Roberto Centeno

ROBERTO CENTENO

En la historia contemporánea de España (dos últimos siglos), nunca se había conocido una situación económica y moral tan desastrosa como la que enfrenta el país en estos momentos, sin una guerra o una revolución de por medio. De hecho, ha habido revoluciones y guerras que no han llevado a la economía nacional hasta este punto. Ningún Gobierno ha endeudado tanto al país a espaldas de los intereses de los gobernados. Ningún Gobierno ha deformado tanto la realidad a la hora de informar a los ciudadanos, y ninguno ha sido tan carente de empatía con el sufrimiento ajeno. Incluso los socialistas intentaron siempre defender mínimamente los intereses de sus caladeros de votos. El PP, desde el primer día, ha agredido y expoliado a sus votantes, y todo para financiar sus redes clientelares y los intereses de los oligarcas del Ibex, a quienes ahora exige su apoyo incondicional.

El martes la rentabilidad del bono español a diez años experimentaría un vuelco espectacular con una subida del 19% en un solo día, lo que demuestra que la estabilidad de nuestra economía no es que penda de un hilo, es que vivimos literalmente en tiempo de descuento. Una situación de pánico que, de repetirse, puede hacer estallar nuestra burbuja de deuda mucho antes de lo previsto, lo que nos recuerda dónde estamos en realidad: en un nivel de endeudamiento exterior y de las AA.PP. inasumibles que llevarán a España a la suspensión de pagos antes o después. Una salida de Grecia del euro, por ejemplo, elevaría la prima de riesgo a 400, y eso sería el final de este engaño masivo a una nación, al que se la está vendiendo una recuperación irrisoria sostenida por ríos de deuda y especulación.

En 1975, después de 15 años de desarrollo fulgurante que nos convirtió en la octava potencia económica mundial, y después de haber realizado más inversiones públicas que en toda la historia anterior, la deuda era cero, lo que demuestra lo que España es capaz de hacer cuando su economía la dirige gente competente y honrada, y lo que ocurre cuando está en manos de indocumentados y corruptos cuya única patria es el dinero. Al final del PSOE de González, después de haber saqueado 250.000 millones de euros de las cotizaciones sociales (entonces no había cajas separadas) para financiar gasto corriente y desmantelar la industria nacional, la deuda de las AA.PP. era de 410.000 millones de euros. Al final de Aznar, que vendió a precio de saldo todas las grandes empresas públicas, 478.000 millones. Con Zapatero 956.000, y a fin de 2014, ¡1.526.000 millones!

En solo tres años Rajoy ha incrementado la deuda total en 570.000 millones de euros, el 145% del PIB oficial, equivalente al endeudamiento de los 33 años de 1975 a 2008. Y lo que es para procesarlos: en esos tres años no ha habido creación, sino destrucción de riqueza: el PIB a precios de mercado de 2014 fue inferior en 17.000 millones de euros al de 2011. ¿Y en qué han despilfarrado estos inútiles esa deuda monstruosa? La mitad en pagar los agujeros de la oligarquía del Ibex, que en agradecimiento nos cobran 48.000 millones de euros anuales de más por los bienes y servicios que suministran a las AA.PP., y la otra mitad para financiar lagigantesca red clientelar, que en agradecimiento, desde los grandes capos hasta el último concejal con poder para adjudicar o recalificar, se lo están llevando crudo. En 1975 la renta per cápita de Irlanda era igual a la nuestra: hoy es un 38% más.

El resumen es que España está mucho más cerca del colapso que de la recuperación, porque no es solo que lo debido es ya imposible de devolver, es que la deuda sigue creciendo sin pausa porque el modelo territorial hace imposible nivelar las cuentas. Y así seguirá hasta que todo este entramado de despilfarro y corrupción como jamás ha existido ni en España ni en Europa acabe saltando por los aires. El peor de los males que un gobierno, incluidas las dictaduras totalitarias, puede causar a la sociedad gobernada consiste en el sacrificio consciente de las generaciones futuras. Ese sacrificio no solo incluye la ausencia de perspectivas económicas para nuestros hijos y nietos, sino también la más absoluta miseria moral. Rajoy está consiguiendo lo que parecía imposible: que la opulencia de unos pocos se logre con la miseria actual y futura de toda una nación.

