El día 19 de Diciembre de 2015, Antonio García Trevijano pronunció el famoso discurso prohibido titulado: Cataluña es España, en el salón imperial del hotel Ritz de Barcelona en el que propuso el boicot cultural al independentismo para acabar con su hegemonía en Cataluña. En este artículo se hace una introducción sencilla a un modelo matemático de boicot dando varias claves para optimizar su resultado.

El boicot es una forma de activismo que consiste en reducir el consumo de un bien hasta conseguir un objetivo contrario a los intereses del productor. Los ejemplos más recientes de boicot que han resultado exitosos los ha protagonizado la ONG ecologista Greenpeace reduciendo hasta un 40% la demanda de: envases de agua que usaban PVC, gasolina de la empresa Shell que quería hundir la plataforma petrolífera Brent Spar en el Atlántico, etc.

El boicot se puede entender como un juego no cooperativo con información completa y movimientos simultáneos (para más detalles consultar ref [1]. En ref [2] se da una generalización estocástica de este modelo). En este juego, los activistas ganan cuando las pérdidas que ocasionan con el boicot alcanzan una cierta importancia variable en cada caso.

Notación:

N=jugadores, consumidores del bien
c=coste de participar en el boicot
b=beneficio público del boicot
z=decisión del agente =1 (si hace boicot) =0 (si no lo hace)
X=número de participantes en el boicot
k=número crítico de participantes para cambiar la posición del productor.

Sea u(z,X) la función de pagos de un agente, dependiendo de su decisión de unirse al boicot y del número de personas que lo secundan. Está dada por las siguientes igualdades:

u(0,X<k-1)=0; u(0,X=k-1)=0; u(0,X>k-1)=b;
u(1,X<k-1)=-c; u(1,X=k-1)=b-c; u(1,X>k-1)=b-c.

A partir de esta función se obtiene lo que en teoría de juegos se llama una matriz de pagos y con ella, se puede demostrar que existen muchos equilibrios y estrategias puras. Las principales claves para conseguir el éxito en este modelo aplicado a nuestro caso serían:

1) difundir la existencia de un modelo cultural alternativo al independentista y demostrar que dicho modelo es beneficioso, es decir que existe b. Este beneficio no hay que entenderlo sólo en términos económicos sino principalmente morales, de conciencia. Para que una idea se difunda de manera viral son imprescindibles dos requisitos: que los miembros que la difunden tengan el número máximo de conexiones posibles y que la idea sea sencilla, atractiva, inteligente y moralmente óptima, lo que en Marketing se llama la buena presentación de un producto.

2) Como el boicot es cultural y no económico las cantidades b y c no se miden en euros, por lo que es fundamental convencer en las redes sociales (twitter, facebook) de que b es muy grande y c es muy pequeño. Por ejemplo, para disminuir el coste de no ir a las clases de un historiador independentista hay que poner en ridículo sus teorías, demostrando que fuera de Cataluña tienen muy poco valor.

3) El número de seguidores es crucial para el éxito del boicot porque cuanto mayor es, más aumentan las expectativas de éxito para elegir z=1 en la función de pagos u(z,X). Esto se debe a que la oportunidad para obtener un gran beneficio b-c prima sobre la pérdida -c. Por tanto, hay que animar a que participen en el boicot al mayor número de personas y asociaciones no independentistas.

4) Hay que fijar un objetivo concreto durante un determinado período de tiempo para que todos los activistas concentren su acción. De esta manera, disminuye la k en la actividad cultural boicoteada y además, psicológicamente parece que su fuerza es mucho mayor.

Quiero hacer por último una observación extra, que ya no tiene que ver con el independentismo catalán pero sí con el boicot y el movimiento MCRC. Las elecciones en España se pueden modelar como si fueran un mercado oligárquico: la oferta son los candidatos de los partidos, la demanda es la cantidad de votos que obtienen y el precio el número de votos por escaño. Pues bien, la abstención es un boicot de tipo monopolístico al régimen. Este tipo de boicot lo estudian muy bien en la ref [4] empleando como modelo el juego del ultimátum.

Referencias:

[1] T.R. Palfrey, H. Rosenthal, Participation and the provision of discrete public goods: A strategic analysis. Journal of Public Economics 24 (1984) 171-193.
[2] D. Diermeier, J Mieghem, Voting with your pocketbook. A stochastic model of consumer boycotts. Mathematical and computer modelling. 48 (2008) 1497-1509.
[3] A. John, J. Klein, The Boycott Puzzle: Consumer motivations for purchase sacrifice. Management Science 49 (9) (2003) 1196-1209.
[4] A. Kritikos, F. Bolle, Punishment as a public good. When should monopolist care about a consumer boycott? Journal of Economic Psychology 25 (2004) 355-372.

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