BAKHCHYSARAI, UKRAINE - MARCH 16: People cast their votes at a polling station on March 16, 2014 in Bakhchysarai, Ukraine. Crimeans go to the polls today in a vote that which will decide whether the peninsular will break away from mainland Ukraine. The referendum, which has been dismissed as illegal by the West, follows the ousting of President Viktor Yanukovych by pro-Western and nationalist protesters. As the standoff between the Russian military and Ukrainian forces continues in Ukraine's Crimean peninsula, world leaders are continuing to push for a diplomatic solution to the escalating situation though many believe that there is every likelihood that thy vote will favour Crimea being incorporated into Russia. (Photo by Dan Kitwood/Getty Images)

RAÚL CEJUDO GONZÁLEZ

Me gusta hablar con los rusos de política y de libertad. Suelen decirme que en Rusia no hay libertad ni la ha habido nunca. No saben qué es ni cómo alcanzarla. No a todos les preocupa esto, pero algunos miran de reojo con envidia hacia el oeste, creyendo que a orillas del Atlántico Norte la respiran por los cuatro costados. Les contesto a veces que, si se refieren a libertades como derechos individuales, ellos también las tienen. Os podéis reunir, hablar e incluso manifestaros por las calles. Sí, pero no tenemos auténtica democracia. Si os referís a la democracia formal, a la libertad política, no miréis al sur de los Pirineos, entonces.

“Tenéis constitución, ¡y al Rey!”- me dijo una vez mi amigo Guennádiy en una de nuestras charlas.

– Sí, hay una constitución que declara a ese rey (en su artículo 56.3) inviolable e irresponsable; ese rey puede robar, podría matar si así lo quisiera, ya que no es responsable penalmente; una constitución que dice también que está prohibido el mandato imperativo, pero después todas las leyes son votadas con mandato imperativo. Vosotros tenéis también una preciosa: “¡y a Putin!”, pero tenéis partidos políticos que se van alternando para gobernar. Sí, partidos que forman parte del Estado, incardinados en él, que no salen de la sociedad civil, que deciden ellos mismos por quiénes van a ser dirigidos y quiénes van a formar parte de sus filas. Siempre están los mismos y han decidido dejar al criterio de los engañados cuántos años estará cada uno en el poder. En la oposición viven igual de bien, sabiendo que tarde o temprano les tocará a ellos.

– Las elecciones parecen más limpias que en Rusia- dice Guennádiy.

– Quizá en Rusia no lo sean, tú lo conoces mejor, pero en España el introductor de papeleta (que no votante, pues no vota nada) no puede elegir a nadie, de ahí que no precisan falsificar nada, pues necesitan las elecciones para seguir con su régimen dictatorial. Y digo que no puede elegir porque todo está ya decidido de antemano. Metes una papeleta para refrendar a unos o a otros, a rojos o a azules, a blancos o a negros. Ellos se han encargado de colocar en sus listas a la gente que les interesa, y que les han de ser fieles a ellos; a los jefes de sus respectivos partidos, no a los votantes, que no son electores (puesto que no eligen a nadie) sino que refrendan lo ya elegido. No, yo no considero que en España haya libertad política, querido amigo. Tenemos derechos individuales, como vosotros, pero no libertad política, la del conjunto, la de decidir quiénes y cómo queremos que nos representen. De momento, ni rusos ni españoles sabemos lo que es eso en materia política. Tenéis una ventaja, les digo: sabéis que no tenéis libertad, no es fácil ya engañaros. En España muchos creen que su voto tiene algún poder y que con ir cada cuatro años a depositar una papeleta en una urna está todo hecho y han cumplido con su “deber” de ciudadanos. Votar es un derecho, que ejerces o no, no un deber. Asimismo, el voto de algunos españoles vale muchísimo más que el de otros, según en qué zona del país se encuentren. La conveniente Ley D’Hondt de sistema proporcional ha sido la utilizada hasta ahora para que los partidos políticos consigan o no su escaño en el Congreso. Se eligió este sistema como una concesión a los partidos nacionalistas separatistas vascos y catalanes. Con ella, además, era más fácil repartirse España en 17 trozos, cortados con el afilado cuchillo de la traición a todo un pueblo.

Guennádiy me mira sorprendido, como si pensara: “también en España…”.

Pero es que esto no es todo, querido amigo. No hay separación de poderes. El Ejecutivo controla todo. No penséis que la corrupción y los tejemanejes son sdiélano v Rossíi (made in Russia). Vosotros, los rusos, habéis aprendido a desconfiar. Nosotros, los españoles, a pesar de haber padecido a lo largo de nuestra historia múltiples desgracias, al igual que vosotros, estamos en general engañados; pero existe una persona que lucha contra esta gran mentira y que enseña a pensar y a salir de esta manipulación que dura décadas. Se llama Antonio García-Trevijano. Luchó contra Franco estando este vivo, no de boquilla a toro pasado o a carrerita ante gris, como muchos. Era el indiscutible enemigo ideológico del régimen franquista. Fue el creador de la Junta Democrática. Un pensador político de primerísima fila que sabe qué es – y la define con precisión- la libertad política. Hay una persona que puede y sabe contestaros a vuestra eterna pregunta: “¿Qué es la libertad?”. Leedlo y escuchadlo. Se os hará de día…

 

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