Con la clase política más irresponsable, ignorante y holgazana de occidente, España ha dejado de existir internacionalmente. El sistema de pensiones no aguantará un año más, la burbuja de deuda no deja de crecer -y es imposible de devolver- y el expolio impositivo alcanza límites intolerables, mientras se mantiene sin freno el despilfarro político a todos los niveles (36.000 millones en duplicidades entre AAPP, 20.000 millones en la desastrosa gestión en Sanidad y Educación 15.000 millones empresas públicas inútiles, 48.000 millones de coste extra para las AAPP por los precios de monopolio que paga a sus proveedores). Si Rajoy es investido presidente, será un caso claro de justicia cósmica: deberá recoger lo que ha sembrado.

El comportamiento de Rajoy es claramente patológico. Una ambición enfermiza por el poder unida a una dejación absoluta ante los graves problemas de los gobernados. El gran maestro de ciencia política Antonio García Trevijano lo explica así: “Rajoy necesita el poder para no ser ser procesado por corrupción y por haber financiado con dinero público y dejado sin perseguir el gravísimo delito de sedición que vienen cometiendo todas las autoridades de la Generalitat, el Parlament y de las demás instituciones autonómicas catalanas. Nunca en la historia de España ha habido un presidente de gobierno tan irresponsable y tan indiferente ante el destino de la patria”.

La legislatura Rajoy: un desastre sin paliativos

Que las demás alternativas sean peores o infinitamente peores, como la de los bolcheviques bolivarianos de Podemos que aparte de un programa político abiertamente estalinista, el económico es absolutamente demencial, no puede hacernos olvidar quién es Mariano Rajoy. Después de ocho años de gobierno de un tonto malo y apátrida, Rajoy arrasó en las urnas consiguiendo la mayor cuota de poder obtenida por un presidente de Gobierno desde la infausta Transición. Podía haber hecho todo lo que España necesitaba para superar la crisis y acabar con la corrupción de partido pero ahondó más la primera e impulsó dentro del PP y en todas sus autonomías la segunda.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. (EFE)

Nadie podía imaginar que alguien podría empeora la caótica gestión de Zapatero, el hazmerreir de Europa y, sin embargo, Rajoy lo ha conseguido. No cumpliría ni una sola de las promesas realizadas durante su campaña electoral empezando por la de que bajaría los impuestos (exactamente igual que ahora), y lo primero que hizo al tomar posesión de su cargo fue subirlos. “No he tenido más remedio”, diría sin inmutarse. Es decir, de un presupuesto de gastos de 450.000 millones de euros, de los cuales 100.000 de puro despilfarro, Rajoy no tenía un solo sitio, ni uno solo, de donde recortar 10.000 millones de euros, que fue su primer expolio fiscal realizado esencialmente sobre la clase media que le había llevado al poder.

Lo siguiente, por boca de Cristóbal Montoro, su ministro de Hacienda: “Vamos a controlar el gasto autonómico rigurosamente y enviaremos a los hombres de negro (intervendremos) todas aquellas CCAA que no cumplan los objetivos de déficit”. En lugar de ello en marzo 2012 este insensato haría lo contrario: “No intervendré ninguna CCAA”, afirmaría Rajoy. Y para que las CCAA, empezando por las más golfas y corruptas, pudieran seguir gastando sin límite, puso a su disposición diversos mecanismos de financiación para cubrir sus gigantescos agujeros presupuestarios generados por la irresponsabilidad de sus gestores y por la falta de control total por parte del Gobierno.

La dos más importantes fueron el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y el Plan de Pago a Proveedores, un robo a los españoles de más de 185.000 millones de euros. Pero en el caso de Cataluña, que se ha llevado la parte del león con más del doble de lo que representa su PIB en el conjunto de España, es un caso inaudito de irresponsabilidad absoluta, ya que Rajoy ha estado financiando la sedición de Cataluña mientras miraba para otro lado ante la burla de los secesionistas de la ley, de las sentencias del Constitucional y de los derechos humanos de no los secesionistas. Su delito de no perseguir este gravísimo delito de sedición lo convierte en colaborador necesario cayendo de este modo en la responsabilidad penal inherente a los llamados “promotores de la sedición” en el art. 548 del Código Penal.

