ILLY NES.

Salí del hospital Carlos III sin poder andar, con muletas, con lesiones irreversibles en la masa blanca de mi cerebro, que está como un queso gruyere, con la mielina de las neuronas muy dañada. Y con un tratamiento semanal de un gotero que duraba casi todo el día.

Entré a las pocas semanas a la cafetería “La Sastrería” en el barrio de Chueca y allí estaba un “ángel”, Antonio Cano (Antoine), de Almendralejo (Badajoz). Le entré y comenzamos una amistad genial. Yo me enamoré de él, pero él de mí, no. Sin embargo me ayudó muchísimo. Estudiaba Ciencias de la Información y su vocación era ser actor. Nunca olvidaré esos meses donde yo luchaba por sobrevivir y él no sólo no se asustaba, sino que me animaba.

Me trajo a casa el videoclip de Mecano “Fallo Positivo”, me presentó a Nacho Cano, pues es amigo de éste, consiguió que Nacho fuera a la Puerta de Alcalá el Día Mundial del Sida y que leyera el manifiesto. Aunque Antoine y Nacho se apelliden igual, no son familia. Me hizo abandonar mi bastón en un café de la Puerta del Sol y andar ya sin ayuda. Pero tal y como entró en mi vida cuando más lo necesitaba, salió de ella cuando ya podía luchar sin miedo. No le olvidaré nunca. Junto con Paco, mi ex, ha sido quien más me ha socorrido en este mundo y alguien de quien aprendí mucho.

Puedo decir que el 2.000 fue el año que me tocó aprender a morir y después aprender a vivir. A saber que hay que saborear cada minuto de la vida, pues ese ya no volverá a pasar. Y ya no tengo miedo a nada ni a nadie. Esa es la razón de contar lo que cuento. No pienso llevarme ningún secreto a la tumba.

Entré en dique seco y a los 18 meses conozco a alguien. No éramos pareja pero dormíamos en la misma cama. La pasada Nochevieja vino a pasarla conmigo, y este año lo haremos en casa de sus padres. El anillo que llevo en el dedo me lo regaló él por mi cumpleaños, jamás nadie me había besado como él. Tiene graves problemas de salud metal y creo que soy la única persona que conoce la mayor parte de su vida. Ni sus padres, ni los psiquiatras pienso que la conocen tan a fondo.

Si me dicen que iba a estar como un quinceañero de enamorado no me lo creo. Sueño y vivo por él y para él, Y para echarle una mano en el tema del VIH, me ha costado 15 meses convencerle para que empezara a tomar el tratamiento. Ha tenido una subida de CD4 increíble y la carga viral indetectable. Hemos esperado un año hasta tener un diagnóstico certero de su enfermedad, que desde los 16 años no se la habían detectado. Su madre tiene graves problemas de esquizofrenia paranoide. Puedo decir en este momento que conocerle ha sido lo más maravilloso que me ha pasado en mis 50 años de vida.

Es una situación muy difícil, se ha intentado suicidar cinco veces desde que está conmigo. Ha tenido tres ingresos por brotes sicóticos, no es esquizofrénico, pero tiene una depresión y no está bien. ¿Proyectos de futuro? Quiero montar una fundación que se llame “Enfermedad Mental y Sida”. Porque el 80 % de las personas que se infectan de VIH en España tienen enfermedad mental previa. Me lo ha hecho ver él, aunque sin querer, como muchas otras cosas. Me ha hecho descubrir que en la Comunidad de Madrid solo hay una ambulancia psiquiátrica para 7 millones de habitantes. Que no hay hospitales de media y larga estancia, que la salud mental en Madrid y en España está hecha una basura. Con él he descubierto que hay más muertes por suicidio en España que por accidentes de tráfico, tengo las cifras oficiales. Y tanto PP como PSOE callan.

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