Esta carta que ut infra redacto, es una adaptación de una anterior, del mismo título, escrita hace más de seis años (el 28 de julio de 2012), cuando se constituyó en Madrid la Asociación a favor de la República Constitucional Española, una efímera escisión del Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional. El texto, en mi opinión, sigue vigente y creo que ha de hacernos reflexionar a todos y que sirva como elemento adicional, sencillo pero sincero, de la gran argamasa que es el objetivo de la República Constitucional.
CARTA ABIERTA A LOS REPÚBLICOS
Frente a la recurrente y violenta frase “quien no está conmigo está contra mí” (Lucas, 11, 25-26), dicha por un hombre bueno entre los buenos, justo entre los justos y leal entre los leales, para defenderse de los ataques de los que decían que echaba demonios en nombre del propio Satanás, se alza heroica, con luz y significado propios, la frase que, en el Evangelio según San Marcos, recoge el apóstol dicha por Jesús de Nazaret: “El que no está contra nosotros, está a favor nuestro” (San Marcos, 9, 40-41).
Considero necesario, desde mi amada Asturias, recordar a todos los repúblicos, dentro y fuera del Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional, que todos estamos embarcados en este hermoso proyecto, nacido de la magna obra de Antonio García-Trevijano, que aquellos que no están contra nosotros, están –o estarán- a favor nuestro. O lo que es lo mismo, a favor de la libertad y la dignidad de los ciudadanos de España.
Los tristes acontecimientos que el movimiento repúblico español ha sufrido en los últimos meses (no sólo el fallecimiento de nuestro fundador, que es el único irreparable), no deben hacernos olvidar el objetivo que mueve este movimiento y los altos ideales que lo inspiran. No es momento de personalismos ni de egoísmos antidemocráticos, sino de elevados ideales y, posiblemente, de sacrificios económicos y personales.
En contra nuestra está el Jefe del Estado de Partidos, cómplice, autor, responsable, inductor y sostenedor del régimen actual. A nuestro favor pueden estar monárquicos decentes que quieran la libertad política, la democracia en España. Mostrémosles nuestras ideas, compartámoslas y, con lealtad hacia la patria y sus ciudadanos, hagamos que se sumen a la necesidad de abrir un periodo de libertad constituyente que aboque y eleve a España hacia la República Constitucional.
En nuestra contra están los oligarcas del régimen de partidos, empezando por los jefes del PP, PSOE, CiU, IU, Podemos, Ciudadanos, Vox, etc… y aquellos que los amparan y sostienen consciente y alevosamente, buscando un espurio beneficio personal. A nuestro favor pueden estar los militantes de buena fe de esos partidos que, caídos del caballo, descubran el engaño y el fraude al que se han visto inmersos estos 40 años. Salgamos a buscarlos, rescatémoslos de su engaño y de su frustración; ofrezcámosles un camino de superación personal, de su molicie ideológica, de su repetición de consignas; ayudémosles a que piensen y a que colaboren desde dentro a la destrucción del régimen partitocrático; que conviertan estos actuales órganos del Estado en instrumentos de la ciudadanía. En definitiva, que sean ellos quienes ayuden a “civilizar” a los partidos políticos.
En contra nuestra no están los que no piensan como nosotros, sino los que no piensan por la comodidad del pensamiento único partitocrático; los que se verían condenados al ostracismo, al frío de la vida al margen del erario público clientelista.
Contra nosotros están los que han disfrazado, desde sus cátedras o púlpitos comunicativos, a sabiendas, este régimen, en una democracia fracasada, elefantiásica e inviable social, política y económicamente.
No están contra nosotros los que, pensando como nosotros, han preferido la fidelidad personalísima a la lealtad con discrepancia en los medios, pero no en los objetivos. Respetemos a nuestros antiguos compañeros, reconozcamos las enseñanzas y el camino andado conjuntamente. Jamás cerremos las puertas a los que un día fueron nuestros compañeros y compartieron nuestras esperanzas y sinsabores.
Están con nosotros todos los movimientos sociales que no quieren el régimen actual, pero que aún no arbitraron un modelo teórico capaz de superar al mismo. Escuchemos sus propuestas, debatamos con ellos, propongámosles nuestras ideas y caminemos junto a ellos contra un régimen bunquerizado en el Congreso de los Diputados, en La Moncloa y en La Zarzuela.
Amigos y compañeros repúblicos, abro mi corazón al unísono con el vuestro y alzo mi voz junto a la vuestra para gritar, henchido de ardor revolucionario:
¡VIVA LA REPÚBLICA CONSTITUCIONAL ESPAÑOLA!

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