El pasado mes de junio, los economistas abajo firmantes —independientes todos ellos y autores de numerosas publicaciones y con largas trayectorias profesionales en la empresa y/o en la universidad— publicamos un estudio del PIB, ante las clamorosas contradicciones entre cifras oficiales y otros indicadores con los que guardan estrecha relación. Y lo que es peor, ante un sistema contable único en Europa, donde al contrario que en la contabilidad de verdad se empieza la casa por el tejado —el Banco de España ‘estima’ cada mes sin datos suficientes el ‘crecimiento’ del PIB, y poco después el INE ‘confirma’ el dato a veces a martillazos—, y cuatro años después, el INE revisa la cifra que puede ser como la reciente de 2012, el doble peor (-2,6% y no -1,36%, como afirmaron).

Ante un sistema de cuentas nacionales, elaborado no por instituciones independientes como en los estados de derecho, sino por instituciones cuyos responsables son nombrados por el Gobierno, que a su vez designan a dedo a la primera y hasta la segunda línea de mando, la manipulación a favor de los intereses del poder es la única certeza. Manipulación iniciada en 2008, cuando el Gobernador del BdE mintió con la cifra de crecimiento del 4T-2007 para ‘demostrar’ que, aunque las economías mundiales se estaban hundiendo, la española bajo la sabia mano de Zapatero crecía y ganó las elecciones. Esta patraña ampliada sistemáticamente es lo que decidimos analizar.

La respuesta de Bruselas

Existen tres maneras diferentes de medir el PIB dependiendo de lo que se tenga en cuenta en el flujo circular de la renta. La primera es medirlo a partir de la producción, o suma de valores añadidos sectoriales; la segunda, a partir de las rentas pagadas, es decir, salarios, excedente bruto de explotación e impuestos sobre la producción, y la tercera, a partir del gasto, sumando consumo privado, consumo público, formación bruta de capital y saldo exterior (exportaciones-importaciones). Las tres tienen que dar el mismo resultado.

El primer procedimiento elegido fue calcular el PIB a partir de la producción, utilizando fuentes estadísticas independientes de las oficiales para el cálculo de los valores añadidos sectoriales. Así, en el sector industrial, utilizamos el IPI (índice de producción industrial), que de estar correlacionado al 100% hasta 2008 con el valor añadido industrial de la contabilidad nacional, acumula una diferencia no explicable entre 2008 y 2015 del 17,6%. En el sector servicios, utilizamos el indicador del sector servicios deflactado, que de nuevo debería ser igual al valor añadido de servicios, pero que resultó ser un 22, % inferior; en conjunto, el PIB real es un 18,7% inferior al oficial.

Este análisis fue publicado en El Confidencial y en ‘Vozpópuli‘ y enviado a instituciones europeas. El pasado 10 de agosto, recibimos una primera respuesta del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien nos agradeció la información y nos sugería completar el cálculo por los otros dos métodos de medida del PIB, y en caso de reiterarse la diferencia respecto al dato oficial, se mostraba dispuesto a trasladar el asunto a la Comisión de Asuntos Económicos y Financieros del Parlamento para su investigación, dadas las graves implicaciones sobre la propia supervivencia de la eurozona.

El director general de Eurostat, Walter Radermacher, y el presidente del INE, Gregorio Izquierdo. (INE)
El director general de Eurostat, Walter Radermacher, y el presidente del INE, Gregorio Izquierdo. (INE)

La respuesta siguiente se produjo el pasado 10 de septiembre, firmada por el comisario para Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, y el vicepresidente de la Comisión y responsable de Estabilidad Financiera y Mercados de Capitales, Valdis Dombrovskis. De forma extremadamente educada y respetuosa, algo que hemos agradecido vivamente, aducen sin embargo las reuniones mantenidas con el Gobierno, BdE e INE, y a que Eurostat, según ellos, comprueba todas las cifras que recibe, algo que desgraciadamente no es cierto, como les demostramos con hechos y cifras en nuestra respuesta. Como tampoco es cierto que la economía crezca al 3,2%, sino a la mitad.

Estas son las implicaciones que les hemos hecho llegar y que por su gravedad extrema no pueden ignorar por más tiempo. La deuda nacional o pasivos en circulación ascendía según el BdE, a marzo 2016, a 1,53 billones de euros o el 141% del PIB oficial, nada que ver con la deuda según Protocolo de Déficit Excesivo, que no contabiliza toda la deuda, pero que es la publicada por Gobierno y medios. De esos 1,53 billones, 207.000 millones corresponden a “deuda en poder de otras administraciones públicas” que algunos analistas restan de la deuda total, algo que a nuestro juicio es un error, ya que no existe posibilidad alguna de que las comunidades autónomas y corporaciones locales devuelvan nada. Sus legiones de enchufados y su gasto sin control alguno son la causa esencial de la ruina de la nación.

