ILLY NES.

José María es teniente coronel auditor de las FAS, destinado en el Cuartel General del Ejército. Quiero matizar más aún, que José María depende desde el Ministerio de Defensa del general consejero togado asesor jurídico general del Ministerio Agustín Corrales Elizondo, que a su vez asesora directamente al subsecretario de Defensa. Ha sido condecorado con la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, que le fue impuesta recientemente. El antiguo Código de Justicia Militar de 17 de julio de 1945 fue sustituido por el nuevo Código Penal Militar que entró en vigor el 1 de julio de 1986. Desapareció el artículo 352 del antiguo Código de la dictadura que castigaba “al militar que cometa actos deshonestos con individuos del mismo sexo”, a penas de entre seis meses y un día a seis años y la separación del servicio. Eras expulsado. ¡Deshonor! Hoy, con el nuevo Código Penal Militar ya no es delito tener una diferente orientación sexual, decir que se es homosexual. Ni vivir públicamente como tal. Como tampoco lo es según la Ley Disciplinaria de las FAS de 1999 que se promulga adaptándose a las exigencias constitucionales. Por eso su Exposición de Motivos dice: “Es esencial para el correcto funcionamiento de las FAS y de las garantías individuales recogidas en la Constitución, incorporando a la materia disciplinaria un conjunto de derechos constitucionales de inexcusable observancia, inspirándose para ello en la doctrina que sobre esta materia se contiene en las resoluciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Tribunal Constitucional”. Su artículo 8.23 dice que es falta “realizar actos que afecten a la libertad sexual de las personas cuando el acto no constituya infracción más grave o delito”.

¿Es que hacer pública su orientación sexual gay vulnera este artículo? En su artículo 8.24 dice: “Mantener relaciones sexuales en acuartelamientos, bases, buques, aeronaves y demás establecimientos militares cuando, por la forma y circunstancias en que se lleven a cabo o por su trascendencia, atenten contra la dignidad militar”. Tras tantos años de servicio, dudoso sería que lo vulnerase, pero está el concepto interpretable “dignidad militar”. Y que no se hable de éste como concepto jurídico indeterminado. Está bien determinado por el respeto a la Constitución, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Europea de los Derechos Humanos. Me parece muy ilustrativo, ya que lo hemos pensado y pasado muchos, lo escrito por José María, pues sé que al lector le hará reflexionar y por ello lo reproduzco:

“Soy gay. Dicen amigos que molesta lo que escribo y es una provocación. El único molesto y que ha sido provocado soy yo. Al nacer era, potencialmente, “un vicioso repugnante”, según una sentencia del Tribunal Supremo (15.10.1951). Me convertí en “vago y maleante” hasta 1970 por la Ley de este nombre. De los 19 a los 28 años fui un “peligro social”, según la Ley de Peligrosidad Social. Del uso que hizo el Tribunal Supremo de la figura de “escándalo público” con el artículo 431 del desaparecido Código Penal y del contexto social homofóbico al que respondía, ni hablo. Yo soy el que está molesto. Cuando reaccioné ya me habían robado mi juventud con violencia. Fui un “enfermo mental” hasta que en 1992 la Organización Mundial de la Salud suprimió la homosexualidad de su listado. Del Estado del Vaticano, que nunca ha firmado la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, me separé por acta notarial de apostasía y un reciente documento, “Memoria y Reconciliación”, demuestra que la Iglesia católica ha perdido la memoria y no desea la reconciliación con una parte de los hijos de Dios”.

Esto es parte de un artículo que José María publicó en la revista Shangay (núm. 138. 24 de abril al 7 de mayo) y me ha parecido muy representativo de cómo nos sentimos miles de homosexuales. Hacer coming out o salir del armario no vulnera ningún precepto del Ordenamiento Jurídico vigente. Pero el Estado del Vaticano lo tiene claro. No quiere perder poder. Tiene cargos públicos, de mi partido, que han jurado los mismos, pero con restricción mental, de la que en otra ocasión y si José María y otros José Marías son molestados, hablarán. Como presidente Nacional de la Plataforma Popular Gay quiero hacer una serie de consideraciones a mis compañeros del Gobierno. Sabemos que un 10% de las personas tienen una orientación sexual lesbiana o gay. Y el artículo 10.1 de la Constitución, que habéis jurado cumplir, se refiere a la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. ¡Estáis obligados a defender tales derechos! No te preocupes José María, la Ley te ampara y tu ministro de Defensa, Federico Trillo, me consta que también. Me gustaría que no fueras el primero José María. Me gustaría que fueses el detonante de la libertad de muchos cientos de miles de españoles. Felicidades José María. Eres un pequeño gran hombre, que en tu hoja de servicios debería decir: valor, reconocido” *.

 


* Carlos Alberto Biendicho firmó como “oficial del Arma de Ingenieros en situación de ajeno al servicio activo y presidente de la Plataforma Popular “Gay”. El Mundo, 4-9-00.

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