Pedro Sainz Rodríguez apenas deja hablar a Antonio García-Trevijano. El septuagenario no quiere oír los argumentos del abogado granadino. Así se desarrolla el encuentro en el restaurante de Estoril donde están presentes Don Juan de Borbón, Pedro Sainz Rodríguez, Antonio García-Trevijano y Javier Vidal.

Pedro Sainz Rodríguez
Pedro Sainz Rodríguez

García-Trevijano ve imposible que Sainz Rodríguez le preste atención por un segundo y le dé la oportunidad de expresar sus argumentos. El abogado manifiesta, a Don Juan, que desiste; no hay manera, no va a prolongar esa situación absurda. El Conde de Barcelona le pide por favor que al menos escuche el discurso que don Pedro le ha escrito. García-Trevijano accede y Sainz Rodríguez lee su discurso. Don Juan le pregunta que qué le parece. El abogado responde que le parece el discurso escrito por un traidor. Don Pedro se altera visiblemente ante tal acusación. El Conde pide a García-Trevijano que se explique. Este le pide a don Pedro que repita el discurso, que le dirá dónde está la traición. Sainz Rodríguez se sobrepone con esfuerzo a su estado alterado y repite el discurso. Al llegar a un punto del mismo, García-Trevijano le interrumpe y le dice que ahí está la traición. En el discurso escrito por Sainz Rodríguez, para que Don Juan lea en el tradicional acto de celebración de su santo, en su residencia Villa Giralda de Estoril, ante decenas de españoles monárquicos y aristócratas invitados,  se dice que: como titular de la dinastía vigilará que la Monarquía cumpla su función… Pero quien vigila está situado en una posición externa mientras que el monarca encarna la Monarquía. Era el discurso no de quien llevará puesta la corona, sino de alguien que permanece fuera, velando porque cumpla su función. El discurso implica que abdicará de su derecho al trono y será otro quien encarne la Monarquía: su hijo Juan Carlos. Antonio García-Trevijano se levanta de la mesa, dice que no puede comer con traidores y se marcha. Don Juan le sigue. Ya en la calle se ofrece a llevarle en su coche. El Conde de Barcelona, emocionado, le confiesa que está rodeado de traidores, que no puede confiar en nadie y que él, un republicano, es la única persona noble en política. Cuando el abogado se despide de Don Juan -ya no volverán a verse- le dice que la única opción de traer la democracia a España es la República.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí