Las personas que tenemos conciencia política le damos a nuestro derecho político al voto una importancia capital. Cuando los que nos rodean se dan cuenta de que no votamos, de que somos abstencionistas, nos afean nuestra conducta con frases como: -¨Votar es tu deber cívico como ciudadano. Si no votas, luego no te quejes¨-, repiten, orgullosos y satisfechos con los ojos de lo político tristemente vendados.

Sin embargo, esos que nos reprenden por nuestro abstencionismo no conocen la profunda tristeza que sentimos al tener que decididir, debido a nuestra coherencia, el privarnos voluntariamente del acto sustancial de la libertad política democrática que es nuestro derecho de sufragio.

Debido a nuestro conocimiento técnico de las reglas del juego democrático y de la verdad, nos parece un insulto a la inteligencia que nos digan que el votar es nuestro deber cívico, como nos ha intentado tatuar en la mente de manera falaz y al mas añejo estilo goebbeliano el aparato propagandístico de la partidocracia dominante, chantajeándonos para que pensemos que si no ejercemos ese derecho es por que somos malos ciudadanos no merecedores de su ¨democracia¨ y que si no votamos a alguno de los partidos estatales es porque somos unos párias antisistema.
Pues no, señores. Los españoles con derecho a voto que hoy somos abstencionistas lo somos a disgusto y por la fuerza, porque nuestra coherencia política nos impide consumar un acto que ataca directamente al corazón de nuestros principios democráticos puros y formales: la representación y la separación de poderes.

¨¡Votad en blanco, pero votad!, ¡Votad malditos!¨, nos ladran espásticos desde sus medios, sabedores que nuestro voto legitima su estatus. ¡Qué más quisieramos que ejercer nuestro derecho al voto! Pero, ¿ cómo votar si no existe libertad política? Con Franco también se votaba, con Stalin se votaba, con la partidocracia monárquica se vota, pero ese voto está viciado de impureza, falto de veracidad democrática, ese voto se prostituye al apoyar una lista de un partido.

Señores, ¡que lo que nosotros queremos es votar a quien nos represente! ¡que únicamente nos puede representar un diputado de circunscripción elegido por mayoría absoluta y a doble vuelta si hiciera falta! ¡que no estaremos representados a no ser que nuestro diputado lleve mandato imperativo nuestro y podamos revocarlo si nos parece necesario!

Los abstencionistas españoles de hoy, tenemos un respeto enorme por nuestro voto y por la DEMOCRACIA F-O-R-M-A-L , con reglas de juego justas, lejos de bastardos sistemas proporcionales que no nos representan, y le damos un valor primordial a nuestro voto puesto que si en unas elecciones lo entregásemos a algún representante es como si nos entregásemos nosotros mismos, nuestros intereses y los de nuestras familias para que nos defiendan a NOSOTROS en nuestra CIRCUNSCRIPCIÓN desde su escaño en una Asamblea Nacional, y no defiendan los intereses de un partido político estatal y su pléyade de amiguetes apesebrados.

Por eso cuando nos dicen que votar es un deber cívico nos escandalizamos porque sabemos que ni la Constitución Española de 1978 es democrática, puesto que no establece una separación de poderes en origen (el legislativo elige al ejecutivo, y respecto al judicial sólo hace referencia a que los jueces actúen en conciencia-como si hubiera otra manera-) , ni la ley electoral D´Hondt es representativa, puesto que al establecer la representación en proporcionalidad, deja irrepresentados a los ciudadanos.

Votar no es un deber cívico, es un derecho político, y ese derecho político está siendo constantemente mancillado, manipulado en beneficio própio partidista elecciones tras elecciones por una casta política que se alimenta de esa ignorancia y de ese ansia de los ciudadanos que creen que poder votar es vivir en democracia cuando lo que viven es en un régimen de libertades civiles, que no políticas.

Por eso es importante para España, para sus familias, para sus parados, para sus profesionales, para sus trabajadores, para los jubilados, para TODOS, que comenzando éstas elecciones por los andaluces, los más castigados por el paro, hagamos entre todos un ejercicio de RESPONSABILIDAD y demostremos MADUREZ POLÍTICA, ejerciendo la ABSTENCIÓN activa.

Por que nuestra abstención, de una manera revolucionariamente pacífica, les niega el pan y el agua al DESLEGITIMARLOS. Porque NO NOS REPRESENTAN. Por eso las personas de bien, responsables , demócratas y maduras, hoy, NOS ABSTENEMOS.

De manera que si alcanzamos una masa crítica de abstención de alrededor del 60%, esa montaña inamovible de la partidocracia monolítica será removida en sus cimientos hasta su derrumbamiento por ilegítima y sustituida por una democracia moderna, que a través de unas Cortes Constituyentes pueda dar a los ciudadanos la oportunidad de decidir la forma de Estado en al que quieren vivir, un régimen de libertad colectiva con poderes separados en origen y con verdaderos representantes de los ciudadanos que defiendan circunscripciones (mónadas) de unos cien mil habitantes.

Y, sobre todo, que los que llevamos queriendo poder votar desde que tenemos uso de razón y edad legal para ello, podamos hacerlo finalmente en democracia FORMAL.

Ilustración de Banksy

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