Una situación insostenible

Pero vayamos a las cifras concretas. En 2014, el “año del inicio de la recuperación”, la riqueza nacional o PBI pm, según el BdE se incrementó en 9.380 millones. La deuda total de las AA.PP. aumentó en 167.000 millones de euros, y la exterior en 30.000, lo que lleva a la necesidad de refinanciar cientos de miles de millones de euros –250.000 millones en 2015– que, en cuanto la confianza internacional se retire, lo que puede suceder de golpe, nos llevará a la suspensión de pagos. Solo el río de dinero del QE, sin control alguno, que está creando otra nueva burbuja financiera, permite financiar este dislate a una nación que como España está quebrada, y que en el colmo de los despropósitos nos lleva a pagar unos tipos de interés inferiores a los del Tesoro de los EEUU: realmente de traca. Si alguien piensa que esto es sostenible, no es que no sepa economía, es que no sabe sumar.

Y además esto va a más y no a menos. El déficit público, después de las mil y una manipulaciones del Gobierno, fue de 61.000 millones de euros. Pero además Rajoy, que no ha parado de saquear la hucha de las pensiones, tuvo que sacar 15.300 millones para cubrir el agujero de la Seguridad Social (7.003 en 2012, 11.648 en 2013, y una estimación de 20.000 para 2015), lo que significa que, lo pinten como lo pinten, el déficit de las AA.PP. superó los 76.000 millones, con independencia de donde haya salido el dinero para cubrirlo. La deuda sigue creciendo sin pausa, con el gasto de las CC.AA. totalmente fuera de control.

Ningún gran partido de los que se presentan el 24-M plantea una reducción drástica del gasto público, solo paños calientes en el mejor de los casos y en el peor, como Susana Díaz, más gasto, menos impuestos, y más de todo. ¿Pero en manos de quien está España? Es como si pensaran que esta orgía de gasto no tiene fin. Se equivocan radicalmente: los ganadores de las elecciones culminarán la quiebra de España, porque es obvio que este disparate no podrá durar otros cuatro años, aunque antes nos arruinarán a impuestos, llevarán a la miseria y al hambre a más millones aún, degradarán los sueldos miserables de los nuevos empleos, si es que antes no nos meten en un corralito y se quedan con nuestros ahorros.

No existe en el mundo ningún modelo de Estado cuya estructura territorial suponga un despilfarro anual del 10% del PIB. Cuyo nivel de nepotismo y corrupción, tanto institucional como personal, alcance los niveles de nuestro país. Cuyas regiones se hayan erigido como auténticos Estados independientes, con decenas de miles de leyes diferentes, lo que hace más difícil el movimiento de mercancías y la instalación de empresas entre los países de la UE, y dotándose con todas las instituciones propias de un Estado de verdad, desde parlamentos a todo lujo a servicios meteorológicos. Todo multiplicado por 17. Y para nuestra desgracia, ni uno solo (excepto UPyD, que está desaparecida) propone un cambio radical de esta situación, lo que hace totalmente imposible nuestra supervivencia.

Solo más y más impuestos, como si ello fuera a servir para financiar lo infinanciable. Aparte de que hemos llegado al límite de exacción fiscal sobre las familias y la pymes, estamos en el máximo de toda la OCDE, y donde la fantasía de “acabar con el fraude fiscal”, que ha aportado “decenas de miles de millones”, es exactamente eso, una fantasía. Las bases imponibles son las que son y de donde no hay no se puede sacar. El problema de España no son los ingresos, son los gastos desaforados de un modelo de territorial disparatado y corrupto hasta la médula; y todos los partidos están por mantener el modelo y el gasto y robar al pueblo hasta que todo el sistema salte por los aires, que saltará, no lo duden.