Cristóbal Montoro, durante la rueda de prensa del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). (EFE)

Rajoy no solo se negó a recortar el despilfarro político sino que lo mantuvo fuera de control y lo financió elevando la presión tributaria sobre las familias y sobre el trabajo al mayor nivel de nuestra historia y al cuarto más alto de los 34 países de la OCDE, aparte de arruinar a las generaciones futuras con una deuda brutal que jamás podrán devolver. Pero lo peor sería a mediados de 2012, cuando la prima de riesgo española superó los 500 puntos y el rescate era nuestra mejor opción, como hizo Grecia, a la que la condonaron el 70% de su deuda a cambio de una serie de recortes de gasto que nunca realizó. En ese momento, la deuda publica española total ascendía a 900.000 millones de euros, una quita de solo el 50% la habría reducido en 450.000 de euros, sin embargo, Rajoy presionado por la Sra Merkel cometió el mayor error de la historia económica de España.

La Sra Merkel convencería a este insensato de que a cambio de devolver hasta el último euro (algo que no ha ocurrido en ningún lugar del planeta) a las cajas alemanas que tan irresponsablemente habían prestado cientos de miles de millones euros a los delincuentes al frente de las cajas de ahorro españolas, el BCE abriría una barra libre que le permitiría financiarse sin problemas y, además, le blindarían la prima de riesgo para reducirla a la quinta parte. Rajoy aceptó encantado y endeudo a los españoles en 478.000 millones de euros adicionales, el mayor crecimiento en términos de PIB de la historia, llevando la deuda total hasta 1,3 billones equivalentes al 122% del PIB oficial y al 150% del real, lo que nos llevará al ‘default’ en la próxima legislatura.

En el colmo de la mendacidad que caracteriza al personaje presumiría de lo contrario: salvó a España del rescate, “lo que hubiera supuesto la reducción de las pensiones y de los salarios públicos”. Nada más lejos, la única condición era reducir el déficit que podría haberse hecho con toda facilidad, al igual que hoy, cortando el despilfarro político y los precios de monopolio. Lo que sí recortaría sería los salarios privados, el mayor de toda la UE, y más deuda y más enchufados públicos. El desastre y la corrupción de nuestro modelo de Estado es inimaginable. Finalmente Rajoy ha colocado a España en el segundo lugar de la UE en desigualdad en el reparto de la renta y la riqueza; un tercio de los niños españoles vive por debajo del umbral de la pobreza.

La quiebra del sistema de pensiones

Partiendo de un déficit cero en 2011, durante la legislatura de Rajoy este se escalaría casi exponencialmente: de 5.813 millones a 16.707 en 2015. Pero este no es todo el problema, además de este crecimiento exponencial del déficit que continuará en 2016 y siguientes, la Seguridad Social tiene un déficit oculto de 17.169 millones heredado de la década de los 90, cuando las aportaciones adicionales de Hacienda a la Seguridad Social se hicieron vía préstamos para no incrementar el déficit. Y para 2016 la situación empeorará considerablemente. La ejecución presupuestaria de los cinco primeros meses del año extrapolada a fin de año nos lleva a un déficit de la Seguridad Social 2016 de unos 19.000 millones y de 21.000 en 2017.

Respecto a un déficit público, y también extrapolando a todo el año lo ocurrido en los cinco primeros meses este, superará el 6% del PIB, 26.000 millones de euros más que el objetivo ampliado de déficit por Bruselas hasta el 3,6%, y aquí hay algo que cada vez se entiende menos. Me refiero a los datos que suministra la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que se supone que está para controlar la estabilidad presupuestaria. Hace solo dos meses pronosticaban un déficit “ligeramente por debajo del 4%”, y ahora resulta que será del 4,7% sin que se haya producido un solo hecho nuevo que lo justifique. Hablan de un agujero de poco más de 11.000 millones menos de la mitad del que indican todos los datos conocidos.

¿A qué juega la Airefnbsp;¿A tratar de convencer a la Comisión y al BCE cada vez más cabreados con este gobierno de tramposos que tampoco es para tantonbsp;¿Cómo pueden mantener tal patraña cuando saben que, tanto si Rajoy es investido como si no, España será ingobernable e imposible consensuar medida alguna de recorte de gastonbsp;Y la Airef ni siquiera ha denunciado la falsedad de las cuentas públicas, ¿cómo va a controlar la estabilidad presupuestaria si da por veraces las cifras oficiales? Como tampoco ha señalado las enorme partidas de despilfarro de dinero público que deberían ser recortadas. En septiembre analizaré en detalle el incomprensible papel del Airef que de momento solo realiza críticas light mientras contribuye a mantener los grandes engaños macroeconómicos.

¡Feliz verano a todos!

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