Paco Bono

PACO BONO

Doña Felicidad y Doña Perpetua

– ¿Cómo está su marido Cosme?

– Muy bien. Creo que ha quedado con el suyo. ¿No?

– ¡Tiene usted razón! ¡Me lo dijo Damián esta mañana! ¡Con los años está una peor que España!

– ¡No diga eso por Dios! ¡Hay que ver cómo está España! ¡No se crea que apetece encender el televisor!

– ¡Así es! ¡Hay que hacer de tripas corazón para ver el diario “hablao”!

– ¿Vio usted lo del Príncipe?

– ¿Que si lo vi? Con la facha que tiene… ¡qué facha!

– Desfachatez…

– ¿Por parte de Felipe?

– No, no. Por parte del empresario nacionalista catalán. ¡Mira que no darle la mano!

– ¡Ah…! ¿Y qué importa eso?

– ¿Cómo que qué importa? ¡Ese señor es un maleducado!

– Sin duda. Pero, ¿acaso es la falta de educación de un cateto nacionalista lo que ha provocado que esas imágenes hayan sido difundidas por todos los medios?

– No, desde luego.

– ¿Qué importan los catetos y los gañanes? La responsabilidad la tienen aquéllos que los refuerzan.

– Gente como el Príncipe…

– ¡El Príncipe de España! ¡Hijo de un rey con la sola legitimidad de la duración de su reinado! ¿Acaso puede heredar un trono quien ni siquiera se atreve a reprender a un cateto?

– Le llamó la atención…

– Pero sólo por su falta de educación. Sé bien que es usted una mujer curiosa e inteligente, y se habrá dado cuenta del detalle…

– Lo comentamos Cosme y yo, efectivamente. El cateto le dijo que no le estrechaba la mano porque no le dejaba celebrar el referendo por la independencia.

– ¿Y qué debía haber contestado un hombre con los presuntos honores de un príncipe?

– ¡No tolero diálogo ninguno sobre la unidad de España! ¡La unidad de España no es materia para la democracia! ¡La unidad de España no requiere de ninguna ley suprema, ni de ningún acuerdo, porque es anterior a ello! ¡No tienen derecho ustedes a anular la historia y el fruto de su creación! ¡Qué se han creído! ¿No me da usted la mano? ¡Pues peor para usted!

– Pero no fue así.

– No. Se dirigió a él como si reprimiera a un niño, y luego le contestó con un ¿¡yo!?

– Sí, sí. Y añadió: “eso no es cosa mía”. Para luego acabar diciendo: ¿Y si es así, me darás la mano amigo? ¡Y si es así! ¡Y si te dejo votar! Osea, si te dejo destruir España, ¿me darás la mano? ¿Y este es el príncipe mejor preparado de la historia? ¡Válgame Dios!

– ¡Un hombre que no sólo no planta cara a quien pretende romper España! Sino que además se acobarda y renuncia de facto a su responsabilidad.

– Me recuerda a San Pedro y el gallo…

– Sí, pero aquél era un elegido… Este es un heredero, que ya no merece el trono de España.

– No lo merece quien no se atreve a defenderla ni de palabra.

– Apaguen los móviles dijo el guardaespaldas. ¿Lo escuchó?

– Sí, sí. No se permitían grabaciones…

– No sea que la gente vea la verdad…

– Esa verdad que tantas veces esconden.

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