Pablo Sebastian

PABLO SEBASTIÁN.

En medio de la tragedia o del suicidio colectivo de la dirección del PP en el que se está convirtiendo el ‘caso Bárcenas’, Mariano Rajoy aparece pálido y petrificado en el rol de cadáver exquisito de la política a las puertas del ‘Panteón de la Moncloa’. El lugar donde reposan los recuerdos de los que le precedieron y bebieron la dulce cicuta del supremo poder y la inexpugnable impunidad que aparenta ese sombrío palacio donde todos entran por la puerta grande y salen por la de atrás. Y por cuyos fantasmales pasillos ahora deambulan frenéticos, en las vísperas de la confesión de Bárcenas ante el juez Ruz, asesores, leguleyos, médicos e incluso los impacientes aspirantes a la sucesión del ‘moribundo’ Rajoy, con Gallardón a la cabeza por si tiene que certificar, como notario mayor el Reino, la defunción política del presidente del Gobierno.

En un intento, tan inútil como desesperado, la guardia pretoriana de Rajoy, que maneja la fiel Soraya, lanzó a la desesperada y por boca del centurión Alfonso Alonso la campaña de ‘Bárcenas es un delincuente’ para desactivar o embarrar la esperada confesión del ex tesorero ante el juez Ruz. Llagándose a extremos indecentes como el de utilizar el nombre a Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA, de contrapunto de Bárcenas, lo que revela el miedo y la desesperación que invade a los altos despachos de la Moncloa y el PP, desde donde preguntan a la opinión publica: ¿a quien creéis, a Rajoy nuestro buen Nazareno o al Bárcenas, el ladrón Barrabás?

Sin embargo, las últimas revelaciones sobre las carantoñas y SMS de Rajoy a Bárcenas en este año 2013 del Señor, cuando ya eran públicos los documentos de la doble contabilidad secreta del PP, escrita de puño y letra por Bárcenas y Lapuerta, y las millonarias cuentas del ex tesorero en Suiza, han derrumbado la moral de las huestes monclovitas y del PP. ¿Por qué Rajoy cuidaba y protegía al hoy ‘delincuente’ oficial del partido? Es muy sencillo, porque Rajoy sabe que la financiación secreta y la doble contabilidad del PP son ciertas y existen con su autorización desde que él asumió la presidencia del PP en 2004. Y porque puede que dichas cuentas millonarias de Bárcenas, o una parte de ellas, fueran del PP y que algunas grandes empresas y entidades financieras hayan abonado en esas cuentas sus comisiones ilegales al PP a cambio de favores políticos de sus gobernantes. Es decir, el PP pudo cobrar por dos vías: en bolsas de dinero en Génova 13 y a través de las cuentas en el extranjero de Bárcenas, quien se ha quedado con la ‘parte del león’, por los ‘riesgos’ que corría en la operación.

Si Bárcenas ‘canta’ ante el juez Ruz el aria que ha ensayado ante el director del diario “El Mundo”, entonces entraremos en el tercer acto de un drama donde Rajoy aparece como el responsable de la financiación ilegal del PP y del suicidio del aparato del partido, el ‘steptrease’ que decía Cospedal pero no de la contabilidad oficial sino de la corrupción que controlaba Bárcenas. El que estuvo bajo la protección y el control de Rajoy cuando el caso discurría en el Tribunal de Madrid, porque en ese tiempo el PP colaboró en las presiones destinadas a que el juez Pedreira archivará el apartado de Bárcenas del sumario Gürtel. Lo que se logró en septiembre de 2011 aunque, a los pocos días, las fiscales del caso recurrieron el archivo de dicha pieza de la causa a la Audiencia Nacional.

Pero el control de Bárcenas se le fue de las manos a Rajoy, o el presidente lo dejó caer, cuando llegó al Gobierno en diciembre de 2012. Exactamente cuando Rajoy, o Gallardón a sus espaldas, no apartó a las fiscales del caso ni ordenó la retirada del recurso al archivo de la causa del ex tesorero, como se lo pedía Bárcenas. Y poco después, en marzo de 2012, el juez Ruz reabrió el caso de Bárcenas en la Audiencia Nacional, y a partir de ese instante comenzaron las amenazas de Bárcenas que pasaron a mayores cuando, a finales de 2012 fueron descubiertas sus cuentas en Suiza, y a finales de enero de 2013 y el diario El País publicó los manuscritos de la doble contabilidad secreta, financiación ilegal y sobresueldos de los altos cargos del PP.

