Durante siglos, España ha vivido de espaldas a África, con algunas excepciones como la Guinea Española, el Sahara Español, las plazas del Norte de África o la aventura africanista de una España sumida en el desánimo por la pérdida de su territorio de ultramar en 1898.
Fuimos tarde, en una posición débil y acompañados principalmente por curas y tropas que alumbraron al africanista, como único experto en África, con algunos empresarios del cacao y las maderas nobles de forma tardía.
Véase la notable ausencia de líneas de investigación o estudios africanos en las universidades españolas, o el hecho de que hasta 2008 no se asocia la estabilidad de África a la seguridad de España (Directiva de Defensa Nacional 01/2008).
Lo cierto es que la geografía impone una verdad condicionante implacable, y la ubicación de nuestro país hace que tengamos intereses propios con respecto a África, diferentes de otros países europeos, y, por supuesto, del resto de países de la UE, principalmente los que se sitúan al norte de los Pirineos.
Como hicieran las oligarquías de principios del siglo XX, la oligarquía de partidos que nos atenaza y nos destruye desde la transformación del régimen autoritario de Franco, continúa con su actitud estúpida y contraria a los intereses de la Nación española, sin ni siquiera reconocer esos intereses, que no son otros que los vitales; los de la mayor importancia, y que afectan a la supervivencia de la población y a la integridad territorial de España.
Tras la genialidad del jefecillo de la partitocracia con la gestión del “Aquarius”, se redobla el incesante aumento de las cifras de inmigrantes ilegales africanos llegados a nuestras costas, en detrimento de la ruta del Mediterráneo Central (Italia), con el aplauso de Francia, por supuesto. El flujo hacia la fruta española aumenta en la misma medida que disminuye en el Mediterráneo Central (Italia), de suerte que incluso en la Armada se duda que sea conveniente enviar fragatas a la Operación “SOPHIA”, de la UE, en el Mediterráneo Central cuando nosotros somos los que más sufrimos el problema.
A partir de ahí, todo es postureo, mensajes vacíos y sin sentido de twitter del jefecillo Sánchez “el impostor”, o del presidente Macron, al que le viene nuestra estúpida política de perlas, cuando lo cierto es que, como principal ex potencia colonial del África subsahariana, y ex nación esclavista, por cierto, algo tendrá que ver. Lo de ex potencia colonial dicho con muchas comillas, dado que Francia es donante principal de sus ex colonias en el FMI, lo que las convierte más bien en sus neocolonias. Véase su más que considerable despliegue militar en el África negra, motivado sin duda por sus intereses; es decir de sus ciudadanos y sus empresas.
Mientras, Bruselas hace “gestos” (El País, edición digital del 1 de agosto) que no son otra cosa que incrementar el pago a Marruecos de la factura de control de fronteras, y a España para que nos los quedemos.
Nada se dice de cuántas de las personas que llegan ilegalmente a nuestras costas son víctimas del tráfico de personas, cuántas son inmigrantes de naturaleza económica o cuántos son refugiados.
Nada se dice de la normativa de Dublín, aprobada en 1990, que establece que los inmigrantes ilegales que lleguen a territorio de la UE, se deben quedar en el primer país de la UE que pisen. Las devoluciones entre miembros de la UE son frecuentes, y los beneficiados son obviamente los países del norte; de los Pirineos, por supuesto. Pero el jefecillo Sánchez afirma sin ruborizarse que “cuando los inmigrantes vienen a España, lo hacen a territorio de la UE”, ¡sin más! Mentira. Llegan a España. Es cierto que probablemente vayan al “paraíso alemán”, pero la normativa de Dublín los vincula a España.
Por otro lado, el nuevo jefecillo del PP, Casado, no tiene otra cosa que hacer que añadir una ración de postureo con sesión fotográfica en el sur, al tiempo que copia la idea de un Plan Marshall para África, que ya definiera Merkel nada menos que en junio de año pasado. Innovación ante todo, y ¿quién lo va a pagar?
La realidad es que nos están invadiendo, como quedó demostrado en fechas pasadas con el asalto masivo de la valla fronteriza de Ceuta. Todos hombres jóvenes, fuertes y sanos, con una determinación clara de violar nuestras fronteras. Como señala FRONTEX en su último informe, los flujos ilegales procedentes de África encubren infiltraciones de terroristas yihadistas.
La realidad que es que las (in)acciones de los jefecillos de la partitocracia siguen conduciendo a la inseguridad de la Nación española. Lo último es el nombramiento de un mando único que coordine las actuaciones de inmigración ilegal, que se une a la declarada intención de “suavizar” las condiciones del salto de la valla de Ceuta a, repito, hombres jóvenes, fuertes y sanos.
Por desgracia, el problema continuará, e incluso aumentará, no solo por la permanente desviación hacia la ruta del Mediterráneo Occidental (España), sino por nuevas amenazas que se avecinan, como la creciente violencia en la zona anglófona de Camerún, que podría terminar en un enfrentamiento, con el consiguiente desplazamiento de personas y su repercusión en los flujos migratorios.
Recientemente, el almirante general (r) Fernando García Sánchez dijo, en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, en Madrid, que el principal problema de España es la ausencia de liderazgo estratégico. Obviamente, el respetado almirante general tiene razón, pero habría que añadir que en España no existen las condiciones para que ese liderazgo surja y resulte beneficioso para la Nación.
No, hasta que la Nación española alcance la libertad política colectiva.
No, hasta que la Nación española disfrute de la democracia formal.
No, hasta que la Nación española no tenga una separación de poderes estricta y esté representada.
No, mientras la Nación española continúe infestada de piojos corruptos que la denigra y parasita sin cesar atendiendo únicamente a sus intereses de partido.

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