Las nuevas grandes mentiras de Rajoy

La imagen el martes pasado en Valencia de un Rajoy que comenta “emocionado” que los datos del paro de abril son los mejores de la historia, “ni los quintos ni los cuartos sino los primeros”, le dejan a uno atónito. Atónito porque las cifras de paro registrado elaboradas por las CC.AA., es decir, por ellos mismos, no tienen valor ni credibilidad alguna. Para que entiendan ustedes por qué, sepan que el total de demandantes de empleo en el Servicio de Empleo en abril ascendió a 5,66 millones, de los cuales han restado 1,33 millones, lo que deja a los políticos autonómicos margen de sobra para sacar cada mes la cifra que deseen.

Pero es que, además esta cifra, que superaba siempre a la del paro dada por la EPA, porque es lo lógico, ahora es inferior en 1,1 millones. Hasta tal punto carece de valor que nunca se utiliza a efectos externos (en Bruselas, en el FMI), donde el paro de España es de 5,4 millones y no 4,3. Y además el 8,2% de los “nuevos empleos” fueron fijos y todos los demás temporales, y algunos de una sola semana. Y sin embargo lo que sí es tan real como dramático, porque afecta a la vida de millones, es que las prestaciones por desempleo hayan caído un 18%, con millones de parados tirados en la cuneta y un gasto mensual por persona miserable de 792 euros que se ha recortado en 46, porque como dice Nadal, el gran asesor de Rajoy, el subsidio de desempleo fomenta que la gente no quiera trabajar.

La siguiente gran mentira, infinitamente más gorda, es el Plan de Estabilidad 2015-2018, un auténtico insulto a la inteligencia que supera todo lo imaginable en voluntarismo y falsedad. Las mentiras están en todas y cada una de sus afirmaciones, pero es en el cuadro macroeconómico que sustenta su historia fantástica donde se encuentra el corazón mismo del engaño. Según este, el PIB nominal pasa de golpe, sin base alguna, del 0,9% en 2014 al 3,6% en 2015, es decir, el crecimiento se multiplica por 4, algo que no ha sucedido jamás en Europa. De la irrisoria riqueza creada en 2014, 9.400 millones, se pasa a 38.800. Y la acumulada a 2018 asciende a casi 200.000 millones. No tienen vergüenza.

Porque, de momento, ¿qué tenemos? Pues que en el primer trimestre del año el PIB pm ha caído en 1.058 millones en lugar de crecer en 9.954, como afirma la fantasía delirante del citado Plan. Afortunadamente, no habrá que esperar mucho para pillar a estos tramposos, porque para cuando lleguen las elecciones generales la evidencia de sus mentiras será abrumadora. Y luego un hecho merecedor del Nobel: el consumo privado sube de forma fulgurante a pesar del mayor nivel de paro, del empeoramiento de las rentas salariales y de la subida de impuestos. Es decir, por primera vez en la Historia de la Economía el consumo crece cuando las rentas de la mayor parte de la población empeoran.

Y todo lo demás va a juego. Solo menciono la cifra clave del mercado de trabajo, el empleo medido en miles de horas trabajadas, algo que no ha parado de caer hasta mediados de 2014. Fíjense en lo que nos cuentan: que su ritmo de crecimiento pasará del 0,6% al 2,8% en 2015 –¡multiplican su crecimiento 4,7 veces!–. Ya puestos, podrían haberlo multiplicado por 10 o por 20. Y la pregunta es: ¿van a tragarse los españoles este rosario de patrañas a la hora de votar? Parece que no. A pesar del control abrumador de los medios, el 77,4% de los ciudadanos cree que la situación económica es peor que hace un año y un 57,2% que será peor en un año. En cuanto a la gestión del Gobierno, un 87,7% la califica de regular, mala o muy mala. Esperemos que eso se refleje de verdad en las urnas, porque Reino Unido, con un 5% de paro, no es España, ni el 80% de su población ha perdido renta, ni tiene un Gobierno que es todo un festival de expolio y de corrupción.

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