JAVIER TORROX.
Llevamos cinco años de subidas de impuestos hasta tener una de las cargas impositivas más altas de Europa y del mundo con uno de los salarios medios más bajos de Europa y una tasa de desempleo descomunal. Han congelado las pensiones y el próximo año las bajarán un 12%. Los recortes en educación y sanidad nos están convirtiendo en una nación de ignorantes y enfermos sin esperanza de recuperar el conocimiento acumulado por el género humanano o de recibir una atención médica que se pueda equiparar a la que se recibía en nuestros hospitales y ambulatorios hace tan sólo unos años.
Cinco años de sacrificios, todo por nuestro bien y el de nuestros hijos, nos cuentan. Y ahora nos dice el Gobierno que “ha llegado la hora del sacrificio de los políticos”. Esto implica cuestiones de mayor transcendencia que unas reformas administrativas. Dos son estas cuestiones.
La primera. Nos dice el Gobierno que los políticos son un colectivo ajeno al resto de los mortales. ¿Qué es un político? ¿Usted lo sabe? Yo no. Sé lo que es un representante elegido por sus vecinos. Sé lo que es un Gobierno elegido por los gobernados. Un político, tal y como lo concibe el juancarlismo, no puede ser más que una persona que se atribuye poderes sin que los ciudadanos lo hayan elegido para ello. Un político español de hoy es alguien que medra nadando en las heces del jefe de turno de su partido. Un político no es nada. Es un parásito social, alguien que se arroga el derecho de vivir a costa de sus vecinos porque tiene el carné de un partido. El Gobierno nos dice que ellos y el resto de sostenedores del juancarlismo son los políticos.
La segunda. El Gobierno reconoce que los ejecutivos de partido del PP y del PSOE -central, autonómicos, provinciales y municipales- imponen sacrificios a los ciudadanos mientras han conservado, conservan y aún aumentan sus privilegios a costa de los ciudadanos.
