Mientras contemplamos atónitos la tragicomedia de la clase política más ignorante y egocéntrica de Occidente, las cosas de comer empeoran día a día. La eurozona, y dentro de ella España en particular, ha vuelto a la deflación con 20 meses de descenso de precios en dos años. Las últimas cifras muestran una caída del -0,2% en febrero y el -0,8%, cuatro veces más, para España, el país más perjudicado porque la deflación encarece las deudas y somos el más endeudado del área, aparte de reducir la demanda y la producción. Es un dato que confirma el estrepitoso fracaso de la política del BCE, que a pesar de ‘fabricar billetes’ como si fueran confeti, está a años luz del objetivo del 2% de inflación, y la pregunta es, ¿qué van a hacer el próximo día 10 de marzo? Draghi culpa del fracaso a los “efectos de segunda vuelta” de la bajada del crudo y ha afirmado: “Tomaremos acción contra ello”. O sea: ¡más de lo mismo!
El mercado espera que el BCE añada otros 20.000 millones de euros al mes a los 60.000 millones actuales, y también puede rebajar aún más los tipos de interés en territorio negativo, desde el -0,3% actual al -0,5%, e incluso una ampliación del tipo de activos que el BCE puede comprar. Nada está funcionando, y sin embargo se está generando una burbuja gigantesca de deuda, y además los tipos de interés negativos están haciendo que las cosas vayan a peor, porque distorsionan el ahorro y la inversión y son un robo legal a los ahorradores. Solo los políticos irresponsables donde los nuestros son ‘maillot amarillo’, gastando sin freno y sin preocuparse lo más mínimo del futuro, están siendo beneficiados. Y la cifra es espectacular, porque supone un incremento anual del endeudamiento de España de ¡84.000 millones!, frente a los 63.000 de 2015.
En lugar de bajar impuestos y poner así el dinero en manos de la clase media, que es donde se concentra el grueso del consumo y en consecuencia motor de la inversión, se ha hecho justo lo contrario. Nada de lo realizado en los últimos ocho años ha servido para incrementar la demanda privada, el principal motor del crecimiento y del empleo. El incremento de la deuda total en 972.000 millones, ¡la cifra más alta en términos de PIB de Europa y de nuestra historia!, 447.000 en los cuatro últimos años de Zapatero y 525.000 en los cuatro de Rajoy, no ha servido más que para financiar el despilfarro político, para devolver a las cajas alemanas, francesas y holandesas hasta el último euro que con total insensatez prestaron a los incompetentes y los corruptos que partidos y sindicatos pusieron al frente de las cajas españolas, y a financiar inversiones en el exterior.
En 2012, cuando Rajoy con una irresponsabilidad suicida se negó a pedir el rescate, y decidió devolver a las cajas alemanas hasta el último euro con el dinero obtenido de la barra libre del BCE, el grueso del endeudamiento se tradujo en enormes salidas netas de capital, y es lo que ha vuelto suceder ahora. En 2015, la salida de capitales para nuevas inversiones y para refinanciar préstamos ascendió a 70.200 millones de euros, según acaba de publicar el BdE, ¿y saben ustedes a dónde ha ido a parar esa gigantesca suma, cuyo responsable final de su devolución es el pueblo español, ya que esta deuda no está mutualizada en su 90%? 41.600 millones han ido a los oligarcas del Ibex para financiar sus desastrosas inversiones en el exterior -particularmente en Latinoamérica-, y tapar los agujeros que su absoluta incompetencia ha generado, errores que al final del día pagaremos los ciudadanos.
Ignorar la burbuja no evitará el desastre
O sea, el BCE nos presta decenas de miles de millones anualmente a interés negativo para incrementar la demanda interna, impulsar la inversión y así elevar la inflación, pero esas decenas de miles de millones no van a eso, van a la banca y a los oligarcas del Ibex, que las sacan de España a la misma velocidad con la que entran, para invertir en el exterior, donde están perdiendo hasta la camisa, para refinanciar créditos y tapar agujeros, y si al final lo pierden, como viene ocurriendo en los últimos 10 años, los responsables de devolverlo seremos los ciudadanos, y lo que es peor, al no estar mutualizada esta deuda no se puede no devolver como otras deudas exteriores, esta se monetiza y lo paga el pueblo actual y futuro.
Y mientras tanto no hay dinero para la dependencia, no hay dinero para los parados que han perdido el derecho a la prestación y están tirados en la cuneta, y no se bajan impuestos sino que se suben. La demanda interna no sube, la inversión tampoco y al final solo queda una burbuja gigantesca de deuda que antes o después nos llevará a la ruina, y esto no es catastrofismo son matemáticas. Negar que la deuda es ya imposible de devolver, que el déficit está fuera de control, y que vamos a la suspensión de pagos en cuanto cambien las condiciones de mercado y el BCE deje de blindar nuestra prima de riesgo, es no solo desconocer la economía elemental, es no saber sumar, que es lo que les ocurre a la clase política, a la mayoría de medios y a tertulianos ignorantes que opinan de todo y no saben de nada.
