiales. La UE es el medio con el que los Estados-Nación europeos tratan de poner fin a siglos de conflictos mediante el establecimiento de buenas relaciones de vecindad basadas en tratados de comercio. Cierto que este deseable objetivo ha sido retorcido con el paso de las décadas hasta transformar la institución original en un monstruo antidemocrático que amenaza la propia existencia de los Estados-Nación, pero ese es otro cantar.

Hacíamos esta reflexión sobre los orígenes de la UE para llamar la atención sobre un hecho relevante. Mientras el organismo supranacional europeo nació hace más de 50 años para evitar el resurgimiento de los nacionalismos que llevaron a Europa a la catástrofe en dos ocasiones en tan sólo 20 años, la oposición socialista española no sabe si está a favor o no del nacionalismo independentista catalán. Está en contra en Madrid y a favor en Barcelona. Bien podríamos utilizar aquí apropiadamente el cursi recurso del plural “políticas”. Lo utilizan habitualmente los dirigentes de los partidos estatales para engañar a los españoles y hacerles creer que sus conocimientos sobre política son tan amplios que son capaces de diseñar distintas políticas para un mismo fin. Sin embargo, lo que en realidad evidencian es que ignoran que dos o más políticas distintas para un mismo objetivo entrarían inevitablemente en conflicto impidiendo la realización del objetivo.

Así pues, existen dos políticas socialistas respecto a la unidad de la Nación española: una está a favor y la otra está en contra. Para añadir aún más confusión, el PSOE propone como solución la adopción de una forma de Estado cuya naturaleza desconoce (o, aún peor, oculta) y confunde (acaso intencionadamente) con su propia organización interna como partido estatal. Dicen en el PSOE que el modelo federal es la solución a la unidad de España. Pero un modelo federal implica necesariamente la independencia previa como Estado soberano de cualquier territorio susceptible de federarse (léase unirse voluntariamente) con otros territorios independientes y soberanos. A este respecto sólo podemos concluir que la pretensión federalista del PSOE no sólo es una locura, sino también un engaño colosal a todos los españoles. Y es un engaño del que están participando todos los grandes medios de comunicación, que ocultan cuál es la auténtica naturaleza de un Estado federal.

Toma forma una idea que va deviniendo en certeza acerca de por qué propone ahora el PSOE un modelo federal para España. Este disparate anuncia la asunción -por parte del PSOE- del fracaso del Estado de las autonomías. La propuesta federal socialista es una huida hacia adelante para aferrarse al poder tanto tiempo como le sea posible a sabiendas de que el fin del régimen neofranquista de Juan Carlos es inevitable y está muy cerca. Nada les importa que seamos los españoles de hoy y también los aún por nacer los que suframos las consecuencias de estas locuras.

Huyen hacia adelante los partidócratas dejando tras sí a seis millones de parados. Esta no es una cifra en un titular de periódico o de televisión. Son seis millones de nuestros vecinos. Sus dificultades y necesidades crecen con cada minuto que pasa. Pero el Gobierno moribundo del PSOE pactó con el PP -en secreto y a traición durante unas vacaciones de verano- una enmienda constitucional (repitamos: constitucional) que establece constitucionalmente que el Estado español está obligado a priorizar los intereses de bancos extranjeros sobre los de los ciudadanos españoles.

La Carta Otorgada de 1978 no sólo no es una Constitución como pretende la propaganda juancarlista, sino que la han convertido en un contrato de esclavitud de 45 millones de españoles. Confío en que, como en Islandia, también aquí los responsables serán juzgados por traición en un futuro cercano.

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