Allá por el año 1993 (aproximadamente) asistí en la Universidad de Navarra a una conferencia de Marcelino Camacho, fundador de CCOO, amigo de don Antonio García-Trevijano, al cual le debía el impagable favor de organizarle (y financiarle) en la clandestinidad el primer congreso del sindicato. En esa conferencia me quedaron grabadas las siguientes palabras: «El mundo siempre se ha separado entre poseedores y desposeídos. Y yo opté por defender siempre a estos últimos». Quisiera saber en qué posición se encuentran ahora los secuestradores del legado de esas palabras de Marcelino Camacho.
Podría dedicarle este artículo a los diputados y senadores del PSOE presentados por las listas cerradas de Asturias. También a los militantes y votantes de ese partido en Asturias. Pero no les voy a conceder ese honor, pues por mero sentimiento de pena, empatizo con la vergüenza que debieran llevar sintiendo meses y, también, porque la profundidad de este artículo trasciende a un partido, para dar de lleno en la línea de flotación de un régimen político como el actual. Y ello incluso aunque el diputado de Vox de la Junta General del Principado ha aparecido en una rueda de prensa con las fotografías de los tres diputados (dos del PSOE y uno de Sumar) que, gracias a la disciplina de partido van a votar a favor de la nueva financiación para Cataluña y así los ciudadanos, cuando los vean en las colas de los supermercados o en los chigres o sidrerías este verano les reprochen «pacíficamente y con respeto y educación» el atropello a Asturias que ello supondrá… Como si los ciudadanos vieran las noticias… Como si en las televisiones fueran a emitir esas imágenes.
La excusa para redactar el artículo viene por el pacto entre el PSOE de Pedro Sánchez y el amnistiado ERC por el tema de la financiación de Cataluña; todo sea (también) por desviar el foco de la corrupción, porque haya presupuestos en Cataluña (y con mil velas a Santa Rita, en España) o porque en el manual de resistencia sanchista toca ahora este tema, que en 10 días el país cierra por vacaciones y todo se olvida.
Pero permítanme centrarme en Asturias (aunque imagino que en Castilla-La Mancha estarán igual… o parecido); es cierto que el árbol no nos deja ver el bosque; pero no lo es menos que el diablo se muestra en los pequeños detalles. Y la diabólica partidocracia se ha mostrado en todo su esplendor en la pequeña Asturias, cuna de España, sombra de lo que un día fue y que no aspira a recuperar.
El Gobierno asturiano del PSOE lleva meses señalando que no aceptará privilegios ni tratos discriminatorios en cuanto a la financiación autonómica; y el acuerdo suscrito el 14 de julio de 2025 entre PSOE y ERC ha levantado sarpullidos. Lo curioso son las frases que en rueda de prensa ha dicho el Consejero de Hacienda, Justicia y Asuntos Europeos de Asturias. Pásmense: «lo que afecta a todas las comunidades autónomas debe negociarse entre todas las comunidades autónomas». Y seguía: «la financiación de las comunidades de régimen común no puede ser un contrato de adhesión pactado por una Comunidad con el Estado, en plan ‘lo tomas o lo dejas’ para el resto de autonomías». Contrato de adhesión… Y yo pregunto: ¿Y qué son las listas electorales, más que un lo tomas o lo dejas a las personas que ponen los partidos políticos en ellas? ¿Y qué sino la incapacidad de los ciudadanos de deponer a los diputados y senadores falsarios y mendaces hasta pasados los cuatro años de la legislatura? Pero podría ir más allá en las preguntas. ¿Por qué no han levantado la voz en todos los pactos y cesiones realizadas a los nacionalistas (estatistas de región) en todos estos años? Eso sí, el citado consejero, sobre la posibilidad de que los diputados y senadores asturianos en Madrid votasen en contra del acuerdo, era también meridianamente claro: «los diputados del PSOE en Madrid dependen de la dirección federal del partido y es a ellos a quien deben la dependencia jerárquica». ¿Dependen de los ciudadanos que los votaron? No. Dependen de la dirección federal de Madrid. Es decir, nuevamente eso que denomino «mandato imperativo impropio», proscrito por una Constitución que no se cumple ni se va a cumplir. Es decir, la esquizofrenia de los militantes y asalariados del partido es tal, que dependiendo de en qué institución estén cobrando votarán una cosa o su contraria. Ni asomo de representación ciudadana, ni partícula atómica de voto en conciencia. Es la inmoralidad en estado puro. Solo cabe la adhesión inquebrantable, irracional y sumisa. La obediencia ciega por un plato de lentejas.