Cuando en 2006 y 2007 la burbuja inmobiliaria se hizo insostenible, BdE, Gobierno, bancos y constructoras salieron en bloque a negar su existencia o a quitarle toda importancia. Mafo enviaría directamente a la papelera el informe de los inspectores alertando sobre lo insostenible de la situación, y además sustituiría a la cúpula por gente de confianza y sumisión absoluta. Solbes animaría a la gente a seguir endeudándose para comprar viviendas, “cuanto más se endeuden, más ricos serán, porque los pisos nunca pueden bajar de precio”, diría, lo que llevaría a la ruina a cientos de miles de familias, algo por lo que en cualquier Estado de derecho habría sido procesado. Bancos y constructoras lo mismo, los primeros dando créditos de hasta el 120% del valor del inmueble cuando el máximo debería ser el 80% o menos, e hipotecas a 25 y hasta a 40 años.
Y ahora estamos de nuevo en lo mismo, solo que mucho más grave. La deuda total o pasivos en circulación -lo que de verdad debemos y tendríamos que devolver, que es mucho más que la deuda computable, la única de la que nos hablan, y que es solo una convención contable- ascendía a final del tercer trimestre de 2015 a 1,48 billones de euros según el BdE. Con un PIB real de unos 855.000 millones de euros, porque el PIB oficial de 1,08 billones es una falsedad escandalosa de la Contabilidad Nacional que debe ser auditada, y así lo vamos a exigir un grupo de personas a la Comisión y a Eurostat, esa cifra representa el 178% de la riqueza nacional, lo que la sitúa fuera de toda posibilidad de repago. Simultáneamente, el déficit de las AAPP está fuera de control, en particular el de las CCAA y el de la Seguridad Social, y la primera prioridad de todos los grupos políticos no es acabar con el despilfarro sino incrementarlo y simultáneamente pedir a Bruselas “flexibilidad” para seguir inflando la burbuja.
Desde los cuatro años y 96.000 millones de incremento de gasto que pide Podemos, hasta “el cumplir ahora con los objetivos de déficit sería un suicidio” del ínclito Garicano, el augur económico de C’s, o el Plan de Emergencia Social de Sánchez, todos nos llevan directamente, aunque a velocidad diferente, a la explosión de la burbuja de deuda y a la petición de un rescate por la vía de urgencia, y España es seis veces Grecia, por lo que sus efectos pueden ser devastadores para el Euro y para los españoles. El ignorar y mentir sobre la burbuja inmobiliaria no evitó el desastre, antes al contrario lo multiplicó, y sin embargo no hemos aprendido nada, el ignorar y el mentir -la gran especialidad de la clase política y los oligarcas del Ibex- sobre la burbuja de deuda no evitará la catástrofe, solo la hará mucho mayor.
Desaceleración y precarización
“España es la economía que más crece, somos el ejemplo del mundo” dice el mentiroso compulsivo de De Guindos, pero desde Funcas -Fundación de las Cajas de Ahorro- su director de coyuntura explicaba hace dos domingos en El País que “a España aún le queda por recuperar un 40% de lo perdido durante la crisis, mientras que la zona euro ya ha recuperado prácticamente todo, y si la comparación la hacemos con el nivel de empleo, la diferencia es aún más acusada, pues España solo ha recuperado el 24% de lo perdido”, entonces ¿en qué quedamos?, ¿somos la envidia de Europa y del mundo, o somos los últimos de la fila? Estamos mal, explican, por culpa de Zapatero, pero el ritmo de salida es muy elevado, en 2015 hemos crecido al 3,2%, más que nadie en toda la galaxia.
Y sigue Funcas, “en los últimos meses, el crecimiento de la demanda interna se ha frenado en seco o ha retrocedido”, entonces ¿cómo se come el que a la vez Funcas acepte como la Biblia la versión oficial? ¡Digan la verdad!, que en el 4T el ritmo de crecimiento del PIB ha caído al 1,2/1,6% en tasa anualizada, tal y como se desprende del desplome en la creación de empleo en la EPA del 4T y del resto de indicadores independientes. Y luego continúa, “los salarios reales [aumento nominal menos deflactor del PIB] por unidad producida descendieron un -0,3%, esto debería haber mejorado el excedente empresarial, sin embargo dicha parte también descendió, siendo las beneficiarias las rentas del sector público en forma de impuestos sobre la producción y subvenciones”. O sea, ¡todo el crecimiento va al despilfarro público vía impuestos! Esto es el saber gestionar con experiencia, que dice Rajoy, claro que los que vienen son iguales o peores.
Y el resultado final lo explicaba la pasada semana Juan Carlos Bermejo, en el programa ‘Economía Directa’, explicando las cifras del Observatorio de Emancipación de la Juventud, sobre la situación de los españoles en la franja de edad comprendida entre los 19 y los 29 años. Solo un 20% de los jóvenes están emancipados. Solo un 37% tiene trabajo, aunque de ellos más de la mitad, un 55% solo tiene un trabajo temporal, y además el 58% son trabajos por debajo de su cualificación profesional. El salario medio neto anual es de 11.000 euros (¡menos que mileuristas!), y la población joven en riesgo de pobreza es del 45%. No es de extrañar que unos locos peligrosos como los de Podemos, que se ofrecen como redentores y que llevarían España al desastre más absoluto, hayan obtenido cinco millones de votos.