Lo que no fue obstáculo para que Rajoy siguiera hablando con su ex tesorero en persona y por SMS ¡hasta marzo de 2013! Primero para que desmintiera esos ‘papeles’ –lo que Bárcenas aceptó- y sobre todo para que no hablara. Pero aparecieron mas cuentas en el extranjero, subió la tensión en la Audiencia Nacional y, con los puentes Bárcenas-Rajoy ya casi rotos, el fiscal del caso, por orden del Gobierno, bien de Rajoy, bien de Gallardón o de los dos, pidió al juez Ruz prisión sin fianza para Bárcenas –y en la cárcel está-, petición que ni siquiera se había atrevido a solicitar la acusación particular afín al PSOE.

La respuesta del Bárcenas Barrabás fue inmediata e implacable: confesión a Pedro J. Ramírez; entrega de documentos originales de la contabilidad secreta (que autentifica los demás); y los SMS de Rajoy. Pero ¿cómo puede un presidente del Gobierno enviar esos mensajes, que tanto le comprometen, a quien el PP llama ‘el delincuente’? Y así hemos llegado a este momento crucial de la confesión de Bárcenas ante el juez Ruz.

La que ha sido provocada por la ciega y suicida soberbia de Rajoy o por la malvada ambición de Gallardón, disfrazado de Cirineo del buen Nazareno Rajoy en su ascenso al Calvario. Un Gallardón que tiene su techo de cristal en el proceso de ‘Madrid 2016’, por presunta malversación de fondos públicos del Ayuntamiento de Madrid en favor de Urdangarín. Y un ministro de Justicia que se cuida sus espaldas en este caso usando la Fiscalía –tan brava con Bárcenas- para que se oponga a su citación a declarar en este caso donde están imputados los ex colaboradores de Gallardón en lo de ‘Madrid 2016, por la presunta malversación de 144.000 €.

Y todo ello en coincidencia con la ‘reforma Gallardón’ del código penal donde el pretendido Delfín de Rajoy, incluyó el cambio del texto del artículo 432 sobre malversación por un texto que reduce las penas de este delito, tan a mano de los políticos y que incluye un asombroso matiz: la pena ineludible de cárcel solo se aplicará a los delitos superiores a los ¡250.000! €. Es decir la malversación de 144.000 € de ‘Madrid 2016’ podría quedarse al margen de esa situación (véase la crónica que hoy publica República sobre este asunto).

Y así, con todos los cabos atados en lo de ‘Madrid 2016’, con Rajoy aterrorizado y repasando sus SMS, y con Bárcenas en la cárcel sin fianza y decidido a cantar ante el juez Ruz, llegamos a la disyuntiva y nos preguntamos: si Rajoy se ha hecho él solito y tontamente el haraquiri  por causa de su soberbia y la maldición de la Moncloa; o si la katana se la ha clavado Gallardón, el falso Cirineo de Rajoy que en ese caso sería el urdidor del ‘crimen perfecto’ para alzarse con la corona de la sucesión.

Y en estas estamos, con Rajoy ‘en capilla’ y a la espera de la confesión de Bárcenas –antes no podía hablar- ante el juez Ruz mientras el terror invade los despachos del PP donde siguen comparando al ex tesorero con el delincuente Barrabás, a quien don Mariano, no hace mucho, le enviaba SMS diciéndole ‘¡se fuerte!’, que te vamos a salvar. Y claro Rubalcaba no pierde la ocasión y pide la dimisión de Rajoy ‘por connivencia con un delincuente’ desde la presidencia del Gobierno de la nación, mientras crece el rumor de la moción de censura –que agita Rosa Díez– en pos de que, una vez mas, se cumpla la maldición de la Moncloa de la que Rajoy tampoco ha podido escapar.

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