Bombardeados por las imágenes de las colas, en busca de lo mas preciado para la vida, (la comida), veo a Venezolanos humildes pero débiles, hambrientos y sin ayuda, perdemos de vista lo que es obvio: LA LIBERTAD, y no es comida lo que exigimos es LIBERTAD PARA TENERLA; Es la esclavitud impuesta por el régimen para aquellos con pocos recursos y su mera supervivencia requiere un tremendo esfuerzo (horas de cola). Los de a pie a menudo viajan grandes distancias sólo para conseguir empleo, trabajan largas horas y ven posibilidades donde muchos otros no las vemos, posibilidades de surgir que ahora se desvanecen ante una cola de horas interminables. La supervivencia demanda inventiva y aprender el valor del esfuerzo conjunto. Si el Venezolano fuera realmente pasivo, ¡pocos de ellos podrían incluso sobrevivir! Pero este mito se centra en la cuestión de la iniciativa. ¿Pueden los que están en el fondo de la jerarquía social, con frecuencia tratados peor que animales, llegar a darse cuenta de su innata dignidad, comprender su potencial para la acción colectiva y luego trabajar eficazmente por el cambio? Nosotros sabemos que la respuesta es Sí.

Muchos de nosotros vemos a los Venezolanos como víctimas pasivas a causa de la manera selectiva como nos llegan las noticias del país. ¿Cuántas personas de bajos recursos habéis visto entrevistadas por televisión o en los diarios? Los que son noticia parece que son solamente los funcionarios del gobierno genocida o los líderes del mundo de los negocios (colaboracionistas y boliburgueses), nunca la gente de a pie. La visión de los hambrientos, que de tan oprimidos son ignorantes y no actúan, nos hace pensar que nuestra responsabilidad es ir al lugar y poner las cosas en su sitio, definitivamente en el análisis luchar solos no podemos pero en conjunto si se puede, Rebela ese ímpetu, contagia de forma masiva y colectiva a los que te rodean, la acción será contundente y victoriosa, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de sacar nuestra innata dignidad y sacar a este yugo que nos oprime a patadas y rescatar nuestro país.

Me avergüenzo de mi propia ceguera, ya que el verdadero destino del hombre es la libertad, la voluntad de ser libres es un impulso nato, es un impulso que viene de las entrañas, este impulso de libertad es como reírse, es como respirar, quien puede detener la lluvia, ¿quien puede detener el viento, quien puede detener a la tierra cuando tiembla, quien?, ¡nadie! por lo tanto nadie puede detener a un pueblo que ha sido despertado por el hambre de su libertad, los seudo comunistas llegaron a este continente y se convirtieron en los amos, se apropiaron de nuestras tierras y esclavizaron a nuestro pueblo. por años y años hemos sido humillados y hemos sido aplastados por botas muy pesadas, los cubanos han querido desvanecer el deseo de libertad de esta tierra pero han fracasado, han fracasado porque ese deseo de libertad es una semilla que yace dormida en la tierra, una semilla de libertad que está esperando por una lluvia que la haga germinar, debemos traer una lluvia torrencial que arrase con la arrogancia, con la pretensión, con la usura, con la indolencia, una lluvia que arrase con la indiferencia de quienes nos han oprimido por tantos años, nuestra Venezuela está esperando por un diluvio. Un diluvio que finalmente la inunde de libertad y somos nosotros quienes vamos a traer ese diluvio, ese diluvio de libertad comienza hoy, ¿quién es Usted? Yo soy Simón. Simón el Libertador, hacedor de Naciones Creador de Libertades, los gobiernos que hacen leyes para proteger sus intereses y privilegios son tiranías, en la guerra hay que obedecer la legalidad esta no es una guerra ésta es una contrarrevolución, es una rebelión civil, hermanos somos hijos de Venezuela y ésta va a ser una lucha dura por su libertad y los que no regresen, los que tengan el valor y el honor de derramar su sangre por nuestra causa al menos tendrá la bendición de ser enterrado en Una Tierra Libre. En Una Tierra Libre.

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