Roberto Centeno

ROBERTO CENTENO

Antes de hablar de impuestos y desigualdad, creo necesario comentar el último gran engaño de Rajoy y su corte de aplaudidores y corruptos. Un Rajoy que, ante el previsible desastre del 24-M, ha perdido el sentido de la realidad, y no tiene empacho en prometer empleos a millones, nivelar las cuentas públicas y crecimiento sin fin, pero eso sí, todo sin tocar el tamaño del gigantesco Estado clientelar en que se asienta su poder –“eso ni se toca”, dijo–, una estructura de país que no hay quien la soporte e inexistente en el mundo, ni los privilegios de los monopolistas del IBEX. El Plan de Estabilidad 2015-2018 deja en pañales las fantasías de ZP: su grado de mendacidad y voluntarismo superan lo imaginable.

El próximo lunes 18 demostraré con cifras la falsedad de esas previsiones. De momento, hasta el BdE no tiene más remedio que reconocer que no hay recuperación estructural alguna, y que los ganadores de este efímero crecimiento financiado con ríos de deuda son los oligarcas y los dos millones de enchufados públicos, y los perdedores todos los demás, a los cuales la recuperación no solo no llega, sino que se verán aplastados con nuevos impuestos, particularmente la clase media. Además, la mitad de ocupados tiene sueldos de miseria, entre los 600 y los 1.000 euros. La remuneración total de los asalariados ha caído un 7% con Rajoy.

Y el aval a esta patraña viene de la mano del BdE y el INE, siempre al servicio del poder, que muestran solo la parte de la realidad que conviene al Gobierno: el PIB a precios constantes creció un 0,9% en el 1T afirman, pero no dicen que esa cifra no significa nada, porque no tiene en cuenta la caída de precios. Como estos bajaron un 1,0 % en el 1T, la riqueza creada ha sido 0,9% -1% o sea un -0,1%, una pérdida de 1.050 millones de euros, que es justo lo contrario de lo que afirman, porque el valor se obtiene multiplicando lo producido por los precios a que ha sido realmente vendido, no a precios de 2010, como hacen el INE y el BdE.

Luis de Guindos. (Efe)
Luis de Guindos. (Efe)

Y lo más importante, la inasumible burbuja de deuda se ha incrementado en 17.000 millones de euros, algo que arruinará el futuro de nuestros hijos. Una deuda empleada en financiar gasto corriente, en contratar 29.000 enchufados inútiles y en obra pública innecesaria pagada a precio de oro. En el colmo de la ignominia, España es el único país donde ha subido la electricidad mientras ha bajado en el resto de Europa, y todo para enriquecer a los especuladores de las renovables amigos del poder, “asesorados” por altos cargos como Trillo o Pujalte. La casta política parasitaria y corrupta se reparte el botín mientras nos arruina.

Después de ganar las elecciones y obtener la mayor cuota de poder desde la Transición, algo irrepetible y que este insensato ha tirado por la borda, Rajoy mintió como un bellaco a los españoles. Primero dijo que habían encontrado un “déficit inesperado”, cuando lo conocían de sobra. Segundo, que como consecuencia no tenía más remedio que subir los impuestos, porque no habían encontrado ni un solo sitio, ni uno, de un presupuesto de 450.000 millones de donde recortar nada. Sus promesas de recortar gasto quedarían olvidadas.

A partir de ese momento empezaría una escalada brutal de impuestos. Jamás en la historia fiscal ni de España ni del mundo desarrollado (OCDE) los impuestos han subido tanto y en tan poco tiempo. Rajoy ha llevado la fiscalidad a niveles claramente expropiatorios. Han subido o creado 85 figuras tributarias, algo insólito en los anales del mundo civilizado. Expolian todo lo expoliable para mantener intacto el despilfarro público. Y en contra del engaño de la “reducción” de impuestos, en su informe a Bruselas de diciembre, el Gobierno detallaba como la presión fiscal subirá en 2015, 16 y 17.

