Gaspar Ariño

GASPAR ARIÑO.

Leo en la prensa de la mañana del 9 de junio, la siguiente noticia: “Tres ministros usaron tres Falcon el mismo día para ir a Bruselas”. El día anterior, 8 de junio, los periódicos destacaban el Informe del Tribunal de Cuentas en el que se pide la “regulación del uso de aviones oficiales para asistir a actos electorales “como es el caso del avión Falcon en el que Zapatero acudió a diversos mítines” (en concreto, a dos celebrados en Sevilla y Oviedo). Parece que el Gobierno se sube a los aviones Falcon como el que se sube a un taxi.

Paralelamente, el Tribunal nos da cuenta de que en las elecciones europeas de 2009 los partidos se gastaron 36,8 millones de euros, un 23% más que en los anteriores comicios (y ya estábamos en plena crisis). Y en los Presupuestos Generales del Estado de este año figuran, según referencia de prensa, 220 millones de euros para los partidos, 8 para las fundaciones a ellos vinculadas y más de 300 subvenciones a sindicatos y patronales. Es decir, un dineral.

No sé hasta qué punto son ciertas estas cifras (según el PP, sólo el Gobierno conoce el alcance real de las asignaciones). Yo publiqué en octubre de 2009 un estudio titulado La financiación de los partidos políticos (Foro de la Sociedad Civil, Madrid, Ediciones Cinca, 70 páginas) en el que tras estudiar las cifras de más de 30 años de democracia, demostraba el crecimiento imparable, exponencial, que ha tenido en España la financiación de los partidos, desde los 10 millones de euros iniciales (año 1978) a los casi 200 millones dee en 2009. Es decir, se han multiplicado por 20. De ellos, las subvenciones electorales alcanzan entre los 53,8 millones (para las elecciones generales de 2008) y los 36,8 millones (para las elecciones europeas del año siguiente). Las crisis no afectan a los partidos, que actualizan sus subvenciones año tras año.

Yo ya dije hace un año lo que tenía que decir sobre los comportamientos perversos que genera entre el personal de los partidos y sindicatos este dineral que pasa por sus manos. Ahora quiero únicamente subrayar la inequidad que supone seguir derrochando tanto dinero en un momento como el actual en el que se congelan las pensiones, se reduce la retribución de los funcionarios, se suprime la ayuda a las familias y demás medidas de ajuste. Es muy laudable, por ello, la petición de Rajoy de reducir la financiación pública de los partidos, pero no sólo las subvenciones electorales (y no sólo un 30%) sino también las subvenciones de funcionamiento ordinario, que son las gordas, tanto de partidos como de sindicatos. Podrían ahorrarse fácilmente 200 o 300 millones, que no está nada mal. Y por supuesto menos Falcon duplicados o triplicados en el mismo día.

 


 Gaspar Ariño es vicepresidente del Foro de la Sociedad Civil

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