Tercera parte en la que el presentador Juan Manuel de Prada y los invitados siguen  tratando de aclarar si el cainismo es un rasgo constitutivo de nuestro pueblo o por el contrario es un tópico que hemos aceptado. José Luís González Quirós cree que todo este debate social se ha convertido en un argumento político que sigue vigente hoy día. Hay a quien le interesa  mantener el mito de las dos Españas. Esto es un mal que nos aflige y que impide pensar con libertad. Gonzalo Santonja afirma que los españoles hemos sido siempre gobernables, lo que es ingobernable son determinados sistemas políticos. Miguel Ayuso no cree que la sociedad española sea históricamente invertebrada, sino que tiene una historia singular respecto otros pueblos europeos y esto tiene sus consecuencias.  Antonio García-Trevijano vuelve al tema que les convoca, el término del cainismo y compara con la novela rusa “Los hermanos Karamázov” y la película “al este del Edén”. Según Trevijano, en España ha prosperado la envidia que es algo activo y distinto al cainismo que está basado en los celos. La calumnia en España es la forma de acabar con gente que crees que puede hacerte daño o ser competencia. El motor de la envidia termina en la calumnia, y España es un país de calumniadores. Por tanto, la calumnia es uno de los delitos más peligrosos que hay, porque aparta de la dirección de los asuntos públicos a personas más capacitadas que aquellos que los ocupan. De este delito son responsables los medios de comunicación, por su temor a la libertad. El claro ejemplo es decir que lo mejor es el consenso (como viene haciendo la clase política desde la transición), porque sabemos ahora que el consenso es impedir la libertad de pensamiento. La mayor diferencia entre España y otros pueblos europeos es que aquí es casi impune la calumnia.

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