Cuando la pantomima de secesión catalana de octubre de 2017, ninguno de estos políticos levantaron la voz con esa contundencia como lo están haciendo ahora. Para ellos es más importante la financiación del Estado que la subsistencia del propio Estado (no hablo de nación, porque el PSOE sanchista posZapatero ya no cree en la nación española —son federalistas, plurinacionalistas, globalistas, europeístas, internacionalistas… pero nada de españoles, que eso es muy franquista—; de hecho, en su fuero interno se puede apreciar una envidia para todo lo que consiguen los partidos nacionalistas, sabiendo que, con el transcurso de los años, les tocarán las migajas de esas competencias. De hecho, para salir del atolladero, en una entrevista que recomiendo vivamente escuchar en la cadena COPE el domingo 20 de julio, Lander Martínez, secretario técnico de Sumar (pero que podría suscribirla el propio Pedro Sánchez), ya señalaba que la singularidad del modelo catalán podría extenderse en el futuro al resto de Comunidades Autónomas del modelo común, con el consiguiente cabreo e hilaridad del periodista, Fernando de Haro.
Pero, en fin, ¿qué se puede pretender de unos políticos educados en el traidor consenso de la Transición, en la corrupción moral, política, económica y social como factor de gobierno? Vivimos en una mentira a la que no nos atrevemos a enfrentarnos, la verdad, sino que permitimos que sigan jugando con nosotros.
No esperen nada tampoco del PP o de Vox si llegasen a gobernar. Incluso con la mayoría absoluta que tuvieran. No puedo olvidar las declaraciones de Esperanza Aguirre cuando la reforma del Estatuto de Cataluña de 2006, cuando señalaba que lo que aprobaran para Cataluña lo llevarían luego ellos (¡el PP!) a la Comunidad de Madrid. De hecho, en 2015 la propia Esperanza Aguirre señaló el error que cometió al oponerse a la reforma del Estatut. O el descabello en la Junta General del consejero de Hacienda, Justicia y Asuntos Europeos, cuando señaló lo que decía el programa del PP en 2012 (financiación singular para Cataluña) o las declaraciones de Feijóo en el Círculo de Economía de Cataluña, cuando reconoció que esa Comunidad Autónoma tendría derecho a un convenio económico igual que el País Vasco.
Los diputados de la Junta General del Principado de Asturias han consensuado (¡cómo no!) un frente común en contra del acuerdo respecto a la financiación de Cataluña, que esconde más mentiras que certezas. Simplemente, si las cúpulas de los partidos en Asturias permitieran la libertad de voto a los diputados, no saldría adelante. Pero sabemos que no lo van a hacer y saben que solo será otra escena más del esperpento del régimen político español.
Disfruten de lo votado y no elegido; disfruten de lo pactado y no en común decidido. Disfruten del mandato imperativo prohibido pero consentido. Disfruten de la mentira del régimen como si fuera verdad divina revelada. En definitiva, disfruten de sus vacaciones partidocráticas. La pregunta que ahora tocaría hacer a los votantes del PSOE y de Sumar es la siguiente: ¿Están ustedes con los poseedores o con los desposeídos? Y a los votantes del PP, la pregunta es la siguiente: ¿Piensan que el PP y Feijóo les está engañando, sabiendo que lo que salga adelante no va a ser modificado, por mucho que ahora griten y enarbolen banderas que saben traicionarán? Y a todos les pregunto: ¿Quieren seguir siendo rehenes de unas ideologías prostituidas en el consenso del régimen partitocrático o prefieren defenderlas en un sistema democrático? Si quieren realmente defender a los desposeídos en una democracia o que no se les mienta, solo cabe el camino de la República Constitucional que propugna en MCRC.






Como asturiano y repúblico no puedo aceptar la frase “Cuna de España”. Por lo demás un buen artículo.