La cifra que utilizan para “demostrar” que los impuestos no son excesivos es la presión fiscal, o el total de impuestos dividido por el PIB, que nos sitúa en unaposición media. Esta cifra no sirve para nada. Primero, porque las cifras de PIB oficiales están sobrevaloradas en torno al 20%, debido a la manipulación sistemática de las mismas desde 2008. Si suponemos el PIB oficial de 2007 igual a 100, el PIB de 2014 fue casi 100, es decir, no ha habido ninguna crisis. Sin embargo, las bases imponibles, que como es lógico siguen una tendencia paralela al PIB, se hundirían, pasando de 100 a 83, algo que no ha sucedido en ningún otro país.

El presidente del BCE, Mario Draghi. (Reuters)
El presidente del BCE, Mario Draghi. (Reuters)

Pero el PIB real (como no puede ser de otra manera, ya que hay 3,3 millones de parados más que en 2007, cientos de miles de pymes y autónomos han desaparecido y la renta disponible de las familias se ha desplomado un 14%)ha caído a un ritmo similar al de las bases imponibles. El PIB real de España está en torno a los 850.000 millones de euros, algo que demuestran además todos los análisis independientes. Y la segunda es que la presión fiscal es una media, y si las rentas más altas están exentas de la mayoría de impuestos a través de las sicavs, y si las grandes empresas apenas pagan nada, el resultado es el expolio de las clases trabajadoras. ¿A qué espera Eurostat para auditar nuestra Contabilidad Nacional?

La única forma de valorar nuestra posición es a través de comparaciones de lo que pagan las familias o las empresas individuales. Según la Tax Foundation, una organización líder en análisis de impuestos, en 2014 y de los 34 países de la OCDE España ocupa el lugar número 31 en cuanto al nivel de impuestos personales. Eso en una media, pero cuando el cálculo se hace sobre la fiscalidad soportada por las clases media y trabajadora, España es el país con la fiscalidad más alta. Es la misma conclusión a la que llega la propia OCDE.

La presión fiscal media sobre los salarios es la más alta de toda la Organización y en todas las categorías de hogares. La pareja española con hijos paga de media un 34,8 % mientras que la media de los países desarrollados es de un 26,4%. Desde que gobierna Rajoy, las familias españolas con hijos a su cargo ha sido el grupo más castigado por las subidas de impuestos, y cuanto menor es la renta peor es la situación relativa. Una familia con dos hijos y con una renta que no llegue al 70% del salario medio –el 67% de las familias– paga el doble de impuestos que la media del mundo desarrollado, un 30,3% como media, mientras que la de la OCDE es de un 17,2%.

En palabras del BdE, durante 2008-2013, el impuesto de sociedades solo contribuyó un 2% del PIB, los impuestos indirectos –socialmente regresivos– aportaron el 4,8%, mientras que el IRPF se mantuvo en un 6,6%. Blanco y en botella: los asalariados perciben un trozo cada vez más pequeño del pastel pero continúan aportando como siempre, mientras que el capital incrementa sus ingresos y contribuye cada vez menos. Uno de los resultados del “escaqueo de las rentas de capital” es el incremento del déficit fiscal, que se enjuga con emisiones de deuda pública, la cual supera ya el billón de euros. Esta es la misma cantidad acumulada en solo una década por el 10% de hogares más ricos, y sus intereses, una de las principales partidas del gasto, se han convertido en una vía de negocio esencial para la banca. Un expolio “producto de decisiones políticas impulsadas por las élites en su propio beneficio”.

Ha tenido que ser Bruselas, no el BdE ni los servicios de estudio de los oligarcas del IBEX, la que haya expresado su “grave preocupación por la enorme desigualdad de la distribución de la renta y la riqueza en España, y que sigue creciendo sin pausa”. Bruselas es también extremadamente crítica con el Gobierno de Rajoy por “la falta de medidas contra el inaceptable nivel de pobreza infantil”. La política impositiva y de recortes sociales del Gobierno se ha cebado con las rentas más bajas y ha incrementado significativamente la desigualdad territorial. Los más de 100.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) se han repartido con criterios políticos, nunca con equidad.