Como el PIB real de España no es de 1,09 billones de euros sino de 894.000 millones, la deuda pública nacional sería del 171% del PIB. Si devolver una deuda pública del 141%, sin soberanía monetaria, es una tarea titánica, y cuando las cifras rozan en realidad el 171% se convierte en una tarea imposible, salvo que se produzca una importante quita.

El PIB medido desde la perspectiva de la renta

Así las cosas, hemos terminado el segundo análisis, correspondiente al cálculo del PIB desde la perspectiva de la renta.

Salarios. Según la encuesta de costes laborales, los salarios han subido de 2007 hasta 2013 un 9,9%. Como el empleo según los datos de afiliación a la Seguridad Social (junio de 2007 a junio de 2013) cayó un 15,4%, un simple cálculo nos lleva a la conclusión de que la masa salarial en el periodo descendió un 7%. Según la contabilidad nacional, en el mismo periodo las rentas salariales han caído un 7,1%, luego el ajuste es válido.

Excedente bruto de explotación. Según la contabilidad nacional, el descenso entre 2007 y 2013 fue del -1,2%, después de las últimas correcciones hechas. Antes de eso, se puede ver en Eurostat que se había informado de un aumento del 3,8% (en Eurostat todavía no está reflejada la última corrección). Sin embargo, si vamos a los datos del Impuesto de Sociedades, en el resultado bruto de explotación (que es el equivalente al dato de la contabilidad nacional), vemos que el descenso es del 43% (186.840 millones en 2007 y 106.449 millones en 2013). Tomando los del IRPF en el apartado de ‘rentas del capital y otras’, vemos que el descenso en las bases imponibles entre 2007 y 2013 es del 44,8% (130.842 millones en 2007 y 72.269 millones en 2013).

Dado que el excedente bruto supuso el 43% de la renta nacional en 2013, según la contabilidad nacional, y tomando una media redondeada del 44% de descenso en estas rentas, según los datos de la Agencia Tributaria, en lugar del -1,2% que informa la contabilidad nacional, el descenso esperable hubieran sido 192.650 millones de euros más de lo informado por el INE, o el 18,68% del PIB de 2013.

Si nos fijamos en la sobreestimación del PIB desde el lado del análisis de las rentas de la economía española que acabamos de exponer, 18,68%, es exactamente la misma desviación que obtuvimos en el análisis que publicamos en este mismo medio en el mes de julio, pero realizando el cálculo desde el lado de la oferta, un 18,7%. Solo nos queda el análisis desde la demanda, que publicaremos próximamente.

No sabemos si son ustedes conscientes de las consecuencias de lo que hemos expuesto, pero son obvias: no solo es que por primera vez desde la Guerra Civil, a pesar de estar mucho mejor preparados, los hijos vivirán peor que los padres y con expectativas de futuro cada día más sombrías, no solo es que el reparto de la renta y la riqueza sea el segundo más injusto de la Unión Europea, no solo que la carga fiscal sobre la clase media y trabajadora sea la tercera más alta de la OCDE, es que la gigantesca burbuja de deuda acumulada por gobiernos (central, autonómico y local) irresponsables y venales, y que no cesa de crecer, será la ruina de varias generaciones de españoles.

Cada semana, necesitan conseguir en los mercados entre renovaciones y deuda pública nueva la locura de 5.000 millones de euros por el descontrol absoluto del gasto, y se felicitan por lo fácil que les resulta cuando es el BCE y no ellos quien se lo consigue. Además, se añade otro problema derivado de la financiación de la economía española en su conjunto. La deuda del Banco de España con el eurosistema es la mayor de Europa, con 293.100 millones hasta julio pasado. El día que el BCE cierre mínimamente el grifo de este tipo de financiación o los mercados incrementen su aversión al riesgo, la situación será insostenible.

No duden ustedes de que vamos a seguir trabajando para presentarles estos datos adicionales para reforzar estas tesis y cumplir nuestro objetivo de abrir un debate que consideramos fundamental para el futuro de nuestro querido país, y exigiremos a la Comisión Europea y a Eurostat la auditoría e inspección de la contabilidad del Reino de España, tal como establece el Reglamento 223/2009 de la UE en caso de graves discrepancias contables que puedan poner en riesgo la estabilidad económica de la UE. Una democracia merecedora de tal nombre debe basarse siempre en la transparencia y en la verdad.

 

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