Paco Corraliza

PACO CORRALIZA

Cuando, en 1848, Karl Marx y Friedrich Engels proclaman que “un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo” (1) XL»], no parecen ser conscientes de que «su fantasma» era sólo una (quizá la más larga, férrea y pesada) de las múltiples cadenas «psico-ideológicas» que arrastraba un ya viejo y prolífico espectro «psiquista»: el fantasma del egotismo racional-cientifista; un «filo-sofista» fantasma de visionarias supersticiones racionalistas. Así, el liberalismo: una de sus cadenas individualistas; así, el comunismo: una de sus cadenas socialistas. El uno: «extra-político»; el otro: «anti-político»; ambos: «potestantes» (haciendo equivaler «Libertad» -y Política- con «Poder») y voluntaristas. Ambos son, a su modo, extraños a la Libertad; a la Libertad política. Uno dice que la harina son sus partículas; otro dice que es harina el saco entero; los dos olvidan que sus ideológicos cerebros son molinos y, ambos, que son molineros.

 

De ese fantasmal «egotismo» que, nacido en Francia se extasió en Alemania, escribió Santayana (1916): “el egotismo -subjetivismo en el plano del pensamiento y voluntarismo en la esfera moral-, que constituye el alma de la filosofía alemana, en modo alguno es una cosa gratuita. Es la expresión genuina de la penosa situación en que se encuentra cualquier animal sobre la Tierra; y cualquier inteligencia en el Universo […]. El egotismo es el subjetivismo orgulloso de sí mismo y que se proclama absoluto.” (2)

 

 Entendemos, como decíamos en el artículo anterior [«XLVI»], que ese egotismo (sobrecargado de «logolatría», «legelatría» y «potestantismo») comienza a inflamarse tras el chispazo («auto-flechazo») de Descartes (1637): “pienso luego soy”(3) -o “existo”(3)– [«III»]. A partir de esta falacia «psiquista», ¡bienvenido todo lo que, en la oscuridad de esa cueva introspectiva, sea iluminado («ilustrado») por «el Logos» de «la Razón» y la lógica de «Leyes» cientifistas! Así, «la divina-adivina Razón» (fuente, por ejemplo, de “la ley moral dentro de mí” (4)Kant; 1787) comenzó, consigo misma, a jugar al «yo-yó» de sus propias adivinanzas.

 

Escribió Santayana (1916): “el egotismo […] es siempre un vicio, porque está fundado en un error. Supone, si es que no afirma, que la fuente de nuestro ser y de nuestro poder está en nosotros mismos: que la voluntad y la lógica son por derecho omnipotentes; y que nada debe controlar la mente ni la conciencia, excepto la mente o la concienca mismas”.(2) Continúa Santayana (1916): “el carácter metafísico de esta arrogancia fue ingeniosamente expresado por mi editor francés. […]. A fin de indicar el error preciso en cuestión, compuso bajo el título [del libro que el «editor francés» quería titular “El error de la filosofía alemana” (2)] el siguiente lema: “je suis, donc tu n’es pas” (2). [“yo soy -o existo-, luego tú no”]. Quedamos sin saber si el «editor francés» pensaba que la falacia cartesiana era menos egotista que el «error» de su vertiente alemana.

 

Seguimos leyendo a Santayana (1916): Descartes mismo, al pasar del «cogito» al «sum», quizá pasó de la discriminación del espíritu puro a la afirmación dogmática de su yo natural, el alma o la vida de su cuerpo, en toda su individualidad humana y moral. […] Así que, de la soledad trascendental del espíritu que exclamaba «Yo pienso», Descartes podía pasar, de manera juiciosa y perspicaz, aunque no lógicamente, a la afirmación: «Soy un ser pensante». En otras palabras, esta gran exclamación, «Yo pienso», podría haber sido expresada por Dios; y que Dios, y sólo Dios, puede expresarla ha sido realmente sostenido por el idealismo trascendental tanto de la India como de Alemania.” (2)IV»].

