Este mes de agosto en el que, como suele ser habitual durante el periodo estival, las noticias escasean y los escándalos de corrupción ya son cosa del pasado, el twitterólogo a tiempo completo Óscar Puente se está dedicando a incendiar la red social Twitter para reírse de los afectados por los incendios. Una muestra más de que cuando ocurre una desgracia, la prioridad de la clase política española no es solucionar el problema, sino aprovechar la catástrofe para polarizar aún más a la sociedad e intentar sacar rédito político de la situación. Mientras España arde hasta las cenizas, canalizan las tensiones sociales con sus tweets, echando gasolina en las redes y la culpa «los unos» a «los otros».

La adicción a las redes sociales del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible de España —cuanto más inútil, más largo es el nombre— sería irrelevante si no fuera por el deterioro y la falta de mantenimiento de la red ferroviaria que depende de su gestión, lo que está ocasionando los retrasos e incidencias a los que ya empezamos a estar acostumbrados. El calor veraniego hace que el metal de los rieles se dilate, causando varios problemas en las vías, lo que unido a la falta de mantenimiento hace que vibren y se deformen, con el riesgo de descarrilamiento que ello conlleva. Por eso, los maquinistas se han visto obligados a reducir la velocidad de los trenes entre 50 y 85 km/h.

Si Puente dedicase a Renfe una décima parte de la energía que destina a sus poco ingeniosas publicaciones, seguramente las estaciones de tren no estarían colapsadas de viajeros atrapados esperando a sus trenes de alta velocidad y larga espera. Al menos, cuando se acuerden del ministro, les quedará el consuelo de poder leer sus tweets, pero lo que ya no podrán hacer es reclamar la devolución del importe de su billete con las mismas condiciones que hace un año. Efectivamente, hasta el 1 de julio de 2024 los retrasos en larga distancia de más de media hora eran indemnizados con el 50% del importe del billete y los de más de una hora con el 100%. Sin embargo, a partir de esa fecha sólo se indemnizan los retrasos de como mínimo una hora, con el 50%, debiendo transcurrir más de 90 minutos para recuperar el importe íntegro del billete.

El Estado de partidos no ha parado de expandirse desde 1978 —se calcula que en 1978 había 765000 empleados públicos y en la actualidad hay casi 3’5 millones, suma que va en aumento—. Algunos, por ignorancia o mala fe, hablan de Estado fallido, pero el Estado, cuando quiere, es una máquina eficiente, como demuestran los récords históricos de recaudación que está batiendo Hacienda. Sin embargo, aunque los impuestos no han parado de subir, el gasto en prevención de incendios forestales ha sido reducido en un 51% en los últimos años con los Gobiernos del PSOE y el PP. El resultado es el de siempre: la duplicidad del gasto propia del Estado de las Autonomías no multiplica por dos el bienestar de los contribuyentes, sino que divide a la mitad la eficiencia de los servicios públicos y da excusas a los políticos para eludir responsabilidades, echándose la culpa los unos a los otros, sobre todo aquellos twitteros más empedernidos. Pero, cuando no echan la culpa a la cogobernanza lo justifican con el mantra del cambio climático antropogénico.

No obstante, es curioso que en las cumbres del calentamiento global, pese a la amenaza climatológica, las elites viajen en aviones y jets privados a los palacios de lujo donde deciden los impuestos que van a imponer a los trabajadores. Allí no se habla de prevenir incendios, pero sí de cómo controlar al ciudadano de a pie. La iglesia de la calentología es eficiente al calcular minuciosamente lo que contamina el coche de cada trabajador, pero olvida calcular el gasto de los aviones gubernamentales; debe de ser que desde sus despachos y laboratorios de ideas financiados con capital privado son eficientes dictando a los agricultores y ganaderos cómo deben gestionar el entorno rural, pero estériles a la hora de recordar al Gobierno de España que no es buena idea reducir el gasto en prevención de incendios forestales.

Es lo bueno que tienen los enemigos que, como el cambio climático, son invisibles. A la clase política le encantan, pues permiten recortar derechos, imponer impuestos y vender un relato catastrofista, a la par que posibilitan recortar el gasto público en prevenir el apocalipsis. Estos enemigos, además de intangibles, son particularmente selectivos, puesto que en este caso se han cebado con los parques naturales —futuros yacimientos mineros— de la zona noroeste de la península ibérica —casualmente la más húmeda—.

La falta de planificación a largo plazo, la ineficiencia administrativa y la ausencia de preparación de los políticos —por mucho currículum que adornen o falsifiquen— no son un fallo del sistema sino que son características idiosincrásicas del Estado de partidos que padecemos en España. Cuando el poder no tiene control, tampoco tiene límites. Y cuando un señor como Óscar Puente es ministro (poder ejecutivo) además de diputado (poder legislativo), como ocurre con muchos miembros del Gobierno, es solo una prueba más de que no hay separación de poderes. Eso explica que pueda estar jactándose de los damnificados por los incendios sin ningún tipo de responsabilidad. Lo mismo aplica para los dirigentes autonómicos, como ya sabemos por experiencias anteriores como la DANA. Mientras ellos se esconden en restaurantes de lujo o disfrutan sus vacaciones en palacetes, a los bomberos les reparten bocatas de mortadela.

Hasta que no se derribe el régimen del 78 y su Estado de las Autonomías, seguiremos atrapados esperando trenes que no llegan, mientras unos apagan fuegos y otros incendian las redes sociales.

6 COMENTARIOS

  1. La iglesia de la calentología…. Muy bueno… Las escenas de las fuerzas del Estado y las autoridades impidiendo a la gente de los pueblos participar en las labores de extinción como se ha hecho siempre y obligándoles a abandonar sus casas es una muestra de lo que quieren hacer de nosotros: guiñoles a los que no tienen ningún respeto. Esto es la oligarquía: el profundo desprecio a la sociedad civil, a la ciudadanía, al pueblo.

  2. Magnífico artículo de Alan Simón.
    El deterioro del AVE es evidente en los últimos años. Vibraciones y retrasos que han hundido un servicio antaño de calidad.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí