El Ministro de Justicia Sr. Catalá, siguiendo la senda iniciada por Caamaño anunció que el expediente digital o “papel cero” será una realidad general en todos los órganos judiciales en el año 2.016. “Los procedimientos se tramitarán electrónicamente por los funcionarios, y los ciudadanos y profesionales – abogados, procuradores y graduados sociales – podrán acceder a ellos desde cualquier lugar, desde sus casas o despachos” explicó.

 

Denostado ya el viejo pliego de oficio, ni Caamaño, ni Gallardón, ni Catalá, ni ninguno de sus predecesores se han pronunciado sin embargo sobre el papel del Ministerio de Justicia en el funcionamiento de la Jurisdicción. Y este sí que es un papel importante en su control por el poder político. Que la provisión de sus plazas, cargos y presupuesto, se encuentren en manos del comisariado político que elija el partido gobernante de turno es un papel a tener en consideración.

 

La mera existencia de un Ministerio de Justicia implica la negación de la independencia judicial. Sin independencia funcional y económica de la Justicia se convierte en un imposible. Por eso es fundamental el papel ministerial que consigue que la Administración de Justicia sea Administración, pero nunca alcance a ser Justicia.

 

En el mismo acto el Ministro enfatizaba que la instalación de sistemas de videoconferencia en las salas de vistas adaptados a la firma digital se prolongará a lo largo de este año en los órganos judiciales del “territorio ministerio”, es decir, en aquellas comunidades con competencia no trasferida. Comunicación en directo que retransmitirá los partidos de la liga entre el Tribunal Supremo (TS), el Constitucional (TC) y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que el Ministro los pueda ver desde su despacho. Todo muy tecnológico y (post)moderno. Es la estafa de la confusión entre eficacia y eficiencia. La mentira de que la modernidad y la abundancia de medios, que sin duda son importantes, determinan ineludiblemente el recto funcionamiento de la jurisdicción y la calidad y objetividad de su labor. El espejismo cibernético.

 

La eliminación del Ministerio de Justicia y de las Consejerías de Justicia autonómicas, trasvasando sus competencias a un Consejo de Justicia elegido por todos los operadores jurídicos como cuerpo electoral propio y separado es piedra de toque para llegar a la autentica independencia de la justicia.

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