El Régimen del 78 ha impuesto una serie de mensajes que, desde hace 40 años, repiten las bocas de todos los agentes políticos y los medios de comunicación adictos al régimen. Nos dicen que la democracia es consenso. Yo disiento. La democracia es la libre elección del Gobierno por parte de todos los gobernados y la libre elección de cada diputado por todos los conciudadanos a los que cada diputado debe representar. Así de sencillo.

Nos dicen que con las elecciones elegiremos nuestro Gobierno. Yo disiento. Son elecciones legislativas –las únicas que establece la Carta Otorgada que el Régimen del 78 llama Constitución– para nombrar diputados.

Muchos repiten ahora que estos nuevos comicios son una segunda vuelta. Yo disiento. En ningún lugar de la legislación española actual se establece la celebración de segundas vueltas. Quien miente acerca de la naturaleza de unas elecciones lo hace con una motivación política: manipular las conciencias. La República Constitucional sí establecerá la celebración de segundas vueltas en las elecciones a Presidente –que lo será de la República y del Gobierno– y también en las elecciones a diputados cuando quiera que en estas dos elecciones distintas ningún candidato obtenga la mayoría absoluta.

Los defensores del Régimen afirman que el voto es un deber cívico. Yo disiento. El voto es un derecho político. Lo que es un derecho no puede, al mismo tiempo, ser un deber. Lo que pertenece a la esfera política no puede, al mismo tiempo, pertenecer a la esfera civil. La abstención activa que defiende el Movimiento Ciudadano por la República Constitucional (MCRC) persigue la deslegitimación del estado de cosas actual. Cada voto fortalece al Régimen. Me niego a cooperar con él. Lo deslegitimo con mi abstención. Es la suma de abstenciones lo que derribará pacíficamente al Régimen del 78. Una abstención tiene exactamente el mismo valor que un voto. Cada voto emitido muestra que el votante está de acuerdo con el Régimen y el estado de cosas que produce. Cada abstención practicada muestra que el abstencionario quiere acabar con el Régimen y el estado de cosas que produce.

Muchos afirman que la prioridad es cambiar el Gobierno para acabar con los males sociales. Yo disiento. La responsabilidad de los males que asfixian a los españoles no es de este ni de aquel Gobierno. Son el producto del Régimen del 78. Votar es perpetuar la fuente que produce nuestros males. Ese voto cargado de buenas intenciones no hará sino retrasar la conquista de la libertad política que nos permitirá sentar las bases de la República Constitucional que nos hará a todos iguales ante la Ley y que condenará a los agentes políticos a ser responsables de sus actos ante sus electores.

El Régimen del 78 invierte grandes esfuerzos para que identifiques la futura República Constitucional con el desastre de la II República. Yo disiento. La III República no será de los trabajadores como tampoco será de los banqueros ni de los comerciantes ni de los partidos. La República será de todos.

El Régimen del 78 es consenso. La democracia es disenso. Yo disiento. Yo me abstengo.

@Javier_Torrox

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