 

Stephen Hawking (2010) escribe, precisamente sobre Descartes, lo siguiente: “quien formuló por primera vez de manera explícita y rigurosa el concepto de «leyes de la naturaleza», tal como lo entendemos hoy, fue René Descartes (1596-1650).”(5) Y en el mismo libro donde Hawking afirma eso, proclama, con singular y arrogante dosis de autosuficiente intemperancia (y con dosis de evidente ignorancia), esto otro: “la filosofía ha muerto  […porque] no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la Ciencia, en particular de la Física (5). Gravísimo «error» de enfoque, Sr. Hawking.

 

Porque, precisamente, lo que hay que admitir (y asumir) es que la filosofía (etimológicamente «amor al saber») enfermó gravísimamente cuando fue infectada de cientifismo y logicismo egotistas; cuando, al calor de una voluntad inexpresable, se olvidó del amable «saber del Amor» afable [«XXXIX-1-»; «XXXIX-2-»]. Cuando trasladó esos planteamientos egotistas, determinantes y deterministas, a las esferas moral y política. Cuando consideró que “sus más profundos problemas, […] el problema de la libertad de la voluntad y el de la relación entre lo ideal y lo real”(6) (Shopenhauer; 1839) habían de plantearse (individual o socialmente) y resolverse dogmáticamente, aplicando supuestas «leyes» extraídas introspectivamente. Enfermó cuando la lógica ideal se hizo realmente ideológica; cuando cualquier racionalización egotista (idealista, materialista, voluntarista, trascendental, historicista,… ¿qué más da?) quiso convertirse en doctrina universal y profecía de la «praxis» político-moral. El egotismo es implícitamente egolátrico; y convierte, subrepticiamente, la filosofía en «psico-latría» y en madrastra que amamanta universales, prepotentes y «potestantes» ideologías.

 

No se percataba ese epidémico e infeccioso egotismo «psico-ideológico», en su teísmo postizo o su ateísmo plomizo, de que “el gobierno, según cualquier ideología, es virtualmente una teocracia” (2) (Santayana; 1916).  Y… ¿no sería mejor, amigo Santayana, llamarla  «ideo-ántropo-cracia»? ¿«Psico-potestantismo» quizá mejor? Teniendo en cuenta que la Psique humana (del humano individuo) es, por constitución natural, necesariamente monárquica, autárquica, ciega, materialista, auto-interesada, ideológica, esquiva, temerosa y huidiza, perdida y errante, vagabunda y solitaria, tan racional como inocente, tan animal como humana (demasiado humana), tan juzgadora como prejuiciada,…, tan voluntarista como involuntaria, tan pasionalmente animal como humanamente apasionada,¿no sería mejor entonces, en verdad y por serlo, decir que “el gobierno, según cualquier ideología”, es realmente una «psico-látrica Psico-cracia»?

 

Sin embargo, gracias al racionalismo  «psico-látrico», podemos ahora comprender, quizá mejor que nunca, biológica y fisiológicamente, el «porqué», «la Razón» y el sentido del Estado «social-€-burocrático €uro-continental»; y de esa pandemia que «podemos» llamar «€stado-latría».

 

(1) MARX, Karl; ENGELS, Friedrich.. “Manifiesto del Partido Comunista”. Alianza Editorial, S.A. 2012. [edic. orig. 1848].

(2) SANTAYANA, George. “El egotismo en la filosofía alemana”. Editorial Biblioteca Nueva, S.A. 2014. [edic. orig. 1916].

(3) DESCARTES, René.. “El discurso del método”. Alianza Editorial, S.A. 1984. [edic. orig. 1637].

(4) KANT, Immanuel. “Crítica de la razón práctica” . Alianza Editorial, S.A. 2011. [ed. original 1787].

(5) HAWKING, Stephen;  MLODINOW, Leonard.. “El gran diseño”. Crítica, S.L. 2010. [edic. orig. 2010].

(6) SCHOPENHAUER,  Arthur. “Sobre la libertad de la voluntad”. Alianza Editorial, S.A. 2012. [escrito 1839].

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