Oxfam Intermón denuncia que España es “el segundo país más desigual de Europa, tan solo por detrás de Letonia”, “el 1% de la población española concentra más riqueza que el 70% más pobre”, y denuncia que las políticas del Gobierno de Rajoy “refuerzan esta concentración de riqueza en manos de unos pocos”. Para la OCDE, el incremento de la desigualdad en nuestro país está básicamente determinado por cambios en la distribución de los salarios que representan el 75% de la renta de las familias. Los salarios del 10% de trabajadores mejor pagados ha aumentado mucho, mientras que los del 50% de los peor pagados ha descendido en picado.

En un análisis publicado ayer por el diario El País titulado “La brecha salarial se profundiza“, explica cómo en 2014, mientras “los sueldos de consejeros y altos directivos crecieron a una tasa del 17,56%, la remuneración de los empleados siguió cayendo (-0,64 %) ”. “En 2014 la desigualdad se disparó hasta las 104 veces el sueldo medio”, algo que constituye un auténtico escándalo, porque además el IBEX solo se revalorizaría en un 3,6%, pero es que no es solo el sueldo: 78 ejecutivos del IBEX tienen 500 millones en pensiones. Pero tranquilos, De Guindos afirma que los salarios subirán de media un ¡1,5% entre 2016 y 2018!, así que ya saben: ¡voten al PP! Además, el proceso de expansión monetaria, el QE de Draghi, solo conseguirá “hacer a los ricos más ricos” (Joseph Stiglitz).

Cola del paro en una oficina española de empleo. (Reuters)
Cola del paro en una oficina española de empleo. (Reuters)

Aunque el BdE oculta esta realidad en sus declaraciones públicas, no tiene más remedio que reconocer, porque son  publicaciones que no puede suprimir, la dramática distribución de la renta y la riqueza. Esto dice su último informe de marzo 2015: “En 1975 (con el denostado general Franco) los asalariados recibían el 72% de la renta nacional (y la brecha salarial en grandes bancos y empresas era de 1 a 20), a mediados de los 90 (con el régimen oligárquico de partidos impuesto a los españoles) el 65%; en 2007 –después de una década de crecimiento– solo llegaba al 62,2%, y en 2013 habían descendido hasta el 60,3%”. “A pesar del deterioro de los ingresos de los trabajadores, la recaudación de impuestos recae esencialmente sobre sus hombros”. ¿Por qué no explica esto a los españoles, Sr. Gobernador del BdE, en lugar de mentirles?

Con la política laboral de Rajoy 8,8  millones de trabajadores del sector privado –el 60%– gana entre 600 y 1.000 euros, cifra que no se compara con la media de los empleados públicos (incluidos cargos políticos y los 22.000 asesores, todos con sueldos de lujo), que se sitúa en 4.000 euros (121.000 millones de masa salarial dividido por 2,96 millones de empleados públicos). Según el último informe FOESSA/ Cáritas, en la España de la recuperación la desigualdad va a peor. Solo el 34,3% de los españoles vive con normalidad, sin estar afectados por carestías esenciales, mientras que un 40,6% se va hundiendo en la precariedad y 11,7 millones de españoles se encuentran en situación de exclusión social, mientras que muchos ricos solo se han hecho más ricos.

En 2014 las personas atendidas por Cáritas han pasado de 1,9 a 2,5 millones. Uno de cada tres niños se encuentra en riesgo de exclusión social. Cáritas y Unicef cuantifican en 9.800 millones el coste anual de sacar a estos niños de la pobreza, y no hay dinero para ello pero sí para pagar a los oligarcas y monopolistas del IBEX 48.000 millones de euros anuales de más por los bienes y servicios que suministran a las AAPP, es decir, en corrupción. En 2014 la alcaldesa del PP de Valencia, que pretende ser reelegida, dejó sin becas comedor a 56 niños porque sus padres no habían podido pagar el IBI. ¿Cabe acaso un mayor grado de maldad? Dicho en corto, Rajoy y su Gobierno son un hatajo de desalmados. ¿Pero cómo alguien en su sano juicio y no atado al pesebre puede votar a este Gobierno de ineptos,  despilfarradores y corruptos, que carecen totalmente de empatía?

(1) Los conductores de los coches oficiales de los concejales del Ayuntamiento de Madrid, una prebenda inaudita que no existe en ningún país del mundo civilizado, ganan esa cifra de media.

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