Lo que hasta ahora solo había sido un efecto conmovedor de la opinión,  debido a la novedosa presencia de un negro en la competencia por alcanzar el poder presidencial de la primera potencia del mundo, se ha convertido, tras las elecciones primarias del partido demócrata en Indiana y Carolina del Norte, en el factor determinante de la politica futura en EEUU. El efecto conmovedor provenía de la impresión causada, en el alma estadounidense, por un hecho social que desafiaba la tradicional desigualdad fenoménica entre blancos y negros, en la cultura profunda de ese país. Era en sí mismo una ruptura con la costumbre, no con la ley; con la práctica, no con la teoría; con la creencia generalizada, no con la acción particularmente creadora que caracteriza a la libertad politica.   El factor Obama, en cambio, es ya la concausa que ha cambiado el sino cultural y la homogeneidad de la clase gobernante, en particular, y la opinión dominante, en general, cualquiera que sea el destino personal de quien lo encarna, llegue o no a ser Presidente. Y ese factor constituye, además, la prueba de que en EEUU no rige la teoría de las tres C (conciencia de grupo, coherencia de sus miembros, consenso o conspiración), como defendieron algunos intelectuales de los años setenta. Teoría que define muy bien a la clase política europea, en tanto que élite cerrada y monopolista del poder político estatal.       Esta conversión del efecto social en factor político, no solo demuestra que en las instituciones de EEUU, y no solo en su Constitución, estaba inscrito que un negro ocupe la Presidencia del poder ejecutivo, sino que también explica por qué la ideología de la negritud del pastor Wright ha tratado por todos los medios, incluso por los más miserables, de impedir que Obama llegue a ser Presidente de los EEUU.   No ha sido la envidia, vil tristeza por la alegría ajena, ni la supuesta traición de su antiguo discípulo, lo que movió la conciencia del oscuro reverendo para destruir la esperanza de los blancos en  un negro, como él quiere creer para justificarse. Se trata de algo mucho más profundo en el sentimiento de todos los negros que no confían en la liberación, por ellos mismos, de su complejo de inferioridad racial. El triunfo de Obama sería el fracaso radical del discurso de la negritud de Wright. Incluso el de su Iglesia. florilegio  "La política de cuanto peor mejor nunca ha dado ocasión al triunfo  de la libertad politica, ni a la liberación de la servidumbre voluntaria, en los paises que tradicionalmente la padecen. Los cambios revolucionarios han sucedido en epocas de mejor-estar."

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí